Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13

Sobre mi escritorio descansa una pila de hojas blancas escritas con tinta negra, justo como Warrin lo prometió. Paso mis pulgares con calma por los bordes, cuidándome de no cortar mi piel. La respiración se me dificulta, pero trato de controlarla porque sé que si pierdo la poca paciencia que me queda rompería todos los papeles a la mitad. Y nadie sale ganando con eso.

No puedo creer que el imbécil haya escrito más de diez hojas.

—Es un estúpido, tengo ganas de ahorcarlo. Te juro que si lo tuviera en frente le haría...—dice Holly antes de comenzar a lanzar movimientos de karate en el aire.

En cualquier otro día su actitud infantil me resultaría algo tediosa, sin embargo, en este momento me roba una risa que encuentro necesaria.

—No vas a firmarlo, ¿verdad? —cuestiona Steph tomando el contrato en sus manos y volviéndolo a ojear.

—No lo sé.

—Charlie, este contrato básicamente dice que tienes que hacer todo lo que Warrin quiera por el resto de tus días—agrega.

Exhalo con pesadez. Por supuesto que estoy al tanto de lo que dice Stephanie. Aun así, no puedo dejar morir la compañía de mi padre por algo así. La culpa me acompañaría por el resto de mi vida. Warrin conoce mis fortalezas y mis debilidades, sabe que lo que menos deseo en este mundo es ver sufrir a la persona que más admiro. Se está aprovechando de eso con un nivel de maldad que no esperaba. Me siento tonta por estar sorprendida.

—¿Qué otra opción me queda?

—Habla con tu padre, estoy segura de que entendería—contesta Steph—. Te ama más que a nada en el mundo, y por supuesto que le importas más tú que la compañía.

—Eso significaría confesarle que el compromiso con Warrin siempre fue una farsa—suspiro volteando la cabeza de lado a lado—. No puedo hacerle eso, le rompería el corazón saber que le mentí sobre algo tan delicado durante tanto tiempo.

—Estás subestimando demasiado a mi tío, Charlotte—me reprocha Holly por fin tomando asiento—. Somos una familia de personas fuertes. Además, mentir y ocultar no es lo mismo.

—En este caso es una mentira pura y dura, Holly.

Mi prima le arrebata a Steph el contrato de las manos y del bolsillo de su pantalón saca un encendedor al mismo tiempo que se le dibuja una sonrisa perversa en el rostro. La llama anaranjada se acerca a la punta del documento en segundos, retrayendo levemente el papel hacia adentro.

—¿Qué haces? ¿Pretendes prender fuego toda la oficina? —grito molesta poniéndome de pie.

—No le demos el gusto a Warrin, quememos su estúpido contrato y también sus huevos—sonríe cada vez con mayor amplitud dejando ver el chicle rosado dentro de su boca.

—Por favor, dime que eres consciente de que puede hacer cuantas copias quiera—menciona Stephanie rodando los ojos.

—Ah.

—Dios santo, Holly— musito y me dejo caer de nuevo en la silla agotada, cuando ni siquiera es el mediodía.

—Bueno, ¿pero lo de los huevos sigue en pie?

—Qué tal si guardamos el encendedor y nadie prende fuego nada—sugiere Steph aguantando la risa cuando nota mi nivel de estrés.

—Me gusta esa idea. No voy a tomar una decisión respecto al contrato ahora mismo así que mejor usemos nuestro tiempo en algo útil. Steph, cuéntame hasta dónde has avanzado con respecto a la fiesta del aniversario de la empresa.

Mi amiga se entusiasma. Deja su tableta sobre el escritorio, esa que ya parece una extensión de su propio cuerpo, y comienza a mostrarme todas las ideas que ha recopilado. También destaca los puntos de los que ya se ha encargado y tiene resueltos. Aunque todavía falta ultimar algunos asuntos, Steph se ha movido bastante rápido. Con razón luce tan agotada últimamente. Me ahorro mencionar que no ha tenido en cuenta ninguna de mis sugerencias para la fiesta, por esa misma razón.

Por un lado, la entiendo. No soy nunca el alma de ningún evento y tampoco salgo mucho por lo que no estoy al día en cuanto a tendencias de entretenimiento. Muerdo mi labio inferior como reacción involuntaria ante lo molesta que me hace sentir que tal vez he desperdiciado tiempo de mi juventud encerrada en esta oficina, pero ese estilo de vida simplemente no es lo mío.

De vez en cuando mi prima lanza algún comentario o aporte, sus ideas juveniles y energéticas me parecen perfectas para este tipo de evento y eso logra despertar una idea en mi cabeza que me parece brillante.

—Holly, ¿por qué no te unes a Steph para organizar la fiesta? Ella no va a estar tan agotada si recibe un poco de ayuda y a ti por supuesto que te pagaría por tu servicio. Todas ganamos.

—Ay, Charlie, es tan adorable que sugieras algo así—responde mientras niega con la cabeza riendo.

—¿Adorable?

—Sí, yo nací para gastar dinero, no para ganarlo.

Primero pienso que lo dice bromeando, sin embargo, ni un solo músculo se mueve en su rostro, así que asumo que está siendo completamente honesta. Esa es, en serio, su filosofía de vida. Suspiro cerrando los ojos al mismo tiempo que Stephanie cubre su boca aguantando la risa que le provoca el superficial comentario de Holly.

—Entonces, ¿para qué viniste hoy a la oficina?

—Estaba aburrida.

Sus palabras son suficientes para darme cuenta que no voy a poder continuar soportando el día a menos que algo de cafeína ingrese a mi sistema, y algún bocado tampoco estaría mal.

—Si no tomo una taza de café en este momento voy a llorar—digo siendo consciente de lo exagerada que sueno y me pongo de pie acomodando luego las arrugas del pantalón marrón que visto hoy.

—Puedo traerte una taza—se apresura a hablar Steph—, o pedirle a Isaac que lo haga—agrega tomando su teléfono.

—¡Sí! Trae al pelirrojo, mis retinas necesitan ver algo guapo—chilla Holly demasiado alterada para mi gusto.

—Tus retinas no van a ver nada, iré yo. Hoy voy a almorzar en el comedor con los demás y pueden acompañarme si quieren.

Noto como Steph y Holly intercambian miradas sospechosas, pero no las culpo. Siempre como sola en mi oficina, o algunas veces con Isaac desde que entró a trabajar aquí. La comodidad que me da la soledad de estas cuatro paredes hace que sea sin dudas mi lugar seguro. Sin embargo, hoy siento que necesito salir un poco de aquí, respirar otro aire, ver otros rostros. Saber que la compañía puede estar en peligro si no firmo el contrato me hace apreciar de una nueva manera a todos los que forman parte de la misma.

Salgo de la oficina y a medida que me hago paso por el piso noto como la mayoría hace silencio o agacha la cabeza retomando sus tareas. Antes eso me hacía sentir bien. Hoy, por alguna razón, forma un nudo en mi estómago.

Escucho a Holly y Stephanie caminando detrás de mí y sé que ellas también escuchan los murmullos. Holly incluso lanza malas miradas para un lado y para el otro. Se hace la dura, pero es muy sobreprotectora conmigo.

Llegamos al área de descanso primero ya que quiero llenarme una taza de café hasta el tope antes de ir al comedor principal por el almuerzo. Está bastante repleta de gente ya que es el mediodía. Paseo mi rostro con disimulo por el lugar buscando la cafetera, intentando no dejar tan en evidencia que no tengo idea donde se ubica porque nunca vengo aquí.

De pronto la encuentro, con un grupo de personas alrededor. Y justo al lado una cabellera pelirroja, en un fallido intento por lucir peinada. Isaac se ve resplandeciente, con una enorme sonrisa y adentrado en una conversación que parece muy entretenida. Continúo el recorrido con mis ojos y encuentro a la segunda persona que forma parte de dicha conversación. Una mujer que no conozco ríe ante cada palabra que mi asistente dice y lo toma por la mitad del brazo al mismo tiempo, pareciendo apretar un poco en el proceso de ese gesto de una significativa confianza.

Mi interior se retuerce por completo. Me gustaría convencerme de que es el hambre o a la falta de cafeína, sin embargo, no sirve de nada mentirse a uno mismo. Lo que siento son celos.

—Steph—la llamo sin apartar los ojos de los otros dos—. ¿Quién es ella? —pregunto inclinando la cabeza con liviandad, fingiendo desinterés, hacia la mujer de ojos verdes y cabello negro cortado hasta la altura de su quijada.

La encuentro a mi amiga intentando entender de quién hablo, pero en cuanto lo ve a Isaac sé que ha comprendido todo.

—Se llama Tatiana, es la nueva encargada del equipo de Marketing.

—Nunca la había visto—pienso en voz alta jugueteando ansiosa con uno de mis rizos.

—Porque entró a la empresa hace tan solo dos semanas.

—¡¿Dos semanas?!

Mi intención no era que las palabras me salieran tan altas, algunos de los presentes incluso se voltean a mirarnos sobresaltados para luego seguir con lo suyo. Es que no puedo evitar la sorpresa, ¿cómo pueden parecer tan cercanos a solo dos semanas de haberse conocido?

De pronto un fugaz pensamiento se aloja en mi cabeza, Isaac y yo nos acostamos a los dos días de conocernos. La maraña de sentimientos vuelve a irrumpir en mi estómago provocándome un malestar que me marea.

Seguro se ha acostado con esta chica también. Voy a tener que confrontarlo al respecto, no puedo creer que haya roto una de las reglas del acuerdo que hicimos el primer día. Pensé que había quedado muy en claro que no podía estar con nadie de la oficina. No puedo creer que esté haciendo esto y justo cuando...

—Charlie, tranquila—susurra Holly apoyando su mano en mi hombro al notarme agitada—. Vayamos a comer algo, nadie puede pensar con claridad cuando tiene el estómago vacío.

Asiento dándole la razón e intentando recobrar la normalidad de mi respiración.

—Es sólo que me tomó desprevenida tanta confianza ¿Notaron como lo agarraba del brazo?

—Suelen hablar mucho en el área de descanso—confiesa Steph esquivando mi mirada.

Me sienta pésimo el hecho de que yo nunca me tomo un respiro, pero peor me sienta que Isaac lo sepa.

—Tal vez no tengo que dejar que mi asistente se siga tomando descansos—intento bromear para cambiar de tema y Stephanie se ríe antes de dirigirnos hacia la puerta para irnos al comedor.

Antes de salir vuelvo a echar una mirada hacia Isaac y la muchacha de corto cabello negro. Está vestida con colores llamativos y hasta sus accesorios son estridentes. Miro hacia abajo a mi pantalón marrón y a mi camisa blanca, perfectamente almidonada, recién salida de la tintorería y no puedo evitar sentirme un poco mal.

Aun así, verlo disfrutar su presente es lo que me hacía falta para darme cuenta que no puedo firmar el contrato de Warrin. Pase lo que pase no puedo fallarle a Isaac cuando este trabajo es tan importante para él. No puedo fallarle a ninguno de mis empleados, ni siquiera a mi misma, por lo que voy a pelear con uñas y dientes por esta empresa. 

✨Buen domingo, gente linda.

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, déjenme saber sus opiniones en comentarios y no olviden dejar sus votos 👉⭐

💜Yo, por mi parte, estoy súper orgullosa de Charlotte y todo este cambio que está sintiendo y viviendo. Y por no dejarse vencer por Warrin, obvio.

⋆ ˚。⋆୨♡୧⋆ ˚。⋆

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro