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Capítulo 59: "La habitación" (1/2)







Maratón 

Pov's Lía


—Celito, aquí papá —Voy saliendo lentamente de mi sueño cuando escucho a Matt hablar por lo bajo, seguido siento una sensación húmeda en mi vientre —Hola bebé —Vuelve a hablar entusiasmado cuando ambos sentimos que cielito patea un poco, aún así, no abro los ojos, quiero saber que está haciendo —Pequeña, quería pedirte 
un favor —Susurra y su aliento cálido choca contra mi vientre creando cosquillas. Siento su dedo dibujar círculos en el mismo lugar en el que nuestra hija pateó hace un momento —Yo sé que oyes a mamá cuando te habla, ella es muy bonita contigo y estoy segura de que la amarás, porque es imposible no hacerlo. —Me derrito al oírlo. —Así que, cuando oigas que te habla —Dice bajando su tono de voz —Patea o muévete así no se siente celosa —Contengo una risita y muerdo mi lengua al escuchar su pedido. De verdad me alegraba haberme despertado para presenciar un momento tan tierno. 

Me quedo quieta unos minutos, no queriendo interrumpir el momento padre e hija. Luego de una larga sesión de besos y caricias Matt comenzó a hablarle de su trabajo, pero no de lo que estaba pasando.

—Siempre soñé vivir lo que ahora me está pasando, sabía que quería ser padre de una niña hermosa como tú, sabía quién quería que sea tu madre, sabía que siempre me iba a dedicar a lo que amaba —Se calla por un segundo —Y… aunque las cosas a veces no salen como las planeamos debemos poner todo de nosotros, quiero que cuando crezcas luches por tus sueños, elijas lo que elijas te apoyaremos —Siento sus labios en mi piel mientras cielito se mueve como loca dentro de mí, por lo que no puedo disimular más y con lo último que me queda de actuación, finjo despertar.

—Mm... —Murmuró desperezándome. Siento sus labios temblar en una pequeña risa sobre mi piel, para luego comenzar a dejar besos por mi vientre subiendo hasta quedar frente en mi rostro, lo miró con una sonrisa que claramente me devuelve pero de forma seductora. 

—Buenos días cariño —Siguiendo mi actuación, cubro mi boca para "bostezar". Me pego a la parte baja del respaldo para dejarle un espacio frente a mi.

—Buenos días cielo —Se sube al sillón y se recuesta a mi lado, dejando un beso en mi frente. Apoya su mejilla en su mano para poder mirarme —¿Dormiste bien? —Pregunta estirando su brazo libre para acariciar mi mejilla. Cierro los ojos disfrutando de su caricia. 

—Quiero un abrazo —Murmuro moviéndome hasta pegarme a su gran pecho que, rápidamente, me acoge de forma cálida. —Dormí de maravilla —Digo dejando un beso en su piel descubierta por la abertura del cuello de su remera.

Y con ese orgasmo como para no dormir bien -pienso-

—¿Quieres desayunar? —Pregunta acariciando mi pelo. Restriego un poco mi nariz sobre su piel cuando el sueño vuelve a inundarme.

—Si —Digo bajito, respirando hondo para impregnar mi sistema de su aroma —¿Cómo haces para tener olor a perfume todavía? —Pregunto todavía con la frente en su pecho.

—Me puse antes de que te despiertes —Confiesa y ambos reímos. Su mano llega hasta mi nuca y la acaricia con pequeños círculos que me relajan aún más. —Es una broma, me bañe —Levanto mi cabeza para mirarlo.

—Ahg no me mires, soy un asco —Volteo mi cara y cierro los ojos, recordando que yo no me había bañado todavía y que seguramente tenía la cara o con saliva o con el cabello un asco.

—Si fuera mujer,  ya me hubiera mojado al ver tu rostro —Bromea usando casi la misma frase que le había dicho yo ayer, no puedo evitar soltar una carcajada.

—Idiota —Empujo su hombro.

—Eres hermosa, hasta con los pelos todos revueltos —Toma mi rostro para dejar un beso en mis labios, en donde solo esperaba no tener tan mal aliento —Venga, vamos a desayunar —Dice enérgico levantándose del sillón.

—Mm… —Me quejo mientras me estiro mis brazos y piernas todavía cansada —Cielito no quiere levantarse —Protesto cuando siento sus manos tomar mis talones y tirar de ellos suavemente arrastrándome hasta el borde del sillón.

—Son dos flojas —Se inclina sobre mí, pero sin aplastarme —Sin dudas eso lo saco a ti —Dice metiendo sus manos debajo de mi cuerpo para de un segundo a otro levantarme por los aires. Enredo mis piernas en su cadera y abrazo su cuello para no caerme, aunque sabía que Matt jamás me dejaría caer.

—Podría acostumbrarme a esto —Rió contra su cuello —¿Se te perdió algo? —Bromeo cuando sus manos suben desde mis piernas para tomar mi trasero. Le da un pequeño apretón adentrándonos en la cocina. 

—El sexy trasero de mi novia —Dice apoyándome en la encimera. Sonrió sintiendo un cosquilleo en mi estómago al escucharlo decirme novia —Por suerte lo encontré —Se inclina un poco,mya que sigue siendo más alto que yo, y pega su boca a la mía.  

Cierro los ojos aceptando gustosa su boca, enredando mis dedos en su cabello mientras saboreó sus carnosos labios. Suspiro cuando su lengua se adentra en busca de pelea, la succiono entre mis labios haciendo que el gruña por lo bajo, río desvergonzadamente sobre sus labios que me capturan una y otra vez.

—Debemos desayunar —Me separo de sus dulces labios, consciente de que si no parábamos íbamos a terminar en otra situación más complicada —¿Sabes qué? —Apoyo mis manos en su pecho mientras miro sus ojos —Propongo entusiasmada mientras mis dedos descienden desde su pecho hasta su abdomen.

—¿Es una cita? —Pregunta acariciando mi baja espalda y sonrió mientras asiento. —Solo si me dejas pagar —Condiciona y ruedo los ojos. —Tú nunca me dejas hacerlo —Dice la verdad, siempre era a medias.

—Pero yo te invité —Murmuro todavía recorriendo su abdomen con mis manos que no saben quedarse quietas, en cambio llegan hasta su pantalón.

—Okey —Toma mis manos —Pero si sigues tocando así, no nos vamos a ir —Advierte y sonrió satisfecha por salirme con la mía y bajo de la encimera.

—Voy a bañarme, si no van a pensar que sales con un vagabundo —Digo saliendo por la puerta de la cocina.


. . . 



Media hora después estábamos en camino a una cafetería que estaba en el centro. Ya me había bañado y puesto uno de mis vestidos nuevos, era hora de que los use.

Opté por el banco, Matt tenía razón, resaltaba mis pechos, lo pillé mirándome disimuladamente varías veces, cosa que me hacía reír, me gustaba que él me mirara de esa forma, solo él. Cuando salí de la ducha él ya estaba preparado se había puesto unos Jeans negros con una remera blanca, y si, se puso la chaqueta negra, así que ya sabrán como vienen mis hormonas.

Le quedaba muy sexy, parecía un chico malo.

En cuanto llegamos a la cafetería bajamos y tomé su mano, estaba orgullosamente feliz de pasear con mi familia, mi pequeña familia. Nos sentamos en una mesa que estaba junto a la ventana, podíamos ver toda la ciudad que apenas estaba transitada por lo temprano que era.

—Yo quiero medialunas —Digo cuando nos sentamos, antes de  que quien nos iba a atender se acercará.

—Como siempre —Mjrmjra divertido y yo sonrió —¿Para tomar? —Pregunta echando un vistazo a la carta. 

—Uh... se me antoja capuchino —Muerdo mi labio, antojada, hace mucho no tomaba de eso. 

Luego de un rato nos atendió una chica, Matt le dijo lo que queríamos y nos lo trajeron minutos después. No había casi nadie en el lugar, éramos los únicos locos un domingo a la mañana, y tan temprano.

—El otro día pase por la pinturería que está aquí en el centro —Habla Matt. Estábamos disfrutando de un delicioso capuchino, habíamos pedido lo mismo —Estaban de oferta algunas pinturas, pero no compré porque quería consultarte el color. —Me explica, llevando su pequeña taza, a comparación de sus grandes manos,  hacia su boca. 

—Para la habitación de cielito ¿no? —Pregunto dudosa y él asiente —¿Qué color te gusta a ti? —Revuelvo mi capuchino mientras lo observó.

—Estaba pensando en pintar una sola pared, pero no se me ocurre el color —Apoya sus brazos en la pequeña mesa y mis ojos se desvían hacia su cuerpo. Lo conocía desde hace tanto tiempo, pero aún me sorprendía lo grande que era a diferencia de las demás cosas que nos rodeaban. 

 
—Yo pensaba en un lila o verde agua —Estaba de acuerdo era mejor pintar una sola pared, también conllevaba menos trabajo y era lo que necesitábamos, cielito no tardaba en nacer.

 
—Podemos pasar por ahí cuando terminamos de desayunar y lo compramos —Toma mi mano sobre la mesa y asiento feliz disfrutando de las ricas medialunas, cielito seguro estaba igual que yo. —Así tendremos todo preparado para cuando llegue la cuna —Asegura. 

—¿Sabes que también tenemos que comprar? —Digo consciente de que estábamos gastando mucho dinero ahora, ya que no lo habíamos hecho en su momento, por estar centrado en nuestros problemas —Una red —Acaricio con mi pulgar el dorso de su mano —Las que son para los balcones —Aclaro cuando parece no entender.

—Oh sí, había pensado en eso —Debíamos ponerla por la seguridad de cielito —Hay empresas que las colocan —Asiento pensando en que deberíamos buscar en internet algún número. 


. . .


—Mira estas luces —Digo emocionada. Habíamos salido de la pinturería hace un rato, cuando nos dimos cuenta que en el local de al lado había una tienda que vendían muchas cosas de declaración así que dijimos ¿por qué no?

—En la habitación de cielito, nubes —Dice tomando una de las cajas que las contenían para inspeccionarlas, emocionado al igual que yo por la idea. Habíamos elegido un color verde medio celeste, me gustó porque en un rincón de la habitación teníamos un sillón que tenía un color parecido, así que combinará. Las luces las incluimos en nuestro carro de compras. —¿Cuándo llegarán las cosas que pedimos? —Pregunta mirando en unos estantes. —Mira, podríamos ponerla en su cuna —Sostiene una letra "A" color madera en sus manos y asiento  inmediatamente,  ya que combinaba con el estilo que estábamos siguiendo.

—Podríamos pintarla de el mismo color que la pared —Propongo y él asiente metiendo en el carrito, que para este momento está repleto con las luces, almohadones, cuadros de ositos y un arbolito para la pared que cumplía la función de perchero. 

Salimos de esa tienda luego de comprar un poco de decoración, la cuál pagamos a medias. Luego de que él se haya tomado la libertad de pagar la pintura solo excusándose en que yo pague el desayuno. 

—¿A qué hora debemos ir de tus padres? —Pregunto cuando entramos al apartamento, veníamos cargados de bolsas en mi caso y cajas y tarros de pintura en el caso de Matt.

—Dijo que hasta las diez no servirían la cena —Asiento dejando las bolsas con la decoración sobre el sillón —¿Por qué? —Pregunta acomodando lo que cargaba cerca del sillón. 

—Pensaba que podríamos parar un rato a casa de mis padres para saludarlos y que vean a cielito. —Le explico dejándome caer en el sillón un poco agotada.  

—Si quieres le canceló a mi padre —Dice seriamente, estaba segura de que él quería evitar a su padre.

—No —Digo firme —Debemos sacarnos las dudas, hay que hablar ¿No aprendiste nada de nuestra historia? —Pregunto llevando las manos a mi vientre para acariciarlo un poco —Siempre hay que hablar Matt. —Murmuró lo último. 

—Okey —Suspira pasándose una mano por su pelo. Estiro mis brazos desde el sillón siendo incapaz de levantarme para llegar hasta él. 

—¿Quieres que empecemos o lo hacemos después de comer? —Preguntó una  vez que está junto a mí inclinado y puedo  entrelazar mis brazos alrededor de su cuerpo.

—Falta mucho para comer, podríamos empezar ahora —Mete las manos por debajo de mis muslos y me eleva del sillón, mirando su reloj de su brazo libre cuando solo necesita uno para cargarme. 

—Okey —De repente me sentía con mucha energía, seguramente porque he esperado mucho para hacer esto. —Vamos a cambiarnos —Grito emocionada señalando el pasillo hacia nuestra habitación. Matt me baja dejándome caminar hacia la habitación oyendo sus pasos detrás de mí.

—Con lo sexy que te quedaba —Murmura cuando le doy la espalda quitándome el vestido blanco —Mm… Pero así está mejor cielo —Lo siento acercarse desde otras, podía sentir el calor de su cuerpo. Sus manos me rodean tocando mis pechos cubiertos por el sostén descaradamente y sonrió. 

Me separo de sus traviesas manos y volteo mirándolo con una sonrisita picara, mis manos van despreocupadamente hacia mi espalda soltando mi sostén. Lo dejó caer al suelo, dejando mis pechos descubiertos.

—Me incomoda —Me quejo del sostén pasando por su lado luego de dejarlo deleitarse con las vistas —Vamos —tomó una remera suya que no llegaba a cubrir mis muslos por lo grande de mi panza y me la pongo. Él estaba perplejo, obvio no esperaba tal acto.

—Si —Carraspea y río bajito saliendo de nuestra habitación. Escucho como se mueve rápido todavía dentro de esta, debe estar cambiándose. Camino hasta la sala en busca de la pintura y los demás materiales que necesitábamos. 

—Yo lo llevo —Se adelanta antes de que pueda tomar el tarro de pintura. ¿Cómo llegó tan rápido? Ruedo los ojos y tomó los pinceles y rodillos, dejándole ver seguramente mi tanga al inclinarme teniéndolo detrás de mí, castigando por no dejarme hacer nada.

—No lo hagas —Me sobresalto cuando siento su mano en mi trasero, dándome una pequeña palmada. Me pongo derecha pegando mi espalda a su pecho. —No eres la única que sabe seducir —Murmura sobre mi oído con su voz ronca y luego se aleja.

—Sabes que —Volteo con una sonrisa divertida dispuesta a redoblar la apuesta, deteniéndome cuando mi mirada choca con su firme pecho, caliente y sexy, todo mío, esperando por mí. —Tienes toda la razón —Admito sin mucha resistencia. Se había cambiado, si, solo que se había puesto unas bermudas que no usaba nunca y se había sacado la chaqueta y remera dejando totalmente expuesto el torso.

Veo que él también quiere provocarme.

Mierda, lo está logrando. 

Me guiña el ojo y voltea, dejándome atrás babeando como tonta. Lo sigo hasta la habitación de cielito. La sonrisa de Matt no desaparecía de su cara, era como si quisiera decirme "gane" está claro que él lo hizo, maldito. Esto no se quedaría aquí. 

Luego de preparar la pintura comencemos a pintar una de las paredes, que era la única qe sería de color, las otras quedarían blancas. Terminamos pasando dos manos antes de que nos tocará comer. No teníamos problema en esperar un poco más para prepararnos algo, pero cielito, acostumbrada al doble desayuno exigía comida. Lo hicimos rápido y volvimos a nuestra tarea. Terminamos decidiendo comprar otro color más oscuro, uno para complementar el que ya habíamos pintado y dividirlos por una línea.

—Sabes —Remojo el rodillo nuevamente en la pintura. Matt está a unos metros de mí, en el piso cubriendo los bordes sin pintar con un pequeño pincel y por las partes que el rodillo no había cubierto bien —No te lo había dicho antes, pero creo que se cuándo concebimos a cielito. —Digo divertida. 

—¿En serio? —Pregunta extrañado. No tenía importancia pero quería que lo sepa ya que no se lo había dicho nunca.

—¿Recuerdas cuando tenía mi periodo? —Pregunto y él hace una seña de más o menos con su mano —Claro que lo recuerdas fue la primera vez que lo hicimos con la menstruación. —Aclaró y él asiente rápidamente. 

—Ah sí, esa vez —Obviamente él al igual que yo, hace unos meses, no estábamos informados en ese aspecto.

—Fue en ese momento, cuando no usamos condón — Explicó acercándome a la pared para deslizar el rodillo.

—No sabía que podías quedar embarazada cuando menstruaban —Habla sorprendido.

—Al parecer sí —Digo  sarcásticamente señalando mi panza. Ambos reinos.

—Bueno, ya sabemos para la próxima —Me guiña un ojo para después seguir pintando, yo solo puedo pensar que cree que habrá una próxima.

—Podría pedirle algunos consejos a Al para decorar ¿No? —Pregunto mirando la habitación en general.

—Sería de ayuda, nosotros no sabemos mucho de esto. —Dice Matt enarcando una ceja, ya que ninguno de los dos es muy creativos que digamos. Al no era decoradora de ambientes pero su trabajo era parecido, ella había decorado cada rincón de su apartamento y había quedado hermoso. 

Un pequeño tintineo perteneciente al intercomunicador del edificio suena.

—Yo voy —Dejo el rodillo sobre la bandeja de pintura y me apresuro a llegar a la sala para descolgar la llamada, esté estaba conectado con la portería del edificio.

—¿Sí? —Evitó saludar cuando descuelgo el teléfono ya que nos habíamos visto en la mañana al salir del edificio.

—Han llegado dos paquetes —La voz de nuestro portero, Andrés responde del otro lado de la línea —Uno está  a nombre de Matt Villar y el otro para Lía Sanz —Enarco una ceja ¿paquetes?

—Disculpa Andrés ¿Puedes ver de qué son los paquetes? —Pregunto tratando de hacer memoria ¿Últimamente habíamos pedido algo por Internet? —Oh ya recordé, enseguida bajó —Digo rápidamente despidiéndome de Andrés. Salto de emoción y corro hacia la habitación de cielito.

—Matt, Matt —Me adentro en la habitación. —¡Han llegado, han llegado! —Le aviso con una enorme sonrisa. 

—¿Que ha llegado? —Pregunta limpiando de su abdomen un poco de pintura. Mi vista se queda un segundo ahí hasta que una voz en mi mente me obliga a concentrarme.

—Lo que pedimos para cielito —Mi mirada sube a su rostro sintiéndome pervertida por mis hormonas saltando —Está en la portería. —Le explico. 

No hizo falta decir nada más, en un segundo ambos estábamos vestidos, y aunque todavía seguíamos manchados con pintura por todos lados, tomamos el asesor, ansiosos.

—Son enormes —Ya estábamos de vuelta en el apartamento, Matt cargaba la más pesada y yo empujaba las que eran un poco más chicas.

—Vamos a abrirlas ahora —Dice quitándose la camisa una vez que estamos dentro del apartamento Matt. Me detengo para admirar el movimiento de su pelvis y cadera al caminar  hacia mi para tomar la otra caja, era un pequeño movimiento pero sensual de todas formas. 

Asiento tratando de ignorar su cuerpo y caminó hasta la caja grande arrodillándome, mientras él va por un cuchillo para cortar la cinta que cerraba la caja. 

En la primera pudimos encontrar apiladas las maderas de la cuna, por eso pesaba tanto, también traía el pequeño colchón en el espacio que sobraba. No nos aguantamos y la sacamos para empezar a mirarla, ya ni siquiera me acordaba como era que la habíamos pedido. 

Nos pusimos de acuerdo y elegimos no mirar mucho de la cuna ya que todavía nos faltaba armarla por lo que abrimos las otras dos cajas.

—Su coche, su coche —Doy pequeños saltitos mientras grito eufórica, era muy bonito. Lo amaba.

—Mira, trae la silla para el auto —Dice abriendo la tercera y última caja.

—¿Enserio? —Pregunto acercándome —No recordaba que era un combo —Pero pienso que se vería lindo en mi nuevo auto, o bien podríamos ir cambiándola según el coche que usáramos.




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N/A: Espero que hayan disfrutado estos dos capítulos. 
Si les gusto, voten, comenten y síganme aquí y en el Instagram del libro que se los dejo abajo.

Con cariño 

-Aldu🥀

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