39. Palabras mudas
— Y si lo tocas, te mataré. —siguió SeokJin, ignorando a MinHyun.
JungKook agrandó los ojos, impresionado. Sabía que si intentaba dar un sólo paso, las rodillas le cederían y caería estúpidamente al suelo.
Pero, aunque no tenía ningún motivo para moverse, si hubiera tenido que hacerlo, en ese momento, no le hubiera importado quedar como un completo imbécil. Siguió mirando la escena con la boca abierta.
— Creo recordar que fuiste vos quien lo invitó a unirse.
La sonrisa de SeokJin tardó en llegar, pero cuando lo hizo, la leve curva de sus labios se limitó a ser burlona.
— A él sí que lo invité, pero a vos no recuerdo haberlo hecho.
Los ojos de MinHyun se entornaron peligrosamente, pero SeokJin o no lo notó o no le importó. JungKook optaba por la segunda opción. Además, la mirada de SeokJin, pese a su sonrisa, era tan inhumana como la de su primo.
— Si van a comenzar a decirse lo mucho que se aman y que no pueden vivir sin el otro, voy a vomitar. —Hizo una pausa, manteniendo los ojos fijos en los de SeokJin—. En serio, SeokJin.
Su voz había sido tan gélida que JungKook percibió el frío que transmitían sus palabras y se encogió involuntariamente. SeokJin, en cambio, notándolo o sin notarlo, siguió impasible.
— Entonces hacelo afuera. Ya sabes lo que adora nuestro tío sus alfombras.
Durante unos instantes interminables, MinHyun se mantuvo inmóvil, con la mandíbula tensa, los ojos entornados y la mirada peligrosamente fija en SeokJin.
Había muchos sentimientos en el brillo que relucía en sus ojos, pero al final bajó levemente la mirada hacia la mano que SeokJin mantenía sobre su muñeca y SeokJin lo soltó.
Después, tras lanzar a JungKook una furiosa mirada, se dio la vuelta y caminó por la alfombra hasta la puerta, la abrió y salió en un silencio tan denso que a JungKook le costaba respirar correctamente. Incluso cuando la puerta se cerró y MinHyun desapareció por ella, siguió mirándola como si aún siguiera allí.
— ¿Y bien? —La repentina voz de SeokJin hizo que diera un respingo y girara la cabeza rígidamente.
Finalmente llegaba el momento que más temía. SeokJin había vuelto a recostarse, con la camisa abierta y las vendas manchadas de sangre a la vista. Sus ojos lo observaban con avidez y JungKook se intimidó.
— ¿Y bien? —repitió, ladeando la cabeza y señaló la mano que seguía aferrada a la suya— ¿Vas a soltarme o es tu forma de tratar de matarme?
MinHyun dejó que la puerta se cerrara a su espalda y desvió la cabeza hacia la derecha. Había percibido su presencia mientras se acercaba desde el pasillo y se había detenido fielmente al lado de la puerta entreabierta.
— ¡Qué sorpresa! —dijo, mirando el perfil de Kai, el perro guardián que SeokJin le había asignado para vigilarle.— Comenzaba a preguntarme dónde estarías, ¿olisqueándole el culo a otro de tus compañeros? ¿O era tu culo el que era olisqueado?
El perro no se movió. Siguió en la misma posición, sin apoyarse en la pared, con la espalda erguida y la mirada al frente.
MinHyun ladeó la cabeza para mirarle mejor, posando los ojos en su cabello, su cuello desnudo, sus brazos a ambos lados, sus manos sin llegar a cerrarlas en un puño y deteniéndose en la largura de sus piernas. Después levantó la cabeza hasta el perfil de su rostro. Seguía sin inmutarse.
MinHyun bufó.
Por un momento, dentro de la habitación, junto a SeokJin, antes de que el pequeño e inservible gatito hubiese intervenido, cuando lo había oído moverse hasta allí, había considerado la opción de invitarle a unirse a la fiesta.
— ¿Te has vuelto un can mudito? —Imperturbable.
Ni siquiera mostraba una debilidad con el uso del lenguaje corporal; las manos en la misma postura, la cabeza erguida, la espalda tiesa y la mirada al frente. Salvajemente dócil y eso le provocaba.
— Dale —insistió, fijo en su expresión— A ver, decí Gua, Gua. ¡Oh! ¡Qué insensible de mi parte! —Se acercó lentamente al perro guardián y se detuvo a escasos centímetros de su cuerpo, frente a él— Pedir que hagas algo sin sacar primero la recompensa —Torció el gesto en actitud pensativa, llevándose la mano a la cabeza— ¿qué hace SeokJin en estos momentos? ¿Les da un hueso? ¡Croquetas para perros! ¡Debe ser eso! ¿Tienes alguna marca favorita?
Lentamente la mirada de Kai se enfocó en él, sin cambiar la expresión, sin cambiar la postura; únicamente un leve cambio en la dilatación de la iris. Pero no habló y mucho menos ladró.
MinHyun observó su mirada un rato, en silencio, preguntándose durante cuánto tiempo sería capaz de aguantar la mirada sin vacilar.
— O tal vez les da algo diferente para comer… ¿te acaricia la colita como recompensa?
Sin apartar los ojos, acarició la ingle de Kai, rozando deliberadamente su sexo con la mano a través del pantalón.
Kai no vaciló.
— ¿Qué pasa? —dijo al fin, sin mostrar mayor tensión que la de un ligero parpadeo.
— ¿Oh? ¿Te molesta?
— ¿Si digo que sí, apartarás la mano?
— ¿Y si decido no hacerlo?
Durante un momento, los dos mantuvieron una conversación con los ojos, en silencio y para diversión de MinHyun, Kai era un gran jugador.
— Entonces, tendré que quitarla yo.
— ¿Cuál es el problema, perrito? ¿No debería ser tu obligación obedecer ciegamente a tu amo? Deberías estar agradecido de que pierda mi tiempo jugando contigo —MinHyun inclinó la cabeza— ¿Qué debo hacer para que comiences a menear la cola?
Desde esa altura, con la cabeza inclinada, sus ojos quedaban justo a la altura de los de Kai. La velocidad de las acciones del perro eran admirables; incluso él tenía que reconocerlo.
No había visto llegar su mano hasta que ésta se cerró alrededor de su muñeca, fuertemente agarrada y apartándola de su cuerpo con facilidad. MinHyun no apartó la mirada.
— ¿Qué debo hacer? —siseó Kai con una voz extrañamente tranquila—. No reconozco por aquí el rostro de mi amo.
MinHyun ladeó juguetonamente la cabeza.
— Deben ser unas croquetas muy buenas —MinHyun asintió con la cabeza y señaló la puerta que había a poca distancia a su izquierda—. Pero tendrás que esperar un poco más a que tu amo esté disponible. Parece que está entretenido con un gatito.
MinHyun miró de soslayo por donde había salido, respiró con fuerza, manteniendo durante más tiempo del que pretendía la mirada sobre la puerta antes de regresar a los inexpresivos ojos de Kai.
— Pichichos, mishis y más pichichos. Me pregunto cuál es la obsesión enfermiza de SeokJin por esos animales tan desagradables.
Se encogió de hombros. Por esta vez le dejaba ganar.
— ¿Y cuál es tu punto?
— ¿Disculpa?
MinHyun frunció el ceño.
— Después de ser rechazado por aquel al que llamas mi amo, sustituido por un gato y sin plantearme la interrogante de qué eres tú entre tanto animal, ¿qué estás buscando? —MinHyun siguió igual de inmutable al hablar, pero la nota final de su voz distaba bastante de estar carente de cínica emoción— ¿Consuelo?
Kai entornó los ojos y MinHyun sintió como a su alrededor todo se volvía frío.
O tal vez no le dejaba ganar.
Hubiera sido mucho mejor para él mantener la boca cerrada como hasta ahora, permitirse la altanería de unos nervios de acero y una voluntad inquebrantable, pero si había algo con lo que MinHyun no pudiera lidiar tan fácilmente, ese perro adiestrado lo había encontrado y había golpeado con fuerza sobre ello.
— ¿Consuelo? —arrastró la palabra con los dientes apretados.
La expresión de Kai no cambió e, incluso, MinHyun creyó percibir que su barbilla se erguía unos milímetros más.
En un instante, lo justo para deslizar el brazo libre por el codo de Kai, lo inmovilizó y se soltó de la presión de la mano que el perro ejercía sobre su muñeca, en el momento de confusión que había creado y que había bastado para someterlo, al retener sus dos brazos en la espalda, doblándolos hacia atrás.
Pero lo que hizo que la rabia de MinHyun se tambaleara fue ver la expresión cambiada del chico que hasta hace un sólo minuto mantenía la situación completamente controlada y a su favor.
Sus ojos brillaban de rabia y de algo más, mantenía la mandíbula tensa, respirando entrecortadamente mientras luchaba por controlar unas emociones que ya habían quedado en evidencia.
— ¿Consuelo? —repitió, sin usar el mismo tono.
Se había equivocado. Aquel no era un perro adiestrado, y mucho menos domado. Era una bestia sometida a la fuerza y MinHyun no pudo negar que la visión de una presa acorralada hacía que todo su cuerpo vibrara.
— Quizás tengas razón.
Kai lo fulminó con la mirada. Podía sentir como trataba de liberarse de sus garras, posiblemente consiguiendo más dolor en la postura que había sometido a sus brazos. Un estirón más y le desencajaría los hombros.
— Búscate a otro.
MinHyun sacudió la cabeza.
— No estás muy acostumbrado a esto, ¿verdad? Parece que lo tuyo no fue ser un perrito faldero desde el principio. ¿Qué sucedió?
La mirada que le lanzó Kai estaba cargada de odio y dolor, aunque esto último MinHyun supuso que se debía a sus brazos. ¿Llegaría a suplicar? Lo miró atentamente. No… No suplicaría.
— Déjame que adivine, ya te has encontrado en una situación parecida, ¿verdad? Y déjame que siga adivinando, ¿con SeokJin? Escogiste muy mal la presa, mocoso. Y, me temo, que en esta ocasión has escogido mucho peor. ¿Quieres que te explique la diferencia entre SeokJin y yo? —Por supuesto, no hubo respuesta. MinHyun se encogió de hombros. Tampoco la había esperado—. Lo que me intriga… ¿Qué sucedió después para que te sometieras tan lealmente a él? ¿Dinero? —Sacudió la cabeza sin esperar respuesta—. Lo dudo. ¿Qué entonces? ¿Poder? No pareces alguien con deseos de algo así.
¿Qué era entonces lo que SeokJin le había ofrecido? ¿Qué había conseguido a cambio de su lealtad?
MinHyun desvió un segundo los ojos hacia la puerta a su izquierda y enterró la cabeza sobre el cuello de Kai, olisqueándole la piel, mientras notaba cómo el cuerpo bajo su peso se inmovilizaba.
— No hueles mal para ser un perro.
— Muérete.
Kai escupió las palabras con un brillo de ira en sus ojos y MinHyun sonrió, asintiendo con la cabeza. Empujó con más fuerza la presión de sus brazos y le dio la vuelta, golpeándole contra la pared. Kai reprimió un quejido de dolor. MinHyun acercó sus labios a su oído y mordisqueó el lóbulo cruelmente.
— Después —prometió—. Quizá.
….
JungKook soltó la muñeca de SeokJin y recogió la mano sobre su pecho como si temiese que algo fuera a ocurrir si la mantenía extendida.
— Debo suponer que al menos no era tu intención matarme —dijo SeokJin con voz irritada.
Él sí seguía con la mano extendida, en la misma posición en la que había estado antes de que JungKook la soltara.
— No… yo no…
SeokJin puso los ojos en blanco.
— Sí, sí —gruñó—. Tú no matarías a nadie.
De pronto parecía increíblemente molesto y JungKook se encogió, mirando la puerta por la que MinHyun había desaparecido con avidez.
Respiró con fuerza y se volvió con timidez hasta SeokJin, pero se intimidó al verlo aún con la mano extendida, los ojos entrecerrados, brillando intensamente llenos de rabia y el pecho desnudo con la venda manchada de rojo.
Apartó rápidamente la cabeza.
¿Estaría enfadado porque le había estropeado el momento con MinHyun?
La angustia regresó con la misma fuerza que había estado hacia sólo un momento.
— ¡Oh, vamos! —La mano de SeokJin lo agarró de la camiseta y lo empujó hacia él—. Siéntate —ordenó, señalando con la mirada su regazo.
— ¿Ahí?
SeokJin asintió despacio con la cabeza y JungKook desvió la cabeza un segundo, lo justo para sacar valor para apoyar las rodillas en la butaca y sentarse a horcajadas sobre las piernas de SeokJin.
— Perfecto. No era tan difícil, ¿verdad?
JungKook tragó con dificultad, sin saber dónde poner las manos. Al final las dejó caer sobre su regazo, pero éste estaba demasiado cerca de la entrepierna de SeokJin, el lugar dónde MinHyun había mantenido su mano antes de marcharse.
Mantuvo la mirada unos segundos antes de suspirar, levantar los ojos y enfrentarse con la oscura mirada de SeokJin cargada de un brillo burlón.
— ¿Algo interesante?
JungKook notó como enrojecía y miró a SeokJin espantado antes de apartar la cabeza.
— No… yo… —balbuceó, con el corazón palpitando con fuerza.
SeokJin suspiró.
— Ha sido un día muy largo, ¿por qué no terminamos con esto de una vez?
El corazón de JungKook se detuvo un instante e hizo ademán de secarse las manos sudadas en el pantalón, algo de lo que se arrepintió de inmediato, al rozar la pierna de SeokJin. Apartó la mano rápidamente.
— ¿Ahora? —logró preguntar con un hilo de voz.
SeokJin volvió a suspirar, cada vez más irritado y se llevó las manos a los ojos.
— De acuerdo, si no quieres, vete. Estoy cansado para todo esto —Movió una mano despectivamente, echándolo de su presencia. JungKook sintió pánico. Puede que hubiera echado a MinHyun, pero no estaba dudando en echarlo a él tampoco. ¿Qué había creído por un momento? ¿Que era especial? —. Déjame solo.
JungKook tragó con dificultad y apretó con fuerza el pecho, agarrando con fuerza la camiseta.
— No…
— ¿No, qué?
— Lo haré —musitó.
— Genial —dijo SeokJin fríamente—. Comienza.
JungKook se humedeció los labios y tragó varias veces antes de deslizarse hacia abajo. Tardó un poco más en llevar las manos al pantalón de SeokJin y abrir la cremallera. Se humedeció un poco más los labios, excesivamente resecos, al igual que su boca.
— Tengo… —murmuró—. Tengo la boca seca —Se disculpó, incapaz de levantar la mirada hacia la cara de SeokJin.
— ¿En serio? —La voz de SeokJin le llegó a JungKook como un cubo de agua helada— ¿Y exactamente para qué se supone que tienes la boca seca?
JungKook pensó en levantar la cabeza, pero no tuvo la oportunidad. La mano de SeokJin se cerró sobre su cabello y le empujó la cabeza hacia atrás con fuerza. JungKook lanzó un quejido lastimero, pero la protesta murió en la garganta. Los ojos de SeokJin llameaban de ira.
— Yo… —No fue capaz de seguir hablando.
— ¿Así que todo lo que vas a hacer es esto?
— Yo…
El puño de SeokJin se aferró más de su pelo y tiró de su cuero cabelludo. JungKook volvió a cerrar la boca.
— Si hubiera querido que alguien siguiera enredando entre mis pantalones, hubiera permitido a MinHyun quecontinuara —soltó SeokJin sin contener la rabia que mostraba su mirada— ¿O es que te crees capaz de hacerlo mejor que él?
JungKook lo miró descolocado. En realidad lo seguía mirando porque la postura en la que la mano de SeokJin lo mantenía no le permitía mover la cabeza.
— No… —musitó con el pecho desgarrado.
— ¿Entonces?
— Yo…
Por más vueltas que le daba, JungKook no sabía que responder. Le dolía la cabeza, en el lugar dónde SeokJin tiraba de su pelo, pero tardó bastante en llevarse una mano a la zona y tratar inútilmente de aligerar la presión.
— Duele —sollozó.
— Al menos eso sí sabes decir.
Pero SeokJin no soltó la mano. Tiró hacia arriba, obligándolo a levantarse e ignoró los quejidos lastimeros de JungKook.
— SeokJin, duele —farfulló entre lágrimas, con las dos manos sobre su pelo—. Por favor…
— Me imagino que sí —dijo SeokJin cruelmente— ¿A que viniste?
— ¿Qué?
JungKook siguió tratando de liberarse.
— ¿Quieres que te coja?
JungKook dejó de forcejear un segundo, pero el dolor era demasiado intenso y volvió a tirar de la mano de SeokJin.
— SeokJin, por favor.
— Respóndeme. ¿Viniste a que te coja? Si es eso, podemos terminar eso mucho antes. Empótrate y levanta el culo.
La mano de SeokJin le soltó y JungKook se frotó la cabeza con fuerza, sin dejar de mirar a SeokJin entre el asombro y la desesperación. Con un movimiento patético desvió descorazonadoramente la mirada hacia el suelo, pero ese gesto hizo que la mirada de SeokJin ardiera de ira y JungKook retrocedió asustado.
— No… —musitó al fin, sin apartar las manos de la cabeza.
— ¿No, qué?
— No vine a eso.
SeokJin se cruzó de brazos.
— ¿Y bien?
— Yo… —SeokJin enarcó una ceja y JungKook se crispó—. Vine a verte… quería hablar…
Era difícil decir algo bajo la atmósfera de peligro que se respiraba y la atenta mirada cargada de furia de SeokJin fija en él.
— Hablar… sí, es algo que también se hace con la boca. Y espero que al menos en esta ocasión, seas bueno para eso.
JungKook palideció y miró la puerta con ansiedad. De alguna manera se sentía atrapado. Volvió a humedecerse los labios.
— ¿Y bien? —insistió SeokJin—. Dije que estoy cansado y no tengo toda la noche. ¿O piensas salir corriendo?
JungKook apretó los puños con fuerza sobre su cabeza y cerró los ojos un segundo antes de girar la cabeza hacia SeokJin, que le observaba aún enfadado.
— No.
En ese momento, unos toques a la puerta cortan toda palabra.
SeokJin aún con la mirada fija en él, cede el paso a quien estaba del otro lado. Era TaeHyung.
JungKook, se apartó para mirar de reojo a SeokJin mientras hablaba con TaeHyung.
Justo cuando él decidió no salir corriendo tal y como había deseado.
Sabía que era lamentable pensar así, pero no había podido evitar sentir alivio al oír los golpecitos en la puerta y la voz de SeokJin invitándolo a pasar. Eso le daba tiempo para pensar en qué le iba a decir, o más bien, asimilar que iba a decírselo. Sólo de pensarlo comenzaba a sentir un sudor helado por toda la espalda.
Se frotó una y otra vez las manos, sin moverse de la esquina a la que había corrido cuando el chico le había lanzado una mirada, animándolo a su manera, con esos rasgados y duros ojos, a que se alejara.
Estaba claro que si había ido a interrumpir a SeokJin era por algo importante y JungKook, pese a que hubiera tomado esa oportunidad para marcharse con una gran excusa, SeokJin le había recordado que se mantuviera dentro de la habitación y dónde sus ojos pudieran verlo.
En ese momento JungKook no sabía exactamente cómo sentirse, porque aparte de los nervios y el miedo de comenzar una conversación a la que HoSeok le había incitado y prácticamente obligado a iniciar, no sabía como reaccionaría SeokJin ante lo que se suponía que iba a decirle…
JungKook dejó de frotar las manos y echó otra ojeada a los dos chicos que seguían hablando. ¡Por supuesto! ¿Cómo no se le había ocurrido antes?
No tenía porqué decirle la verdad, siempre podía recurrir a otro tema… Asintió lentamente con la cabeza, un poco más animado y volvió a mirar hacia SeokJin. Éste le estaba mirando y se topó con sus oscuros ojos fijos en él.
Con un respingo apartó la cabeza y retomó el movimiento de manos, esta vez con más fuerza. No había sido una buena idea quedarse después de todo.
— No ha sido una buena idea.
La voz de HoSeok no se oía con claridad. Ninguno de los dos hablaba en voz alta, pero retazos de conversación llegaban hasta los oídos de JungKook que, a pesar de frotarse las manos, no se movía, permaneciendo prácticamente inmóvil, de pie y sin tocar la pared.
La noche comenzaba a caer tras los cristales que se encontraban a su derecha y diversos puntos iluminados se percibían no muy lejos.
— No estamos hablando de ideas, sino de hechos. Me quedo, HoSeok, pero como dije, no les obligaré a que permanezcan conmigo. No puedo garantizar mi vida, como para decir que vivirán.
Hubo un largo silencio en el que JungKook comenzó a sentir frío. ¿No sobrevivir? ¿De qué estaba hablando SeokJin?
Imaginaba que SeokJin había decidido quedarse, luchar junto a MinHyun, pero apartando la innegable sacudida de envidia que le subió desde las entrañas hasta la garganta, sintió pánico.
¿Y si le ocurría algo? ¿Y si SeokJin moría? La idea le espantaba. Se llevó las manos al pecho, esta vez agudizando el oído.
— Sabes que no nos importa morir. Hace tiempo que nuestras vidas son tuyas.
SeokJin suspiró. Seguía sentado en el sofá y parecía cada vez más y más cansado. Por un leve instante, JungKook sintió el impulso de acercarse a él, pero el miedo a ser rechazado fue mucho más fuerte y decidió permanecer donde estaba.
— Los prefiero vivos, TaeHyung —continuó SeokJin, endureciendo la voz y obligando a TaeHyung a permanecer callado durante unos minutos.
— Si decides quedarte, nos quedaremos —Hizo una pausa—. Decidido pelear, pelearemos.
Las dos miradas oscuras se enfrentaron en silencio.
— Y si muero…
JungKook se puso rígido cuando escuchó a SeokJin pronunciar esas palabras. La expresión del rubio era seria, severa y muy oscura, como si en su rostro se hubiera creado una sombra.
JungKook volvió a sentir la misma ansiedad de hacía un momento.
¿Si moría?
No, el problema era la forma en la que lo había dicho, como si realmente considerara que fuera a morir en aquella pelea. Apretó con más fuerza la mano sobre el pecho hasta que llegó a sentir dolor físico, mucho más real que aquello que escocía dentro.
— Si mueres —respondió TaeHyung, con la misma expresión de siempre y una fuerte voluntad en sus ojos—, moriremos contigo.
Los dos chicos volvieron a entablar una muda conversación sólo con las miradas hasta que SeokJin sonrió.
— Bien, entonces ve a avisar al resto de que se preparen para morir.
JungKook dejó escapar un sonido ahogado y se tapó la boca con una mano sin dejar de mirarlo, incrédulo y asustado. Ninguno de los dos giró la cabeza para mirarlo y a JungKook le descolocó ver la sonrisa de TaeHyung finalmente como respuesta.
— Me iré entonces.
SeokJin asintió despacio con la cabeza y TaeHyung se apartó, lanzando una rápida mirada severa a JungKook antes de salir y dejarlos solos.
Durante un rato JungKook se dedicó a mirar la puerta cerrada con un nudo en el estómago y la garganta más seca que antes de que el otro entrara. Después, giró lentamente hacia el sillón dónde SeokJin seguía sentado y sintió un escalofrío al encontrarse con los oscuros ojos de SeokJin sobre él.
— ¿Vas a permanecer allí plantado durante mucho tiempo?
JungKook negó despacio con la cabeza pero no se movió. SeokJin enarcó una ceja.
— ¿Qué va a pasar ahora?
— Eso depende de ti.
JungKook abrió los ojos sorprendido.
—¿De mí?
— ¿Qué quieres hacer?
— ¿Yo?
JungKook seguía sin salir de su asombro, pero SeokJin pareció impacientarse, cambiando las piernas de lugar.
— ¿No querías decirme algo?
Su voz sonó amarga y JungKook se encogió, bajando la mirada.
— Sí…
— Oh, bien, por un momento creí que ibas a volver a colocar la cabeza entre mis piernas.
JungKook bajó aún más la cabeza, notando el rubor en las mejillas y agradeció seguir a esa distancia de SeokJin. Se había olvidado completamente de eso, ni siquiera había vuelto a pensar en la conversación pendiente… Se humedeció los labios, incómodo.
— ¿Y bien? —insistió SeokJin, irritado.
JungKook volvió a pasar la lengua por los labios resecos y se aventuró a levantar un poco la mirada. SeokJin seguía observándolo.
— Puedo… —JungKook se asustó de oír su propia voz ronca, sin fuerza y con un ligero temblor.
— ¿ Que si puedes qué?
JungKook respiró con fuerza. Nunca le había resultado fácil hablar, pero aquel momento comenzaba a resultarle un infierno.
— Puedo… Te enfada… —se atragantó en mitad de la frase y comenzó a toser.
— Dale, con confianza —gruñó SeokJin sin humor—Si lo intentas hasta tú serás capaz de hacerlo. No es tan difícil. Prueba a coordinar las sílabas, junta las palabras con cuidado y ya si te empeñas no te resultará tan difícil construir una frase completa. ¡Dale! No pido una oración difícil; con una que contenga sujeto, verbo y predicado me conformo. Ahora inténtalo.
JungKook tomó aire mientras controlaba la tos y miró a SeokJin avergonzado.
— Te… —tragó saliva—. Te vas a enfadar.
El ceño de SeokJin se arrugó y JungKook se alegró una vez más de no estar a su lado.
— Ya —murmuró con el mismo tono ácido de hacía un momento—. No te preocupes por eso. Ahora mismo ya estoy bastante enojado. Dudo que puedas empeorar la situación.
JungKook lo miró de reojo y se revolvió incómodo.
— Sí… —musitó sin convicción.
SeokJin suspiró.
— Ven —ordenó.
JungKook sacudió la cabeza débilmente y bajó aún más la cabeza, inclinando el cuello.
— Mejor me quedo aquí —murmuró en voz muy baja, deseando que SeokJin no llegara a oírlo.
— Ahora —ordenó SeokJin, en un tono más suave, haciendo que JungKook volviera a mirarlo curioso.
El rubio tenía una media sonrisa y el corazón de JungKook dio un vuelco. Y como si las piernas le pesaran una tonelada, las levantó con esfuerzo y se acercó despacio hasta SeokJin, quedándose frente a él, a un escaso metro de distancia.
SeokJin levantó la cabeza para poder mirarlo divertido.
— Y ya que llegaste hasta ahí, ¿por qué no te animas a avanzar los dos pasos que te quedan?
JungKook miró a otro lado, sin apartar la mirada del suelo. Podía oír los fuertes latidos de su corazón resonando en sus oídos. Se mordió el labio, pero permaneció inmóvil, incapaz de dar un solo paso más.
— Aquí… bien…
— Como quieras —aceptó SeokJin, cada vez más divertido, haciendo que la inexistente confianza de JungKook empeorara por momentos. Miró la puerta de reojo—. Comienza a decir aquello por lo que crees que me voy a enfadar.
JungKook permaneció callado unos segundos, sin atreverse a mirar a SeokJin a la cara.
— ¿Qué … qué relación tienes con él? —musitó, apretando con fuerza el puño en el extremo de la camiseta.
— ¿Con quién?
La voz de SeokJin no transmitía nada y JungKook se obligó a levantar la cabeza. SeokJin había cambiado completamente la expresión; en su rostro no había ni diversión ni irritación. No había nada.
— MinHyun…
La fría mirada de SeokJin examinó su rostro en silencio.
— Exactamente la relación que parece.
JungKook apretó la presión de los dientes sobre el labio hasta que saboreó el amargor de la sangre. No es como si no lo supiera, pero aún así seguía doliendo de la misma manera. Al igual que le destrozaba conocer la respuesta a otras preguntas que no se veía capaz de formular. Respiró con fuerza.
— La que parece…
— ¿Qué relación crees que hay entre MinHyun y yo?
La pregunta le pilló por sorpresa.
— Son primos —musitó despacio.
— Somos primos —aceptó SeokJin sin vacilar.
— Estaban… —JungKook tragó con dificultad— saliendo…
SeokJin tardó en responder.
— Fuimos amantes, sí —respondió, con la misma determinación con la que había aceptado el parentesco que lo unía a MinHyun—. En todos los aspectos que dos personas pueden usar esa palabra.
Era tan duro oírlo de sus labios pese a todo…
— Sí… —murmuró.
— ¿Qué pasa? ¿Estás celoso?
JungKook comenzó a farfullar cosas sin sentido, algo mareado y cuando levantó la cabeza se sorprendió de encontrar a SeokJin delante de él. Trató de retroceder de manera instintiva, pero SeokJin lo agarró del pelo y lo mantuvo inmóvil.
— Tranquilo. No te esfuerces, no era una pregunta.
JungKook agrandó los ojos.
— No…
— ¿Era eso lo único de lo que querías hablar?
JungKook se perdió en la intensa mirada oscura de SeokJin y sacudió débilmente la cabeza, aunque tampoco la hubiera movido mucho si hubiera querido por culpa de los dedos que se aferraban a su cuero cabelludo.
— No…
— Me alegro —dijo SeokJin, descendiendo la cabeza hasta rozar sus labios en su oído—, porque hay muchas cosas de las que podemos hablar… y a todo esto dime, ¿qué tal se encuentra tu trasero?
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