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Capítulo 5

El olor a café recién hecho, negro e hirviendo, como corresponde, el constante ruido alborotado de personas ocupadas en sus tareas, la mancha en el medio de la alfombra que nadie se digna a limpiar y cuyo origen ya olvidamos todos. He vuelto a mi lugar en el mundo, al fin me siento en casa. La oficina es mi zona de confort, para mí venir a trabajar es un placer que ya estaba extrañando demasiado.

Esto es justo lo que necesito para centrar mi mente, para volver a enfocarme en las cosas importantes, para eliminar cualquier rastro de errores de verano que haya cometido. Y sí, ese error tiene cabello naranja. Todavía no sé en que estaba pensando.

Agradezco los tres golpes en la puerta que me quitan del lugar hacia donde estaba volviendo a viajar mi mente. Steph no aguarda a que le conteste, sabe que puede entrar cuando quiera. La veo ingresar con su Tablet en la mano, los anteojos torcidos y su larga cabellera color avellana suelta, para variar. Siempre suele llevar el cabello recogido.

—La vuelta me tiene estresada, no tuve tiempo para nada. Ni siquiera he tomado mi café de la mañana— dice dándome a entender la razón de su apariencia.

—Ten— menciono extendiendo mi taza hacia ella—, todavía no probé ni un sorbo, y nadie merece existir sin cafeína en su cuerpo.

—Gracias, pero no tenemos tiempo— suelta con los ojos clavados en la pantalla—. En diez minutos tienes la primera reunión con los inversionistas y a las once tienes que irte al almuerzo para la entrevista de Woman in Business, que es en la otra punta de la ciudad.

Asiento mientras habla y siento la adrenalina recorrer todo mi cuerpo. Cualquiera se sentiría agotado solo con la explicación, sin embargo, yo no soy cualquiera. Charlotte Benson ha vuelto.

Me pongo de pie entusiasmada, paso mis manos por mi falda gris alisando las inexistentes arrugas, me abotono los puños de mi camisa y encaro hacia la puerta haciendo ruido con mis tacones tras cada paso que doy. Me siento invencible.

—Espera, Charlie. Hay una cosa más.

—¿Qué?

—Todavía estamos esperando que llegue tu nueva asistente.

Ruedo los ojos y salgo de mi oficina hacia el pasillo. Steph acelera el paso para alcanzarme mientras noto como todos los que estaban holgazaneando vuelven a sus puestos de trabajo. No me molesta saber que se sienten intimidados por mi presencia, para algo soy la jefa.

—Yo no espero a nadie, Steph. ¿Qué clase de asistente llega tarde en su primer día? Eso ya dice mucho de una persona, consigue otra. O ninguna mejor, no necesito asistente— suelto mientras camino hacia la sala de reuniones con la vista al frente.

Cada vez que tengo una de estas reuniones debo mentalizarme en intentar ser lo más profesional posible. Casi todos los inversionistas son hombres, y creen que pueden menospreciarme. A algunos les irrita ver mujeres en puestos importantes del ámbito laboral y a mí esa irritación me alimenta y me hace más fuerte. Nadie va a decirme que no pertenezco en este mundo, vine a hacerlo mío.

Tampoco voy a dejarles creer o insinuar que tengo este trabajo solo por ser la hija del presidente de la compañía. Cada mañana me despierto decidida a demostrar que estoy más que capacitada para cumplir mis tareas.

—Lo siento, pero es una de las nuevas cláusulas que puso tu padre. Sabe que necesitas una asistente personal, no puedes sola con todo, aunque no lo creas, te va a dar un ataque de estrés. Tu cabello es demasiado bonito, no quiero ver como se te comienza a caer.

Ugh, ¿cómo voy a discutir las cláusulas del dueño de la empresa?

—Te tengo a ti, y eso es suficiente, mira lo capaz que eres— me freno un segundo para girar y mirarla con genuino cariño.

—Yo no soy tu asistente personal, Charlie. Soy la secretaria de toda la oficina, y aunque te amo muchísimo, el tiempo que te tengo que dedicar a ti sola me quita tiempo de mis otras tareas, que también son muy importantes.

—Lo sé, lo siento— detengo el paso nuevamente y la agarro de los hombros—. No sé qué haría esta empresa sin ti, Steph.

—No puedes sola con todo, Charlotte—repite dispuesta a convencerme.

—También lo sé— dejo caer mis brazos al costado y me quedo pensando un instante—. Está bien, aceptaré tener una asistente, pero consigue una nueva. Como ya dije, no confío en alguien que no es capaz de llegar temprano en su primer día. La puntualidad es todo.

—No sé si podré lograrlo, las entrevistas las llevó a cabo tu padre en persona y el mismo eligió. Se lo ha tomado muy en serio, se preocupa por ti.

—Está bien— aprieto los dientes empezando a ponerme nerviosa. No me gusta que manejen mi vida, pero debo entender que mi padre lo hace desde el amor, o desde el miedo—. Al menos intentémoslo, ¿sí?

Steph asiente y anota el pedido en su Tablet. Cuando llego a la puerta de la sala de reuniones inhalo profundamente, exhalo de igual manera e ingreso. Me alegro al ver que todavía no hay nadie, siempre intento ser la primera en llegar a todos lados, siento que habla bien de mí. Stephanie revisa que la sala esté en condiciones y se retira para continuar con sus otras obligaciones.

La reunión me toma más tiempo del esperado y, aunque no es el mayor logro de mi carrera profesional, sale bien. Consigo la aprobación de la mitad de los inversionistas para la compra del crucero, a la otra mitad todavía tendré que convencerla.

Busco a Steph por la oficina con la mirada para pedirle que anote los nuevos reportes e informes que necesito estén listos para la siguiente reunión. Tenemos que cerrar este asunto lo antes posible y comprar el crucero para tenerlo listo e inaugurado antes de la próxima temporada. Sin embargo, eso no será posible sin la totalidad de los inversionistas de acuerdo.

Suspiro al darme cuenta que tanto mi padre como Steph tienen razón, esto tendría que estar pidiéndoselo a una asistente personal. No puedo seguir molestando a la secretaria con pedidos tan complicados y constantes. Me reprocho depender tanto de ella, porque significa no dejarla cumplir correctamente con su trabajo, y eso es algo que no me puedo permitir. Me detengo para palmear suavemente mis mejillas.

Vamos, Charlotte, no se deben cometer errores para manejar una compañía, y eres el futuro de ésta.

Me dirijo hacia mi oficina decidida a dejar a Steph en paz, aunque es ella la que termina encontrándome. Se para frente a mí con una expresión preocupada, apretando la tableta entre sus brazos.

—¿Qué ocurre? — pregunto frunciendo el ceño.

—Charlie...tu asistente llegó. Está en tu oficina.

Me descoloca que se vea afligida, pero intentando esconder una sonrisa al mismo tiempo. En grandes zancadas llego al lugar dispuesta a despedir a la supuesta asistente. Esa es la intención, sí, en cambio me quedo helada en cuanto abro la puerta.

De espaldas parado en el medio de la oficina hay un hombre con una camisa celeste arrugada y fuera del pantalón que encima parece ser deportivo y lo menos formal que he visto en mi vida. El rechazo que me genera su vestimenta no se compara en nada al mareo que siento al notar su cabellera anaranjada y despeinada.

No, no, no, no. Es un error, claramente esto no está pasando. Es un sueño. Una pesadilla, mejor dicho.

Me giro hacia Steph cargada de incredulidad y ella tiene que tapar su boca para que no se le escape una carcajada. Pellizco mi brazo sin conseguir el resultado esperado, despertarme de una maldita vez, porque claramente debo estar durmiendo.

Finalmente, el pelirrojo se da vuelta mostrándome lo que de igual manera ya sé. Isaac Hill está parado en medio de mi oficina, y ni siquiera tiene bien puesta la corbata.

—Esto es una puta broma— musito y noto que su rostro se ve igual de espantado que el mío.

—Espera, espera un momento— el espanto pasa a ser una sonrisa enorme, esa que conocí en el crucero y es tan contagiosa, aunque en este momento no tengo ni un poco de ganas de reír— ¿Tú serás mi nueva jefa?

Luego de la pregunta la carcajada llega cargando todo el lugar con su energía. ¿Cómo podía estar divirtiéndose tanto en un momento así? Yo estoy al borde del desmayo. Los motivos por los cuales me conviene estar lejos de Isaac vuelven a hacerse presentes una vez más, el hombre es desprolijo, chiquilín, irritante, y podría seguir.

—Steph, ¿qué significa esto? — susurro agarrándome de su brazo para no caer.

—Es tu nuevo asistente, el que eligió tu padre.

—Esto no puede ser verdad— contesto volviendo a mirarlo.

—A mí esto me parece maravilloso— añade Isaac acercándose a mí, gesto al que reacciono dando unos pasos hacia el lado opuesto, alejándome de manera inconsciente.

—A mí me parece un horror.

—Oh, vamos ¿cuáles son las chances? Esto tiene que ser el destino, Charlie— agrega en ese constante tono de broma.

—No me digas Charlie, soy tu jefa. Aunque no por mucho tiempo.

Tomo mi teléfono dispuesta a llamar a mi padre para que arregle esta situación de inmediato. No voy a trabajar con él al lado, no puedo. Por más razones de las que me gustaría admitir. Voy a exigir que contraten a otra persona.

En cuanto estoy por marcar Isaac me quita el teléfono y sostiene mis dos manos entre las suyas obligándome a mirarlo. De pronto se ve serio, mortalmente serio, nunca lo vi así.

—Charl— empieza, pero se frena cuando se da cuenta cómo iba a llamarme— jefa, por favor, no. Necesito este trabajo. Lo necesito más que nada en el mundo.

Sus ojos parecen cargarse de lágrimas y de pronto me siento demasiado incómoda con su presencia. Libero mis manos de su agarre y me acomodo la falda al caminar hacia atrás. Sé que hago eso cuando estoy nerviosa, y este momento no es la excepción.

—Isaac, entiendes por qué no podemos hacer esto, ¿verdad? En el crucero, tú y yo...

Unos golpes en la puerta no me permiten terminar la oración, y lo aprecio porque no quería hacerlo en realidad. Aun así, todo el alivio desaparece al ver quién se asoma por el marco de la puerta.

—¿Puedo pasar o interrumpo algo?

Warrin ingresa sonriendo de lado mientras las tres personas que ya estábamos en la oficina permanecemos quietas en el lugar, con los pies al parecer pegados al piso.

—Warrin... ¿qué haces aquí? — pregunto con un hilo de voz.

—Vengo a llevarte a la entrevista de Woman in Business— responde como si fuera lo más obvio del mundo—. Acordamos ayer que pasaría a buscarte e iríamos juntos, ¿lo olvidaste?

Sí, lo olvide por completo, mas no iba a admitirlo.

—Claro que no, es solo que ha sido una mañana complicada.

Camina hacia mi pasando primero por Steph para saludarla con un beso en la mejilla.

—¿Y él es...? — inquiere con inquietud mirando hacia Isaac.

Noto como lo observa de pies a cabeza, posiblemente pensando en lo desprolijo que se ve. Warrin me conoce bien y seguro está pensando que ver a alguien vestido así en mi oficina me está sacando de mis casillas. Y tiene razón, aunque desearía que ese fuera el único problema de mi vida en este momento.

—Él es...—me quedo pensando un segundo y largo un pesado suspiro antes de contestar—, él es mi nuevo asistente.

Aceptarlo me resulta más fácil que ponerme a discutir con mi padre. Por otro lado, no comprendo porque su pedido me conmovió como lo hizo, y dejarlo sin trabajo me resulta demasiado cruel.

—Isaac Hill, mucho gusto— extiende su mano hacia Warrin— ¿Y usted sería?

Warrin esquiva su mano con soberbia. En cambio, toma la mía entrelazando mis dedos con los suyos.

—Warrin Blythe, el prometido de Charlotte.

Los ojos de Isaac se expanden al mismo tiempo que quedan fijos en la unión de nuestras manos. Luego suben a mirarme cargados de distintas emociones. El sentirme juzgada por él me revuelve el estómago.

Sí, estoy comprometida.

Sí, me acosté con Isaac Hill mientras estaba de vacaciones.

¡Buenas! Espero que estén teniendo un lindo fin de semana. 

💜Y también espero que les haya gustado el capítulo (a mi éste en particular me encanta). Si fue así recuerden que sus votos y comentarios motivan muchísimo 

👀💍¿Se esperaban ese final? ¿Qué opinan de la situación?

‿︵‿︵ʚ˚̣̣̣͙ɞ・Hasta el domingo que viene・ ʚ˚̣̣̣͙ɞ‿︵‿︵

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