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Capítulo 79.- ¡Voy por ella!

Casa Chou Minatozaki.

— Tu no digas nada —le susurró Momo a Tzuyu— Yo soy la abogada, soy fría, no pierdo los estribos por nada, déjame a mí —agregó en voz muy baja.

— ¿Qué piensas decirles? —Le preguntó Tzuyu.

— Lo voy a negar todo —Sentenció.

— Creo que es mejor decirles la verdad —mientras ellas dos, sentadas en el sillón, cuchicheaban, Jihyo y Sana sacaban todas las cosas de adentro del oso— Están que truenan Momo —En ese momento la fotógrafa descubría la colección de posters de Jesica Larsson y lanzaba una mirada desaprobatoria al sillón.

— ¡Por eso mismo! —le dijo convencida— No podemos decirles la verdad Tzuyu, vas a dormir en el sillón por años —Sabía dónde tenía que atacar.

— ¿Cómo que vas? —Se había olvidado de nombrarse a ella misma— ¿Y tú qué? ¿Acaso piensas traicionarme? —No lo esperaba de Momo.

— No, para nada —sexópata si, traicionera jamás. Tzuyu se tranquilizó— Pienso echarle la culpa a Hye-won —Afirmó la abogada.

— ¿QUE? —la reacción de Tzuyu llamó la atención de sus esposas.

— ¡Dejen de cuchichear! —ordenó la bailarina que tenía todo su brazo metido en el cuerpo de Porni, era increíble la capacidad para almacenar cosas que tenía ese oso.

— Jihyo... amor... —Intentó la abogada.

— No quiero hablar contigo Momo —La frenó Jihyo.

— Pero...

— ¿Tengo que repetirlo? —Ups la bailarina no estaba de humor.

Momo se tiró contra el respaldo del sillón y se cruzó de brazos. Tzuyu le dio unos golpecitos en la espalda para mostrarle su apoyo

— No le vamos a echar la culpa a Hye-won —Tzuyu se inclinó hacia su amiga y volvió a susurrarle— Aparte, yo fui la que le di las contraseñas al perezosito, en todo caso es mi culpa — siempre la culpa es del maestro no del alumno.

— No pienso dejarte sola bomboncito —La mayor mostraba su lealtad— Pase lo que pase estamos juntas en esto, tu cubres mi espalda y yo la tuya —Le aseguró observando como las rubias se acercaban a ellas.

— Bien —Dijeron Jihyo y Sana. Cada una, con sus manos en la cintura, enfrentaban a sus esposas— ¿Quién va a ser la prim...?

—  ¡FUE CULPA DEL BOMBONCITO! —Momo no pudo con la presión del caso. Se arrodilló a los pies de su esposa y amiga— LES JURO QUE YO NO QUISE —suplicó— PERO ELLA ME MANIPULÓ, ME ENGATUSO, ME ENVOLVIO EN SUS MENTIRAS —Tzuyu la miraba con la boca abierta. Menos mal que estaban juntas en esto— TRATE DE CONVENCERLA PARA QUE LO DEJARA, PERO ELLA ES... ES... ES... ES ADICTA AL PORNO —la señaló acusándola para después tirarse para tratar de abrazar las piernas de ambas rubias. Mina casi se cae cuando Momo trató de abarcar las cuatro piernas— POR FAVOR, YO SOY SOLO UNA VICTIMA DE LA ENFERMEDAD DEL BOMBONCITO —A esta altura Tzuyu solo se limitó a girar los ojos ante el berrinche de la mayor.

— Momo... —la llamó Jihyo.

— YO SOLO QUERIA AYUDARLA, Y PARA ESO ME TUVE QUE METER EN SU JUEGO —siguieron los inventos.

— ¡MOMO! —Esta vez fue Sana la que se cansó— LA MITAD DE LOS VIDEOS Y REVISTAS TIENEN TU NOMBRE —la mayor hizo silencio mientras Sana agarró una revista— Inclusive en esta... —mostró la tapa de una revista— te dibujaste en la tapa —Señaló una muñeca hecha con palitos que estaba agachada sobre las piernas de la mujer que estaba en la tapa de revistas. De la boca del dibujo salía un globo de dialogo que decía "Soy Momo y tú eres mi perra"

— ¿Cómo sabes que fui yo la que se dibujó? —preguntó la mayor, el caso ya estaba perdido.

— Solo tú te dibujarías con pechos tan grandes —Apuntó al dibujo donde en la parte superior había dos grandes círculos sobre un palito que simulaba ser el cuerpo de Momo.

— Si de algo sirve —Comentó Tzuyu— a mí me causó gracia —A pesar del engaño de la abogada no podía dejar de reconocerlo. La mirada de Sana le hizo entender que a ella no le había causado nada de gracia.

— Esta bien... —Momo volvía a su lugar en el sillón— lo reconozco... FUE CULPA DE HYE-WON —sino era Tzuyu tenía que ser alguien más

— MOMO —Tzuyu no iba a meter a su hija— DEJA A HYE-WON FUERA DE ESTO —ordenó

La mayor se acercó a la deportista— Shhh, no te preocupes, tengo todo bajo control —Tzuyu giró los ojos—Míralas ya están cediendo —Lo único que vio Tzuyu fue como Sana aumentaba la intensidad de su mirada asesina.

— ¿El oso era el único contrabando que tenían o hay más? —preguntó Jihyo cansada de las vueltas de las otras mujeres.

Por suerte golpes en la puerta distrajeron a las rubias. Sana fue a ver quién estaba en la puerta lista para despachar a quien quiera que fuera.

— ¿Yuri? —Sana nunca pensó encontrarse a la novia de su hija un lunes a la noche en la puerta de su casa. En realidad, después de la conversación que tuvieron a la tarde en su oficina, no esperaba tener que verla tan pronto.

— ¿Cómo está señora Minatozaki? —Preguntó la joven mirando al piso. Sana no la corrigió, Prefería mantener las formalidades por ahora— Sé que no es ni un día ni una hora adecuada para venir, pero de verdad necesito hablar con Hye-won —Por la urgencia en la voz de Yuri, Sana dedujo que tenía que ver con el tema que habían estado hablando en su estudio.

La fotógrafa miró a la sala donde vio que mientras Tzuyu seguía sentada en el sillón, Momo estaba en una esquina mirando la pared, agitó la cabeza y abrió la puerta para dejar pasar a Yuri— Aprovecha ahora —Le dijo— Porque no creo que vuelvas a verla por mucho tiempo —se venía el castigo para la adolescente también.

Yuri frunció el ceño ante lo que escuchó— ¿Qué pasó? —generalmente no era Hye-won la más castigada de las hijas. Sakura se llevaba todos los premios en este caso.

— No soy yo la que te lo tiene que explicar —la rubia señaló hacia arriba dándole a entender a la amiga de Yoon Ah que podía subir a la habitación de su hija.

Yuri subió la escalera mientras Sana volvió a la sala.

— Las tuve que separar —Le informó Jihyo— No paraban de hablar entre ellas —La bailarina había interrumpido la planificación del "gran escape" según Momo.

— De acuerdo —Sana se estaba cansando— Vuelve acá Momo —ordenó a la mayor que no demoró en retornar al sillón— ¿Van a hablar o no? —preguntó— ¿Hay más pornografía escondida? —presionó.

Momo y Tzuyu se miraron. Ninguna de las dos quería divulgar ningún tipo de información. Ambas se cruzaron de brazos y bajaron la vista.

— Tzuyu... —Sana iba a hacer ceder a su esposa a como dé lugar— Si hablas, puede que la condena se reduzca —dijo.

— No dejes que te manipule bomboncito —hablaba la traicionera— te va a hacer dormir en el sillón igual —Eso era cierto.

— ¡MOMO! —Jihyo retaba a tu esposa para que no se metiera en la conversación.

Sana no sacó la vista de su esposa ni un segundo. Trataba de captar cualquier gesto, cualquier signo de debilidad, pero Tzuyu no daba señales de incomodarse.

Jihyo agarró a Sana por la cintura para que la dejara tratar a ella— Momoring... tu no quieres dormir en el sillón con Chewy, yo lo sé —dijo— ¿Recuerdas cómo te dolió la espalda la última vez? No pudimos tener sexo durante semanas —Momo se ponía incomoda y empezaba a moverse en el sillón.

— Aguanta Momo —la alentó Tzuyu— hazlo por Porni —La mayor miró al oso mutilado y se sintió más fuerte que nunca. La muerte de porni no podía ser en vano. Momo se acomodó en su lugar.

— No van a conseguir ninguna respuesta de mi —dijo muy segura.

Jihyo y Sana veían flaquear su intento de interrogatorio. Pero Sana la captó. Captó la señal que tanto esperaba. Sin querer su esposa se la había dado. "Hazlo por Porni", le había dicho a la mayor. El estúpido oso tenía, mejor dicho, les iba a dar las respuestas que querían.

Sana se movió para agarrar el cuerpo convaleciente del peluche y lo sentó en la mesita de la sala enfrente del sillón donde estaban las dos. Acto seguido agarró la cabeza suelta del oso y la puso sobre el cuerpo— Sostenle la cabeza Jihyo —ordenó suavemente a su amiga mientras ella salía de la sala para volver al rato con una de sus manos tras su espalda.

Tzuyu y Momo seguían sus movimientos de cerca— ¿Qué haces? —le preguntó Momo.

En vez de responder, la fotógrafa se puso detrás de porni— ¿No quieren contestar? —Preguntó con voz tenebrosa— Esta bien —ahora sacaba su sonrisa maldita— Entonces Porni sufrirá las consecuencias —levantó la mano escondida mostrando una tijera enganchada entre sus dedos, y la puso abierta de manera que la oreja media suelta del oso quedó entre las filosas cuchillas.

— ¡PORNI! —gritó Momo parándose del sillón. Tzuyu solo giró los ojos.

— No te atrevas a poner una mano sobre el ¿me oyes rubia hueca? —la amenazó Momo.

— Ups —Sana cerró la tijera un poco de manera que alcanzó a cortar un hilito de la oreja de felpa— No escucho respuestas —insistió.

— ¿Tienen más de esas cosas o no? —presionó la bailarina señalando la montaña de revistas y videos que descansaba detrás de ellas.

— Momo, escúchame —Tzuyu se paró para agarrar a su amiga— Sana no le va a hacer nada a Porni, Eunchae está encariñado con el —Tzuyu conocía a su esposa— Créeme. No digas nada —Le suplicó la deportista a la abogada.

— Escucho que hablan, pero nada de lo que dicen me sirve —dijo Sana interrumpiendo a su mujer— lo siento, pero este oso se va a quedar sin una oreja —apretó más la tijera de manera que agarraba otro pedacito.

— Momo —Tzuyu quería que su amiga fuera fuerte, pero la mayor empezó a agitar la cabeza y a ponerse nerviosa.

— Está sufriendo Tzuyu —Le dijo Momo.

— Él sabía que esto podía pasar —Le dijo la morena— Estaba dispuesto a sacrificarse —Agregó.

— No puedo —sollozó la abogada— No puedo dejarlo... no puedo abandonarlo... vivimos muchas cosas juntos... ¿Te acuerdas cuando lo fuimos a comprar? Allí estaba el... suplicando que lo lleváramos con nosotras —negaba con su cabeza— No puedo...

— Si puedes... yo sé que puedes... —insistió Tzuyu.

— ¡BASTA! —Sana no quería que Momo se recuperara.

— ¡CORTALA SANA! —Jihyo alentó a su amiga— ¡HAZLO! —la bailarina quería ver sangre, mejor dicho, quería ver algodón derramarse.

— O hablan a la una... a las dos —Sana agarró más fuerte la tijera— ¡Díganle chau a Porni! A las tre...

— ¡HAY UN CONEJO! —gritó la abogada interrumpiendo el corte de oreja.

— NOOOOOO —Tzuyu se agarró la cabeza y se dejó caer en el sillón.

— ¿Qué dijiste? —Sana sonreía victoriosa.

— Hay una coneja... rosada, llena de esas cosas. La teníamos de plan B, por las dudas pasara algo así —Momo no podía mirar a Tzuyu.

— ¿Dónde está? —preguntó Jihyo.

— En el armario de herramientas —Dijo Momo— Donde no hay herramientas —De hecho, no había ni una. Ninguna de las Hirai Park sabían arreglar nada, cuando les pasaba siempre llamaban a Tzuyu para que se los arreglara.

Sana miró a Jihyo y la bailarían asintió— Yo me encargo —dijo Segura.

— De más está decir que por esta noche duermen en el sillón —Les dijo Sana. Las dos asintieron, eso ya lo sabían, lo que no sabían era lo próximo.

— Yyyy —Sana siguió y con la voz que empleo obligó a que Tzuyu le prestara atención— El viernes, el sábado, es decir todo el fin de semana, este cuerpito — señaló su cuerpo y el de Jihyo— van a salir a reventar la noche de New York — sentenció. La cara de la morena era para monumento. Sana había dado en el clavo con el castigo y lo sabia.

— ¡DE NINGUNA MANERA! —Esta vez era Tzuyu la que se levantaba del sillón nerviosa— TU NO VAS A IR A REVENTAR NINGUNA NOCHE SIN MI —dijo.

— Tranquila Tzuyu —Era el turno de Momo de calmar a su compinche— Tal vez nos lo merecemos por...

— NO... NO Y NO —se opuso la morena— puedo dormir en el sillón todas las veces que quieras —le dijo a Sana directamente— pero no vas a salir sin mí. Te lo prohíbo ¿me oyes? —Tzuyu no estaba bromeando.

— Tu a mí no me prohíbes nada —la enfrentó Sana. La rubia no entendía la caradurez de su mujer para prohibirle cosas.

— Soy tu esposa —Le dijo Tzuyu.

Las Mohyo se pusieron cada una detrás de sus respectivas amigas.

— Lo mismo te dije yo cuando te pedí que dejaras de mirar todas esas porquerías —Sana tenía un buen punto— ¿Tu mujer no te es suficiente? — Preguntó atacando, no iba a dejar que Tzuyu ganara— Bien, pues tú no eres suficiente para mí tampoco —¡Auch! Eso debió doler.

— No digas eso —Le habían tocado el ego.

— ¿Te molesta? —Siguió la rubia— ¿Y tú qué crees que siento yo cuando descubro que te entretienes mirando otras mujeres? —Preguntó— ¿Crees que me parece gracioso, o que me hace sentir bien? Pues no Chou Minatozaki no me parece nada de esas cosas —Los ojos de Mina se llenaban de lágrimas.

— No es para tanto Sana —habló Tzuyu.

— Tampoco es para tanto que yo vaya a un par de fiestas —le dijo como si nada.

— DIJE QUE NO VAS A IR A NINGUN LADO. DEMASIADO TENGO QUE AGUANTAR CUANDO SALES CONMIGO Y SE TE TIRAN TODOS ESOS TIPEJOS O TIPEJAS —su mujer era hermosa, no podía evitarlo.

Momo y Jihyo se miraban, no creían que esto iba a llegar tan lejos.

— LO HUBIERAS PENSANDO ANTES —dijo la rubia— Y YO VOY A DONDE CARAJO SE ME DE LA GANA —Las cosas se habían descarrilado.

— Sana... —Tzuyu intentó tranquilizarse.

— Encima de todo se los enseñas a nuestra hija Tzuyu —le reprochó.

— Tiene que aprender de alguna forma Sana —la morena no bajaba la guardia.

— ¿Y la mejor forma que encontraste es haciéndola ver porno? —siguió.

— Pues a mí me ayudó —levantó sus hombros.

— ¿Sabes qué? —La rubia caminó hasta la pila de cosas que habían encontrado en el oso, recogió algunas y volvió hasta Tzuyu— Divierte —se las tiró en la cara y siguió hasta las escaleras. Sin dudarlo Sana la siguió, no sin antes dejar una última mirada lapidaria a su esposa y a su amiga.

— Debería darles vergüenza —dijo.

Un rato antes en la habitación de Hye-won.

— ¿QUE HICISTE QUE? —Apenas entró al cuarto de su novia lo primero que hizo fue saludarla y demostrarle cuanto la había extrañado. La Joven castaña había pasado mucho pensando en su novia y venía a decirle todo lo que había pensado para su primera vez. Lástima que antes se le ocurrió preguntar qué había pasado entre su madre y ella.

— No sabía qué hacer —Le dijo Hye-won desde el lugar donde estaba sentada en su cama mirando a su novia ir de un lado al otro de su habitación— Cuando pasó lo del auto me di cuenta que no sé qué iba a ser el momento en que decidiéramos seguir adelante y bueno... —el resto ya se sabía.

— Y SE TE OCURRE APRENDER VIENDO PORNO —no era un buen día para las amantes del triple X.

— De hecho, me ha sido bastante útil —no era el momento Hye-won. La mirada de su novia lo dijo todo.

— No puedo creerlo —se decía la chica— No puedo creerlo —volvía repetir.

— Escucha Yuri... —El perezosito se bajó de la cama y caminó hacia su novia.

— NO HYE-WON... NO —La frenó— SOY UNA ESTUPIDA —dijo y respiró hondo— Yo preocupada por... por... nuestra primera vez, por no hacerte sentir mal, y preocupada por la forma en que podía guiarte, guiarnos para que fuera especial, para poder enseñarte lo poco que podía enseñarte y resulta que tú decides aprender mirando cómo se la montan entre varias mujeres —Esa no era su Hye-won— Yo muerta de miedo, pareciendo una inexperta total y tratando de tranquilizarme para no contagiarte mis nervios y resulta que la señorita se relajaba viendo otras mujeres —Yuru se frenó y enfrentó a su novia— Pues ¿sabes qué? —La miró directo a sus ojos— Vas a tener que conseguirte otro de esos videítos —Le dijo agarrando su chamarra y caminando hacia la puerta— Porque ya no tienes novia para entretenerte —salió echando humo.

Al mismo tiempo.

Sana subía las escaleras y Yuri las bajaba— Yuri —dijo Sana llorando.

— Sana —respondió Yuri también con lágrimas entre sus labios.

— ¡ESPERA SANA! —gritó Tzuyu desde el primer escalón de las escaleras.

— ¡ESPERA YURI! —gritó Hye-won desde el último escalón.

Las dos recibieron la misma respuesta, un portazo. Nada más que el de Sana fue con la puerta de su habitación y el de Yuri con la puerta de salida. Tzuyu y Hye-won se encontraron en el medio de las escaleras, cada una miraba para su respectiva puerta.

— ¡Mierda! —dijeron las dos al mismo tiempo.

— Hye-won ¿Puedes dejar de patearme? —Momo estaba acurrucada en una punta del sillón y sentía cada dos por tres patadas de su sobrina— ¿Por qué demonios duermes con nosotras? No es como si a ti te lo hubieran impu... ¡TZUYU! NO ME DIGAS QUE TRAJISTE A PINOCHON CONTIGO... PORQUE SI ES ASI JURO QUE NO RESPONDO —Algo grande y alargado estaba apoyando desde atrás

— Es la pierna de Porni Momo — Tzuyu la corrió.

— ¿Qué carajo hace el oso en la cama? —preguntó enojada.

— Eunchae no se quiere separar de él ¿Qué quieres que haga? —Tzuyu tenía en su pecho durmiendo a la ovejita. Eunchae en una de sus manos tenía agarrada la nariz de su abuela y en la otra una de las patas del cuerpo de Porni.

— ¿Era necesario traer la cabeza también? Es medio tenebroso tener una cabeza de un peluche mirándote —A Hye-won le había tocado dormir al lado de la cabeza degollada.

— Si me traía el cuerpo, lloraba por la cabeza —explicó Tzuyu— Si me traía la cabeza, lloraba por el cuerpo... ¿pueden dejar de quejarse? Al menos las demás no se nos han unido...

— Mami... ¿para qué hablaste Tzuyu? —La morena sintió la voz del lobito cerca de ella.

— Súbete lobito —le indicó su madre— Quiero subirme a ti como Eunchae —los celos aun no pasaban, el tema es que Dahyun ya estaba pesadita para subirse.

— ¿Qué tal si te acurrucas entre medio mío y de la tía Momo? Así te tengo cerquita —trató de convencerla y al parecer lo logró porque Dahyun ya trepaba a la cama.

— ¡AUCH! —piececito sobre la tía Momo.

— Deja de quejarte Momo... Ven cariño —Tzuyu ya tenía a su hija acurrucada a su lado. Ahora si la mano de Eunchae sostenía su nariz, mientras la de Dahyun su oreja.

— ¡OIGAN! —Lo que faltaba, el terremoto— HAY FIESTA DE PIJAMAS Y NO NOS INVITARON... ¡VAMOS JI-WOO! —Sakura y Ji-woo tomaban impulso para subirse.

— Cuidado con mi... ¡AUCH! PERO QUE DEMONIOS —la mayor ya no sabía quien la había pisado. Se hizo silencio.

— Al menos no está la loca de la poesía...

— EL OTOÑO ES UN ENANO, CON UN TARRO Y UN PINCEL —Yunjin bajaba con su prima Minju que venía sonámbula recitando la poesía.

— ¡BASTA! ME CANSE —La abogada salió de la cama comunitaria.

— ¿A dónde vas?—Tzuyu dejó a Eunchae sobre Yunjin y salió a perseguirla.

— A rogarle a mi esposa que me perdone —Contestó subiendo las escaleras con Tzuyu detrás.

— ¡JIHYO! —¡TUM! ¡TUM! TUM!— ¡JIHYO! ¡ABRE PORFAVOR! —Insistió con los golpes en la puerta— NO AGUANTO MÁS... NO PUEDO DORMIR EN ESE CONDENADO SILLON. UN OSO ME VIOLA POR DETRAS, LAS NIÑAS ME PATEAN Y HEEJIN YA EMPEZÓ A RECITAR LA POESIA DEL PUTO ENANO DEL OTOÑO — contó— PERDONAME... HAGO LO QUE SEA... LO QUIERAS... POR FAVOR PERDONAME AMOR —Seguía insistiendo.

La puerta se abrió de golpe dejando ver a dos rubias detrás de ella— ¿Vas a hacer lo que yo quiera? —le preguntó la bailarina.

— Lo que tú quieras —asintió la mayor.

— ¿Me prometes que no hay más contrabando? —Otra pregunta.

— Recontra prometido... si vemos algo, lo vemos juntas —aclaró.

Jihyo miró a Sana y la fotógrafa asintió— Puedes pasar —Le dijo abriendo aún más la puerta para que la mayor entrara.

— ¿Tú tienes algo para decir? —interrogó Sana a su esposa que se había quedado parada detrás de la abogada

— Prométeme que no vas a salir sin mí y si tendré algo para decir —Tzuyu no iba a ser tan accesible.

Jihyo y Sana se volvieron a mirar, no podían creer la desfachatez de la morea. ¡TUM! Portazo.

El portazo no le dolió tanto como escuchar a Momo decir "genial están durmiendo en ropa interior" Eso fue un puñal en el corazón.

— Mami —Hye-won sintió a su madre volver al sillón comunitario.

— Dime Hye —Tzuyu volvía a recuperar a su ovejita.

— ¿Qué vamos a hacer ahora? —Preguntó preocupada por el estado de su pareja y la de sus madres.

— Vamos a recuperarlas Hye... sea como sea —Dijo convencida.

—'EL OTOÑO ES UN ENANO, CON UN TARRO Y UN PINCEL... —Iba a ser una noche muy larga.

Fin de semana - sábado a la noche.

— ¿Aun nada? —Hye-won se había acercado a su morena madre que llevaba un rato sentada en la mesada de la cocina mirando como en el jardín Sana le mostraba a Jihyo, Momo y las demás chicas lo que se había comprado para salir esa noche.

Tzuyu agitó la cabeza en negativa. Toda la semana había sido igual que como la había empezado. Durante el día, siendo ignorada por su mujer y durante la noche durmiendo en el sillón con sus hijas.

Tzuyu hizo todo lo que se supone que tenía que hacer, flores, chocolates, regalos, joyas, pero nada convencía a la rubia. La rubia quería las súplicas de su mujer, pero si eso significaba tener que dejarla ir sola a donde fuera que quisiera salir con la pareja, Tzuyu no pensaba ceder. No pensaba dejar a su mujer ir a donde los buitres pudieran acercarse a ella. Sana era suya.

— Anoche no fue tan mal —Tzuyu la miró. A pesar de las protestas de la morena, Sana había salido igual. Y no crean que Tzuyu se quedó de brazos cruzados, hizo de todo para impedirlo, la enfrentó, provocó, chilló e inclusive las siguió.... Hizo de todo. Pero no consiguió nada. Iba a pagar muy caro el tráfico de pornografía.

— ¿No tan mal? ¿No tan mal? —Parecía que Hye-won la estaba cargando—'Tu madre volvió con... —agarró una bolsa llena de papelitos que Sana "accidentalmente" había dejado enfrente de la morena—'no sé cuántos números de teléfonos... inclusive una descarada se lo escribió con lápiz labial sobre el brazo —se quejó.

Tzuyu se agarraba la cabeza y Hye-won mirando al jardín descubrió porque lo hacía. Sana se estaba probando el vestido más corto de los cientos que había sobre la mesa del jardín

— No creas que yo he tenido mucha suerte tampoco —le dijo Hye-won. Quizás contándole sus penas ayudaba— Lia no contesta ninguno de mis mensajes, ni mis llamadas. Las flores volvieron, al igual que los demás regalos —Parece que había sido un trabajo de recupero en conjunto.

— ¿Fuiste a buscarla como te dije? —Le preguntó su madre.

— Si, no abre la puerta y me hizo echar con el portero —contó.

— A mí me sacaron los guardaespaldas de la fiesta —por eso no había llegado a recuperar a su esposa.

Hye-won puso una mano sobre la pierna de su madre— tranquila mami, algún día volveremos a tenerlas —La consoló.

Mientras tanto en el jardín.

— ¿No crees que ya la has torturado demasiado mamá? —A Minju le dolía ver sufrir a su otra madre.

— Si Sana, el bomboncito tiene una cara que estalla —dijo Momo. Todas miraron como Tzuyu estaba siendo abrazada por la otra melliza.

— No hasta que deje su ego y su soberbia —dijo la rubia.

— Si te pones ese vestido creo que mami no lo va a soportar —opinó Sakura.

— Entonces... este es el elegido —Decidió la rubia agarrando el vestido corto— Váyanse a cambiar así nos vamos —le dijo a Momo y Sana mientras salía del jardín.

La semana de Mina no había sido nada fácil tampoco. Para nada le agradaba estar así con Chaeyoung, pero si quería que la morena aceptara su error, tenía que ser fuerte. Más de una vez vio cómo su esposa hablaba y organizaba con Ryujin diferentes cosas y más de una vez habló con Lia sobre ello. Lo peor fue aguantarse de abrazar a su mujer cuando por lo que chismear estaban hablando descubrió que la morena había decidido enseñarle por su propia cuenta a Ryujin. Con explicaciones para nada cómodas de oír para Mina, Chaeyoung se encargó que el perezosito supiera todo lo que tenía que saber a la hora de estar con una chica. La fotógrafa estaba orgullosa de la deportista y se moría por expresárselo, pero no podía. Sabía que faltaba poco para que Chaeyoung sucumbiera y tenía que aguantar.

De noche en la casa Chou Minatozaki.

— ¿Puedes tranquilizarte por favor? —Le pedía Minju a su madre— Si sigues golpeando así la bolsa de boxeo la vas a desarmar —Todas sus hijas estaban en el gimnasio tratando de calmarla. Desde que su rubia madre se fue toda producida y sin darle importancia a los intentos de Tzuyu para frenarla, la morena se había metido al gimnasio y llevaba horas.

— ¿Cómo quieres que me tranquilice? Tu madre está en un lugar, donde hay música, alcohol y una enorme cantidad de alzados y alzadas y yo no puedo hacer nada para impedirles que la toquen, o que la miren —les dijo.

— ¡No me contesta! En su estado de Facebook dice "soltera" y ni siquiera me quiere contestar —Hye-won entraba al gimnasio quejándose— Hazme lugar —Sin permiso se puso a pegarle a la bolsa de boxeo del lado contrario a su madre.

— ¿Saben que me parece a mí? —Sakura se había cansado de escuchar chillar a su madre y a su hermana— Ustedes dos son unas chillonas —les dijo— ¿Quieren algo? ¡PUES VAYAN BUSCARLO! —las alentó— lo único que oigo son excusas —les dijo— Cuando yo quiero que Hyunjin me traiga helado ¿Saben que hago? LE EXIJO QUE ME LO TRAIGA —contó.

— Cuando yo quiero que Minho me haga masajes, no paro hasta lograrlo —Dijo Minju uniéndose a la motivación que había iniciado Sakura.

— A mi Changbin me presta todos los juguetes que quiero —Dahyun entendió por dónde iba la cosa.

Tzuyu y Hye-won pararon los golpes.

— ¡Voy por ella! —dijo Tzuyu agarrando las llaves del auto.

— ¡Yo también! —Hye-won hizo lo mismo.

— ¡SIIIII! —alentaron las demás.

— ¡Dios! Hay que estar en todas —Dijo Sakura.

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