« La vida en si es un mar de dudas y peces por atrapar » .
Rafa Ablls Lope

Un Futuro Incierto

La mañana se asomó tímidamente por la ventana de Valentina, bañando su habitación con una luz dorada que parecía prometer un nuevo comienzo. Se sentó en el borde de la cama, sintiendo la suavidad de las sábanas contra su piel. La noche anterior había sido un torbellino de emociones, y ahora, con la mente despejada, se dio cuenta de que estaba lista para enfrentar lo que viniera.

Mientras se preparaba para el día, una mezcla de nerviosismo y emoción invadía su pecho. “Hoy es el día”, se dijo a sí misma, mirándose en el espejo. “Hoy hablaré con Jake”.

El sonido de su teléfono interrumpió sus pensamientos. Era un mensaje de Lucas: “Buenos días, hermosa. Espero que estés lista para un día lleno de sorpresas.”

Sonrió al leerlo, sintiendo cómo una chispa de calidez se encendía en su interior. “¿Sorpresas? Me gusta eso. ¿Qué tienes en mente?”

“Solo espera y verás. Te prometo que será emocionante.”

Valentina no pudo evitar sentirse intrigada. “¿Qué estará planeando?”, pensó mientras se vestía con un vestido ligero que acentuaba sus curvas. La tela suave se deslizaba sobre su piel como un susurro, y se sintió poderosa.

Con cada paso hacia la cocina, su mente divagaba entre los dos hombres que ocupaban su corazón. Jake, con su sonrisa nostálgica y su conexión profunda; y Lucas, con esa chispa de pasión que la hacía sentir viva. “¿Cómo decidir entre ellos?”, se preguntó. Pero en lugar de angustiarse, decidió abrazar la incertidumbre.

Mientras tomaba su café, escuchó el timbre de la puerta. Su corazón dio un vuelco. “¿Será él?” Se acercó lentamente, abriendo la puerta con una mezcla de anticipación y nerviosismo.

Al abrirla, se encontró cara a cara con Lucas, que llevaba una cesta llena de frutas frescas y una sonrisa radiante. “¡Sorpresa!” exclamó, levantando la cesta como si fuera un trofeo.

“¡Lucas! Esto es… inesperado”, dijo Valentina, sintiendo cómo una risa brotaba de sus labios. “¿Planeabas un picnic o algo así?”

“Algo mejor”, respondió él con un guiño travieso. “Quiero llevarte a un lugar especial donde podamos disfrutar del día y hablar de todo lo que quieras.”

Valentina sintió cómo sus mejillas se sonrojaban ante la intensidad de su mirada. “Suena perfecto”, dijo, tratando de mantener la compostura mientras su corazón latía con fuerza.

Mientras caminaban hacia el coche, Lucas tomó su mano, entrelazando sus dedos con suavidad. “Me gusta cómo se siente esto”, murmuró, mirando sus manos unidas. “Como si todo encajara”.

“Sí”, coincidió Valentina, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo. “Es… cómodo”.

El trayecto estuvo lleno de risas y conversaciones fluidas, cada palabra entre ellos era como una melodía que resonaba en el aire. Lucas puso música suave en el coche, creando una atmósfera íntima que envolvía a Valentina en una burbuja de felicidad.

Al llegar a un pequeño parque rodeado de árboles frondosos y flores vibrantes, Lucas sacó una manta del maletero y la extendió sobre el césped fresco. “Aquí estamos”, dijo con una sonrisa satisfecha.

“Es hermoso”, respondió Valentina mientras se acomodaba en la manta, sintiendo cómo el sol acariciaba su piel.

Lucas se sentó a su lado, mirándola con una intensidad que le hizo sentir mariposas en el estómago. “Quería que tuvieras un día especial”, dijo él suavemente. “Porque te lo mereces”.

Ella sonrió, sintiendo cómo sus palabras resonaban en lo más profundo de ella. “Gracias, Lucas. Esto significa mucho para mí”.

Mientras disfrutaban de las frutas frescas, la conversación fluyó naturalmente entre risas y miradas cómplices. Cada bocado era un deleite para los sentidos; las fresas eran dulces y jugosas, y Valentina no pudo evitar compartir un trozo con Lucas, dejándolo caer intencionadamente en sus labios.

“¿Te gusta?” preguntó ella con picardía.

“Me encanta”, respondió él, acercándose un poco más. “Pero no tanto como me gusta compartir momentos contigo”.
El aire se volvió denso con una tensión palpable que hizo que Valentina contuviera el aliento. “Lucas…”, comenzó a decir, pero él la interrumpió.

“No quiero presionarte”, dijo él rápidamente, pero su voz era suave y persuasiva. “Solo quiero que sepas lo que siento”.

“Lo sé”, murmuró ella, sintiendo cómo sus corazones latían al unísono. “Y me gusta lo que siento también”.

Sin poder resistir más, Lucas se inclinó hacia ella, sus labios apenas a centímetros de distancia. “¿Puedo besarte?” preguntó en un susurro cargado de deseo.

Valentina asintió lentamente, sintiendo cómo el mundo a su alrededor desaparecía mientras sus labios finalmente se encontraban en un beso suave pero lleno de promesas. Era como si el tiempo se detuviera; cada roce era electrizante y la conexión entre ellos crecía más fuerte.

Cuando finalmente se separaron, ambos respiraban entrecortados. “Wow”, dijo Valentina, sintiendo cómo su piel ardía por el contacto.

“Eso fue solo el principio”, respondió Lucas con una sonrisa traviesa.

Valentina rió suavemente, pero en su mente surgió la imagen de Jake. Era inevitable no pensar en él; había estado presente en sus pensamientos desde la noche anterior. Pero ahora estaba aquí con Lucas, explorando algo nuevo y emocionante.

“Lucas”, comenzó ella, buscando las palabras adecuadas para expresar lo que sentía. “Esto es… increíble. Pero hay algo más que necesito aclarar”.

“Dime”, le instó él, tomando su mano nuevamente.

“No quiero que esto sea solo un juego”, confesó Valentina, sintiendo cómo la vulnerabilidad la envolvía. “He pasado por mucho y no quiero herir a nadie”.

“Entiendo”, dijo Lucas con seriedad. “Pero también creo que mereces explorar tus sentimientos sin miedo. Estoy aquí para ti en cada paso del camino”.

Valentina sintió una oleada de gratitud hacia él. “Gracias por ser tan comprensivo”, dijo sinceramente.

“Siempre estaré aquí para ti”, prometió Lucas mientras sus ojos brillaban con sinceridad.

A medida que el sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo con colores cálidos y vibrantes, Valentina sintió que una nueva etapa estaba por comenzar en su vida. La incertidumbre seguía presente, pero también había una sensación de libertad y posibilidad.

“Lucas”, dijo finalmente, mirando hacia el atardecer. “No sé qué me depara el futuro ni qué pasará con Jake, pero estoy dispuesta a descubrirlo”.

Él sonrió ampliamente al escucharla. “Eso es todo lo que pido: que seas auténtica contigo misma”.

Mientras el sol se ocultaba detrás de los árboles, Valentina supo que había tomado una decisión importante: iba a permitir que la vida fluyera sin restricciones ni miedos.

Al llegar a casa esa noche, su mente seguía dando vueltas entre las emociones encontradas por Lucas y Jake. Sabía que debía enfrentarse a Jake pronto para aclarar lo que sentía por él; pero por primera vez en mucho tiempo, no sentía miedo ante esa perspectiva.

Con determinación renovada y un corazón abierto a nuevas posibilidades, Valentina decidió descansar esa noche dejando atrás las dudas y abrazando el futuro incierto con esperanza y valentía.

La historia apenas comenzaba...