Hoseok de nuevo estaba molesto, miró al invitado con el ceño fruncido y observó las flores.

Inmediatamente fue a la cocina por un jarrón.

—Supongo que las traes para la casa, se verán bien en el centro de mesa. Taehyung no tardará mucho— dijo moviendose de un lado a otro con el jarrón, lo lleno de agua y empezó a acomodar las azucenas que Chanyeol había llevado.

Cuando las flores estuvieron acomodadas dentro del jarrón, Hoseok lo puso en la mesa de centro.

—No vas a sentarte?— preguntó. El primo de su esposo no había tomado asiento en el sillón, lo había estado siguiendo mientras se movía. Eso lo puso nervioso, no soportaba a la gente metiche y Chanyeol tenía toda la pinta de serlo.

Como si buscará saber todos los pasos de Taehyung y él, a Hoseok le daba la intención que era como un lobo cazando a sus presas.

Taehyung y él eran las presas.

—Ahorita, es más divertido verte dando vueltas, como si no supieras que hacer.

Hoseok frunció el entrecejo.

—No le veo lo divertido.

—No te caigo bien verdad?, Te pongo nervioso —preguntó. Hoseok bien pudo mentirle y decirle que no sabía de qué hablaba.

—No, no me agradas, no voy a fingir que lo haces sólo porque eres familiar de mi esposo.

Chanyeol se tiró a reír y su sonrisa le causó un escalofrío a Hoseok. A pesar de que el aire era más cálido de lo normal y salir afuera, con el sol golpeando tu cuerpo se sentía como el infierno, Ese día Hoseok ni siquiera se había preocupado en arreglarse una vez que salió de la ducha. Sólo se había colocado unas bermudas verdes, y unas chanclas, finalmente y sin peinar se había tirado al sillón para tomar una sienta.

Se despertó, sólo porque alguien estaba haciendo ruido. Pensó que era Taehyung.

—Me gusta que seas tan transparente y sincero, tampoco me agradas.

—Correcto, no me interesa agradarte de todos modos, puedes esperar a Taehyung sentando en el sillón, iré a descansar arriba —Dijo, no queriendo seguir charlando con el hombre—. Y la próxima vez que nos visites, agradeceria que avisarás. Y por favor, no entres a esta casa sin pedirme permiso, como si fuera tuya, tienes que avisarme. No sé que cómo hiciste para entrar, pero si es que tienes una llave. Entregásela a Taehyung.

El volvió a sonreír, pero de sus labios no salieron ningún ruido.

—Justo a eso vine, a entregarle la llave.

—Llevamos meses aquí, debiste hacerlo desde el primer día.

La sonrisa que Chanyeol le mostró, lo hizo estremecer, diferente a las anteriores que eran puro sarcasmo y un poco de malicia.

Esta nueva sonrisa era aterradora.