Capítulo 19
El carraspeo de Stephanie suena lo suficientemente alto como para alarmarnos y darme tiempo a saltar de nuevo hacia el suelo, no sin tristeza de tener que separarme de mi asistente. Mi cuerpo ya siente que lo necesita, hay un extraño magnetismo que entra en funcionamiento cada vez que Isaac y yo estamos cerca, y nada bueno puede salir de eso.
Al ver a mi padre aparecer detrás de mi amiga le dirijo a ella una mirada de profundo agradecimiento y con velocidad trato de acomodar mi ropa y mi cabello, además de intentar recobrar el aliento, por supuesto.
—Señorita Benson, su padre está aquí para conversar un rato. Me fijé en la agenda y no hay ninguna reunión o compromiso, por lo que lo hice pasar —La voz de Stephanie suena alto, casi en un grito, para terminar de advertirnos.
—Querida Stephanie —empieza mi padre—, estamos en confianza y nos conocemos hace mucho, no hace falta que hables así delante de mí, porque sé que no lo haces cuando no estoy presente —agrega y mi amiga sonríe con timidez.
—Ciertamente no habla así —susurro para que solo ella pueda escucharme y su sonrisa desaparece.
—Hija mía— las palabras de mi padre suenan grave, imponiéndose en el espacio de la oficina.
Él nunca ha pasado desapercibido, no solo por el porte de su voz, sino por su tamaño y elegancia. Es un hombre alto, con espalda ancha y manos grandes. Su edad no le ha quitado su encanto y tampoco lo han hecho las tristes circunstancias de la vida, aunque sí le han quitado su cabello, suele bromear con eso a menudo.
—Papi—digo y escucho que Isaac intenta frenar una risa. Le doy un codazo disimulado para que calle, entiendo que nunca me ha escuchado hablar de una manera tan informal, pero no es el lugar indicado para andar bromeando—. ¿Qué te pareció la presentación?
—Brillante, por supuesto, no esperaba menos de ti.
Necesitaba oír esas palabras. El bienestar de mi padre es demasiado importante para mí. Sé que se hace el duro delante de los demás, en eso somos parecidos, pero el nunca volvió a ser el mismo desde que mi madre se fue sin previo aviso. Y comprendo que parte de ese bienestar puede ser conseguido al ver crecer y progresar a su empresa.
—Me alegra mucho escucharlo. Sé lo mucho que significa para ti esta compañía —respondo animada.
—No lo digo por la empresa, Charlotte, lo digo por ti. En el orden de prioridades estás tú y luego Hoteles Benson —menciona usando sus manos para indicar la distancia entre una cosa y la otra—. Y qué decir de ti muchacho — exclama estirando sus brazos hacia Isaac quien se acerca y lo saluda recibiendo el abrazo—. No me equivoqué al contratarte, has hecho un trabajo excepcional hoy. Puedo notar como mi hija y tú se complementan a la perfección, justo como esperaba.
—Muchas gracias, señor Benson —responde el pelirrojo frotándose el cabello de la nuca con pudor.
—Sabes que puedes llamarme Gabriel.
¿Desde cuándo estos dos tienen tanta confianza? Me quedo estupefacta observando como intercambian palabras como si se conocieran hace tiempo. Finalmente decido toser fuerte para interrumpirlos porque parecen haber olvidado que yo también estoy en la oficina.
—Papi, estaba pensando que podríamos anunciar la compra del crucero en la fiesta que habrá por el aniversario de la empresa.
—Me parece una idea sublime. Stephanie, ¿crees que puedes organizar algo especial para el anuncio a tiempo? —inquiere dirigiéndose a mi amiga que sigue de pie al lado de la puerta.
—Por supuesto que sí, señor Benson.
Sé que es verdad. Steph se viene preparando para eso mucho antes de la reunión de hoy. Ella siempre confía en mis capacidades para lograr cualquier cosa que me propongo en esta compañía.
—De nuevo con lo de señor, me hacen sentir un anciano —ríe mi padre. A decir verdad, no es tan grande, tiene cincuenta y un años —. Anota por favor que yo asistiré con mi hermana Martha — dice y Stephanie asiente—. Y tú me imagino que irás con Warrin.
Mi garganta se cierra cuando pronuncia ese nombre. Es obvio que va a creer que mi prometido será mi acompañante al evento, sobre todo porque también está ligado a la empresa al ser el hijo de Richard, pero no es algo que tenga ganas de hablar en este instante. Trago grueso a la vez que desvío mi mirada hacia Isaac. El pelirrojo es bastante pálido ya de por si, sin embargo, podría jurar que veo el poco color que tiene dejar su cara por completo. Habernos estado devorando hace un rato no ayuda a la situación.
—Sí, iré con él —acoto luego de una pausa que se percibe eterna.
—Perfecto, nos vemos en la fiesta entonces. Y ahora me retiro, me imagino que deben tener mucho trabajo por delante y no quiero seguir molestando.
Mi padre nos saluda a los tres y, tal como dijo, se retira, seguido de inmediato por Stephanie quien fue lo suficientemente inteligente como para huir a tiempo y evitar lo incómodo que se está por poner todo.
Me acerqué a la puerta para despedirlos, así que decido con lentitud y en silencio acercarme a Isaac. No sé en qué momento se me ocurrió que sería buena idea. A medida que me acerco a mi silla comienzo a notar que él se ve cada vez más inquieto. Se mueve de lado a lado y suspira hasta que se atreve a romper el silencio.
—¿Qué mierda fue eso, Charlotte?
Ugh, jamás me llama así por lo que me revuelve el estómago que lo haga justo ahora, significa que está enojado, razones no le faltan.
—No sé de que hablas.
—¿En serio crees que este es el mejor momento para hacerse la tonta?
—¡Ey! —No esperaba gritar, pero no pude evitarlo. Me pongo de pie, en parte para imponerme y en parte por la molestia que me genera su tono—. No te olvides con quién estás hablando, soy tu jefa y tú eres mi subordinado.
—Me parece que la palabra subordinado ya no sirve para describirme. ¿O acaso te besas con todos tus empleados en tu oficina? ¿Cuántos van ya?
—¡No te desubiques, Isaac!
—Está bien, acepto que me dirigí a ti de forma inapropiada y te pido una disculpa por eso —exhala con los ojos clavados en mí, de la peor manera posible y me señala de manera acusatoria—, pero lo que acabas de hacer no está bien.
—Querrás decir lo que los dos acabamos de hacer. No es que te forcé a formar parte de esto, me estás haciendo sonar como una degenerada. Te recuerdo que tú metiste tu lengua en mi boca con mucho entusiasmo.
—No me refiero a eso, por supuesto que tenía ganas de besarte —Su frustración crece, pasea por la oficina de nuevo y revuelve todo su cabello con impaciencia—. Quiero besarte cada maldito minuto de cada día. Los días que no te veo son miserables, Charlotte.
—Isaac...
—Déjame terminar, por favor —ruega acercándose al escritorio y asiento para que continúe—. Pienso en tus labios más de lo que me gustaría. Pero si voy a besarte no quiero que sea de esta manera.
—¿De qué manera? —No soy estúpida, sin embargo, me siento perdida.
Detesto el enojo que veo en su mirada y me deja sin palabras, sin habilidad para responder, cosa extraña en mí ya que ganar discusiones es uno de mis grandes talentos, uno del cual me enorgullezco mucho.
—Comprometida, de esa manera. Jodidamente comprometida con otro hombre. Te quiero toda para mí —Su confesión me quita todo el aire de los pulmones. Su respiración se acelera, aunque intente aguantarlo—. No quiero ser la clase de persona que se involucra con alguien que tiene pareja. No lo hice nunca y no voy a empezar ahora, ni siquiera por ti. No voy a abandonar los valores que mis padres me inculcaron.
Los puños se me cierran en el acto, dejando mis uñas marcadas contra la carne de mis palmas. Y el llanto se atora en mi garganta, por más que parezca querer explotar en cualquier instante.
Cada decisión que me ha llevado a este momento comienza a parecerme estúpida. Maldigo estar comprometida con Warrin, maldigo no poder decirle la verdad a Isaac sin poner en riesgo la compañía de mi padre. Porque yo también tengo ganas de besarlo cada vez que se aparece por la puerta de mi oficina llevando una sonrisa y dos cafés en la mano, y me destruye que sepa justo cómo me gusta tomarlo.
—Comprendo lo que dices, pero no es como crees —musito con un hilo de voz.
—¿Y cómo es entonces?
—No todo es tan sencillo, Isaac. Entiendo que a los veintitrés años todo te parezca blanco o negro, aun así, existen los grises.
—Charlotte, tienes veintiséis años, no eres una anciana. Deja de actuar como una señora seria y amargada. Sabes que eres más que eso, eres la chica que se emociona cuando ve llegar el tren y eres la que aparenta que no le quema el whisky con tal de no perder su orgullo, la que amanece llena de baba de perro y puede viajar en un camión lleno de excremento de ovejas y aun así verse increíble.
Ahora sí las lágrimas invaden mis ojos, pero de pura rabia. No hacia él, sino hacia las circunstancias por las que me ha hecho pasar la vida.
—Lamento informarte que he tenido que crecer antes de tiempo. Cuando te quedas sin mamá siendo tan solo una niña te ves forzada a ser tu propia madre, Isaac. Y también un pilar para que tu padre no se desmorone ante tus ojos. Sí, la mayoría de las veces actúo como una persona más grande de lo que soy, pero no me ha quedado otra.
Mi asistente rodea el escritorio para ubicarse a mi lado y apoya su mando en mi hombro en señal de apoyo y contención.
—Tienes razón, sé que la tienes. Aun así, lo de recién no puede volver a ocurrir —Su voz se ha suavizado.
Sin agregar palabra retira su mano y visiblemente decepcionado se acerca a la salida. En cuanto toma el pomo de la puerta siento como todo mi cuerpo se estremece.
—No quiero que te vayas —suelto con la voz entrecortada decidiendo pisotear mi ego por completo.
—Perdóname, Charlie. No puedo dejar que sigas jugando conmigo —responde y cierra la puerta detrás de él.
Solo hay una palabra que puede describir este capítulo: DRAMAAAAA y me encanta 😈
👀¿De qué lado están? Yo creo que ambos tienen sus razones para reaccionar así, pero me gustaría saber su opinión.
Por otro lado, ¿me ayudan a pensar nombre para el ship de los protas? Isalotte???? Charsaac? JAJAJ ninguno me convence, parecen nombres de Pokemón 🤣
°❀⋆.ೃ࿔*:・ ¡Si les gustó el capítulo no olviden dejar su voto! °❀⋆.ೃ࿔*:・
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro