Capítulo 6 : Nuevos Horizontes
« El que no es capaz de admirar no es capaz de amar »
Salvador Dalí
Nuevos Horizontes
El sol brillaba intensamente al día siguiente cuando Lucas se despertó con una sensación renovada. La emoción del día anterior aún vibraba en su interior como una melodía dulce y persistente. Se levantó rápidamente, se duchó y se preparó para el día; tenía la sensación de que algo especial estaba por venir.
Mientras caminaba hacia la escuela de arte, su mente divagaba entre imágenes de Valentina: su risa contagiosa, la chispa en sus ojos cuando hablaban y el suave roce de sus labios durante aquel beso inesperado. No podía dejar de sonreír al recordar cada detalle. El aire fresco de la mañana lo llenaba de energía y esperanza.
Al llegar al aula, encontró a Valentina ya sentada en su lugar habitual, concentrada en un boceto que había comenzado durante la clase anterior. Se acercó lentamente para no interrumpirla y observó cómo sus manos danzaban sobre el papel con gracia y destreza. Había algo hipnótico en la forma en que se sumergía en su arte, como si el mundo a su alrededor desapareciera.
-Buenos días -saludó Lucas con una sonrisa amplia.
Valentina levantó la vista y su rostro se iluminó al verlo.
-¡Buenos días! -respondió alegremente-. Estaba pensando en ti.
Lucas sintió un escalofrío recorrerle la espalda ante sus palabras.
-¿En serio? ¿Qué pensabas? -preguntó con curiosidad mientras se sentaba a su lado.
Ella sonrió traviesamente.
-En cómo deberíamos empezar nuestro proyecto de dibujo juntos. Tengo algunas ideas locas que quiero compartir contigo.
Lucas arqueó una ceja, intrigado.
-¿Locas? Me gusta el sonido de eso. Cuéntame más.
Valentina se inclinó hacia él, su voz baja y conspiradora.
-Estaba pensando en hacer algo diferente... ¿y si hacemos retratos no solo de nosotros mismos, sino también de lo que sentimos el uno por el otro? Algo que represente nuestra conexión más allá del físico.
Lucas quedó sorprendido por la propuesta. Era audaz y profundamente personal.
-Eso suena increíble -dijo finalmente-. Me encanta la idea de capturar nuestra conexión en el arte.
Valentina sonrió satisfecha al escuchar su respuesta positiva.
-Perfecto. Entonces, ¿qué te parece si empezamos hoy mismo?
La idea los emocionaba a ambos, y pronto comenzaron a discutir cómo abordar el proyecto. Mientras hablaban y reían juntos, Lucas se dio cuenta de que cada momento compartido con Valentina solo fortalecía lo que sentían el uno por el otro.
A medida que avanzaba la clase y la energía creativa los envolvía nuevamente, Lucas sintió una oleada de inspiración recorrerlo. Con cada trazo en el papel, comenzó a plasmar no solo la imagen de Valentina frente a él, sino también las emociones que había experimentado desde que la conoció: alegría, vulnerabilidad y un profundo deseo de conexión.
Cuando finalmente levantó la vista de su trabajo para mirar a Valentina, se encontró con ella observándolo intensamente. Sus ojos brillaban con admiración y algo más profundo que Lucas no podía identificar del todo.
-Eres increíble -dijo ella suavemente-. Capturas algo especial en tus dibujos.
Lucas sintió su corazón latir con fuerza ante sus palabras.
-Gracias. Pero creo que es porque estoy dibujando a alguien especial -respondió sinceramente.
Valentina sonrió tímidamente y continuaron trabajando en silencio durante un tiempo, disfrutando del flujo creativo entre ellos. Cada trazo parecía unirlos más profundamente mientras compartían risas y miradas cómplices.
Cuando llegó el momento de presentar sus trabajos al resto de la clase, ambos estaban nerviosos pero emocionados. Al hacerlo, Lucas sintió cómo las palabras fluyeron naturalmente mientras hablaba sobre su proceso creativo y lo que significaba para él dibujar a Valentina.
Al final de la presentación, los aplausos resonaron en el aula y Lucas pudo ver cómo Valentina sonreía radiante entre los demás estudiantes. Esa sonrisa era todo lo que necesitaba para sentirse realizado.
Después de clase, mientras recogían sus cosas para irse a casa, Valentina lo miró con intensidad.
-Lucas... ¿te gustaría venir a mi casa esta noche? Podríamos seguir trabajando en nuestros retratos y quizás cocinar algo juntos.
La invitación hizo que Lucas sintiera mariposas en el estómago.
-Me encantaría -respondió sin dudarlo-. Será genial pasar más tiempo contigo fuera del aula.
Ambos salieron juntos del edificio escolar, sintiendo cómo la emoción crecía entre ellos con cada paso que daban hacia lo desconocido. Esa noche prometía ser solo el comienzo de una nueva aventura juntos: una exploración no solo del arte sino también del amor que estaba floreciendo entre ellos.
Esa noche, en casa de Valentina
El cielo se oscureció mientras Lucas caminaba hacia la casa de Valentina, las luces parpadeantes de la ciudad reflejándose en sus ojos. Al llegar, fue recibido por el aroma delicioso de algo cocinándose en la cocina. Valentina lo saludó con una sonrisa brillante mientras se quitaba un delantal manchado de harina.
-¡Hola! Estaba a punto de hacer una pizza casera. ¿Te gustaría ayudarme? -preguntó ella con entusiasmo.
-Claro, me encantaría -respondió Lucas, sintiéndose emocionado por la idea de compartir esa experiencia con ella.
Mientras trabajaban juntos en la cocina, la atmósfera se llenó de risas y juegos. Valentina le mostró cómo estirar la masa con movimientos precisos, y Lucas intentó imitarla, aunque terminó cubierto de harina.
-¡Mira lo que hiciste! -exclamó Valentina riendo mientras le lanzaba un pequeño puñado de harina a la cara.
Lucas rió a carcajadas y decidió vengarse, lanzándole un poco de masa. La cocina se convirtió en un campo de batalla divertido mientras ambos se perseguían unos a otros, riendo sin parar. Era un momento perfecto; las preocupaciones del mundo exterior parecían desvanecerse mientras disfrutaban de la compañía del otro.
Finalmente, lograron preparar la pizza y se sentaron a esperar mientras se cocinaba en el horno. Se acomodaron en el sofá, un poco agotados pero felices. La conversación fluyó naturalmente entre ellos; compartieron historias sobre sus familias, sus sueños artísticos y las pequeñas locuras que habían vivido durante su infancia.
-Siempre he querido viajar por el mundo -confesó Valentina-. Hay tanto que quiero ver y experimentar. Desde pequeña he soñado con visitar París y ver La Torre Eiffel iluminada por la noche.
Lucas asintió, sintiendo que compartían ese mismo deseo por explorar el mundo más allá de su entorno habitual.
-Yo también. Me encantaría ir a Italia y perderme en las calles de Roma. La historia y el arte allí son impresionantes -dijo él con entusiasmo-. Pero creo que lo más importante es con quién lo compartes.
Valentina lo miró fijamente, comprendiendo la profundidad de sus palabras.
-Tienes razón. Quiero viajar y crear recuerdos inolvidables con personas especiales -respondió ella suavemente.
El sonido del temporizador del horno interrumpió el momento y ambos se levantaron rápidamente para sacar la pizza. El aroma era irresistible; la mezcla de queso derretido y salsa fresca llenaba la cocina. Se sirvieron generosas porciones y se sentaron nuevamente en el sofá, disfrutando de su creación culinaria.
Mientras comían, Lucas no podía evitar robar miradas furtivas a Valentina. La forma en que disfrutaba cada bocado, su risa contagiosa... todo en ella lo cautivaba aún más.
-Esto está delicioso -dijo ella mientras terminaba su última porción-. Deberíamos hacer esto más seguido.
Lucas sonrió ampliamente.
-Definitivamente. Me encanta cocinar contigo... aunque quizás deberíamos mantenernos alejados de las batallas de harina la próxima vez -bromeó.
Valentina soltó una risa melodiosa y asintió.
Después de cenar, decidieron regresar al estudio para trabajar en sus retratos. Lucas sintió una mezcla de nerviosismo y emoción al pensar en cómo plasmaría sus sentimientos en el papel. Mientras organizaban sus materiales, Valentina le dio un vistazo a su dibujo anterior.
-Me encanta cómo capturaste mi esencia -dijo ella sinceramente-. Hay algo tan auténtico en tu estilo.
Lucas sintió que sus mejillas se sonrojaban ante el cumplido.
-Gracias... pero creo que es porque estoy dibujando a alguien muy especial -respondió él mirando directamente a sus ojos.
Ambos comenzaron a trabajar en sus retratos nuevamente, sumergiéndose en el silencio creativo que los rodeaba. Lucas observó atentamente a Valentina mientras ella dibujaba; cada línea que trazaba parecía contar una historia sobre su personalidad vibrante y única.
Con cada trazo que hacía, Lucas se dio cuenta de cuánto había crecido su conexión desde que comenzaron a conocerse. Era como si cada dibujo fuera un reflejo no solo de lo que veían físicamente, sino también de lo que sentían internamente: amor, amistad y una profunda admiración mutua.
Finalmente, después de varias horas de trabajo intenso pero gratificante, ambos terminaron sus retratos casi al mismo tiempo. Se miraron con expectación antes de revelar sus obras uno al otro.
Valentina fue la primera en mostrar su dibujo; era un retrato vibrante y lleno de color que capturaba no solo la apariencia física de Lucas sino también su esencia creativa y soñadora.
-¡Es hermoso! -exclamó Lucas genuinamente impresionado-. Has logrado captar algo tan profundo en mí...
Valentina sonrió ampliamente al escuchar su elogio; luego fue su turno de mostrar su obra. Lucas tomó una respiración profunda antes de girar su lienzo hacia ella. El retrato era un reflejo emotivo: Valentina rodeada de colores cálidos, con una expresión serena pero llena de vida. Había logrado capturar no solo su belleza exterior sino también la luz que emanaba desde dentro.
Los ojos de Valentina brillaron al ver su retrato; parecía perdida por un momento en lo que había creado.
-Es... es increíble -susurró ella, visiblemente emocionada-. Nunca nadie me ha dibujado así antes...
Lucas sintió una oleada de felicidad al ver su reacción; era como si cada trazo hubiera sido un puente hacia su corazón.
-Quería mostrarte no solo cómo te veo físicamente sino también cómo iluminas mi vida -dijo él sinceramente.
Ambos quedaron en silencio por un momento, permitiendo que las emociones fluyeran entre ellos sin necesidad de palabras. Era un momento lleno de significado; sabían que estaban creando algo más grande que simples retratos: estaban construyendo una conexión genuina basada en el respeto mutuo y el amor compartido por el arte.
La noche avanzaba rápidamente, pero Lucas y Valentina continuaron hablando sobre sus dibujos, compartiendo ideas sobre cómo podrían exhibirlos juntos o incluso trabajar en un proyecto colaborativo más grande en el futuro.
Finalmente, cuando el reloj marcó la medianoche, Lucas supo que era hora de irse. A pesar del cansancio acumulado del día, no quería dejar ese momento tan especial atrás.
-Gracias por esta noche -dijo él mientras recogía sus cosas-. Ha sido increíble pasar tiempo contigo así.
Valentina sonrió melancólicamente pero feliz al mismo tiempo.
-Gracias a ti por venir y compartir esto conmigo -respondió suavemente-. Estoy deseando hacer esto otra vez pronto... tal vez incluso podríamos planear esa aventura por París o Roma algún día...
Lucas sintió cómo su corazón latía con fuerza ante esa posibilidad futura.
-Definitivamente quiero hacerlo -dijo él sin dudarlo-. Pero primero tenemos que seguir creando juntos aquí.
Se despidieron con un abrazo cálido; ambos sintieron esa chispa especial entre ellos mientras se separaban lentamente. Lucas salió al fresco aire nocturno con una sonrisa radiante en su rostro, sintiendo que cada paso hacia casa era un paso hacia algo nuevo e increíblemente emocionante junto a Valentina.
Mientras caminaba bajo las estrellas brillantes, supo sin lugar a dudas que esta conexión era solo el comienzo de una hermosa historia entre ellos: una historia llena de arte, amor y aventuras compartidas que apenas comenzaban a explorar juntos.
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