Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18

La vuelta en tren fue exactamente lo que Isaac, para mi sorpresa, había proyectado. Trabajar, trabajar y trabajar.

Lo que sí me generó disgusto fue que no me tomé ni un momento para apreciar el paisaje. Para cuando llegamos de nuevo a la ciudad tenemos todo organizado y terminado para mi última presentación ante los inversionistas. Si todo sale bien, pronto tendremos un crucero que manejar.

Pensarlo todavía me parece un sueño, y por eso mismo ni siquiera me animo a decirlo en voz alta. Temo que si lo menciono se vuelva real y entonces cabe la chance de que todo salga mal. Eso es algo que ya no me puedo permitir, ni por mí, ni por Isaac, ni por todo el resto de los empleados de Hoteles Benson que cuentan conmigo para hacer crecer a esta empresa.

Hoy ha llegado el momento de la verdad y, aunque siempre me siento preparada, estoy dejando que los nervios se apoderen de mí.

—Realmente necesitas dejar de mover la pierna —me indica Steph quien está de pie a mi lado.

En la otra punta de la oficina se encuentra Isaac en completo silencio, con un bolígrafo colgando entre sus labios y el ceño fruncido por la concentración que tiene puesta en el papel que sostiene en su mano. Está repasando todos los informes que preparamos juntos.

En ellos se encuentra toda la información necesaria sobre cada crucero que hemos seleccionado para la presentación. Todos los pros y contras de cada uno, los márgenes de ganancia en base a la inversión y cuanto tiempo necesitamos para que el crucero elegido se encuentre en completo funcionamiento y listo para zarpar.

—No lo puedo evitar, la ansiedad se está apoderando de mi cuerpo.

—¿Estás segura de que podrás hacer la presentación? —pregunta Isaac, rompiendo el silencio de su intensa concentración.

—No te preocupes. Siempre hace lo mismo —le contesta Steph—. Parece que se está por venir abajo y en el momento que pone un pie dentro de la sala de reuniones toma el control absoluto de la situación. Mi amiga es admirable.

—Eso último lo sé —agrega el pelirrojo y yo desvío la mirada. Ya estoy demasiado alterada como para sumar algo más en lo que pensar.

Muevo mi brazo para que el puño de mi camisa celeste se corra y me deje ver el reloj plateado que cuelga de mi muñeca.

—Es hora, debemos ir yendo.

—¿Qué? ¿Ya? —inquiere Isaac contagiándose de mi estrés—. Falta un rato aún para que lleguen los demás.

—Tengo que ser la primera en llegar, ya sabes que es así. Y quiero que la sala esté preparada.

Los tres salimos de mi oficina y caminamos con paso rápido y decidido hasta la sala de reuniones.

Isaac se encarga de montar el proyector y preparar las diapositivas que se verán en el mismo. Mientras tanto, yo acomodo en orden los papeles que hemos estado preparando y dejo una carpeta con copias frente a cada silla de la sala que todavía se encuentra vacía.

Stephanie trae tazas que coloca al lado de las carpetas y se retira a preparar café para servirle a los inversionistas. Siempre es más fácil convencer a alguien cuando está de buen humor, y qué mejor que el café para poner contentos a un grupo de hombres que quieren parecer ocupados todo el tiempo.

Terminamos de preparar todo mientras pasan los minutos. Vuelvo a mirar mi reloj y me coloco en la punta de la mesa. Apoyo ambas manos sobre la superficie de esta y cierro los ojos para inhalar y exhalar profundamente tres veces, intentando mentalizarme para lo que está a punto de ocurrir.

La mano cálida de Isaac se apoya en mi tensionado hombro tomándome desprevenida y haciéndome abrir los ojos de golpe, algo aturdida.

—Perdón —suelta y puedo ver en su mirada que ahora sí está ansioso y preocupado—. ¿Estás lista?

—Nací lista.

—Esa es la respuesta que buscaba —dice con una amplia sonrisa que logra en mí la relajación que tanto necesitaba.

Inclino mi cabeza en un gesto de agradecimiento por la confianza que tiene puesta en mí hasta que tres golpes en la puerta interrumpen mis pensamientos. La puerta se entreabre y Stephanie se asoma.

—Charlie, ya han llegado todos, incluidos tu padre y el de Warrin. Están viniendo hacia aquí.

Siento dentro de mi pecho como el corazón se me detiene por un segundo. Mi padre y el de Warrin son los dos accionistas e inversores mayoritarios de Hoteles Benson, estuvieron en la primera reunión por el crucero, dieron su visto bueno al proyecto y luego no volvieron a aparecer, son hombres ocupados y agotados. Pero sí deben estar presentes en la última reunión donde se cuentan los votos y se decide el resultado. Sabía que iban a venir, aun así, me cuesta manejar la presión que significa para mí que mi padre me vea manejando su empresa.

Con todo el esfuerzo que logro reunir asiento para indicarle a Steph que está todo listo y un momento más tarde los hace pasar. Uno por uno van ingresando a la sala de reuniones saludándome a mí y luego a mi asistente con un apretón de manos. Parece que cuánto más fuerte aprietan más poder creen tener.

Al menos se comportan mejor cuando mi padre está presente. Nadie intenta besarme en las mejillas o abrazarme. Me gustaría que no hiciera falta que él esté aquí para eso, pero por hoy me conformo con esta situación.

En el momento en el que me toca saludar a mi padre y a Richard, el padre de Warrin, mantengo mi perfil profesional. Todos saben la íntima relación que nos conecta, sin embargo, no quiero ser tratada como "la hija de", por lo que nos saludamos con un apretón de manos, igual que con los demás. Aunque mi padre logra disimular un guiño cargado de orgullo que eleva mi seguridad.

Luego todos toman asiento, endulzan sus cafés y abren sus carpetas para comenzar a revisar la información que les hemos proporcionado mientras Isaac inicia las diapositivas y se va al fondo del salón para poder verlas bien e ir pasando de a una. Yo voy agradeciéndoles a todos por venir para ir iniciando la reunión, de pie, por supuesto, para imponerme sobre los demás.

Lo que dijo Steph hace un rato es verdad. Los nervios se apoderan de mi hasta que abro la boca. Una vez que arranco con mi presentación las palabras fluyen con confianza dejando notar mi lado perfeccionista y lo mucho que he trabajado para este día. Porque no se trata de suerte, se trata de un esfuerzo constante por cumplir mis objetivos y hacer crecer esta compañía. Se trata de noches sin dormir, días de postergar asuntos personales por el trabajo, tener siempre la mente ocupada con asuntos laborales. Y no hablo solo por mí, también sé que Isaac ha pasado por lo mismo, al igual que Stephanie y cada persona que forma parte de este equipo y viene a la oficina todos los días. Nadie llega a ningún lado solo.

En total hay veinte inversionistas sentados en la mesa. Como mi padre y Richard son accionistas mayoritarios su voto vale un poco más que el del resto. Sin embargo, necesitamos más de la mitad de votos positivos para que se apruebe el proyecto. Hasta ahora siete personas han votado a favor de adquirir el crucero. Algunos de ellos todavía dudan porque se trata de una inversión bastante grande, otros directamente son unos amargados que nunca le dicen que sí a nada, y el resto son unos ancianos que se niegan a todo lo que sea nuevo.

El objetivo de hoy es terminar de convencer a los que dudan por cuestiones de dinero. Por eso estuvimos armando tantos informes enfocados en esa parte, remarcando la velocidad con la que recuperarían la inversión y formas de reducir la cantidad de dinero que deben proveer.

A medida que mi discurso avanza y las diapositivas van pasando desvío mi mirada de Isaac hacia mi padre buscando aprobación de ambos. El pelirrojo asiente cada vez que lo miro indicándome que todo está marchando bien y mi padre levanta el pulgar de vez en cuando.

Media hora después hemos terminado. Isaac prende las luces y se para a mi lado. Damos lugar a preguntas que contestamos entre los dos y luego llega la hora de las votaciones.

Me gustaría cerrar los ojos ahora mismo y volver a abrirlos cuando todo haya terminado, pero no puedo. Tengo que ver, con el estómago revolucionado, como van tomando las últimas decisiones. Las primeras manos en levantarse son, por supuesto, las de mi padre y el de Warrin, seguidos por los otros cinco inversionistas que habían dado su sí anteriormente.

Una vez que terminan exhalo antes de ponerme a contar. Mis ojos recorren toda la mesa despacio.

—Charlie... —Isaac susurra mi nombre sonando sorprendido.

Su mano roza la mía y sé que es porque ha intentado tomarla y se arrepintió a último momento. Estamos en la oficia, en el medio de una reunión después de todo.

—Lo sé.

Es lo único que logro contestar. He contado todas las manos levantas dos veces. Son catorce. Lo conseguimos, el proyecto del crucero al fin es un hecho, ha sido aprobado.

Quiero llorar, gritar y saltar al mismo tiempo, mas debo mantener la compostura frente a estas personas. Después de unas formales despedidas y agradecimientos Isaac y yo nos retiramos, mientras que los demás permanecen en la sala de conferencias conversando entre ellos.

—Todavía no — le indico a mi asistente cuando noto que va a hablar—. Mantente estoico hasta llegar a la oficina.

Se lo digo a él, pero debería estar hablando conmigo misma porque por dentro quiero derretirme sobre la alfombra del pasillo. En cuanto entramos a mi oficina y cierro la puerta se me escapa un grito que junta alivio y alegría.

—¡Charlie! Oh por Dios.

—¡Isaac!

Solo alcanzamos a gritar nuestros nombres, no tenemos más palabras. Decido seguir el impulso que me nace de correr hacia el pelirrojo y saltar sobre él. Isaac me sostiene por la espalda con ambos brazos y yo enrosco mis piernas alrededor de su cintura. Hundo mi rostro en su cuello y siento como si pudiera romper a llorar ahí mismo. Mi asistente gira en el lugar a la vez que ajusta su agarre contra mí.

—Lo conseguiste, Charlie.

—Lo conseguimos —lo corrijo y lo veo sonreír de oreja a oreja, justo como me gusta.

La adrenalina del momento me lleva a hacer algo que no debería, pero que no intento frenar. Beso a Isaac con ganas, dejándome ahogar por su perfume y la calidez de su aliento. Pienso que él va a detener el beso e imponer distancia, sin embargo, en vez de eso intensifica el momento haciéndose lugar con su lengua dentro de mi boca.

Isaac no me deja caer mientras sus suaves jadeos chocan contra mis labios y sus manos demandantes recorren mi espalda. En este momento parece que no existe nada más. El mundo exterior se ha detenido y solo puedo concentrarme en lo que está ocurriendo dentro de estas cuatro paredes.

Hasta que la puerta de la oficina se abre de par en par. 

🤔¿Quién creen que abrió la puerta? aaaaaa justo en ese momento 😈

💙Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, de ser así déjenmelo saber con sus votos y comentarios :3 Motivan más de lo que creen y calientan mi corazoncito 

🚢Yo estoy muy orgullosa de ellos ¡Lo consiguieron!🚢

En otro tema, pido disculpas si encuentran algunas palabras pegadas en algún que otro capítulo, es una falla de Wattpad lamentablemente y aunque lo corrija siguen así :c

(づ ᴗ _ᴗ)づ♡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro