Capítulo 66.- Blancanieves y los siete enanitos
Un año y tres meses después – Halloween en la Casa Chou Minatozaki.
— ¡Listo! —Sana había terminado de ayudar a sus mellizas con sus respectivos disfraces— No puedo creer lo que están viendo mis ojos —les dijo mirando orgullosa a sus dos hijas disfrazadas de enanitos. Tenías puestos calzas de colores y una chaqueta con un cinturón de otro color, para que contrastara con la parte inferior. En los pies tenían zapatitos negros y en la cabeza un gorrito en punta. Por supuesto la cereza del postre, o en este caso del disfraz, la otorgaba la barba blanca de juguete que se tenían que poner.
Las mellizas se miraron— ¡Nos vemos geniales! —Festejó Minju— ¡Venga los cinco HYE! —pidió a su hermana el choque de manos que Hye-won concedió con pocas ganas.
— ¿Nos vemos bonitas mamá? —le preguntó Hye-won dudosa de su apariencia.
— Por supuesto cariño —les aseguró— Muy bonitas —agregó.
— ¿Tan bonitas como estás tú cuando mami pone cara de boba al verte? —Para las pequeñas la cara de boba de Tzuyu al mirar a Sana era buena señal.
— No... Más bonitas. Están tan hermosas, que su madre va a poner la misma cara de babosa que pone cuando las mira a ustedes —les dijo. Para Sana no había mejor momento que agarrar a su esposa mirando atontada a sus hijas.
— Me pica mamá —Hye-won se quejaba de la barba.
— Te la sacas y te la pones antes de irnos Hye —la convenció Sana mientras las llevaba a la sala donde Yoon Ah y Sakura veían por milésima vez buscando a Nemo— Ya tenemos listo enanitos —anunció— Tu turno Kura —Estiró su mano a la pequeña— Hora de ir a bañarte —anunció.
— Quiero que mami me haga la danza del baño —Por supuesto que Sakura iba a querer bañarse con la danza del baño.
— ¡No se vale! Nosotras no hicimos la danza —se quejó Minju.
— Es verdad —Hye-won apoyó la queja.
— Sakura, no tenemos tiempo para la danza del baño —negó la petición de su hija.
— Entonces no me baño —Caprichosa, Sakura, se cruzaba de brazos.
— Está bien... Pero la haces conmigo — Sana no tenía intenciones de molestar a su esposa después del día que había tenido Tzuyu. La morena se había enterado que el equipo quería transferir a Shuhua a otra ciudad y había estado toda la tarde peleando a capa y espada con el entrenador y el presidente del club.
— Pero tú no te la sabes —la acusó.
— Kura llevo años escuchándola, me la sé de memoria —se defendió.
— Pero tienes que hacer los gestos y todo —le advirtió la pequeña.
— La voy a ser a mi manera —Era imposible igualar a Tzuyu en la danza del baño.
— Pero mamá... —Minju, más bien el enanito Minju, volvía a protestar.
— Min... te prometo que la próxima vez la hacemos ¿Si? —La mirada no dejó lugar a protesta.
Las dos mellizas se sentaron al lado de su hermana mayor de brazos cruzados.
Yoon Ah se rió y por eso le tocó golpe en su cabeza— ¡Auch! —Yoon Ah se acarició la cabeza— ¿Y eso? —le preguntó a su madre por la causa del golpe.
— Por inventar la danza del baño —le respondió.
— ¡Yo no lo inventé! —se defendió —Fue mami Tzu —dijo.
— Bueno, entonces fue por incentivar a tu madre a que la inventara, si no te hubieras escapado cada vez que te íbamos a bañar, no hubiera existido la estúpida danza del baño —el estrés de Hallowen estaba llegando y le hacía decir cosas "horrendas" a Sana. Se arrepintió de usar la palabra "estúpida" apenas vio la cara de sus tres hijas.
— La danza del baño no es estúpida mamá —la corrigió una seria Hye-won.
— La danza del baño es algo muy, muy serio mamá —Comentó el pececito en forma de reto— la inventó el tataratataratataratataratata ra... ¿Cuántos tátara son? —Preguntó— Bueno no importa... La inventó el tátara abuelo de mami Tzu, el indio Nube Negra —contó, sus hermanas asintieron.
— Si alguien le falta el respeto a la danza del baño le puede caer una maldición arriba —agregó Sakura.
— Es verdad madre —Yoon Ah aguantaba como podía la risa— Y si tú no quieres que te caiga la maldición del abuelo Nube Negra, vas a tener que hacer la danza del baño con mucho respeto... ¡Auch! —golpe.
Sana giró los ojos y soltó la mano de Sakuea para dirigirse a la nevera, donde colgaba la página ciento cinco de la "lista del sillón"— Por inventar la estúpida danza del baño —Escribió Sana— Un cemento... —De repente la imagen de ella y su esposa disfrazada se le vino a la cabeza. Sana suspiró y agarró la lapicera nuevamente, al lado de lo que había escrito. "Posponer hasta nuevo aviso" — ¡Vamos Sakura! —Tratando de disimular sus pensamientos cachondos por su esposa.
— ¡SIIII! ¡LECHUCIN HACER DANZA DE BAÑO! ¡HUHAHAHA! ¡HUHAHAHA! —Sana rezaba poder estar a la altura de las expectativas de su hija. Por las dudas, no quería ninguna maldición sobre ella.
Una vez dentro del baño, Sana abrió el agua y Sakura se metió en la tina, paradita se quedó mirando a su mamá. La rubia miró a su hija y giró los ojos, suspiró y decidió comenzar antes con esto— Bien —respiró y se paró enfrente de su hija— ¿Estamos listas? —preguntó sin ánimos.
— ¡Ya empezaste mal mamá! —La retó— Esto es una danza guerrera, luchamos contra poderosísimos Dioses de la suciedad —la leyenda continuaba— No puedes hacerlo sin ganas —Justo a Sakura le venía a hablar de entusiasmo— Nos van a derrotar —¡Dios! Sana iba a matar a su esposa.
— Sólo estaba calentando la voz — disimuló— ¿ESTAMOS LISTAS? —un grito de aliento inundaba el baño.
La cara de Sakura se iluminó ante el cambio de actitud de su mamá— ¡SIIIIII! —respondió doblando un poco sus rodillas.
— ¡NO ESCUCHE! —Negó la fotógrafa— Pregunte si... ¿ESTAMOS LISTAS? — nuevamente aparecía el grito inicial.
— ¡SIIIII! —la pequeña se esforzó— ¡LECHUCIN ESTAR LISTA! —agregó esperando el inicio de la danza.
Sana no pudo dejar de sonreír cuando vio que su hija había asumido la "posición guerrera"— ¿DONDE ESTA EL JABÓN? —preguntó poniéndose la mano en su frente para imitar mímica que Tzuyu usaba cuando buscaba el jabón.
— ¡AQUÍ ESTA! —Sakura lo tenía en sus manos y se lo mostraba orgullosa a su madre— ¡AQUÍ ESTA! ¡AQUÍ ESTA! ¡HUHAHA! —repetía poniéndole ritmo a sus palabras. La mezcla de Nemo con indios que había inventado la morena no tenía precio.
Sana se preparó, ahora venía la parte importante, tenía que lucirse— Uno... — Sakuea apretó el jabón— Dos... —Sana flexiono sus piernas y respiró— ¡tres! — ¡Allí están los Dioses suciedad! ¡Allí están! ¡Allí están! —Cantó señalando al horizonte, que en este caso era la puerta del baño— ¡No —podemos dejarlos ganar! —Ahora la mano de la rubia formaba un puño— ¡Hay que atacar... atacar! —siguió el canto.
— ¡O NO! —Manos en la cabeza para el lechucín— ¿Qué vamos a hacer? ¡Hay que luchar! ¡Hay que luchar! —Sakura apretaba el puño como su madre.
— ¡Por las piernas vamos a empezar! —Al mismo tiempo que Sana se agachaba para refregarse imaginariamente las piernas, Sakura se enjabonaba las suya— Por la panza vamos a seguir —Rubia y rubiecita enjabonaban su estómago, nada más que la mayor lo hacía de mentira— Y en los brazos vamos a terminar —Si tenía que admitirlo, Sana se estaba divirtiendo. era muy gracioso ver a su hija toda enjabonada copiando sus movimientos.
— ¡TODAVIA PUEDO VERLOS! —Gritó la pequeña señalando un lugar del baño.
— Entonces...el Shampoo hay que agarrar —le contestó con ritmo su madre acordándose la cara de desesperada que ponía su esposa en esta parte de la danza. La pequeña Minatozaki tomó la botella de shampoo y se puso un poco en su cabello— No perdamos tiempo —cantó Sana llevando sus propias manos en la cabeza— Empecemos a agitar... ¡HAY QUE AGITAR! —ambas revolvieron sus cabellos con ganas.
— AÚN ESTÁN CERCA —avisó la pequeña con sus ojos cerrados.
Sana se agarró la cabeza exageradamente.
— ¿Qué lugar nos faltara? —Preguntó a propósito, ahora venía el momento preferido de su hija, Sana la vio sonreír.
— ¡YA LO SE! ¡YA LO SE! —aún con los ojos cerrados levantaba la mano— FALTA MIPE...
Sana sonrió, nunca se iba a olvidar la primera vez que encontró a Tzuyu y a Yoon Ah muertas de la risa por la modificación que Yoon Ah le había hecho a la danza del baño, modificación habían que adoptado todas sus otras hijas— ¿QUE MIPE...? —preguntó Sana.
— FALTA MIPE... MI PEQUEÑO TRASERO —Gritó riéndose finalmente la niña, para después enjabonarse esa parte. Por un momento Sana se vio imitando el movimiento de su hija.
— ¡SE ESTAN YENDO! —Anunció la fotógrafa— ¡VAMOS A GANAR! ¡VAMOS A GANAR! —Ahora venía la parte es que movía sus brazos festejando— SOLO FALTA...
— ¡ENGUAJAR! ¡ENGUAJAR! ¡HUHAHA! ¡HUHAHA! —Sakura giraba debajo de la ducha mientras Sana giraba en su lugar— ¡En tu cara Chou Tzuyu! —Minatozaki Sana aniquiló en la danza baño.
— Mamá —Sakura la llamaba mientras dejaba que Sana la secara en su habitación.
— Dime cariño —la danza la había agotado.
— Lo hiciste muy bien, el abuelo Nube Negra estaría orgulloso de ti —le dijo.
Sana sonrió ante la aprobación de su hija— Gracias mini bomboncito —Diría Momo. Sana besó a su hija— Ahora... vamos a convertirte en enanito como tus hermanas...
— Mamá... —Yoon Ah entraba al cuarto de su hermana con un monitor de bebe en la mano— Dahyun se acaba de despertar —Por el aparato se podían escuchar los balbuceos de la bebé de seis meses.
— ¿Tzuyu salió del gimnasio? —le preguntó.
— Nop, las cosas con Shuhua no deben haber salido muy bien —Mucho gimnasio para la morena era sinónimo de stress.
Yoon Ah pudo ver la cara de preocupada de su rubia madre— ¿Quieres que yo ayude a Sakura con su disfraz? — ofreció ayuda.
— ¡SIIIIIII! ¡YOON AH! ¡YOON AH! —la pequeña entusiasta estaba de acuerdo.
— Gracias —le susurró Sana a su hija mayor saliendo en busca de su esposa con monitor en mano.
Créanme que sana tenía todas, pero todas las intenciones de hablar con Tzuyu, levantarle el ánimo y porque no, darle uno que otro beso, pero quien iba a adivinar que cuando entrara al gimnasio, Tzuyu iba a estar colgada por sus pies de una barra, usando solo un top que cubría sus pechos y un diminuto short que no hacía ninguna alusión a la palabra "vestirse". Sana se quedó petrificada en la puerta mirando como el cuerpo de la morena subía y bajaba trabajando sus abdominales.
Sin darse cuenta sus pies se iban moviendo con el objetivo de acercarse a su esposa. En una de las subidas, Tzuyu alcanzó a ver a su rubia parada a poca distancia de ella, freno los ejercicios inmediatamente y quedó colgada de cabeza apreciando la intensidad con que su esposa la miraba. La morena podía ver el deseo de Sana en sus ojos, deseo que empezó a manifestarse cuando la boca de Sana empezó a recorrer el estómago marcado de su mujer, la lengua de Sana estaba por todos lados. Cuando sus piernas empezaron a ceder había demasiada sangre en su cabeza, la deportista, con un ágil movimiento logró caer enfrente de su esposa, para después empujarla sobre las colchonetas que habia en el gimnasio.
— ¿Sabes que tuve que hacer recién? —preguntó Sana como pudo mientras Tzuyu se encargaba de besar su cuello.
— Mmm —fue la contestación que recibió.
— La danza del baño... Sakura.... ¡DIOS! ¡AMO TUS MANOS! —De más está decir donde estaban las manos de Tzuyu— Kura... pidió que la hiciera —Terminó de contar
— Ahora toca otra danza... una más divertida y apta para bultos —debería existir un diccionario Chou Minatozaki.
— ¿Qué tengo que...? ¡TZUYU!... ¿Qué tengo que hacer? —preguntó.
— Primero tenemos que usar la vestimenta adecuada —adiós ropa— Segundo tenemos que ponernos en posición —La morena abrió despacito las piernas de su chica para colocarse entre ellas y juntar sus centros, el ritmo lo iban a marcar los gritos y gemidos de ambas chicas— Ahora solo tenemos que luchar.... —definitivamente iba a ser una lucha cuerpo a cuerpo.
— ¡MORMONALES! —fue el grito que salió desde el monitor que Sana había dejado en una de las maquinas del gimnasio— ¡UNA VIENE A VER A SU HERMANA Y TIENE QUE ESCUHAR A SUS MADRES INVENTAR UNA NUEVA DANZA! —Yoon Ah se quejaba por el intercomunicador.
Tzuyu salió de su lugar quejándose y se tiró en la colchoneta al lado de su mujer que al mismo tiempo se agarraba la cabeza.
— YA NO QUEDA HABITACION DE ESTA CASA QUE USTEDES NO HAYAN ESTRENADO —las siguió retando. Sana no sabía que era más vergonzoso, su hija escuchándolas o ella riéndose porque el gimnasio ya había sido estrenado de esa forma, de hecho, Tzuyu no lo quiso empezar a usar hasta que no le hizo el amor a Sana en cada lugar que creyó conveniente— YA NO ES TAPARSE LOS OJOS NADA MAS, AHORA TAMBIEN LOS OIDOS —Yoon Ah seguía reprochándoles— DEBERIAN TENER ALGUNA ESPECIE DE SEÑAL "CUIDADO MORMONALES SUELTAS —el chiste seguía.
Tzuyu ya había escuchado demasiado, agarró el monitor.
— Cangurín, si quieres que me siga haciendo la tonta cuando tú y Lucas están haciendo la danza del amor en tu habitación, será mejor que comiences a medir tus palabras... cambio y fuera —No es una radio Tzuyu.
La repuesta demoró en llegar, el cangurin estaba evaluando sus posibilidades— ¡LAS QUIERO!... cambio y fuera —Eligió bien— A propósito —la voz de Yoon Ah volvió a sonar— La tía Momo llamó y dice que en una hora están acá, estemos listas o no ¡LAS QUIERO! —agregó la muy chupa medias.
Sana y Tzuyu se miraron— No sé cómo voy a hacer para tenerte toda la noche cerca y no poder tocarte —le dijo Tzuyu.
— No sé cómo voy a hacer para levantarme de esta colchoneta sin hacerte el amor —dijo Sana.
Menos mal que esta vez las balbuceadas de Dahyun las interrumpieron antes de empezar, porque si no, creo yo que no paraban.
— ¿Te bañas con ella? —Le preguntó Sana sabiendo como disfrutaba su esposa de eso con su hija.
— Solo si tú te bañas con nosotras —contra ofertó Tzuyu.
— Como resistirse a esa propuesta —Inevitablemente la pareja rumbeaba al baño.
Sana y Tzuyu estaban sentadas enfrentadas en la bañera, la morena tenía a Yuna en su pecho.
— Si la sigues mirando así me voy a poner celosa —bromeó la rubia.
— ¿La viste amor? —Con cuidado Tzuyu la giró de manera que la bebe quedó sentada en ella, pero mirando a su mujer_ ¿Viste sus ojos? ¿Viste sus pestañas? Es hermosa... —La sonrisa que se le dibujaba a Sana cuando veía a su morena hablar de sus hijas era indescriptible.
— Ven aquí —le ordenó a Tzuyu mientras ella se inclinaba hacia la morena. Un beso fue el resultado de su encuentro— Te amo —esa declaración fue lo que le siguió al beso— Y como amas a nuestras hijas —confesó— Pero... si no salimos de la bañera, Momo va a entrar a sacarnos —le dijo levantándose para salir— Y lo más probable es que cuando nos vea quiera meterse a bañarse con nosotras —Dijo algo muy cierto mientras salía ya dispuesta a secarse— ¿Quieres dejar de mirarme el trasero y apurarte? —la rubia sintió los ojos de su mujer.
— Por haber heredado ese trasero lobita —le habló a su hija que ahora jugueteaba con el agua— Vas a tener a tus chicos o chicas como quieras —le dijo mientras Sana ya con su salida de baño puesta esperaba con una toalla que Tzuyu le pasara a su hija— Sólo tienes que aprender a moverlo como tu madre y el amor de tu vida va a arrastrarse hacia ti —aconsejó levantando a su hija del agua y pasándosela a su esposa que no tardó en envolverla.
— No te preocupes cariño —Sana le hablaba a Dahyun— El movimiento de trasero es algo que también viene de sangre —contó— Sólo tienes que encontrar a una morena boba quede hipnotizada mirándolo —agregó.
— No te preocupes cariño —Sana le hablaba a Dahyun— El movimiento de trasero es algo que también viene de sangre —contó— Sólo tienes que encontrar a una morena boba quede hipnotizada mirándolo —agregó riéndose de las caras de su esposa.
— ¿Te encargas tú de ella mientras yo me pongo mi disfraz? —pidió la rubia entregándole la niña seca a Tzuyu para luego irse caminando hacia el vestidor. La caminata incluyó un fuerte vaivén de caderas por parte de la rubia.
— Por supuesto amor —Respondió Tzuyu sin quitarle los ojos de encima a su chica— Tzuyu —miró a su hija que a su vez la miraba a ella— El día que encuentres a una morena boba la vas a hacer feliz cada vez que hagas eso —le dijo a su niña.
— Bal rissspussss bla rarp paff prrr —opinó Dahyun.
— Tienes razón lobita, yo soy la morena boba de tu mamá y de ustedes cinco —le dijo— ¿Lista para disfrazarte? —le preguntó.
— ¡Listo! —festejó la morena— Pero que enanito más adorable —la más pequeña de las Minatozaki estaba vestida igual que sus hermanas, pero con otros colores— ¡Sana! —Llamó a su mujer que llevaba bastante tiempo desaparecida. Tzuyu alzó a su pequeño enanito y fue en busca de su esposa— ¡Amor! Cuando veas a Dahyun te vas la vas a querer comer... con su pequeño gorrito y su barbita... ¡DIOS SANTO! —Tzuyu se paralizó, todos sus sentidos se enfocaron en su hermosa mujer, sus músculos no respondían, lo único que la morena podía sentir era como la bestia iba creciendo en su interior. Todas las barrearas que había puesto para calmarla después del episodio del gimnasio no estaban sirviendo de nada ante la imagen de su mujer vestida de Blancanieves. No solo era el efecto de la peluca de color negro que tenía su, ahora no rubia puesta, que la estaba volviendo loca, también ayudaba el color rojo labios que contrarrestaba a su hermosa piel blanca y no se podía olvidar, del vestido ajustado y no tan largo como la original princesa que vestía Sana que resaltaba los mayores atributos, por no decir todos, de su mujer.
— ¡Dahyun! —Exclamó Sana riendo por la cara de Tzuyu— ¡Mírate de enanito! —Agarró a su hija— ¡Estás hermosa! ¿Cierto Tzuyu? —Sana preguntaba a propósito, sabia el efecto estaba teniendo en su mujer.
— ¿Mhhm? —Aún no recuperaba la capacidad de escucha.
— ¿Cierto que Dahyun es un enanito hermoso? —repitió.
— Siclsro —se aclaró la garganta— Si...si...claro en realidad —asintió algo que aún no entendía.
— Vamos a buscar a los otros enanitos mientras tu madre se prepara... ¡Tzu! —la llamó.
— ¿Mhmm? —cero reacción— Nada de momentos a solas... no tenemos mucho tiempo —Sana se frenó en la puerta para mirar a su mujer que aún no se movía de su lugar.
— Blaruu fafffdp prrr —Dahyun quería decir algo.
— Si cariño... creo que la mate —coincidió hay que darle un tiempito —era lo mejor.
Tzuyu se quedó sola en la habitación, aun sin moverse, había que darle tiempo.
— ¡Mamá! ¡Pido que se revalúe el sorteo de los disfraces! —Yoon Ah entraba a la sala para unirse a Sana y a sus hermanas— Estoy segura de que mami y tu hicieron trampa —Cruzando brazos y protestando se sentó.
— Yoon Ah es el enanito gruñón —señaló Sakura— Yo soy el enanito Feliz —No se podía olvidar de ella.
— ¿Por qué tengo que ser enanito? —le preguntó a Sana.
— Porque así salió en el sorteo perfectamente legal que hicimos —se defendió Sana.
— Es imposible que justo todas tus hijas hayan salido enanitos mientras tú eres Blancanieves... ¡Que casualidad! —ironizó.
— No sé de qué te quejas, si te ves genial —apuntó su madre justo cuando el timbre de la puerta sonaba.
— ¡YO VOY! —gritó Minju y salió corriendo a la puerta.
— ¡QUIERO QUE SE REHAGA EL SORTEO! —Sana giró los ojos al escuchar la voz de Momo
— ¡ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO! —Una de las raras veces que Yoon Ah y Momo concordaban.
— A mí me gusta mi disfraz Momoring — Jihyo llegaba a la sala agarrando de la mano otro enanito que parecía ser Ji-woo. Los enanitos Yunjin y Minju venían detrás.
— Te ves genial Jihyo —Sana se acercó a saludar a su amiga que estaba toda pintaba de color plateado suave y tenía un marco redondo alrededor de ella— Déjame intentarlo —pidió la fotógrafa parándose enfrente de la bailarina— Espejito... espejito... dime quien es la más bonita de este reino —le habló al disfraz de espejo.
— Eso es fácil —Contestó Jihyo— La más hermosa es... ¡TZUYU! —dijo de repente.
— Aún se está cambiando Jihyo —contestó la rubia.
— Tzuyu te ves genial —Sana siguió la línea de visión de su amiga y se dio cuenta que había alguien detrás de ella, inmediatamente giró su cabeza y se arrepintió, entramos en segundo momento parálisis de la noche.
— ¡ESTO NO ES JUSTO! —Momo vestida de bruja entraba a la escena. El papel de la abogada se veía muy creíble con su capa negra, con una extensión en su nariz con grandes arrugas y pelo blanco falso que le caía por su cabeza. Infaltable la canasta con manzanas envenenadas— ¿Por qué Chou tiene que ser el caliente leñador mientras yo soy la malvada bruja? —se quejó— Exijo que hagamos de nuevo el sorteo —insistió.
— ¡TOTALMENTE DE ACUERDO! —Yoon Ah apoyaba a su tía.
— El sorteo ya se hizo —se excusó la morena sin ignorar el estado de su esposa— ¿Quién se ríe ahora? Y ustedes estaban presentes. Si a mí me hubiera tocado bruja, lo hubiera aceptado. Asique dejen de quejarse —Dijo cerrando la conversación.
— Tzuyu —Sana recuperaba la voz— ¿Podemos hablar un segundo? —le señaló la cocina a su chica.
— ¡EN CINCO MINUTOS PARTIMOS! — advirtió Momo por las dudas.
— ¿Algún problema cariño? —preguntó disimuladamente la morena.
— Si, tengo un problema. Ese no es el disfraz que te alquilé —sentenció.
— Si es —se defendió Tzuyu— Pero le hice unas modificaciones. En vez de usar el pantalón ancho que venía, me puse el negro ajustado que me compre la semana pasada —señalo su vestimenta inferior— Hice un nudo en la camisa, porque me quedaba muy larga —La camisa larga, a propósito elegida por Sana, a cuadros roja y negra se levantaba en un nudo dejando expuesto parte del abdomen de la deportista— Y me doblé los puños como los leñadores del Discovery Channel —ambas mangas estaban subidas hasta donde el bíceps morena lo permitía. El discreto disfraz se complementaba con unas botas negras y el hacha de juguete que tenía que cargar la morena en una de sus manos— ¿No te gusta así? —Tzuyu giró en sí misma— A mí me parece mejor —opinó.
El problema no era si a Jihyo le gustara o no, el problema era que a la vecina de al lado, que últimamente estaba persiguiendo a su esposa, le iba a gustar seguro— Me encanta.
— Entonces vamos mi Blancanieves —le agarró la mano— Es hora de dulce o travesura —dijo.
—Pero yo lo único que quiero es travesura —chilló Sana mientras se dejaba llevar por su esposa.
— ¿Estamos listos? —Preguntó Tzuyu llegando a la sala— ¿Están listo los siete enanitos? —preguntó.
— ¡SIIIII! —Respondió Sakura— ¿Cierto Ji-woo? —otra vez empezamos. El enanito Ji-woo asentía. Tzuyu acomodó a Dahyun en el asiento portátil que ella iba a cargar en sus hombros.
— No escuche a todos los enanitos —Tzuyu se acercó a su hija mayor.
— El próximo año yo voy a sacar los papelitos del sorteo —Yoon Ah seguía sospechando de su madre.
— ¿El espejo? —obvio la acusación de su hija.
— ¡LISTA! —Festejó Jihyo.
— ¿La horrible bruja malvada? —rió de Momo
— ¡OYE! —La abogada la frenó— Puede que sea bruja y malvada, pero aun así sigo estando caliente —Tzuyu se rió de nuevo— No hay manzanas envenenadas para ti estúpido leñador —advirtió saliendo de la casa. El espejo y los enanitos siguieron a la bruja.
— ¡UN CEMENTO! —Frenó a los enanitos Me parece que lo enanitos se están olvidando de algo —dijo.
— ¡CIERTO! —Para Sakura era inconcebible— ¡Todos en fila! —se acomodaron— Y un, dos, tres —contó— ¡HAY HO! ¡HAY HO! ¡HAY HO! ¡A TRABAJAR! —cantaron cinco de los siete enanitos.
— NO TE ESCUCHO CANTAR ENANO GRUÑON CANGURIN —Yoon Ah las iba a pagar por su interrupción.
Tzuyu escuchó a su hija murmurar algo así como "Ya verás el próximo sorteo" y se partió de la risa hasta que sintió el susurró cercano de Sana en su oído.
— Estoy tan agradecida de que tu padre te haya enseñado a hacer trampa en los sorteos —Le susurró Blanca Sana a su mujer apoyando sus pechos en la espalda del leñador du unos segundos para después pasar por al lado de ella rozando todo lo que podía con su mano.
Tzuyu le prestó excesiva atención a como ese vestido resaltaba el escote de su mujer— Yo también hermosa, yo también —Miró al cielo— Gracias papá, donde quiera que estés Gracias... — exclamó para después mirar a su enanito menor que colgaba de ella en su pequeño arnés y que ahora se estaba comiendo su propia barba— ¿Cómo dice lobito? ¡HAY ¡HAY HO! ¡ESPERANOS BELLA PRINCESA! —le grito a su esposa.
En la calle.
El vecindario de las Chou Minatozaki estaba poblado de niños acompañados de adultos, disfrazados por doquier. Definitivamente el espíritu de Halloween se había instalado en el lugar.
Sana analizó la situación— Bien —dijo— Vamos a tener que dividirnos...
_ ¡YO VOY CON MAMI TZU! ¡LA LEÑADORA! —Sakura se avivó y cantó primero. Las demás pequeñas protestaron y las mayores giraron los ojos.
— ¡Perdón! —Sana miró a Sakura ofendida, al parecer la pequeña se había olvidado quien le hizo la danza del baño— ¿Y por qué se supone que eliges al leñador? —ya estaban todos en personajes.
— Porque mami siempre hace que las damiselas nos den más dulces y golosinas ¿Cierto enanito? —le preguntó a su prima obteniendo una respuesta positiva.
—Eso no es cierto —Sana no iba a permitir que alguien calumniara su capacidad para conseguir dulces.
— Si es cierto mamá —Hye-won siempre con la verdad— El año pasado a mí me tocó con ella y juntamos el doble de dulce que ustedes —explicó con hechos fácticos.
La sonrisa agrandada de Tzuyu era enorme— ¿Qué quieres que haga? Son irresistibles —le dijo.
— Bien —Sana aceptó el desafío— Ya veremos quién gana esta vez —dijo enojada.
— Uyyy bomboncito, vas a tener un rival difícil —opinó Momo— porque con Sana exhibiendo sus gemelas en ese vestido — señaló los pechos de la artista— yo dejó toda la fábrica de chocolates en ellos — Tzuyu no recibió nada bien ese comentario, nadie tiene derecho a mirar a Squishy y Spongi.
— Sakura y Ji-woo con Tzuyu —ordenó Sana— Minju y Yunjin vienen con Jihyo y conmigo —repartió— Hye-won y Yoon Ah les toca con Momo —dijo.
— ¡CLARO! ¡MANDENNOS CON LA HORRENDA BRUJA MALVADA! —No era el mejor momento del cangurin— TOTAL RYUJIN Y YO NO QUEREMOS DULCES — ironizó.
— ¡QUE NO SOY HORRENDA! —Era lo único que le importaba— Y para que sepas, así como me ves, voy a patearles el trasero a tus madres.
— Prepárate para morir de hambre Hye —Le susurró a su hermanita.
— Ánimos cangurin —la consoló Tzuyu— ¡Tú puedes! No en vano te enseñé ciento ocho lecciones —le recordó— Solo que no tienes que dejar que Momo sea la que hable —le indicó señalando a la abogada que peleaba con un par de niños que huían de ella.
— Tzuyu —Sana se acercaba a ella en plan de guerra.
— Sana —La morena la enfrentaba.
— Tienes prohibido golpear la puerta en lo de la vecina loca que te persigue —empezaron las reglas.
— No sabía que tú eras la que ponía las reglas —apuntó venenosamente la morena— Nosotras podemos ir a donde se nos dé la gana ¿Cierto Sakura? —buscó el apoyo de su hija.
— ¡Cierto! —afirmó el lechucín— ¿Cierto Ji-woo? —por las dudas preguntaba y patito asentía.
Sana juntó sus labios— De acuerdo —aceptó— entonces puede que yo toque la puerta del señor de los gatos —la morena abrió los ojos bien grandes.
— NO LO HARAS —le advirtió— Lo tienes prohibido, ese hombre está obsesionado contigo —apuntó.
— No sabía que tu ponías las reglas —se burló la rubia.
— Con que esas tienes Minatozaki.... Con que quieres jugar sucio —se acercó a su esposa— Tzuyu —Le pasó a Dahyun a su esposa y desató el nudo de su camisa para volvérselo a hacer más arriba aun, casi todos sus abdominales estaban a la vista.
— ¡Hola señor durito! —Jihyo saludaba a su cuadradito personal.
Sana apretó a un más fuerte su mandíbula y se acercó aún más a su esposa, las miradas eran de guerra— ¿Quieres guerra? La vas a tener —Le devolvió la bebe a la morena, quien se la colgó en su pecho devuelta. Con mucha habilidad Sana se sacó el sostén que traía puesto en frente de todos. Tzuyu sacudía su cabeza, sus amados tesoros estaban libres a imaginación de cualquiera.
— Estoy empezando a pensar que no estamos en buenas manos —comentó Yoon Ah al ver como su madre se sacaba la prenda.
— Yo estoy empezando a pensar donde puedo meter las manos —dijo la abogada mirando los pechos de Sana.
— TIA MOMO —la retó— ¿Podemos empezar? —pidió desesperada.
Sana y Tzuyu no se sacaban las miradas de encima— Listos... en sus marcas... ¡YA! —empezaba la cosecha.
Un par de horas después - Casa Chou Minatozaki.
— ¡Esto es grandioso! —Minju y el leoncín prácticamente estaban nadando en golosinas, chocolates entre otros.
Jihyo y Sana las miraban orgullosa— Estuviste excelente con tu acto de "tú eres la más hermosa" Jihyo —la felicitó Mina, al parecer la bailarina había ganado levantando la autoestima de la gente que les abría la puerta.
— Eso no fue nada —habló Jihyo relajándose en el sillón— La mejor parte era cuando nos abrían hombres y tu dejabas caer uno de los dulces para recogerlos ¿Viste la cara del señor de los gatos? Estoy segura que lo vaciaste Sanake —le dijo.
Orgullosa Sana reía, moría por ver la cara de Tzuyu cuando viera sus cinco bolsones llenos de dulces.
Cuando escucharon la puerta abrirse, Sana se preparó para cantar victoria enfrente de su mujer, el tema era que no fue su esposa la que entró.
— ¡Odio Halloween! —Yoon Ah entraba con una bolsita pequeña con apenas unos caramelos.
— ¡Yo también! —Momo no tenía nada y Hye-won venía con un chupetín en la boca.
— No se preocupen —las calmó Sana— el año que viene les va a tocar conmigo —el ego de Sana estaba por los cielos— Tal vez rompamos el record de los cinco bolsones llenos de este año —orgullosa señaló su cosecha.
Momo y Yoon Ah se miraron y empezaron a reírse— ¿No te cruzaste con el bomboncito— ¿cierto? —le preguntó Momo riendo.
— No... Estaba muy ocupada ganando la... —la entrada de un par de enanitos con dos bolsas cada una la interrumpió
— ¡HAY HO! ¡HAY HO! ¡HAY HO! ¡A TRABAJAR! —Sakura y Ji-woo cantaban— ¡AMAMOS HALOWEN! ¿Cierto Ji-woo? — Una Sakura normal ya es fuerte, imagínense una Sakura llena de dulces.
— Cuatro bolsas —contó Sana— aún seguimos ganando... —otra vez la interrumpieron.
— ¿Dónde las pongo Tzuyu? —La vecina de al lado vestida de jugadora de básquet, lo que Sana pensó que fue demasiado obvio, entró con dos bolsas más.
— Déjalos en la mesa Mandy y muchas gracias por tu ayuda —Tzuyu entraba con su hija menor dormida en un brazo y con dos bolsas más en su otro brazo.
— No hay problema Tzuyu, cuando necesites mi ayuda avísame —demasiado obvio.
— Si... si... muchas gracias de nuevo. Nos vemos —le cerró la puerta.
La cara de Sana era impagable, Momo y Yoon Ah seguían riéndose— Ocho bolsas Minatozaki, parece que te ganaron —le dijo la mayor.
— No te preocupes mamá, el año que viene puedes ir con nosotras —seguían cargándola.
— ¿Cómo hiciste? —Sana encaró a su esposa.
— Tuve que sacar las armas grandes —Tzuyu señaló sus propias piernas, que ya no vestían un pantalón ajustado negro, ahora solo tenían un pequeño short.
Sana apretó la mandíbula y con aires de diva se fue a la habitación.
Tzuyu giró los ojos— Ahora vuelvo —les dijo a las demás.
Una vez que puso a Dahyun a dormir, la morena se dirigió a su habitación. Golpeo varias veces, pero como no recibió respuestas entró— Sana...
— Dulce o travesura —le susurró la rubia desde atrás.
— Travesura... sin lugar a duda —afirmó la leñadora dándose vuelta a enfrentar a su esposa— O Blancanieves... que grandes pechos tienes... —Tzuyu se confundió de cuento.
— Cariño esa es la caperucita roja —la corrigió Sana.
— Al carajo Sana, al carajo.... Yo contigo soy todas las putas historias infantiles que yo quiera ¿me oyes? —Y como no oírla, lo que siguió no se podía contar en esas historias infantiles.
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