Capítulo 63.- Una loba en el armario
Árbol genealógico.
Familia Chou Minatozaki.
Tzuyu y Sana.
— Yoon Ah: Cangurín (por su capacidad de salto)
— Minju: Pececito (Por su movimiento constante en el vientre de Sana)
— Hye-won: Perezocito (Por su falta de movimiento en el vientre de Sana)
— Sakura: Lechucín (Por moverse solo de noche)
Familia Hirai Park.
Momo y Jihyo.
— Yunjin: Leoncito (por las patadas cuando Chaeyoung estaba cerca)
— Chaeyeon: Patito (Lo eligió Sana)
Dos años después - Nueva casa Chou Minatozaki.
— Por fin abres rubia hueca —Momo entraba a la casa echa un demonio— Llevo horas tocando el maldito timbre — la abogada traía sus manos llenas de bolsas de supermercado, había ayudado a organizar a Sana una pequeña parrillada con todos sus amigos para inaugurar su nueva casa.
— Perdona Moguri, sin Tzuyu aquí esto es un caos —la morena había jugado la noche anterior en Indianápolis y Sana esperaba que llegara justo para el almuerzo. Llevaba cuatro giras por el Oeste— Deja que te ayude —Trató de agarrar una de las bolsas, pero Momo la detuvo.
— Ni se te ocurra Minatozaki, si el bomboncito se entera que te hice cargar bolsas me mata —dijo llegando a la cocina.
— Estoy embarazada Moguri, puedo cargar una simple bolsa de comida — aclaró— Tzuyu tiene que aprender que este es mi cuarto embarazo, no estoy hecha de cristal —los preparativos del festejo y la ausencia de su esposa la tenía mal.
— Listo ¿Ves? —Anunció Momo poniendo las cosas sobre la mesada y haciéndole saber que no necesitaba ayuda— ¿Ha llegado alguien? —preguntó.
— San y Wooyoung están en el patio —Los chicos estaban de visitas en la ciudad, y habían llegado muy temprano con su hijo— Bangchan está esperando las cosas para empezar la parrillada y su "encantadora" esposa está tirada en la pileta haciendo nada como siempre — informó acerca de lo que estaba sucediendo en su patio nuevo.
— ¿Le dijiste al bomboncito que venía la perra? —preguntó la abogada sacando las cosas de las bolsas.
— ¿Antes o después del sexo telefónico? —era una pregunta real.
Momo la miró con el ceño fruncido— ¿En serio Sana? ¿En serio? —preguntó.
— No sé qué me pasa con este embarazo Moguri, necesito que Tzuyu esté todo el tiempo sobre mí, tocándome, besándome, haciéndome el amor... Inclusive quiero que me diga cosas lindas todo el tiempo —explicó.
— Ojalá a Jihyo le hubiera pasado eso con Ji-woo —la bailarina había tenido un embarazo totalmente libre de sexo.
— ¿Dónde está Jihyo? —le preguntó de repente— Pensé que venía contigo —La cara de Momo no pasó desapercibida por la rubia, algo malo pasaba— ¿Pasa algo Momo? —Indagó.
— Nada Sanake, nada —esquivó la pregunta— ¿Le dijiste o no al bomboncito sobre Lily? —volvió a preguntar tratando de que la fotógrafa cambiara de tema.
Sana dejó pasar el esquivo de su amiga por el momento— ¿Estás loca, borracha o qué? —Creo que había un no escondido en esa pregunta— Le llego a decir que Lily viene y se queda una noche más... y créeme que yo NO puedo aguantar una noche más —resaltó.
— ¡Dios! Con razón el apodo de este bebe es lobito —Sana rió, Momo había adivinado el trasfondo del sobre nombre— ¿El lunes van a saber si es nena o varón cierto? —pregunto.
— Si, este lunes —Golpes en la puerta las interrumpieron.
— Voy a llevarle esto a Bangchan —Momo salió al patio mientras Sana fue a abrir la puerta.
— Dile a Minju que trate de no ensuciarse tanto —Una de las mellizas llevaba rato tirando al aro que Tzuyu había hecho poner en el fondo del patio.
— ¡Hola Sana! —Somi y su novio lideraban el grupo de amigos que acababa de llegar. La seguían las Son, las Yoo, ambas parejas con sus respectivos hijos. Más atrás Sana vio como se acercaba Jihyo con Yunjin, que venía prácticamente corriendo, y Ji-woo que venía de la mano de la bailarina. La artista percibió la tristeza se su amiga inmediatamente. tenía sospechas, algo pasaba entre ella y Momo.
— Hola tía ardilla —Yunjin corrió derecho al patio. Ji-woo seguía agarrada de la mano de Jihyo.
— Adelante —los hizo pasar— Están todos en el patio —los que ya conocían la casa pasaron directo, Somi se quedó admirando el lugar.
— ¡GUAUUU RUBIA! Esto es un condenado palacio —La verdad era que la casa no era un palacio, pero era bastante grande como para que la familia tuviera todo tipo de comodidades. Cada niña tenía su propia habitación, Sana tenía su oficina y Tzuyu su gimnasio, sin contar con el hermoso parque con piscina que tenía en la parte de atrás— Tienes a la morena bien domesticada por lo que veo.
— Eso dicen —rió Sana.
— ¿Viste el partido de anoche? —Le preguntó— Después de casi ocho años una pensaría que Tzu se iba a cansar, pero cada vez está más imparable — comentó.
— ¿Sabes que es lo peor de todo? —Sana le iba a contar un secreto— diez minutos antes del partido llamó a casa para que le deseáramos suerte y Minju le dijo que hiciera 37 puntos...
— ¡Y los hizo! —De hecho, había hecho exactamente 37 puntos— Espera, pero falló los últimos tiros... —la dueña del bar caía— ¡LOS FALLÓ A PROPOSITO! —se avivó.
— Le pidieron 37, ni uno más, ni uno menos —aclaró Sana mientras miraba como Jihyo pasaba con la cabeza agachada por su lado.
Sana hizo el gesto para seguirla, pero se detuvo cuando vio entrar por la puerta a Yoon Ah. La mayor de sus hijas cargaba en sus brazos a Sakura. La pequeña venía a puro llanto.
Somi se avivo de la situación familiar— Nos vemos luego —le dijo y salió al patio.
— ¿Qué pasa lechucín? —Sana se dio cuenta de su error apenas salió de su boca.
— No....no me... no me digas así —la corrigió entre sollozos su hija. La niña estiraba los brazos para ser agarrada por su madre.
— Kura... mamá no puede cargarte — Yoon Ah sabía que la panza crecida de Sana, le iba a ser difícil cargar a su hermana.
Antes de que su hija aumentara el llanto Sana habló— Ven —las llevó a la sala y se sentó en el sillón— Ahora si —Tzuyu no demoró y se bajó de su hermana para subirse a las piernas su madre. Una vez arriba siguió llorando— Kura... cariño... cuéntame que pasa —pero lo único que la pequeña hablaba, la rubia entendía eran chillidos, llantos y uno que otro mami. Esos "mamis" fueron suficientes para que la rubia entendiera la fuente de tristeza de su hija.
Yoon Ah miraba la interacción atentamente sin emitir palabra, mientras Sana trataba de calmar a la menor de las Chou. Déjenme contarles algo de la pequeña Sakura, alias lechucín, sus alegrías eran excesivas, sus tristezas también lo eran, así como su risa atravesaba la barrera de sonido, su llanto era capaz de derrumbar muros. Y no les parecerá raro que la fórmula para calmarla se llamaba Chou Tzuyu.
— Kura... por favor... trata de respirar por mamá —Sana tenía miedo que de tanto llorar la niña se ahogara.
Como si fuera poco, Hye-won bajaba la escalera haciendo pucheros. Mina la veía venir— ¿Dónde estás Tzuyu? — suspiró y con el brazo que no acariciaba a Sakura abrazó al perezocin cuando la pequeña de seis años se sentó a su lado.
— ¿Cuánto falta para que llegue mami? —le preguntó sosteniendo el llanto. A diferencia de Sakura, Hye-won tenía los mismos sentimientos, pero en vez de exteriorizarlos trataba de aguantárselos el mayor tiempo posible.
— Un rato cariño —contestó sin querer mentirle, cosa que lamentó cuando vio como las lágrimas que caían lentamente de una de las mellizas— ¿Tienes sueño? —entre que se ha acostado tarde por el partido de su madre y encima Sana las había despertado temprano por la parrillada, las niñas no habían podido dormir mucho. La pequeña afirmó con su cabeza
— Vamos a dormir un rato perezocito — Yoon Ah que si estaba autorizada a utilizar esos nombres le extendió la mano a su hermana, pero ella se negó.
— Quiero esperar a mami —dijo.
— Ve con Yoon Ah cariño, apenas llegue tu madre te llamo —insistió Sana que seguía tratando de calmar a Sakura.
No muy segura de su decisión, Hye-won agarró la mano de su hermana y ambas subieron la escalera rumbo a la habitación. Sana se quedó mirándolas hasta que estuvieron fuer vista. Nunca le dejaba de asombrar la conexión que Tzuyu lograba con sus hijas a pesar de que no llevaban su sangre.
— Kura... Sakura... ¿Puedes dejar de llorar por mamá por favor? —El llanto iba disminuyendo— Sé que extrañas a Tzuyu, yo también la extraño mucho, mucho, mucho...
— Entonces dile... dile que no —entre pucheros lograba hablar— dile que no se vaya más —terminó.
— ¿Sabes que es lo bueno de que se vaya? —le preguntó. Sakura agitó la cabeza— Que nos trae regalos a todas — La cara de la pequeña empezaba a cambiar y Sana lo percibía— anoche me dijo que tuvo que comprar una valija porque no entraba tu regalo —eso es chantaje puro rubia.
— ¿En serio? —lo ojos del lechucín se abrían gigantes— ¿Una vasija grande? —preguntó.
— Una VALIJA ENORME —aseguró.
— ¡BIEENNN! ¡REGALO! ¡REGALO! ¡REGALO! —Les dije como era la niña— Vamos a contarle a los tíos —tiró de la mano de su madre para ir al patio. Así como si nada se le había la tristeza.
— Mamá —Yoon Ah bajaba de las escaleras— Quiero hablar contigo —dijo.
Sana se frenó— Kura ve con los tíos, enseguida salgo —la pequeña se fue por su cuenta— Dime cariño —le dijo a Yoon Ah.
— ¿Le dijiste a mami Tzu lo de Jake? —preguntó.
Entre Momo que quería que le diga que Lily estaba acá y su hija qué quería que le diga que esta noche ella y Jake tenían algo importante para decirles, Sana era consciente que no iba a volver a tener sexo nunca más— No le puedo decir eso Yoon Ah —Contestó.
— ¿Por qué no? Es fácil —De hecho, no era para nada fácil. La misma Yoon Ah había intentado decírselo y cada vez que empezaba cambiaba la conversación rápidamente.
— Porque si le digo eso, lo más probable es que salga corriendo a buscar a Jake antes de que puedas decirnos lo que tengas que decirnos —explicó— Lo mejor es agarrarla de sorpresa créeme —le dijo.
Yoon Ah se dio por vencida, después de todo su madre tenía razón.
— Ayúdame a llevar el resto de las cosas —las dos salieron al jardín con las manos cargadas.
Después de dejar las cosas en una mesa preparada para la ocasión, Yoon Ah fue para donde estaban todos sentados y Sana fue a recordarle a Minju que tratara de mantenerse medianamente limpia para el almuerzo. Mensaje que no valió la pena dar cuando vio que su hija jugaba con Yunjin, los dos varones Son y el hijo de las Yoo. Al fin de cuenta los niños iban a estar sucios, su hija no iba a ser menos. Además, apenas Minju la vio le preguntó si ya había llegado su otra madre, así que antes de tener a la más histérica de sus hijas terminara llorando, decidió darse vuelta y caminar hacia el grupo, no sin antes pasar por la parrilla donde estaban todos los hombres menos San y preguntar si necesitaban algo y no sin antes aclararle a Lily que ella no era su maldita empleada, que si quería tomar algo levantara su trasero y se lo buscara ella misma.
— No doy más —se sentó en una silla al lado de Momo y automáticamente puso sus manos en su no tan crecido estómago, la tranquilizaba sentir a su bebé dentro suyo, y la hacía pensar en Tzuyu instantáneamente. La abogada jugaba con Ji-woo en sus piernas, mientras Sakura, en la otra punta, terminaba de contarle a Jihyo sobre lo que esperaba de regalo por parte de su madre.
— Me parece que el hijo de San es mudito —le susurró la abogada a su amiga.
Sana miró al pequeño que estaba sobre Sana. Hyunjin, Jinnie, estaba pegado a su padre como si fuera de vida o muerte soltarlo.
— ¡Hola! Yo soy Sakura ¿Y tú? —El terremotito Chou Minatozaki se puso justo en frente de Hyunjin.
El pequeño miró a su padre asustado y se pegó aún más a él— Su nombre es Hyunjin —San lo ayudaba.
— Le dicen Jinnie cariño —le explicó Sana a su hija.
— ¿Y tú animal cuál es? —Apenas Sakura preguntó, los adultos que entendieron soltaron una carcajada. El tímido niño volvió a mirar a su padre y a su vez su padre miró a Sana.
— Kura... Jinnie no tiene un nombre animal aún —explicó la fotógrafa.
Sakura lo miró intensamente— ¿Quieres jugar conmigo y con Ji-woo? —preguntó la no tímida niña. Ji-woo desde su madre asentía con su cabeza y sonreía animando al pequeño.
Una vez más el niño miró a San, después miró a Ji-woo y finalmente volvió a Sakura— ¿tú quieres jugar conmigo? —le preguntó escéptico.
— Si tontito —Respondió impaciente la pequeña— Tu, yo y Ji-woo vamos a jugar como amigos ¿Cierto Ji-woo? —el patito volvía a asentir.
Otra vez el niño miraba a su papá— ¿Puedo? —preguntó inseguro.
Con una sonrisa San afirmó— Por supuesto... Ve, ve. Diviértete —lo bajó de sus piernas y le dio un empujoncito. El pequeño se quedó parado en el lugar hasta que el lechucín tiro de su mano y junto con Ji-woo se fueron a jugar por el jardín.
San se agarró la cabeza— Les juro que ya no sé qué hacer —Todas las madres y Yoon Ah lo miraron preocupadas.
— ¿Cuál es el problema? —preguntó Nayeon.
— No se despega de nosotros —explicó— No tiene amigos, ni amigas —siguió— La psicóloga nos dijo que esperáramos este año a que empezara el colegio, pero no paso ni un día cuando los demás chicos se estaban burlando de él y eso lo empeoró aún más —contó. Que
— Ji-woo también es calladita y tímida — habló Jihyo— Eso no tiene nada de malo —dijo.
— Hye-won también es así —dijo Sana para tranquilizar un poco al chico
— Tienen distintas personalidades — agregó Momo.
— Pero Hyunjin sufre, lo veo en sus ojos —esa era la diferencia con las niñas— No quiero que pase lo que yo pasé en la secundaria —era un terreno sensible— ¿Cómo hacen ustedes? —preguntó a Jihyo, Momo y a Sana específicamente.
Las tres se miraron y pensaron en la misma persona, Tzuyu, la morena les había hecho entender a las tres que no todos los niños tienen que ser hiperactivos como lo era Yoon Ah de chica, o como son sus otras hijas— Sólo los dejamos ser —habló Sana— Hye-won no habla tanto como Sakura, ni tampoco es tan activa como Minju, ni tan sociable como Yoon Ah, pero ella es segura de sí misma, Tzuyu dice que todo lo que las demás le hacen entender en veintiocho palabras o gestos, Hye-won lo dice sólo con una mirada o con una palabra — Explicó— de su naturaleza de perezosa y tranquila —rió.
— Ji-woo no habla casi nunca y siempre necesita de su hermana o de sus primas para animarse a hacer algo —le dijo Momo— Y créeme que al principio me desesperaba, pero nuevamente vino el condenado bomboncito y me hace ver que por más que mi hija no hable está más atenta a lo que pasa alrededor que todos los demás. Y que cuando es necesario o importante hablar, lo hace y dice cosas que nunca son estúpidas o que nunca van a estar demás —terminó.
Tuvieron que hacer silencio porque los tres pequeños venían hacia ellas.
— ¡YOON AH! ¡YOON AH! —Sakura llegaba a su hermana junto con los otros dos detrás de ella— ¿Cierto que Jinnie puede ser parte del club de los geniales? —le preguntó.
— Mmmm —Yoon Ah se hizo la que pensaba— Déjame verlo bien —agarró la mano del pequeño y le dio una vueltita— Es perfecto para el club —aseguró.
— ¿Viste? Te lo dije —lo increpó Sakura.
— Pe... pe... pero yo no soy genial —dijo el pequeño— En el colegio dicen que soy un perdedor —habló agachando la cabeza. Todos los mayores estaban atentos a la conversación pequeños.
— Naaaaa —Sakura se reía y el patito también— Mami Tzu dice que perdedores son lo que dicen que los demás son perdedores ¿Cierto Ji-woo? —la pequeña Hirai afirmaba cabeza.
— ¿Y si tienes dos papás? —preguntó el nene.
— Nosotras tenemos dos mamás ¿Cierto Ji-woo? —Otra vez el patito asentía— Y solo por eso somos geniales ¿cierto Ji-woo? —movimiento de cabeza de nuevo— Así que tú por tener dos papás eres genial como nosotras dos —se apuntó a ella y a su prima— Yoon Ah — señaló a su hermana mayor— Mi hermana Minju —Señaló a la mini Sana que estaba jugando al basquet.
— Yunjin —Por fin hablaba el patito, y lo hacía para mostrarle a Hyunjin su hermana.
— Hye-won —volvió a hablar Sakura— ¿La conoces? —Preguntó y el niño lo negó— Es porque duerme un montón, mami Tzu dice que es porque desde la panza de mamá era así y que la tenemos que dejar ser como ella quiera ser ¿cierto Ji-woo? —Momo y Sana giraron los ojos ante el comportamiento de sus dos hijas.
— ¿Soy genial? —El pequeño reconoció la autoridad en Yoon Ah al mirarla.
— Por supuesto —le aseguró la joven rubia— Pero la última palabra la tiene mami Tzu —dijo Yoon Ah y las más pequeñas asintieron.
— ¿Oíste papi? —le preguntó a San— Soy genial —informó.
— Lo eres cariño, lo eres —El hombre se emocionaba.
— Voy a contarle a papá —el pequeño salió corriendo para la parrilla donde estaba Wooyoung. Las niñas lo seguían. En realidad, Sakura lo seguía arrastrando a Ji-woo.
— ¿Me tengo que asustar por no ser parte del grupo de los geniales? — preguntó a los demás.
— Ninguno de nosotros forma parte de ese condenado grupo —Momo protestaba y Mina giraba los ojos.
— ¡CINCO MINUTOS PARA LA COMIDA! —gritó Bangchan.
— Voy a ir a despertar a la dormilona — Sana se levantó de su cómoda silla y rumbeo al interior de su casa. Antes de subir las escaleras que llevaban a las habitaciones, notó que la puerta corrediza de vidrio en la cocina, que daba a la parte del patio que se usaba como cochera estaba Giró los ojos— Yoon Ah y sus manías —se dijo a si misma cerrando la puerta.
— ¡Alto ahí! —un cuerpo apretaba a la rubia contra el vidrio de la misma puerta. Sana reconocía la voz y sonreía— Tiene derecho a guardar silencio —Sana sintió como sus brazos eran llevados hacia atrás y aprisionados contra su espalda— Todo lo que diga va a ser usado en su contra _dijo la voz mientras la fotógrafa sentía como le separaba las piernas.
Un beso en la parte de atrás de su cuello la hizo olvidarse de lo que estaba a punto de decir— Tzu... mmm... amor... casa llena —era un lenguaje que hablaban con bastante frecuencia así que la morena entendió perfectamente que Sana quería decir que el lugar estaba habitado por sus amigos y demás.
— ¿A caso no entendió la parte de que tiene derecho a guardar silencio? — Tzuyu soltaba los brazos de Sana y apoyaba todo su cuerpo en la espalda de la rubia. Sana pudo sentir los pezones duros de su esposa en la espalda.
Normalmente sería la mente de la rubia la que estaría frenando este ataque de su esposa, pero con la lobito en su panza, hasta su mente quería que Tzuyu hiciera con ella lo que quisiera— Creo que aún no me han dicho todos mis derechos — provocó la rubia
— Eso es porque usted no tiene NINGUN derecho —aclaró Tzuyu y antes de que la rubia pudiera retrucar, siguió hablando— Usted NO tiene derecho a llamarme cuando estoy a kilómetros y kilómetros de distancia y decirme que está acostada, desnuda y sola en nuestra enorme cama —las manos de Tzuyu no hicieron preámbulo alguno y fueron directo al trasero de su esposa— Usted NO tiene derecho a mandarme fotos de esa noche sola que paso —Sana tuvo que sostenerse con sus propias manos contra el vidrio de la fuerza con que la deportista apretaba su trasero— Y mucho menos tiene derecho a mandarme videos mostrándome lo que usted hace cuando está sola y desnuda en su cama — automáticamente manos pasaron del trasero de la rubia a agarrar sus dos pechos.
— ¡TZU! —la protesta le salió sin permiso.
— ¿Estás caliente? ¿Me quieres adentro cierto? —La morena estaba provocando a su esposa con sus manos prácticamente masajeando sus pechos— No quieres que me demore, quieres ya, lo quieres tanto como yo lo quería los cientos de veces que vi ese video y me tuve que conformar yo solita —Una de las manos de la morena, abandonaba la delantera para meterse por debajo del vestido de la artista. Los brazos de la rubia cedieron ante la presión y su cuerpo se apoyó en el vidrio. Tzuyu sin olvidarse de la condición de embarazada de su mujer, puso un brazo protegiendo el estómago de la rubia.
— Si no me tocas ahora mismo vas a conocerla ira de una mujer embarazada —le advirtió Sana.
La rubia pudo sentir la sonrisa maligna de su mujer en su cuello.
— TZUYUUUUUUUUUU —la morena no demoró más la agonía.
— Shhhhh... casa... llena —Tzuyu era ahora la que utilizaba el lenguaje abreviado.
— No hables... dame —insistió Sana apretando fuerte sus labios para evitar que salieran sus gritos.
— ¿Ya puedes sostenerte de nuevo? —la morena quería volver una de sus manos a su parte preferida. Sana no demoró el pedido y otra vez puso sus manos en el vidrio separando su cuerpo de la puerta.
— ¡DIOS! —La mano de Tzuyu volvía a atacar los pechos de Sana— Amo el tamaño que tienen —excitada incrementó el ritmo en el centro de su esposa.
— ¡Mierda! ¡Sigue! —entre sostener el silencio y lo que Tzuyu estaba haciendo en ella, Sana sabía que faltaba poco
— Me vuelves loca Sana —le susurró al oído— Mira como me pones —el ritmo era aún más rápido— Lo único que quiero es tener mis manos y mi boca todo el día sobre ti —mordió su oreja— cuatro noches soñando con la cara que pones cuando terminas —Siguieron los susurros— cuatro noches tocándome por esa condenada cara —Y con esto la rubia no pudo más. No solo sus brazos cedieron, si no también sus piernas y resto del cuerpo.
— Te tengo amor —Tzuyu le dejaba ver que ella la iba a sostener.
Por bastantes segundos lo único que se escuchaba era la respiración dificultosa de ambas, hasta que Sana pudo hablar.
— Después de esto... creo que puedo... que puedo decirte que Sinb está acá y que acaba de vernos teniendo sexo —le informó.
En el jardín.
— ¿Encontraste los condimentos o no? —Apenas Lily se había quejado de las cosas que faltaban Momo la había mandado a buscarlos por sí misma. Pero como vio a la perra a sin nada en mano supuso que la muy buena encontrado. para nada no los había
— Creo que... creo que... es mejor que... —Lily no podía hablar y tenía la cara totalmente colorada— No quiero condimentos —finalmente dijo sentándose al lado de su esposo.
— ¡AAAAAAAOAAAOAOAOAOAAOAAAA! —Era el grito tarzanesco que la morena hizo desde la puerta que dividía el interior del jardín.
— ¡MAMI! —gritaron todas las pequeñas Minatozaki apenas reconocieron el grito.
— ¡TÍA TZU! —esta fueron las Hirai.
Lo siguiente fue una carrera mano a mano para ver quien llegaba primero a colgarse de la basquetbolista.
— Eres una agrandada —le dijo Sana a su esposa apenas vio como sonreía por la reacción de las pequeñas. Y no tan pequeñas también, porque Yoon Ah no corría, pero las seguía desde atrás.
— Son los efectos que suelo causar amor —le dijo pícaramente mientras se agachaba al estómago de su mujer— ¿Cierto lobito? —dejó un beso y se reincorporó para prepararse para ser tacleada por varias niñas. Mina se alejó rápidamente y caminó hacia el grupo de sus amigos.
— Miren esto —dijo Mina.
Minju y Yunjin que iban primeras, llegaron a centímetros de distancia y sin dudarlo saltaron arriba de Tzuyu. La morena las agarró con éxito a las dos sin flaquear en ningún momento. La siguiente en llegar fue Sakura que se colgó de una de sus piernas y no muy detrás del lechucín, llegó Ji-woo que se colgó de la otra pierna. La deportista las aguantaba sin caerse. O por lo menos hasta que apareció Hye-won desde adentro de la casa y sin previo aviso de colgó de la espalda de su madre, Tzuyu empezaba a debilitarse
— ¡NO SE CAE! —gritó el pececito.
— NECESITAMOS MÁS PESO —aportó una idea el leoncín.
— ¡MÁS PESO! ¡MÁS PESO! ¡MÁS PESO! —pedía Sakura a los gritos.
— Eso es porque falto yo —El original cangurin llegaba a ayudar a sus hermanas.
— ¿Crees ser capaz cangurin? —la provocó su madre.
Yoon Ah no contestó, solo se puso enfrente de su madre— AGARRENSE FUERTE —le avisó a sus hermanas para después taclear de una forma muy sutil a la morena. Para evitar heridas Tzuyu se dejó caer despacio y quedó enterrada por sus hijas y sobrinas.
Mientras Tzuyu y las niñas luchaban un poco, el resto de los mayores ya había empezado a comer
— ¿Por qué Lily te mira con rabia? —le preguntó Momo.
Sana rió sin vergüenza— Puede que haya entrado a la cocina cuando Tzuyu saciaba a la loba —confesó.
Momo casi se atraganta con su carne— No me puedes decir eso cuando estoy a punto de comer Sanake —se quejó.
— Me preguntaste y yo te contesté —era verdad— Y estaría bueno que si yo te pregunto porque tú y Jihyo no se han hablado en lo que va del día me contestaras también —presionó.
— Déjalo Sana, no vayas por allí _le advirtió la mayor.
— Pero Mom...
— ¡Qué lo dejes! —Momo dejó su lugar y fue en busca de algo para tomar.
— ¡HOLA TODOS! —Tzuyu, libre de niñas colgadas en ella, llegaba al grupo con Hye-won de su mano.
— ¡MAMI! ¡MAMI! ¡MAMI! —Sakura saltaba al lado de su madre tratando de llamar la atención.
— Dime Kura —correspondió el llamado.
— Él es Hyunjin —señaló al hijo de San que ahora estaba parado apoyado sobre las piernas de Wooyoung— ¿cierto que puede ser un genial como nosotras? —Le preguntó Yoon Ah dice que si— ¿Cierto Ji-woo? —Ji-woo no estaba cerca— ¿Dónde está Ji-woo? ¡JI-WOOOOOOOO! —la llamó— ¿CIERTO QUE OLIVIA DICE QUE JINNIE PUEDE SER UN GENIAL? — Desde el lugar que Jihyo le estaba dando de comer, el patito asintió.
— Hola Jinnie —Tzuyu se agachó para quedar cara a cara con el niño.
— ¿Puedo ser genial? —el pequeño tenía la cara colorada.
— Tu puedes ser lo que tú quieras —le aseguró Tzuyu— No importa lo que nadie diga, solo importa lo que tú quieras ser —le dijo sacudiendo el cabello de su cabeza.
— Yo quiero ser un genial —le aseguró con una sonrisa.
— Bienvenido al club entonces —Tzuyu estrechó su mano
— ¡BIENNNNN! —Festejó Sakura— ¿ESCUCHASTE JI-WOO? —Nuevamente Ji-woo asentía— Ahora te tenemos que tirar al barro del lago ¿Cierto mami? —preguntó.
— ¡Sakura! —Minju saltaba a corregir a su hermana menor— Mami dice que eso no lo tenemos que decir —Sakura se tapó la boca rápidamente con sus pequeñas manitos. Tzuyu escapaba de la mirada de San.
— ¡Pero ese es nuestro ritual! —Yunjin hundía más a su tía.
— ¡SHHHHH! —Hye-won defendía a su madre.
San y Wooyoung miraron a Sana— No se preocupen, pasa cuando menos se lo esperan —o por lo menos eso les pasó a ellas cuando volvieron del Spa y se encontraron a Tzuyu durmiendo con todas sus hijas alrededor y había un montón de ropa embarrada tirada por el piso.
— Al menos ahora las listas están plastificadas y encuadradas —Nayeon ayudaba a la causa.
Tzuyu buscó una silla y la puso al lado de su esposa— ¿Por qué ninguna de nuestras hijas sabe cerrar la boca? —le preguntó escondiendo su cara en el cuello de la rubia.
— Eso lo heredaron de mi cariño —le explicó— Y a ti te encanta cuando abro la boca, así que no te quejes —le dijo.
— Ese es mi lobito —la morena acariciaba el estómago de su mujer.
—Sana... —la llamó.
—Dime —la rubia estaba disfrutando de un rico Sándwich de pollo— Algo pasa entre Momo y Jihyo —También lo había sentido.
— Lo sé —afirmó la rubia— Estoy en averiguaciones, pero me va a llevar un tiempo. Voy a intentar por el lado de Jihyo —Momo era un caso perdido.
— Yo voy a intentar con Momo — programó la morena. No podían quedarse de brazos cruzados.
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