Armonía, primera carta. Parte 2.
Freddy aprovechaba el domingo para limpiar las criaderas de los cerdos, que servirían de alimento cuando la cosecha escaseara. Cuando hubo acabado, dirigióse hacia el río con ropas limpias y una pastilla de jabón para asearse, entonces la vio aparecer de entre los árboles del bosque. Se quedó por un largo minuto, que a él le pareció un segundo, petrificado ante semejante belleza. Era un ángel vestido de azul que con delicadeza tomaba asiento bajo el mismo árbol de siempre. Se dijo a sí mismo que dejaría de espiarla, total, no perdía nada acercándose, lo más seguro es que fuera una chica de esas arrogantes que no quería mezclarse con los de su clase. Era lo mejor, así se desengañaría y dejaría de pensar en ella, de soñar con ella, de mirar hacia ese dichoso roble por si aparecía, pero primero iría aseado. Esperaba no perder el valor en el camino de ida y vuelta al río.
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Desplegó la carta en la que decía:
«Mi amada Mary:
Cuento los minutos para verte de nuevo, no duermo, no como, no vivo.
¿Qué me has hecho?.
Paso las horas en el porche aguardando si en algún momento sales a pasear con tu prometido y, aunque me parte el alma el saber que te casarás con él, me siento volar al poder contemplarte.
Quisiera poseer el privilegio de tener tu mano, quisiera saber que podré tenerte por siempre, quisiera acariciar tus bucles dorados cada día, quisiera ser yo el que te proteja por los restos de mi vida, quisiera ser el padre de tus hijos, tantas cosas quisiera contigo...
¿Por qué la vida es tan cruel?, ¿por qué tú padre prefiere a ese bastardo que no sabrá apreciarte como te mereces?.
Sólo me queda el consuelo de que tu corazón me pertenece y la esperanza de que puedas escaparte otra vez, como anoche, y tires piedrecillas a mi ventana. Esos escasos instantes son los que me mantienen vivo.
Siempre tuyo:
Frank
Posdata: Te obsequio esta rosa tan bella, aunque tú lo eres infinitamente más. TE AMO»
Se quedó perpleja al acabar la lectura, Frank era su padre, ¿pero quién era esa tal Mary?, ¿sería acaso su madre?, ¿quién era su verdadera madre?, ¿quién era su verdadero padre?, todo eran dudas y más dudas, mientras más cavilaba más interrogantes se le ocurrían. Lo único que había entendido era el porqué de que sus supuestos padres, en especial su padre, dejaran que se casara con quien quisiese: No querían que sufriera, tal como lo había hecho él por esa mujer, Mary.
Quedó desconcertada, necesitaba seguir leyendo pero sólo había traído un sobre, además, se había entretenido demasiado y debía volver o la castigarían. Se levantó, guardó la carta y la flor en el sobre y se apresuró a ponerlo a salvo bajo su corsé nuevamente. Se fue directa a Ventisca, lo desató, le dio otra manzana y lo montó, ya se comería las suyas luego o se las daría al caballo, se le había cerrado el estómago y no quería llenarlo con manzanas, ya que si no comía en la casa sospecharían que algo le ocurría.
Fue trotando en busca de la vereda cuando pasó al costado de un chico al que llenó de polvo y paró en seco. Al verlo de cerca se le erizó el vello y se le puso la carne de gallina. Era muy apuesto, el cabello castaño y ojos como los de ella, mirándolos fijamente parecía que estaba contemplando sus propios iris en el espejo, seguidamente bajó la mirada hacia sus labios, carnosos y rosados, luego le vino el apuro, le dio vergüenza mirarle así. Ella no estaba acostumbrada a mirar tan descaradamente a un hombre, menos aún a un desconocido, el problema fue que el muchacho llevaba la camisa desabotonada y el torso húmedo, tostado por el sol y fibroso, un nudo se le formó en la garganta.
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Se apresuró en el aseo y salió disparado en busca de ella, no quería perder el valor del que se había armado.
Por el camino comenzaban a temblarle las piernas, se dijo a sí mismo que seguiría hacia delante, pero sus pies no se movían del suelo, no entendía qué le ocurría. De pronto, un gran caballo negro salió de entre los pinos bastante rápido en dirección al camino y lo cegó con el polvo.
Se limpió la cara con el paño que llevaba y al levantar la mirada se encontró con la de ella. ¡Dios!, nunca la había visto tan de cerca y era más hermosa aún que desde la lejanía, debía decirle algo, ¡ella lo estaba mirando!, lo miraba a los ojos e iba bajando la vista, ¿a sus labios?. En menos de un segundo se ruborizó y clavó su linda mirada en el pasto a los pies del corcel, pero en el recorrido se paró una milésima, apenas perceptible, en su tórax que no acababa de cubrirse, con las prisas. Una vocecita lo interrumpió de su letargo.
-L-lo siento, no era mi intención ensuciarle -seguía con la vista en el pasto, como si hubiera algo interesante en él.
-No se preocupe señorita, no es problema, no es la primera vez que me sucede -se abrochaba la camisa mientras le respondía.
-Bueno, a-acepte mis disculpas, por favor.
-Si insiste, disculpas aceptadas.
-Gracias -y al fin lo miró, y él diría que aliviada, no sabría decir el porqué, si porque la había perdonado o porque se había abotonado la camisa, o tal vez por ambas -, tengo que irme. Adiós -e hizo ademán con la mano, a modo de despedida.
-¡Espera! -ella ya había reanudado la marcha, pero le escuchó -. No sé tu nombre.
-Natalie, gusto en conocerte y perdone, de nuevo.
-No se disculpe, soy Freddy, el gusto es mío -ahora sí, Natalie se marchó, no sin antes gritarle desde la lejanía un:
-¡Nos vemos Freddy!.
Natalie, se llamaba Natalie, hermoso nombre, ahora sí su princesa tenía un nombre, uno de verdad.
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Esa noche soñó con ella, ésta vez no soñó nada subido de tono, tan solo la asió de la mano para emprender un camino juntos.
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Ella no podía conciliar el sueño, algo la llamaba desde abajo de las tablas de su dormitorio, pero no debía leerlas en la casa, alguien podría entrar y cogerla con las manos en la masa. La primera había provocado tantos interrogantes que tenía la cabeza hecha un lío.
Y luego estaba ese muchacho, Freddy. Por alguna razón no podía borrar de su memoria esos ojos tan azules, esos labios tan bonitos y ese cuerpo que lo envolvía. No comprendía qué le sucedía con la imagen de ese ser pecaminoso pero a su vez tentador que osaba ir semidesnudo por el mundo.
Bueno, pues aquí estamos de nuevo. Aquí tenemos la segunda parte del capítulo. En multimedia, en el vínculo externo, tenemos a Freddy.
Espero os guste el capítulo y si es así, ya sabéis, apretad el botón con forma de estrella.
Gracias por leer.
💖Besos💖
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