Aveces hay que aprender a llorar para luego reír con mayor fuerza
Rafa Ablls Lope

Caída al Abismo

Los días se deslizaron como sombras alargadas, y Lucas, consumido por la rabia y la confusión tras lo que había visto, comenzó a alejarse del grupo. Su comportamiento se tornó errático; a menudo llegaba tarde a las clases y evitaba las reuniones sociales. Valentina lo buscaba, intentando ayudarlo, pero él parecía un extraño, como si una barrera invisible se hubiera interpuesto entre ellos.

Una noche, mientras todos estaban reunidos en el campus, Valentina recibió un mensaje alarmante: Lucas había sido visto en una fiesta clandestina, rodeado de gente que no conocía. El corazón le dio un vuelco. Sin pensarlo dos veces, decidió ir a buscarlo.

Al llegar, la música retumbaba en sus oídos, envolviendo el ambiente en un aura de desenfreno. Las luces parpadeaban, creando sombras danzantes en las paredes. Valentina se abrió paso entre la multitud, su corazón latiendo con fuerza mientras su mente se llenaba de preocupación. Finalmente, lo vio: Lucas estaba en una esquina oscura, su mirada perdida y su risa descontrolada.

"¿Qué haces aquí?", le gritó, pero él solo sonrió con desdén, sus ojos brillando con una mezcla de euforia y desesperación. "Estoy bien, Valentina. Solo divirtiéndome", respondió, acercándose a ella con un paso tambaleante.

Valentina sintió un nudo en el estómago al ver cómo las drogas comenzaban a consumirlo. "No parece que estés bien", dijo con voz suave, intentando alcanzar su mirada. "Esto no es lo que quieres".

"¿Y qué sabes tú de lo que quiero?", replicó él, acercándose más, su aliento cálido y cargado de alcohol. "Quizás esto es exactamente lo que necesito". La cercanía de su cuerpo hizo que Valentina se estremeciera; había una chispa entre ellos que aún no se había apagado.

"Lucas... por favor", suplicó ella, sintiendo la mezcla de tristeza y frustración. "No puedo dejarte así". Intentó tomar su mano, pero él se apartó bruscamente.

"No necesito tu ayuda", le espetó antes de empujarla suavemente pero con firmeza. La presión de sus manos era un recordatorio de lo lejos que habían llegado. Valentina sintió una mezcla de tristeza y frustración; el chico que conocía ya no estaba allí.

"¿Y si te necesito a ti?", preguntó Lucas, su voz más baja ahora, casi un susurro. La vulnerabilidad en sus ojos la sorprendió. "¿Qué pasaría si esta noche me dejara caer en el abismo? ¿Me seguirías?"

Ella lo miró fijamente, sintiendo cómo su corazón se rompía. "No puedo dejarte caer", respondió con firmeza, aunque su voz temblaba. "No quiero perderte".

Lucas dio un paso hacia ella, la tensión palpable entre ellos. "A veces hay que perderse para encontrarse", dijo con una sonrisa torcida. "¿No lo entiendes? Estoy buscando algo... algo que no sé si existe".

Valentina sintió cómo su pecho se apretaba. "¿Y si lo que buscas está aquí? En nosotros", sugirió, dando un paso más cerca. Sus ojos se encontraron en un instante que pareció durar una eternidad.

Lucas la miró intensamente, y por un breve instante, pareció dudar. "Tal vez... tal vez deberías dejarme ir", murmuró, aunque su voz carecía de convicción.

"No puedo", respondió ella con determinación. "Te necesito aquí, Lucas. Te necesito a ti".

Él se quedó en silencio, observándola como si estuviera viendo algo que había estado oculto bajo la superficie. La conexión entre ellos era eléctrica, y Valentina sintió cómo la tensión aumentaba.

"¿Qué pasaría si me quedo?", preguntó Lucas, su voz un susurro tentador. "¿Qué pasaría si me dejas arrastrarte conmigo al abismo?"

Valentina sonrió tristemente. "Entonces caeríamos juntos", respondió con sinceridad. "Pero no quiero caer sin luchar primero".

Lucas se acercó aún más, su aliento cálido acariciando su piel. "A veces... luchar es todo lo que tenemos", dijo mientras sus labios casi rozaban los de ella.
Valentina cerró los ojos por un momento, sintiendo la cercanía de él como un fuego que ardía en su interior. Pero cuando volvió a abrirlos, la realidad regresó con toda su fuerza.

"Lucas...", comenzó a decir, pero él la interrumpió.

"Vamos a perder el control juntos esta noche", dijo con una sonrisa desafiante. "Solo por una noche".

La música vibrante parecía intensificarse mientras Lucas extendía su mano hacia ella. Valentina dudó un instante; sabía que este camino podría llevarlos a lugares oscuros y desconocidos. Pero en el fondo de su ser, había una parte de ella que anhelaba esa aventura.

"Está bien", aceptó finalmente, entrelazando sus dedos con los de él. La conexión fue instantánea; una corriente eléctrica recorrió sus cuerpos mientras se adentraban en la multitud.

La fiesta se convirtió en un torbellino de luces y risas descontroladas. Valentina trató de mantenerse cerca de Lucas mientras navegaban entre cuerpos sudorosos y rostros desconocidos. Cada vez que él giraba hacia ella y sonreía, sentía cómo su corazón latía más rápido.

En un momento dado, Lucas la llevó a una habitación oscura al fondo de la casa. Allí había menos ruido y más intimidad; las luces parpadeantes creaban un ambiente casi onírico. Valentina sintió cómo la tensión entre ellos alcanzaba su punto máximo.

"¿Ves?", dijo Lucas mientras cerraba la puerta detrás de ellos. "Esto es lo que quería: un escape". Su mirada era intensa y profunda, como si quisiera desnudarse ante ella no solo físicamente, sino emocionalmente.

"Pero no podemos seguir así", respondió Valentina, sintiendo el peso de la situación. "Esto no es real".

"¿Real? ¿Qué es real?", preguntó él, acercándose cada vez más hasta que sus cuerpos casi se tocaban. "Tal vez esta sea nuestra única oportunidad para ser quienes realmente somos".

El deseo ardía entre ellos; Valentina podía sentirlo como una llama lamiendo su piel. "Lucas...", murmuró mientras él la miraba fijamente.

Sin pensarlo más, él inclinó la cabeza y sus labios encontraron los de ella en un beso lleno de anhelo y desesperación. Era como si el mundo exterior desapareciera; solo existían ellos dos en esa habitación oscura.

Valentina se dejó llevar por el momento, entregándose a la pasión que había estado reprimida durante tanto tiempo. Sus manos viajaron por el torso de Lucas mientras él la abrazaba con fuerza, como si temiera perderla nuevamente.

El beso se profundizó; sus cuerpos se movían al ritmo de la música distante que resonaba en el fondo. Cada roce era una promesa silenciosa; cada suspiro era un grito ahogado por el deseo.

Sin embargo, en medio del éxtasis, Valentina sentía una punzada de preocupación. Sabía que este momento era frágil y efímero; una burbuja a punto de estallar en cualquier instante.

"Lucas...", logró decir entre besos. "Esto no puede ser solo una noche".

Él se detuvo un momento, su respiración entrecortada reflejando la lucha interna que ambos compartían. "No sé si puedo ofrecerte más", admitió con sinceridad.

"Pero deberíamos intentarlo", insistió ella, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con brotar en sus ojos. "No quiero perderte así".

Lucas bajó la mirada, como si las palabras de Valentina resonaran en lo más profundo de su ser. "A veces siento que estoy perdiendo el control", confesó finalmente. "Como si estuviera cayendo al abismo y no pudiera detenerme".

Valentina tomó su rostro entre sus manos, forzándolo a mirarla a los ojos. "No tienes que caer solo", dijo con firmeza. "Estoy aquí contigo".

Un silencio pesado llenó la habitación mientras Lucas reflexionaba sobre sus palabras. La conexión entre ellos era palpable; había algo profundamente real en lo que compartían.

Finalmente, él asintió lentamente. "Tal vez deberíamos intentarlo entonces", murmuró con una chispa de esperanza en su voz.
Valentina sonrió a través de las lágrimas; era el primer rayo de luz en medio de la oscuridad que los rodeaba. Se abrazaron fuertemente, encontrando consuelo en el calor del otro mientras el mundo exterior continuaba girando frenéticamente.

Esa noche marcó un nuevo comienzo para ambos; aunque sabían que el camino sería difícil y lleno de obstáculos, estaban dispuestos a enfrentarlo juntos.