Capítulo 1 : Encuentros en el Aula de Expresión
« Cada día es una nueva oportunidad para ser un genio » Salvador Dalí
Encuentros en el Aula de Expresión
Valentina
Debo de ser clara para que no juzguen mis sentimientos , algunas cosas para mí aún no se han escrito , mi adolescencia estuvo marcada por Boulevard de Flor M Salvador donde aquel personaje supuestamente no ejemplar para una chica según mi madre , se convertía en un deseo de adolescente rebelde , de esas que le llevan la contraria a todos , principalmente a sus padres , aunque creo que eso es parte de la etapa , tan dura , tan perfecta . Luego a mis añitos , después de repetir la lectura de aquel Boulevard de Sueños Rotos y pensar que mi prototipo de chico era Luke , apareció Affter de Anna Todd y si también me enamoré de Hardin sin pensar en absoluto en las consecuencias , aquellas descripciones de esa diosa de Wattpad me hacían suspirar y consumir suavemente bocanadas de aires , pensado:
- eso nunca te pasará Valentina y suspiraba como una enamorada profunda , pérdida entre nubes y mariposas existenciales .
Yo podría haber sido bien , perfectamente , quien escribiría A Todos Los Chicos De Los Que Me Enamoré , me enamoraba de todo el mundo , tuve novios imaginarios de todos los colores y todas las nacionalidades y no todos eran los más guapos , pero eran míos , mas nunca dije , ni insinué nada , los vi a todos marcharse de las manos con otras , quizás yo no era suficiente , o era mi actitud ? No sabría decirles , tan solo sé que me dispusé a cambiar y si que cambié .
Para entonces mi madre , el amor de mi vida , ya estaba enferma de cáncer de mama y si dolía mucho saberlo , pero vivíamos cada instante como si fuera el último para ambas , ella , una artista plástica de renombre en París , donde vivíamos en una de sus lujosas propiedades , pero llegó el día en el que pensamos que París y su gloriosa Torre Eiffel ya no tenían más que vistas hermosas para ofrecernos y zarpamos en un crucero en busca del California Dreamin , Estados Unidos , fue el lugar elegido para residir . Un año después de instalarnos en Estados Unidos , mi madre compró una antigua universidad en decadencia que dos años más tarde se convirtió en la Universidad de Arte Salvador Dalí in Memorian , tomando así el nombre de uno de sus mayores ídolos el pintor español Salvador Dalí, maestro de la locura y el impresionismo .
Así con el paso de los años y mi demostración de devoción hacia el arte , mi madre y yo decidimos que entraría a estudiar en su propia universidad sin ningún tipo de consideración por ser la hija de la dueña . Siempre he amado pintar , modelar y sobre todo el ballet moderno. Al mismo tiempo mi madre decidió por mí que debía estar interna como los estudiantes que adquieren becas y aunque nunca estuve de acuerdo , luego en conversación con mi abuela entendí que lo que ella no quería era que la viera en sus últimos momentos de vida , pasando tantos dolores , ella siempre quiso lo mejor para mí por tanto terminé accediendo .
Recuerdo aquel día que empecé mi curso en la Universidad de arte .
La luz del sol se filtraba a través de las grandes ventanas del aula de expresión corporal, llenando el espacio de un cálido resplandor que encendía sin previo aviso las almas que en su interior se sienten jóvenes . El aroma a pintura y madera fresca impregnaba el aire, creando un ambiente casual aunque también un poco insólito para cualquier nuevo estudiante , mientras los estudiantes se acomodaban en el suelo, formando un círculo , la emoción y la expectativa flotaban en el ambiente; era el primer día de clases en la Academia de Arte y todos estaban ansiosos por conocer a sus compañeros , aunque no vinieron inspirado solo en conocer a sus compañeros , sino mas bien inspirado por lo que un día les transmitió el arte y los cautivó para convertirlos en prisioneros de este .
Un día un escritor poco conocido , que vivía en una isla , en una ciudad de mar y río escribió a los trece años : " Desafié las letras y me volví prisionero de ellas " , de ahí salió años más tarde está historia .
Diez chicos, cada uno con su estilo único, entraron al aula riendo y bromeando entre ellos. En el centro del círculo, una mujer con cabello rizado y ojos chispeantes se levantó y les sonrió. Era Clara, la profesora de expresión corporal, conocida por su enfoque innovador y su forma de desafiar a los estudiantes a salir de su zona de confort , la profesora aunque era por algunos años un poco más vieja que sus estudiantes te desafiaba a mirarla , ella se convertía fácilmente en el centro de atención sin tener la más mínima intención de hacerlo , sin embargo no vestía de forma extravagante , sino todo lo contrario aque vestido azul claro que acariciaba el suelo era sumamente sencillo , pero encajaba perfectamente en cada pliegue de su cuerpo que debía de haber sido esculpido por algún dios derrochador de belleza .
-Bienvenidos a la clase de expresión corporal -dijo Clara con una voz melodiosa-. Aquí aprenderemos a comunicarnos sin palabras, a explorar nuestros cuerpos como herramientas de expresión artística. Pero antes, quiero que se presenten y compartan algo sobre sí mismos.
Los chicos comenzaron a presentarse uno a uno, cada uno aportando un toque de humor o una anécdota divertida. Entre risas y miradas curiosas, la puerta se abrió nuevamente y un grupo de diez chicas entró al aula. La atmósfera cambió instantáneamente; la presencia femenina trajo consigo una nueva energía , la mujer en si , símbolo de belleza y perfección hace cambiar cualquier cosa gris por algo con muchos tonos de color , aunque soy de los de la ligera idea de que al el mundo en el que vives el color se lo das tú .
Las chicas se acomodaron en el círculo, y los chicos no pudieron evitar intercambiar miradas furtivas , pudiera decirse amenazadoras , como esas de las que vez en los documentales de África en la que los leones acechan a sus presas , de esa forma eran las mirada , aunque cabe decir que evites pensar en la parte del documental en la que el león se come a la presa , al menos por ahora .
Entre las chicas, una de ellas, Valentina, destacaba por su porte elegante y su confianza palpable. Sus ojos oscuros brillaban con un destello travieso mientras se sentaba cerca de uno de los chicos, Lucas, quien no pudo evitar sonrojarse bajo su mirada que era tan directa que parecía como si fuese ella quien iba a cazar , aunque debo decir que el hubiese estado contento de que en final la cazadora se comiera a su presa .
Algo interrumpió la mirada .
-Perfecto - dijo Clara-. Ahora que todos están aquí, vamos a empezar con algunos ejercicios para romper el hielo. Quiero que se levanten y se muevan libremente por el espacio. No tengan miedo de tocarse y explorar.
Los chicos y chicas comenzaron a moverse, dejando que sus cuerpos se expresaran sin restricciones , pues no existen ataduras para el alma cuando el corazón se siente libre . En medio del caos controlado, Lucas se encontró cerca de Valentina. Sus brazos se rozaron accidentalmente, y una corriente eléctrica recorrió su piel que apenas empezaba a expresar la libertad . Ella sonrió, un gesto que lo hizo sentir como si estuviera flotando en las mismas nubes accidentales en su choque .
-¿Te gusta bailar? -le preguntó ella, acercándose un poco más.
-No soy muy bueno en eso -respondió Lucas, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza-. Pero creo que podría aprender... si tengo una buena maestra .
Valentina soltó una risa suave, como un susurro que lo envolvía. Mientras tanto, otros grupos formaban conexiones similares. Sofía, otra chica del grupo, había comenzado a jugar con el cabello de Mateo, quien no podía dejar de mirar sus labios mientras ella hablaba.
-¿Y tú? ¿Eres un artista o solo un chico que vino a perder el tiempo? -preguntó Sofía con picardía.
Mateo se encogió de hombros, intentando mantener la compostura mientras sentía la calidez de su toque.
-Tal vez un poco de ambas cosas -respondió él, inclinándose hacia ella-. Pero me gustaría perder el tiempo contigo.
El aula estaba llena de risas y murmullos mientras los estudiantes exploraban sus cuerpos y sus límites. Clara observaba con una sonrisa satisfecha; sabía que este era solo el comienzo de algo especial.
A medida que avanzaba la clase, las dinámicas se volvían más intensas. Los chicos comenzaron a jugar con los movimientos de las chicas, creando una danza espontánea llena de roce y complicidad. La tensión en el aire era palpable; cada contacto accidental parecía cargar el ambiente de electricidad , de electricidad mágica , de la electricidad del deseo del alma .
En un momento dado, Lucas y Valentina se encontraron en el centro del aula. Ella lo miró fijamente a los ojos, desafiándolo a seguirle el juego. Él tomó una respiración profunda y decidió dejarse llevar. Se acercó a ella, sus cuerpos casi tocándose mientras comenzaban a moverse al unísono.
-¿Ves? No es tan difícil -susurró Valentina mientras giraba con gracia, su cabello acariciando su rostro.
-Tal vez debería dejarme guiar por ti más a menudo -respondió Lucas, sintiendo cómo la tensión entre ellos crecía.
Mientras tanto, Mateo y Sofía estaban en su propio mundo. Ella lo empujó suavemente hacia atrás, haciéndolo caer sobre la colchoneta. Sofía se inclinó sobre él, con una sonrisa traviesa en sus labios.
-¿Te has caído o solo querías que te atrapara? -preguntó ella mientras sus ojos brillaban con malicia.
Mateo sonrió mientras la miraba desde abajo, sintiendo cómo su corazón se aceleraba.
-Quizás un poco de ambas cosas -respondió él, disfrutando del momento.
Clara observaba todo esto desde un rincón del aula, satisfecha con la conexión que estaba surgiendo entre los estudiantes. Sabía que la expresión corporal iba más allá del movimiento; era una forma de conectar con los demás en un nivel más profundo.
A medida que la clase avanzaba y las dinámicas entre los chicos y chicas se intensificaban, cada roce y cada mirada cargada de significado creaban un ambiente propicio para la seducción. Sin darse cuenta, estaban empezando a descubrir no solo sus habilidades artísticas, sino también los matices del deseo que comenzaba a florecer entre ellos.
La campana sonó al final de la clase, interrumpiendo el hechizo que había envuelto el aula. Los estudiantes comenzaron a recoger sus cosas, pero las miradas aún se cruzaban con complicidad. Lucas y Valentina intercambiaron sonrisas cómplices mientras Mateo se deshacía del contacto con Sofía.
-Esto es solo el comienzo -murmuró Valentina mientras salían del aula juntos.
Lucas asintió, sintiendo que algo especial estaba naciendo entre ellos. Y así, con corazones palpitantes y sonrisas llenas de promesas, los diez chicos y diez chicas abandonaron el aula de expresión corporal, sin saber que lo que había comenzado como un simple ejercicio pronto se convertiría en una danza mucho más intensa: la danza del amor y la seducción.
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