Capítulo 20
Mi mirada está perdida en la pantalla de mi computadora, está encendida hace como dos horas y aun así no he logrado hacer nada productivo. No me puedo concentrar, mi mente se encuentra en otro lado. En la conversación que tuve con Isaac para intentar arreglar la situación, para ser más exacta. Acercarme a él fue un error, entiendo eso ahora. Sus palabras todavía me pinchan en el pecho.
"Soy un ser humano, Charlotte. No estoy hecho de piedra ¿Sabes lo difícil que es disimular lo que siento por ti?"
Recuerdo su cara mientras decía esas cosas y se me vuelve a helar todo el cuerpo, todo salvo los ojos que me arden como nunca. Mis labios se separan para dejar salir un suspiro que pone en evidencia mi agotamiento emocional.
Desde el beso que desencadenó la peor discusión que Isaac y yo tuvimos hasta ahora nuestra relación se volvió fría, distante y estrictamente laboral. De eso ya pasaron dos semanas y solo me sirvió para darme cuenta de una cosa, que estoy enamorada de él. Traté de luchar contra esos sentimientos, pero fue en vano. Su ausencia me molesta, extraño sus bromas y la forma en que me mira cada vez que dice algo que me saca de quicio sólo para reír más fuerte con mi reacción. Y su estúpida risa que le sale tan natural siempre llena la oficina que ahora se siente inmensa.
Sin embargo, todo seguirá igual. Lo que siento por él va a permanecer como un nudo en mi garganta porque no puedo permitir que pase algo entre Isaac y yo.
—Ey, Charlie.
El llamado corta mi trance y levanto la mirada casi asustada, aunque ya sepa de quien es la voz que me habla con dulzura.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto a Stephanie al tiempo que me apuro a limpiar una lágrima que cae por mi mejilla—. Les di el día libre a todos los empleados para que descansen y estén listos para la fiesta de esta noche.
El día del aniversario llegó. Me lo venía imaginando como un evento divertido, donde había planeado sentirme más libre, gracias a Isaac. Tenía orgullo de anunciar la compra del crucero. Ese panorama ha cambiado un poco.
—Vine porque sabía que estarías aquí. Te conozco, la oficina es tu lugar seguro, sobre todo cuando no hay nadie más en el piso.
—Sí que me conoces, como nadie, amiga mía.
—Vamos —dice extendiendo su mano hacia mí.
—¿A dónde?
—A prepararnos para la fiesta, por supuesto. Isaac ya fue a buscar tu vestido a la tintorería y se ve increíble, me envió una foto. ¿Quieres verla? —pregunta y niego con la cabeza—. Lo dejó en la recepción de tu edificio. En fin, te vas a ver hermosa, Charlie.
—¿Ya ni siquiera me envía a mi los mensajes? Yo soy la que le pidió que lleve el vestido, es mi asistente personal.
La irritación en mi voz no puede ser más obvia. Siempre me frustró no poder tener el control de las situaciones, eso no es un secreto para nadie, pero hoy ya estoy al borde.
—Créeme que lo que más me gustaría es que pudieras ir a la fiesta acompañada por la persona que realmente quieres —habla Steph de forma conciliadora y sincera—. Sin embargo, no es el caso e igual mereces pasarla bien. Vamos a dar lo mejor de nosotras por tener una buena noche donde además vas a anunciar lo del crucero, algo que te costó muchísimo. Es motivo de celebración.
—Está bien, pero nada más si prometes que vienes a arreglarte a mi casa. No quiero estar sola.
Con una sonrisa Stephanie accede a mi petición y estiro mi mano para agarrar la suya y ponerme de pie. Junto mis cosas lo más rápido posible y partimos hacia mi departamento.
***
La música que puso Holly retumba en el parlante a más no poder. Estoy decidida a pasarla bien, por lo que elijo ignorar el dolor de cabeza que me genera y no le digo nada.
—Holly ya estaba invitada al evento, lo saben, ¿verdad? —inquiero parada frente al espejo colocándome rímel en las pestañas—. No hacía falta que la llevaras como tu acompañante.
—Lo sé —responde Stephanie mientras se sube el cierre al costado de la falda—. Pero nos parecía una buena idea ir juntas. Ninguna de las dos tenía una cita para llevar y nos agrada nuestra compañía.
—No necesitan pelearse por mí, hay suficiente Holly para todas. Soy tan adorable que nadie se me puede resistir —menciona mi prima haciendo que le habla a la cámara de su teléfono.
¿O le estará hablando en serio? Si llega a estar transmitiendo en vivo o algo por el estilo voy a asesinarla, estábamos en ropa interior hasta hace un instante.
—No dije que fueras adorable. Te elegí para ser mi acompañante porque eres divertida.
—No puedo discutirte eso, Steph, lo soy.
Termino de acomodar mi cabello y le doy una última mirada al espejo observándome satisfecha. El vestido que elegí es blanco, me gusta como ese color resalta la tonalidad y brillo natural de mi piel. Que tenga un solo hombro fue idea de Holly, dice que así se me ve más sexy, aunque no sea una cualidad que busco representar, pero debo confesar que sí me siento bien con el reflejo que me devuelve el espejo.
—Creo que estoy lista —le digo a mis amigas y justo suena el timbre de la entrada.
Mi prima y yo nos apuramos hacia la puerta mientras que Stephanie termina de ajustar las tiras de sus zapatos negros. Abro sin ganas, sabiendo a quien voy a encontrar del otro lado.
—Buenas noches, señoritas —saluda Warrin con su característico encanto artificial, digno hijo de alguien metido en la política.
—Hola, cucaracha.
—¡Holly! —le reprocho a mi prima girando mi rostro hacia ella con un veloz movimiento cargado de sorpresa.
No me esperaba que lo llamara así, pero una vez que se me pasa la sorpresa me veo obligada a aguantar la risa.
—¿Les falta mucho? —consulta Warrin ignorándola por completo.
—¡Ya estoy aquí! —Stephanie llega a nuestro lado y la expresión de enojo que pone al ver a Warrin no es ni un poco discreta.
—Perfecto, vámonos entonces —menciona mi prometido y con un gesto con la mano hace pasar a Steph y Holly primero. Cuando salgo apoya la misma mano en mi cintura para acompañar mi paso, logrando ponerme algo incómoda —. Déjame decirte que te ves preciosa —susurra en mi oído.
—Gracias, tu también te ves muy bien.
No es mentira, Warrin es un hombre muy atractivo. Su altura suele destacar por sobre los demás y le gusta cuidar su físico.
La mano no se despega de mi cintura en ningún momento y en el espejo del elevador puedo ver como Holly hace un gesto de arcadas al notarlo haciéndome mirar hacia otro lado para no tentarme. Me alivia no estar sola con Warrin en esta situación.
Cuando salimos del edificio el frío impacta mis sentidos y me deja inmóvil por un segundo. No esperaba que hubiera tanto viento y el tajo de mi vestido está dejando ver un poco más de lo que me gustaría. Aun así, lo que más me sorprende es el transporte que aguarda estacionado.
—¿En serio alquilaste una limusina? —inquiero mirando a Warrin.
—Claro que sí, mereces lo mejor. Además, eres la protagonista de la noche con el anuncio de la compra del crucero, debes tener una llegada acorde.
—¿A quién le importa eso? ¡Champagne gratis! —chilla Holly abriéndose paso a las corridas hacia la limusina.
Lo primero que aprecio al ingresar al lujoso vehículo es estar resguardada del viento. El perfume que se aprecia dentro es algo fuerte para mi gusto, casi demasiado masculino para tratarse de un coche. Warrin comienza a servir cuatro copas de champagne hasta la mitad y las va pasando.
—Un brindis —dice cuando ya todas tenemos bebida y levanta la mano—, por nuestra querida Charlotte, que una vez más ha logrado hacer progresar la empresa de nuestros padres. Espero que dicha empresa tenga la posibilidad de seguir creciendo sin parar en el futuro.
Un escalofrío recorre mi espalda helada, pero disimulo levantando la copa con una sonrisa y luego tomándome todo el contenido de la misma de una sentada. No le voy a dejar ver lo que su siniestra mirada y maliciosas palabras generan en mí, no voy a demostrarle que siento miedo. Porque lo que eligió para decir no fue arbitrario, sé que fue una amenaza ya que la única manera de que Hoteles Benson siga creciendo sin inconvenientes es que él no decida arruinarlo todo por mis ganas de romper el compromiso.
Luego de eso el viaje hasta el salón de eventos lo percibo eterno.
Cuando llegamos Steph se apresura a entrar porque, por obvias razones, es parte del comité encargado de los toques finales antes de que se abran oficialmente las puertas. Los pocos empleados de la empresa que ya llegaron andan de aquí para allá ultimando detalles y charlando con el personal contratado para el evento para terminar de organizar todo.
Me quedo boquiabierta al echar un rápido vistazo por el lugar. El trabajo que ha hecho Stephanie es maravilloso, ha superado mis expectativas. El color dorado se encuentra presente en toda la decoración, pero de una manera sutil y elegante. La iluminación es cálida y las letras "HB" representando a la compañía se pueden apreciar en distintos sectores.
Warrin desaparece dirigiéndose a la barra, aunque ni siquiera haya empezado la fiesta. Continúo examinando el lugar para asegurarme que todo esté bien y de pronto visualizo el escenario que preparó Steph para el gran anuncio. Es una plataforma levemente elevada con un micrófono de pie en el centro.
Justo al final de la plataforma hay unas personas intentando acomodar la cortina blanca sobre la cual se proyecta una luz negra con las iniciales de la empresa. Escrudiño la escena solo para darme cuenta de que la mujer que está subida a una silla para llegar a la parte superior de la cortina es Tatiana, la nueva empleada de marketing, y quien la está sujetando con mucho cuidado por la cintura para que no se caiga es nada más y nada menos que Isaac Hill.
Me molesta tanto que lo único que atino a hacer es reír nerviosa. La cortina me parece más que bien acomodada, no entiendo que siguen haciendo. Y dudo que ella se pueda lastimar subida a una simple silla por lo que la mano en la cintura está de más. No me aguanto y a paso apresurado me acerco a ellos.
—Isaac —musito de brazos cruzados y él se gira hacia mí sorprendido—, necesito tu ayuda con varias cosas antes de que lleguen los invitados.
Le pide disculpas a Tatiana antes de soltarla y ella responde con una sonrisa. Sin frenar me dirijo detrás de unas escaleras para que nadie pueda vernos.
—¿En qué puedo ayudarte?
—No puedo creer que hayas roto una de las reglas —hablo sin dejarlo terminar y en un tono algo fuerte.
—¿De qué diablos estás hablando, Charlie?
—De Tatiana. Te dije que no podías estar con nadie de la oficina y tu accediste —respondo mirando hacia los costados asegurándome de que nadie esté escuchando.
—¿Es una broma? ¿Acaso me ves haciendo el amor con ella en este momento?
—¿Haciendo el amor? Suenas como un adolescente —exclamo luego de un bufido ahogando una risa.
Soy consciente de lo mal que sonó lo que le dije, pero no puedo contener el mal humor que me generó la manera en la que su mano acunaba su cintura.
Esto sería mucho más fácil si no se viera tan bien. Se ha comprado un traje negro de gala, puedo notar que está recién estrenado. Debajo tiene una camisa blanca impoluta y lleva un moño negro al cuello. Creo que nunca lo he visto tan elegante ¡Y se ha peinado! Sus mechones anaranjados están perfectamente acomodados hacia atrás. Se ve increíble.
—¿Por qué estás siendo tan mala conmigo? —pregunta evidenciando su angustia y me cae como un golpe en el estómago.
—N-no estoy siendo mala, no es eso lo que quiero. Es que...
—¿Sabes qué? Tengo que encargarme de algunas cosas todavía y la gente está por llegar en cualquier momento —me interrumpe evitando mi mirada—. Por cierto, nunca has estado tan hermosa como esta noche.
Me quedo de pie viéndolo irse, sintiéndome como una estúpida por permitirme ser tan impulsiva, algo que jamás me ocurre. De hecho, es insoportable lo mucho que analizo todo antes de actuar. Inhalo y exhalo varias veces para centrarme y vuelvo al salón principal como si nada hubiera pasado.
Algunos invitados ya han llegado y más personas siguen ingresando por la puerta. Warrin contiúa en la barra hablando con una de las mujeres que sirve los tragos. Steph está recibiendo a todos y Holly está hablando muy animada con mi padre y mi tía.
Me integro a los demás, hago contactos y sociales. Intento poner mi mejor cara y dejar que la fiesta pase lo más rápido posible.
Cuando el lugar ya está lleno comienza la verdadera diversión. Ver que todos la están pasando bien me distiende en una gran medida. Steph se ha pasado, hay música, sorteos, juegos, un sector para tomarse fotografías en grupo y la comida es deliciosa.
Justo cuando Warrin y yo estamos dando una breve entrevista a pedido de una persona de la prensa la música se detiene y las luces apuntan al escenario donde Stephanie, utilizando el micrófono, llama la atención de todos y me presenta para el anuncio.
Con paso firme camino hacia el escenario y le agradezco a Steph antes de acercarme al micrófono. Todos en el salón tienen sus ojos clavados en mí.
—Quiero agradecerles a todos por haber venido a festejar el aniversario de Hoteles Benson con nosotros —comienzo y todos aplauden—. Como sabrán la empresa no ha dejado de crecer en estos últimos años y queríamos aprovechar esta ocasión especial para darle lugar a una noticia que nos emociona mucho. ¡Hoteles Benson ahora va a tener su propio crucero! —los gritos y aplausos por poco me descolocan y el entusiasmo de todos dibuja una amplia sonrisa en mi rostro—. No quiero dejar de resaltar el apoyo de mi padre y fundador de la compañía, Gabriel Benson, y el trabajo de alguien que ha contribuido a que esto sea posible, mi asistente personal, Isaac Hill, un aplauso para ellos también, por favor.
La gente acompaña mi pedido y, a pesar de las luces, puedo ver que mi padre levanta una copa y lo obliga a Isaac a hacer lo mismo. Intento buscar a Warrin entre la multitud para ver si se encuentra molesto con lo que dije o por no haberlo mencionado, sin embargo, no lo veo por ningún lado y los fotógrafos de la prensa comienzan a pedirme una foto de ambos para festejar la noticia. Les pido un momento para ir a buscarlo. Recorro el salón lleno de personas que me van felicitando mientras avanzo y no lo encuentro. Me acerco a la barra de tragos, me asomo en la cocina. Finalmente, ya irritada por su ausencia, decido ir hacia los baños.
El baño de mujeres está vacío, pero cuando abro el baño de los hombres mis ojos se encuentran con una mujer de piernas abiertas sobre el lavabo y a mi prometido embistiéndola sin reparo, con los pantalones a la altura de las rodillas.
El shock me deja paralizada unos instantes hasta que me quito uno de mis zapatos y lo lanzo con odio haciéndolo chocar contra su espalda. El muy idiota se da vuelta asustando y la chica grita y corre hacia afuera bajándose apurada el vestido.
—¿En serio? ¿En mi maldita fiesta, Warrin? —hablo intentando no vomitar mientras él se sube rápido los pantalones y deja su camisa a medio acomodar.
—Charlie, espera, no te vayas —pide en cuanto me giro dispuesta a huir con un solo zapato como una patética Cenicienta moderna, pero sin príncipe. Me agarra por el brazo para que no pueda seguir caminando.
—¡Ew! —chillo zafándome de su mano—. No te atrevas a tocarme. Nunca.
—Vamos, Charlie, ¿desde cuándo eres celosa? Conoces el acuerdo que tenemos.
—¿Celosa de ti? —consulto riendo—. Estás muy equivocado, Warrin. Lo único que siento es asco y odio, genuino odio. Estás en mi maldito evento, te fuiste justo cuando estaba anunciando lo del crucero. Los huevos no se te iban a poner azules por esperar cinco putos minutos más.
No creo haberle hablado así a nadie en mi vida, pero no pienso parar. Mi pecho sube y baja agitado, la ira me brota por los poros. Este imbécil está haciendo lo que quiere cuando quiere y yo estoy peleándome con el primer hombre que en serio me gusta por su culpa.
—Me parece que estás exagerando.
—¿Disculpa? Tú eres el infeliz que me reclama por la prensa en cada minuto que puede. Están esperando para tomarnos una fotografía juntos y no estabas, tenías el pene metido en la primera chica que se te cruzó en el camino.
—Está bien, vamos a tomarnos la foto ahora y me quedaré contigo todo lo que resta de la fiesta, lo prometo —dice e intenta agarrarme nuevamente.
—¡Suéltame! No quiero volver a verte en toda la noche, ¿tienes ganas de sacarte fotos? Ve solo. Tus promesas no valen absolutamente nada para mí.
Corro a la velocidad que tener un solo zapato me lo permite porque no quiero que ningún invitado me vea en este estado. En cuanto veo una puerta cerrada la abro y encuentro lo que parece ser una especie de depósito oscuro, el lugar perfecto para esconderme. En cuanto cierro la puerta me deslizo contra la pared hasta caer al piso y hundo mi rostro entre mis rodillas.
No entiendo en qué momento mi vida se fue tan a la mierda. Tengo el control del trabajo y no tengo ni un poco de orden en mi vida personal. No es lo que quiero para mí. Merezco cosas buenas, merezco poder querer libremente a quien desee.
Las lágrimas desbordan mis ojos y queman mi piel. Pierdo la noción del tiempo en llanto, hasta que alguien abre la puerta del depósito.
🥵Espero que les haya gustado el capítulo porque estuvo potente
Levanta la mano si odias a Warrin igual que lo hace Charlotte ☝️☝️☝️
(*ᴗ͈ˬᴗ͈)ꕤ*.゚ Si les gustó el capítulo no olviden dejar sus votos y comentarios
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