Capítulo 53: "Octavo mes"
Pov's Lía
—Uf… —Suspiro ruidosamente cuando terminó el último análisis. Lo había revisado varias veces porque tenía que estar segura de que estuviera en el cálculo correcto, ya que mi trabajo influía mucho en la empresa. Ser contadora era algo agotador pero esto me llevó a ser el gerente, las demás personas que estaban a mi alrededor eran de atención al cliente.
Guardar los archivos importantes y mandó los últimos emails que me quedan pendientes. Una vez hecho todo, dejo caer mi cuerpo sobre el respaldo de mi silla mirando el techo perdiéndome un segundo en las pequeñas luces incrustadas.
Me sentía cansada y sentía mis pies adoloridos, también cielito se movía mucho últimamente, a veces causándome mucho dolor.
Tomo mi teléfono para enviarle un mensaje a Alena, dentro de poco ella tendría a su bebé ya que había entrado a los nueve meses hace un tiempo. Había pasado mucho desde el baby shower y lo único que me animaba era que Alena me había pedido ser la madrina del porotito, acepte obviamente.
Mensaje:
Lía: ¿Cómo está mi ahijado?
Mando mi mensaje sin esperar respuesta Alena, solía dormir hasta tarde y por más que sean las once de la mañana ahora estaba segura de que ella dormía.
—¿Qué es esa cara? —Pregunta Lisa, levanto la vista de mi teléfono para centrarla en la linda morena que entra a mi cubículo. El mío estaba rodeado por otros cubículos, pero estos eran un poco más chicos.
—Estoy embarazada —Digo obvia frotando mis ojos. Ella se sienta frente a mí con sus piernas cruzadas —Y agotada. —Agregó con dramatismo.
—¿No deberías tener licencia? —Pregunta frunciendo el ceño.
—A partir de los seis meses puedo pedirla. Antes no me parecía necesario pedirla, pero creo que lo haré pronto —Digo soltando un suspiro exasperado. Había trabajado hasta este momento de mi embarazo sin problemas, pero sentía que estar cargando una panza de ocho meses me estaba matando.
—Se te va a extrañar —Murmura Lissa haciendo puchero y yo rio. También la extrañaría.
—¿Cómo van las cosas con Jake? —Pregunto quitándome las chatitas de mis pies, quería relajarme de alguna forma y la alfombra calentita acariciando mis pies fríos, lo hacía.
—Ayer se fue a una conferencia fuera del país —Dice un poco desanimada. La entendía un poco, recuerdo cuando Matt se fue por primera vez a una reunión. —Es su primera conferencia —Agrega sonriendo de costado, con orgullo, pero era obvio que lo extrañaba. —¿Cómo va todo con el bomboncito? —Pregunta con sugerencia bastante alto, sube y baja sus cejas de forma ridícula.
—Lissa —Reprocho sintiendo mis mejillas coloradas, miro hacia los demás cubículos frente a mí, todos en su mundo. Genial, nadie nos había escuchado. —Bien la verdad mucho mejor —Digo sonriendo involuntariamente al recordar esos hermosos ojos color café que amaba mirar. —Hoy tenemos cita con la doctora en la tarde. —Agrego.
—Me alegra saber que están felices con su bebita —Dice de forma franca —Ah, casi se me olvida, te traje los papeles que me pediste. —Habla mostrándome unos papeles que traía en su mano, no les había dado mucha importancia cuando entró.
—Oh, gracias —Digo tomandolos. Giro mi silla, la cual tiene rueditas que me permite moverme en el cubículo, la verdad me cuesta mucho estar levantándome tanto. —Eres la primera que me trae los informes que pedí —Digo guardando el papel en una de las archivadoras que hay detrás de mi escritorio.
—Buenos días —Escucho desde la entrada de mi cubículo, podría reconocer el delicioso aroma de su perfume en cualquier lugar. Siento un cosquilleo en mi estómago. Me resultaba extraño que Matt este aquí, no solía venir muy seguido, siempre nos encontrábamos o despedíamos en la entrada de la empresa.
Me giro para devolverle el saludo pero las palabras se me quedan atascadas. Dios que alguien traiga a un paramédico, lo había visto en la mañana pero no podía ser posible que se viera más sexy ahora, así apoyado contra una de las paredes del cubículo echándome esa mirada cautivadora.
—H-hola —Murmuro como tonta que soy siempre a su alrededor —Pasa —Digo cuando noto que está esperando que le dé permiso para entrar. Era ridículo ya que ni siquiera había puerta, pero me gustaba que fuera tan correcto.
—Hola Lissa —Saluda dándole la mano a mi amiga, esta se pone de pie para tomar su mano. Verlos a los dos juntos me hace recordar rápidamente la vez que ella nos descubrió en el baño. Siento mi cuerpo entrar en calor por la vergüenza.
—Hola señor Villar —Dice Lissa dándole un apretón de manos. Yo seguía sentada esperando que se acerque, con lo difícil que me era levantarme ni siquiera quería intentarlo. Matt se acerca a mi silla, yo lo esperaba descalza y con ganas de besarle la cara tan sexy que tiene.
Ubícate, te encuentras en el trabajo.
No podía querer que me bese, menos cuando sabía que, seguramente, todos los chismosos del piso estarían mirando como el vicepresidente de la empresa andaba por un piso que no era el suyo.
—Cielo —Habla bajo inclinándose hacia mí. Siento mis nervios hacer estupideces en mi sistema ¿Iba a besarme? ¿En frente de Lissa? Todo pensamiento me deja cuando un beso se posa sorprendentemente en mis labios. Es un pequeño contacto, pero es capaz de crear una turbulencia dentro de mí. A él parecía no importarle que nos viera toda la maldita empresa. Y a mí ya me estaba empezando a dar igual. —Cielito —Dice en el mismo tono, doblándose para dejar un beso y caricia en mi vientre. No puedo evitar largar una risita al ver la expresión en la cara de mi amiga,era de sorpresa y ternura a la vez.
—Bueno... —Lissa carraspea acomodando su ropa. —Yo me voy . —Dice guiñandome el ojo.
—Oh, no está bien. Yo solo quiero decirle algo a Lía. Quédate, si quieres —Matt se disculpa mirando a Lissa. Yo asiento de acuerdo con él.
—No está bien, tengo trabajo. —Dice ella —Que tenga buenos días, Señor Villar. —Se despide dándole la mano —Adiós ,Señora Villar —Habla conteniendo la risa y siento como el calor invade mi cuerpo. Sabía que ella no había olvidado lo del baño.
Señora Villar, no suena nada mal.
—Adiós —Murmura Matt riendo. Lissa sale de mi cubículo, antes de que mi mirada la mate por sugerir el cambio de apellido.
Miro a los lados dándome cuenta que un par de personas nos miran, pero desvían su vista al darse cuenta que las veo.
—¿Qué se le ofrece, señor Villar? —Pregunto algo divertida acercando mi silla al escritorio. Veo como su mirada penetra sobre mí, tiene en los ojos un brillo de diversión cuando se sienta en la silla del otro lado del escritorio.
—Quería saber si ya terminaste de trabajar —Apoya sus brazos en el escritorio. Una sonrisa adorna su bella y sexy cara, todo él desprende sensualidad y ya no estaba segura de si solo eran mis hormonas las que me hacían verlo así. Sin siquiera hacer algo ya me afecta. No era justo, así que haría lo mismo, quería afectarlo.
—Si, ya terminé —Segura de que nadie nos podía ver desde afuera, muevo mi pie debajo de mi escritorio. Este no era muy grande, por lo que llegué fácilmente a él. Posé mi pie sobre su rodilla, y este comencé a deslizarse suavemente por su pierna hasta su muslo. Sus ojos se tornan negro y estaba segura que todas la veces que nos habíamos quedado a medias anteriormente, estaban provocando una acumulación de excitación en ambos.
—Genial. —Dice, frunzo el ceño sin entenderlo. Mi pie sigue acariciando su pierna lentamente, queriendo ir cada vez más arriba. —Quería invitarte a salir —Susurra, levantando una de sus cejas. Siento mi corazón dar un salto, seguramente mi cara de asombro no pasó desapercibida por él.
Si bien ya habíamos salido antes, esta era la primera vez que me invitaba formalmente a salir, como si fuéramos una pareja y eso hacía que mi frágil corazón, se emocionara.
—¿A s-salir? —Pregunto, dejando quieto mi pie. Siento como la vergüenza invade mi cuerpo, ya que había fallado mi intento de ser sexy por su pregunta. —C-claro —Murmuro casi gritando. Aclaro mi garganta al sentirme ridículamente exagerada —Claro —Carraspeo y lo veo sonreír un poco. Sus manos toman mi pie por debajo de la mesa y las acaricia.
—Okey —Dice sonriendo maliciosamente, el escritorio era angosto por lo que cuando quiso, deslizó su mano hasta un poco más abajo de mi muslo. Siento su cálida mano quemar al tener contacto con mi piel erizada y descubierta. No puedo mantener la mirada tan intensa que tiene, por lo que mis ojos se posan hacia abajo, mirando mis piernas gracias al cristal del escritorio. —¿Vamos? —Pregunta retirando su mano de mi pierna justo cuando me estaba emocionando. Asiento, pero sigo un poco afectada por sus caricias. Levanto mi vista cuando él deja de tocarme, lo miro confundida y sé ríe.
Claro, hay que irnos.
Aclaro mi garganta y me levanto lentamente sin mirarlo. Me molestaba que me afectara tanto, que él lo sepa y se burlara de mí.Me estaba enojando por una estupidez… y creo que acabaría llorando.
—Cielo —Lo oigo detrás de mí. Lo ignoro y tomo mi teléfono y bolso. Me quedo quieta cuando sus manos me envuelven desde atrás, su rostro se posa en mi hombro y siento su mirada en mi. —Lo siento —Murmura dejando un beso sobre mi mejilla. Frunzo el ceño. No quería hacérselo tan fácil, me cruzo de brazos mirando la pared. —Cielo, no te enojes... era solo una broma. —Dice Matt riendo un poco, por lo que me enojo más. Suelto sus manos de mi cuerpo despacio, odiaba estar tan sensible, pero no podía evitarlo.
—No me parece una broma. —Me giro para mirarlo. No entendía qué me pasaba, era solo una broma, pero mi mente quería enojarse. Sentía que estaba haciendo un berrinche. —Vamos —Le digo, ignorando mi capricho pasando por su lado. Lo escucho suspirar y siento sus pasos detrás de mí. Nos quedamos parados en la puerta del ascensor, luego de presionar el botón para llamarlo. Una vez que se abren las puertas entramos, estaba vacío. Me paro en el centro, cruzada de brazos con mi bolso al hombro y mi celular en la mano, mirando al frente. Matt está a mi lado, puedo ver de reojo que me mira con diversión.
—Deja de mirarme así —Lo regaño sería, sin siquiera mirarlo.
—No te miro de ninguna forma —Me dice, encogiéndose de hombros.
—Te burlas de mí —Le miro enojada.
—Claro que no —Dice pretendiendo parecer confundido, bueno en realidad lo parecía. Dejo de mirarlo cuando comienzo a sentirme culpable por como lo estaba tratando.
—Lo siento —Susurro bajando la cabeza —No sé qué me pasa, no quería tratarte mal,ni gritarte. —Mi labio tiembla y siento mis ojos picar.
—Cielo —Matt se acerca hasta posicionarse frente a mí, Acuña mi rostro pero no levanto mi cabeza para mirarle porque me parecía ridículo estar llorando. —Está bien, esos deben ser los cambios de los que me habló mi padre —Acaricia mis mejillas —Tranquila, es normal —Susurra con voz comprensiva y le miró un poco avergonzada por mi comportamiento. Sus brazos toma mi cintura acercándome lo que mi vientre nos permitía. —Te amo —Me dice, lo miro, mis manos acarician su pecho —Las amo —Susurra convenciéndome de eso. Acerca su boca a la mía y sus labios toman los míos en un beso que aunque sea corto y lento, es capaz de hacer latir furiosamente mi corazón.
—También te amamos —Murmuro sonriendo.
. . .
Matt estaciona su auto frente al centro comercial, en un pequeño pero lujoso restaurante al cual nunca habíamos venido. Por lo que veo es Italiano, o por lo menos en su mayoría lo parecía.
Le había dicho que Cielito, quería pasta para el almuerzo de nuestra cita. Así que él nos trajo hasta aquí ya que teníamos planeado ir al centro comercial luego de almorzar para comprar las cosas que nos hacían falta para nuestra bebé, antes de irnos a la consulta con la Dr. Alice.
Una vez dentro del restaurante, el aroma a salsa llega hasta mí. Aspiró profundamente y caminó tomada de la mano de Matt hasta una de las mesas que había libres.
—Qué bonito lugar —Digo luego de que nos sentamos uno frente al otro.
—Alex me dijo que era muy bueno —Comenta apoyando sus codos sobre la mesa. Yo hago lo mismo. El lugar estaba casi vacío por la hora, haciéndolo parecer muy íntimo. —Él quiere trabajar aquí cuando termine su carrera —Me cuenta y yo lo escuchó sorprendida, pero no tanto al considerar lo bueno que era cocinado, de seguro el puesto iba a ser suyo.
—Espero que pueda hacerlo... —Digo y Matt asiente —¿Pero para eso no falta mucho? —Pregunto sin tener conocimiento de cuánto dura la carrera, ni desde hace cuánto tiempo la cursa.
—Digamos que bastante —Dice pensativo —Creo que tres o cuatro años, si no me equivoco. —Murmura y yo solo puedo pensar en Emma, que si posiblemente deciden estar juntos, deberían enfrentar una relación a distancia —Y recién va su primer año. —Explica y hago una mueca.
—Me alegro de haber terminado mis estudios —Digo divertida. Yo amaba mi carrera, pero ni loca volvía a hacerlo, fue un dolor de ovarios por años. Matt asiente riéndose.
El camarero se acerca y recoge nuestros pedidos y nos deja dos vasos de agua. Ambos pedimos ravioles con salsa. Me relamo de solo imaginarme el plato. Si sabía cómo olía... cielito iba a estar contenta.
—Estaba pensando en pedir la licencia... —Murmuro cuando comenzamos a comer.
—Qué bueno —Dice para luego de llevar el vaso con agua a la boca —Vas a tener más tiempo para relajarte. —Me sonríe complacido, sabía que él quería que me lo pidiera hace tiempo.
—Si, nuestra hija no es nada liviana —Susurro acariciando mi vientre y Matt se ríe con un brillo en sus ojos. Estaba segura de que sentía el mismo calor en el corazón cuando hablábamos de nuestra cielito.
—Era hora que se tomaran un descanso —Parece relajado. Él me lo había propuesto mucho antes pero para mí, todavía era soportable —Eso te ahorrará algunos dolores —Hace referencia a mis constantes quejas de dolor de espalda o a las veces que cielito se acomodaba en lugares raros.
Seguimos comiendo, hablando de cielito y de lo que debíamos comprar, entre todo eso yo ya me había terminado de comer todo y sentía que las dudas comenzaban a rondar en mi mente. Había algo que había empezado a surgir en mi cabeza cuando cumplí los ocho meses, cuando caí en la cuenta que en un mes y medio tendría a mi bebé, una responsabilidad muy importante, mi vida cambiaría por completo. Yo amo a mi hija, pero eso no quita mis miedos.
Quería compartirlo con Matt.
—Tú crees... —Susurro, tragando con dificultad. —Tú crees que nosotros —Sueno nerviosa porque justamente así me siento. Matt deja a un lado su plato al terminar su comida y me mira confundido.
—Dímelo —Pide al notar que me estaba costando decirlo.
—¿Tú te sientes preparado para esto? —Pregunto insegura. —¿No te inquieta creer que no eres capaz de cuidarla de todos los problemas del mundo? —Susurro aterrada, más que nada por mi, estaba segura de que él sería un buen padre.
—¿Qué es lo que sientes? —Pregunta estirando sus manos por encima de la mesa ofreciéndose como mi salvavidas, las tomó mientras suspiro.
—Tengo miedo —Suspiro encogiéndome de hombros —Tengo miedo de no saber qué hacer si llora sin razón o cuando tenga fiebre o cuando se sienta mal —Digo sintiéndome verdaderamente frustrada —Tengo miedo de no estar a la altura de la situación ¿tu sientes algo así? —Pregunto desesperadamente, aunque quizá él no tenga esos miedos.
—Estoy aterrado —Confiesa con una risa. —Pero también estoy seguro de que daremos todo de nosotros para que todo salga bien —Dice acariciando con sus pulgares el dorso de mi mano —No prometo que no habrá errores o estrés, porque eso es parte de la vida de un padre, pero estoy seguro de que lo lograremos por más que cueste —Sus palabras me llenan el pecho de valentía —¿Sabes por qué? —Pregunta y niego sonriendo de costado —Porque lo haremos juntos, como una familia —Asegura mirándome con sus preciosos ojos que me cautivan totalmente.
Tomo una de sus manos y la llevó hasta mi boca para dejar un cálido beso sobre su dorso. Él me sonríe abiertamente.
Como una familia, éramos una familia…
. . .
Habíamos terminado de comer por lo que salimos del restaurante para dirigirnos al centro comercial. A diferencia del que fuimos el otro día, este no estaba dividido por pisos así que, debíamos buscar las tiendas de ropa de bebés,que podía estar en cualquier lado.
En la primera tienda en la que entramos no compramos nada, no nos logró convencer ninguna prenda. Ya por la cuarta tienda en la que entramos, nos gustaron un par de bodys en verde claro y violeta. Todos en colores pastel. Y una mochila que parecía ser más práctica que el bolso materno común que se solía usar.
Con Matt no nos habíamos puesto de acuerdo en cuanto quien pagaría las cosas de cielito, entonces decidimos que, cada quien pagaba por lo que le gustaba, para ahorrar discusiones referentemente a que yo también quería pagar cosas de mi hija. Él no se opuso a mi petición.
Salimos de esa tienda dispuestos a buscar otra, nos faltaban los calcetines y comprar pañales. Matt se ofreció a llevar las bolsas. Eran solo dos, las próximas las tomaré yo. Ya fuera de la tienda caminamos un rato. Mi vista se detiene en una de los stands de una concesionaria de autos.
Lo anotó mentalmente.
Ya luego de unas horas habíamos comprado lo necesario por ahora, como pañales, calcetines, zapatitos, abrigos y pantalones. Aprovechamos para comprar cosas para cuando sea más grande.
De repente estábamos cargados de cosas, muchas bolsas, algunos juguetes y unas mamaderas de repuesto. Decidimos que la cuna y el carrito de cielito lo pediríamos por internet, ya que no habíamos traído tanto efectivo y aparte no había visto ninguno tan bonito.
—Creo que tendrá ropa hasta los cinco años —Dice Matt al entrar al auto, después de dejar las bolsas que él cargaba en el baúl y la parte trasera del auto. Niego riendo.
Emprendemos camino hacia el consultorio de la doctora Alice, ya eran las cuatro de la tarde y a las cinco teníamos nuestra cita con ella. Prendemos la radio para escuchar música, pero me duermo rápidamente por el bamboleo del auto y todo el cansancio que sentía en mi cuerpo.
—Llegamos cielo —Susurra Matt delante de mí, la puerta del auto está abierta y su mano acaricia mi mejilla.
—Mmh... —Murmuro estirando mi cuerpo en el asiento, seguramente no había dormido mucho, sentía mi espalda adolorida.
—¿Necesitas que te cargue? —Bromea Matt apoyando sus manos en mis piernas.
—Por fa —Susurro estirando mis brazos somnolienta para engancharlos en su cuello, lo escucho reír y no sé cómo hace, pero toma mis piernas por detrás de las rodillas y me carga como bebé hasta la puerta del consultorio donde decido bajarme, ya más despierta.
Nos reportamos con Ashley y nos sentamos en la sala de espera, ya que todavía faltaba un momento para nuestro turno y había otra paciente dentro.
—Doctora Alice —Digo estrechando su mano cuando entramos luego de que nos llame. Matt también hace lo mismo recibiendo una cálida sonrisa de su parte.
Pasamos hacia el pequeño lugar en donde me hacen las ecografías siempre, me acomodo sobre la camilla levantando mi vestido, para dejar mi vientre a la vista.
—¿Qué tal todo? —Pregunta la doctora, colocando guantes en sus manos.
—Últimamente estoy sintiendo que se mueve demasiado, más que nada a la madrugada —Le informó echándole una mirada a Matt que sé acerca a la camilla junto a mí.
—Lo que sucede es que ella tener poco espacio va presionando a los órganos vecinos haciendo que sea más notorio el moverse —Me explica rápidamente pasandome la servilleta para mi short —Seguramente sentiste que tienes ganas de ir al baño a más seguido —Dice y asiento —Eso es porque la vejiga tiene un lugar más reducido a causa del crecimiento del bebé —Ambos asentimos atentos, ella coloca el gel y comienza la ecografía —Bueno primero vamos a ver aquí está su carita podemos ver su ojito aquí, este es su cachete y esta la nariz —Habla señalando cosas que no se ven de forma definida por lo que tengo que mirar atentamente para descifrarlo, mueve el aparato sobre mi vientre —Su cerebro está perfectamente al igual que su corazoncito —Me emociono al escucharla mientras toca unos botones de su máquina. —Ciento cuarenta y siete latidos por segundo, totalmente normal para un bebé —Dice y sonrió feliz de saber que mi cielito estaba sana —Mide alrededor de cuarenta y siete centímetros y pesa dos mil trescientos gramos —Finaliza con el chequeo pasándome una servilleta para que me limpie —Esto quiere decir que en cuanto a tamaño está listo en el caso de que naciera ahora, pero en cuanto a madurez todavía no lo está, entonces en cuanto a estas últimas semanas es donde madura el cerebro, los pulmones y el intestino de la bebé por eso es importante que estas últimas tres semana que quedan para considerar tu embarazo de término estés tranquila, recomiendo que si trabajas pidas la licencia —Me explica con una sonrisa anticipándose a mis preguntas.
Luego de terminar con todas nuestras consultas a la doctora salimos del consultorio pagando la consulta para dirigirnos al auto con la ecografía en nuestras manos. Matt comienza a conducir una vez que arribamos al auto.
—¿En qué piensas? —Pregunta apoyando una de sus manos en mi muslo, su vista continúa en la carretera desviándose sólo un segundo hacia mí.
—Estoy pensando en lo afortunados que somos de qué cielito esté sana —Digo posando mi mano sobre la de él.
—Ella es fuerte como su madre —Me sonríe apretando mi muslo y yo río.
—Y de seguro saldrá guapa como su padre —Murmuro un halago, por que era cierto y por que cada que lo hacía amaba ver su relación. Matt niega riéndose pero puedo ver un pequeño sonrojo en sus mejillas.
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N/A: Espero que les haya gustado el capítulo. Me ayudaría mucho comentando, siguiendome y votando para apoyar esta historia.
Los amo
-Aldi🥀
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