Capítulo 21
Isaac
No comprendo qué derecho cree tener para reclamarme cosas. Venir a decir que he roto las reglas y recriminarme que he estado con Tatiana para después llamarme adolescente a mí es irónico. Sin embargo, notarla celosa genera algo inexplicable en mi interior, me hace pensar que, tal vez, Charlotte no es tan inalcanzable como supongo.
Lo que más me molesta es lo bien que se ve en ese vestido blanco. En cuanto lo recogí de la tintorería sabía que le quedaría increíble y, por supuesto, no me he equivocado. Pero no me molesta porque le siente tan bien, sino porque no puedo ser quien se lo quite.
—Isaac, ¿estás escuchando lo que digo? —habla Tatiana sonando lejana.
No, no la estaba escuchando, pero jamás le diría eso. Que yo esté desconcentrado no justifica que pueda ir por ahí lastimando a los que me rodean.
—No, discúlpame, tenía la mente en otro lado.
—No te preocupes —dice luego de una simple expresión risueña y apoya su mano sobre la mía.
Levanto la mirada de las manos hacia su rostro y me observa de manera penetrante, casi en un ruego. No sé qué pretende, sin embargo, no me estoy sintiendo cómodo con la situación. Me preocupa que ella haya malinterpretado las cosas por lo que lentamente quito mi mando de su agarre y me disculpo para ir a buscar algo para beber.
Mientras estoy avanzando hacia la barra de bebidas me cruzo con un reportero haciéndole preguntas a Charlotte y a mi gran amigo Warrin. Les consulta si ya tienen fecha pautada para la boda y es suficiente para revolver mi estómago y no querer seguir escuchando una sola palabra más por lo que apresuro mi paso.
Llego a la barra y pido una gaseosa porque esto sigue siendo un evento laboral. Después apoyo mis brazos en la misma con un bufido. Me gustaría poder controlar mis emociones, pero ver como Warrin la rodea por la cintura como si le perteneciera me hace hervir la sangre. Y la manera en la que la mira también me irrita, se relame los labios como un animal hambriento. ¿Por qué todo lo que hace este hombre me parece tan sobreactuado y ridículo?
—¿Sabes algo? A mi tampoco me cae bien.
Sobresaltado paso mi mirada de la pareja siendo entrevistada a la persona que se coloca a mi lado.
—Señor Benson —saludo y carraspeo antes de recobrar la compostura—. No sé a qué se refiere.
—No nací ayer, muchacho. La expresión en tu rostro se puede leer desde la otra punta del salón —ríe el padre de Charlotte.
—Disculpe.
—No tienes porqué disculparte, te dije que a mi tampoco me agrada Warrin. Pero no me puedo dar el lujo de dejarlo tan en evidencia como tú. Después de todo es el prometido de mi hija e hijo de uno de mis mejores amigos.
Nos quedamos un momento en silencio, bebiendo de nuestros respectivos vasos y observando a la pareja. Puedo apreciar que Charlotte se siente incómoda con la situación y me pregunto si su padre también lo nota.
—Espero que no tome esto como una falta de respeto, pero ¿puedo saber por qué le cae mal? —inquiero con genuina curiosidad.
—Es un niño mimado y egocéntrico que nunca ha tenido que luchar por nada en su vida, tuvo todo servido en bandeja. A Charlotte tampoco le ha faltado nunca nada, no me malinterpretes, pero lo que los diferencia es que ella no da nada de lo que tiene por sentado, sigue trabajando día a día por ser mejor, por hacer crecer la empresa que fundé hace tantos años. Mi hija merece algo mucho mejor que él. Además, ¿Crees que ya la conoces bien?
—Bastante, señor, sí —respondo después de pensarlo unos segundos sin quitar mis ojos de ella.
—¿Piensas que se ve feliz cuando está a su lado?
La pregunta me descoloca. Por más que ya sepa la respuesta me tomo mi tiempo para analizar el rostro de Charlie, la manera en que su ceño está fruncido, como se muerde los labios y juguetea tensionada con los dedos.
—No, no creo que se vea feliz.
—Exacto, eso sólo me basta para querer tener al desgraciado lo más lejos de ella como sea posible.
—¿Y entonces por qué no...
—Porque ella ya es una mujer adulta —se adelanta a mis palabras sabiendo que le voy a consultar porqué no los intenta separar o le dice algo a su hija—. No tengo que meterme en su vida o influenciar sus decisiones.
—Entiendo.
—Tú, sin embargo, sí podrías hacer algo al respecto —agrega acercándose más a mí para no correr el riesgo de que nadie nos escuche.
—¿Algo como qué? —suelto trastabillando las palabras un poco nervioso.
—Bueno, déjame ponértelo de esta manera, no te contraté precisamente por tu experiencia —confiesa y la risa que se me escapa casi me hace escupir la bebida—. Pude sentir casi de inmediato que tienes justo lo que Charlotte necesita. Y sé que ella está mejor desde que llegaste, me consta. Estás haciendo un buen trabajo, Isaac.
Palmea mi hombro y me limito a asentir con una sonrisa porque si abro la boca el nudo que se ha formado en mi garganta va a ser demasiado evidente. Gabriel se está por ir cuando las luces cambian y Steph sube al escenario. Ambos nos acercamos para poder ver mejor el anuncio de Charlie.
Se ve resplandeciente sobre la pequeña plataforma. Las luces brillan sobre su piel oscura y reflejan en su vestido blanco como las estrellas pegadas en el techo de mi antigua habitación.
Su mirada y su personalidad se encienden cuando habla de lo que la apasiona, su trabajo. Está verdaderamente orgullosa por lo del crucero, como corresponde, y los aplausos de todos los invitados aumentan su confianza.
Me parece adorable cuando le agradece a su padre frente a la multitud, pero me toma por sorpresa cuando decide mencionarme a mi también. Gabriel y yo brindamos y la miro con una sonrisa, aunque no sé si es capaza de verme con el reflector apuntado en su rostro. Busco a Warrin entre la gente sólo para regodearme, sin embargo, no lo veo en ningún lado. Puede sonar estúpido, pero me da ganas de estampar mi puño contra su estirada nariz el hecho de que no esté aquí apoyando a su prometida. Gabriel Benson tenía razón, él no se la merece.
Cuando el anuncio termina intento acercarme a ella, aunque la marea de fotógrafos y periodistas me lo dificulta y Charlotte desaparece.
Me quedo esperando verla volver, pero el momento nunca llega, así que decido ir a buscarla yo mismo. Al cabo de un rato sin éxito me parece buena idea acercarme a Stephanie, si alguien sabe dónde está Charlie tiene que ser ella.
—¿No te parece que todo está saliendo increíble? —dice en cuanto llego a su lado. Sus ojos vidriados y la manera en la que habla casi a los gritos me hacen ver que está ebria.
—Sí, has hecho un trabajo increíble, Steph. Te felicito.
—Gracias.
—Oye, ¿sabes dónde está Charlotte?
—No lo sé, probablemente con el idiota de Warrin —responde intentando agarrar el sorbete de su vaso con la lengua y fallando con estilo.
—Guau, ese hombre no es el favorito de nadie al parecer.
—Y menos de Charlotte.
—¿A qué te refieres? Es su prometido.
Steph se cubre la boca con la mano arrepentida y mira de lado a lado luciendo algo alterada. Luego se termina el contenido de su vaso de una sola sentada y vuelve a encararme con su rostro pegado al mío.
—Isaac, ¿puedes guardar un secreto?
—Por supuesto.
—Porque estoy por decirte algo que nadie puede saber, ni siquiera el señor Benson.
—Steph, me estás asustando, habla ya.
—Charlotte y Warrin no están juntos en serio. El compromiso es un acuerdo que tienen, pero no son una pareja real —Vuelve a cubrir su boca, aunque esta vez para esconder sus risotadas.
—¿Qué dices? —musito helado. Sus dichos me erizan toda la piel y el mareo que siento me obliga a agarrarme del brazo de Stephanie.
—Debes saberlo ya que yo soy Team Isaac y quiero que estés con mi amiga —empieza arrastrando las palabras a causa del alcohol, aunque nunca la escuché ser tan sincera—. Warrin es un mujeriego egoísta que vive de fiesta y sus padres no están de acuerdo con su estilo de vida. Su madre está metida en la política y planea postularse a presidente algún día, sin embargo, el estilo de vida de su hijo podría hundirle la carrera.
—¿Qué tiene que ver la vida de su hijo con su carrera? No comprendo.
—Isaac, es una mujer en un ambiente repleto de hombres corruptos e inescrupulosos. Cualquier excusa les serviría para arruinarla. Pueden decir que ella sabía sobre las andanzas de Warrin y nunca hizo nada al respecto, o peor, echarle la culpa por no haberlo criado correctamente. Echarle la culpa a las mujeres por como salen sus hijos es moneda corriente.
—¿Y qué papel juega Charlie en todo esto?
Me estoy aprovechando de la forma en que la ebriedad parece haberle soltado la lengua a Stephanie, aun así, no me arrepiento, es mi oportunidad para por fin saber la verdad. Ahora tiene sentido que ese hombre nunca haya sido de mi agrado.
—Bueno, la madre de Warrin le dio a él un ultimátum, que sentara cabeza o dejarían de costearle el estilo de vida que lleva. Warrin y Charlotte se conocen de toda la vida, y éste le propuso a ella lo del compromiso sabiendo que Charlie nunca le diría la verdad a la prensa, a diferencia de él, ella si es buena persona. Charlotte creyó que podría ayudar a que el padre de Warrin accediera a más cosas de la empresa. Aunque lo más importante es que ella prioriza la felicidad de Gabriel por sobre todas las cosas y pensó que verla formar una familia lo haría feliz.
Me quedo un momento intentando procesar toda la información, pero es demasiada. No entiendo por qué me ocultaría algo así a mí, yo hubiera guardado su secreto, la hubiera ayudado a escapar de tan injusto arreglo.
—No sé qué decir, Steph, no tengo palabras —suelto con la mirada perdida.
—Lo único que yo voy a decir es que estoy harta de ver sufrir a Charlie. Así que hazme el favor de ir por ella de una vez por todas.
Sin agregar nada más vuelvo a buscar a Charlotte a las corridas, chocándome con algunas personas en el camino. Ante mi nuevo fracaso asumo que se ha ido del evento, pero de pronto visualizo uno de sus zapatos en el piso, justo frente a los baños. Intrigado me acerco y lo levanto. No se ve roto ni nada por el estilo por lo que no tengo idea que hace aquí tirado.
Continúo el recorrido por el pasillo que sale de los baños hasta llegar a una puerta algo alejada de la cual parece salir un extraño sonido. Al abrirla despacio me encuentro a Charlie en el piso llorando desconsolada.
—Se te perdió esto, Cenicienta —digo dejando colgar el zapato delante de su cara para hacerla reír un poco, aunque no funciona.
Cuando levanta su rostro se ve empapado y levemente hinchado. Me destruye verla así y ante su falta de respuesta me dejo caer en el suelo a su lado para empezar a frotar mi mano por su espalda.
—¿Qué haces aquí llorando sola? Es tu fiesta, tendrías que estar allí afuera celebrando la compra del crucero —hablo y de nuevo ella me devuelve nada más que silencio—. ¿Tiene algo que ver con Warrin?
—¿Por qué lo dices? —pregunta sorprendida.
—Porque sé que tu compromiso con él es falso.
—¡¿Qué?! ¿Cómo te enteraste? —Suena conmocionada e incrédula. Por fin se endereza y me mira a los ojos.
—Eso no importa. ¿Por qué nunca me lo contaste, Charlie?
No es momento para ocultar mi impaciencia. Lo único que quiero es que deje de sufrir.
—¿Cuál es el problema? No era algo de tu incumbencia, no entiendo por qué querrías saberlo.
—Porque de haber sabido que no estabas comprometida de verdad hubiera hecho esto mucho antes.
Sin esperar que conteste me abalanzo sobre su boca con necesidad, con una intensidad que vengo aguantando hace suficiente tiempo. En vez de inhibirse me recibe con gusto.
Es la primera vez, desde el crucero, que puedo besar a Charlie con total libertad y nada antes se sintió tan bien como este momento, con nuestros labios endulzando al otro. Su respiración acelerada golpeando cada fibra de mi ser me deja ver que no soy el único que estaba desesperado por más de esto.
Charlotte gira su cuerpo hacia el mío y puedo deslizar mi mano por debajo del bendito vestido blanco mientras que con la otra sostengo su espalda inclinada hacia atrás. No quiero ir deprisa, tengo ganas de disfrutarla como corresponde ahora que puedo, sin embargo, la adrenalina del momento me lleva a saborear la piel de su cuello para después bajar el bretel del vestido y dejar sus prominentes pechos al descubierto. Sus senos están perfectamente deliciosos, igual que en la isla, y sus jadeos me invitan a continuar saboreándolos como si fuésemos las únicas personas en esta fiesta.
La mano que deslicé debajo de su vestido pasa de agarrar su trasero a correr su ropa interior para estimular el centro de su deseo haciéndola arquearse hacia atrás pidiendo más. Su humedad también me lo deja en claro.
De pronto Charlie empieza a reír y corto el recorrido que mi lengua hace en su cuerpo para observarla encantado.
—¿Qué pasa? ¿Te hace cosquillas?
—No, es que esto me hace acordar a nuestra primera vez, ¿acaso siempre vamos a terminar haciéndolo en el suelo?
Su risa me contagia y, entendiendo que tiene razón, por eso dejo caer mi rostro en el hueco entre su cuello y su hombro para reír juntos como nunca nos hemos permitido.
—Tienes razón, esta vez debe ser como te mereces. Vamos a mi casa.
Me pongo de pie y extiendo mi mano para ayudarla a hacer lo mismo. Acomodamosnuestra ropa y, riéndonos a escondidas como dos adolescentes, nos escabullimosde la fiesta.
🙈 Aaaaaaaaaaa, al fin Isaac se enteró de todo. Brindemos por ellos 🥂🥂
¿Quién más es Team Isaac igual que Stephanie? ✋
🤫De a poco nos vamos acercando a la recta final de la historia, ¿la están disfrutando hasta el momento?
૮ ˶ᵔ ᵕ ᵔ˶ ა Si les gustó el capítulo no olviden dejar sus votos y comentarios
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