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Capítulo 55.- Noche de bodas anticipada

— ¿Minatozaki Sana aceptas por Esposa a Chou Tzuyu? —preguntó el oficial.

— Acepto —dijo la rubia sin titubear y esa simple palabra nunca había sonado tan perfecta en sus oídos

— ¿Chou Tzuyu acepta por esposa a la señorita Minatozaki Sana? —fue la siguiente pregunta

— Es lo que más deseo... Acepto —contestó con una sonrisa enorme.

— Bien... Por el poder que me confiere el estado de New York, yo las declaro....

— ¡UN MOMENTO! —alguien interrumpía la boda.

Todo el mundo miró al fondo del lugar para identificar el origen de la voz.

— ¡Esto tiene que ser una broma! —Dijo Tzuyu cuando vio a Sooyoung.

— ESTA BODA NO PUEDE CONTINUAR — Sooyoung seguía gritando.

Tzuyu respiró hondo— Ya vengo —le dijo a su todavía novia.

— No cariño... Espera —Sana la trató de agarrar, pero Tzuyu se le resbaló. La rubia buscó la ayuda de las damas de honor inmediatamente.

De hecho, Yoon Ah había sido mucho más rápida que el resto y con un salto digno de un cangurín se colgó de la espalda de su madre. Obviamente esto no frenó a la morena que seguía avanzando, ahora, con Yoon Ah colgada de su espalda, con Shuhua tironeando de un brazo y con Jihyo colgada de la cintura.

Maiko y Rosé se le ponían en frente mientras el resto de los invitados armaba una barrera protectora entre ella y Sooyoung.

— Tzuyu, querida —Maiko trataba de razonar con ella— deja que nosotros nos encarguemos de ella —los ojos endemoniados de la deportista asustaban a más de uno. Tzuyu peleaba con todas las personas que le impedían el paso.

— Mami... mami... piensa en algo lindo... —Yoon Ah trataba de hacerla entrar en razón, pero la morena no le hacía caso ni a su hija.

— Sana —Momo no sólo había decidido quedarse inactiva por su condición de embarazada, sino también porque quería que la morena le diera su merecido a la modelo— yo creo que ya es hora ¿no te parece? —la rubia sabía a lo que se refería su amiga.

— ¡DEJENLA! —ordenó la rubia como si hablara de liberar algún tipo de animal. Aunque por la rabia que traía Tzuyu animal era poco.

— Pero Sana... Mira como está, la va a matar —su hermana trató de razonar con ella.

— No me importa. Sooyoung me tiene cansada, dejen que Tzuyu lo arregle —las mujeres se desprendieron de la deportista y Yoon Ah se bajó de su madre dudosamente. La barrera también se desarmó dejando ver a una temerosa Sooyoung. Literalmente la modelo estaba temblando

— Te advierto que varias personas saben que estoy acá y si no aparezco tienen la orden de llamar a la policía —Si pensó que con eso la morena se iba a frenar, estaba equivocada Tzuyu estaba endemoniada.

— ¡ALTO AHÍ! —gritó la ex modelo de Victoria Secret, pero antes de que pudiera salir corriendo la deportista ya la tenía cargada a su hombro y se la llevaba pataleando afuera del lugar.

— Increíble —Sana escuchó a Momo susurrar.

— ¿Qué es lo increíble Momo? —la rubia estaba frustrada.

— Increíble que ayer ninguna de las casi cincuenta ex compañeras sexuales del bomboncito hayan hecho problemas y, en cambio, la única que tú tienes interrumpa tu boda. ¿No te hace sentir un poco culpable? —Momo recibió una mirada fatal y optó por alejarse de Sana.

— Apúrate amor —dijo en voz baja la fotógrafa.

Afuera del salón.

— Dame una razón... sólo una buena razón para que no te ahorque ahora mismo Sooyoung —Tzuyu había sentado a la modelo en un banco que había afuera y se paseaba de un lado forma nerviosa. Lo que menos quería ahora era tener que lidiar con esa mujer.

— Tengo el 911 listo para marcar —le mostró su celular.

Tzuyu giró los ojos y le sacó el aparato de las manos a la mujer— HABLA... me estás robando tiempo de mi vida para disfrutarla junto a la mujer que amo —le dijo lo más paciente que pudo.

— Quiero hablar con Sana —Insistió.

— Este es un día especial para ella y tú no vas a arruinárselo. De ahora en más lo problemas de ella son mis problemas, todo lo que pueda resolver yo lo voy a hacer —le dijo con firmeza— y mi paciencia se está acabando —Le dijo mientras se sacaba el vestido.

— ¿Qué haces? —le preguntó Sooyoung a la hora semi desnuda Tzuyu.

— No quiero macharme con tu sangre —le dijo muy calmada

— ME ECHARON DE LA MARCA —explicó asustada y un poco excitada por el cuerpo de la morena.

— ¿Qué? —Tzuyu necesitaba que lo repitiera

— Me echaron de Victoria Secret y ahora necesito a Sana para mejorar mi imagen, como lo hizo conmigo antes —explicó mientras sollozaba.

— ¿Es en serio?... ¿No me vas a decir que la amas y que si no es tuya no es de nadie, para luego retarme a un duelo de armas? —la mente de Tzuyu se había quedado en una mezcla de novelas románticas con las películas del lejano oeste— ¿O tal vez que estás embarazada? ¿O que tienes una enfermedad terminal o algo así? ¿Ni siquiera que eres la gemela perdida por la cual tu malvada se hizo pasar y Sana tu si estás realmente enamorada de Mina?... Esas son excusas válidas para detener una boda... ¿Quiero decir no ves televisión? ¿No lees wattpad? —Esto era una pérdida de tiempo.

— ¿Amarla? No me hagas reír —Sooyoung estaba bordeando el peligro— Para lo único que quiero a Sana es para que hable con los de la marca y los obligue a contratarme de nuevo ella los puede convencer. Además, ella me dejó muy en claro cuando intenté besarla en la sesión de fotos que está perdidamente enamorada de ti... —cuando la modelo levantó y vio la mirada de Tzuyu supo que estaba en problemas.

— DEJAME VER SI ENTIENDO —la interrumpió— TE ATREVES A INTERRUMPIR MI BODA, TE ATREVES A DECIRME QUE INTENTASTE BESAR A MI FUTURA ESPOSA... Y TODO POR UN CONDENADO CONTRATO DE MODELAJE... ¿TE DAS CUENTA QUE LA UNICA SALIDA QUE ME QUEDA ES ROMPERTE LA CARA NO? —Sooyoung empezaba a temblar.

— Será mejor que lo hable luego con ella entonces —se paró del banco con todas las intenciones de escapar de la morena— Felicitaciones por la bo... —Para todas las que pensaban que Tzuyu solo las deja inconscientes con sexo, bueno apoyo es la excepción, la deportista ganó por KO.

Minutos después, en el salón.

Sana caminaba de un lado al otro mientras todas las damas de honor, su hija, su madre y su hermana la seguían con la vista— No tendría que haberla dejado ir tras ella —repetía constantemente.

— Sanake tranquilízate —le insistía su madre— Si te sigues moviendo así vas a arrugar tu vestido —le dijo.

— Esto es culpa mía...

— Amén —Agregó Mina.

— Les juro que siempre pensé que si pasaba algo así iba a ser porque alguna de las locas con las que se acostó Tzuyu iba a aparecer con un revolver o algo así —Shuhua metía sus historias de novela.

— ¿Te acuerdas de la que apareció en el bar con una ballesta? —recordó Somi ante la mirada de todas.

— Como olvidarlo —la suplente suspiró— Nunca vi a Tzuyu correr tan rápido en mi vida —agregó.

— ¿Y qué pasó? —Preguntó Momo atraída por la historia.

Shuhua y Somi rieron a la par— Pues déjenme decirles que la loca tenía puntería —explicó la dueña del bar— La flecha, o como se llame la cosa esa, fue a parar directo al trasero de Tzu —todas rieron.

— Hasta el médico que le puso los puntos no podía parar de reírse —contó Shihua ¿Acaso no han visto la cicatriz que tiene en el trasero? Es pequeña, pero... —como siempre hablando de más.

— ¿Cómo sabes de esa cicatriz? —la frenó Sana— Oye... te recuerdo que compartimos vestuario —explicó a la defensiva— Además el trasero de tu novia es muy popular, es como una manzana jugos... —de nuevo.

Cuando Sana vio que todas asentían ante el comentario— ¡MAMÁ! —Sana pescó a su madre moviendo la cabeza en forma afirmativa— Las cosas como son hija —se apresuró a decir Maiko.

— Vamos a tener que decirle a Tzu que nos muestre la cicatriz Momoring —le susurró Jihyo a su esposa.

— ¡MAMI! —Yoon Ah la vio entrar primero.

— ¡DIOS! ¿Por qué tiene esa manía de andar desnuda? —La morena entraba en ropa interior con sus zapatos en una mano y con su vestido en la otra.

— ¿Alguien me puede ayudar? —pidió Tzuyu cuando llegó cerca de las mujeres que previamente estaban hablando.

— ¡YOOO! —Saltaron varias.

— ¡QUIETAS! —Las frenó Sana— vuelvan a sus lugares y que alguna vaya a llamar al juez —ordenó— Yo me encargo de MI mujer... —Miró a Jihyo que estaba agachada mirando el trasero de Tzuyu— ¡JIHYO! DEJA DE MIRARLA —le advirtió.

— No te gastes rubia —le dijo Shuhua a la bailarina— Solo se ve cuando está totalmente desnuda —Explicó.

— Recuérdame hablar con SeokJin para que te de tu propio vestuario —Le dijo Sana quitándole el vestido a su novia y ayudándole a ponérselo— Brazos arriba corazón —le pidió suavemente. Tzuyu obedeció con una sonrisa— ¿Qué hiciste con Sooyoung? —indagó.

— La maté y la enterré. Por eso me saqué la ropa, para no mancharla —le dijo.

— Espero que hayas cavado profundo —dijo la rubia— No vaya a ser que pasé como en Kill Bill y logre salir de debajo de la tierra referenció.

— No te preocupes cariño. Está bien a lo profundo —contó riendo hasta que vio la cara de preocupada de su novia— Hice lo que hacía mucho tenía ganas de hacer —explicó.

— ¿Tengo que empezar a hornear pasteles con limas adentro para cuando vaya a visitarte a la cárcel? —le preguntó.

— No va a ser necesario. Pero si espero tus visitas conyugales —guiñó el ojo y se dio vuelta para que la rubia le subiera el cierre.

— Chewy... —terminó de subirle el cierre.

— Ella se lo buscó amor, además me quedé hasta que vino la ambulancia y la despertó. Está en el salón de al lado con hielo en la cara, nada más —ahora si le decía la verdad.

— ¿Con hielo en la cara? —preguntó la artista al mismo tiempo que levantaba su ceja.

— Si —afirmó Tzuyu— Es lo menos que se merecía... Y tu —la acusó— deberías haberme dicho que intentó besarte —le reprochó— Por fin haces algo para que yo ponga en la lista del sillón —festejó.

— Antes muerta que dormir en el sillón —le dijo.

— ¡OYE! Eso es trampa —Minatozaki mala perdedora.

— No. En todo caso te descuento una de las tuyas —hecha la ley, hecha la trampa.

— Oooo, entonces tú nunca vas a dormir en el sillón —chilló Tzuyu mientras la fotógrafa reía a expensas de ella.

— A ver esos pucheritos —encima la cargaba.

— ¡Le digo que ya están aquí! —Momo aparecía arrastrando al juez.

— ¡Hombre! —se quejó Tzuyu— Por fin aparece, llevamos horas esperando —le dijo bromeando.

— Terminemos con esto de una vez por todas... ya me advirtió la modista de este grupo de locas —esto último lo dijo para sí mismo.

— ¿Por dónde íbamos? A si, cierto... ¿Minatozaki Sana aceptas por Esposa a Chou Tzuyu? —preguntó impaciente.

— Acepto —dijo la rubia rápidamente.

— ¿Chou Tzuyu acepta por esposa a la señorita Minatozaki Sana? —no sé porque, pero la voz del juez se notaba un poco tediosa.

— Todas las veces que sea necesario decirlo... Acepto —afirmó.

— Por el poder que me confiere el Estado de New York... Yo las declaro...

— ¡UN CEMENTO! —Jihyo interrumpía nuevamente la ceremonia.

— Un momento cariño —la corrigió Momo sin importarle las intenciones de su novia.

— ¿Y ahora qué? —preguntó el juez.

— SOLO QUIERO DECIR QUE, SI ESTE MATRIMONIO NO DURA, MOMORING Y YO RECLAMAMOS NUESTRO DERECHOS SOBRE ESE CUERPO —Señaló a Tzuyu y Sana giró los ojos.

— Continúe por favor —le pidió la rubia al hombre.

— ¿Se aceptan como esposas? —el hombre ya ni se gastaba en preguntar.

— Aceptamos —afirmaron las dos.

— Por el bla bla bla y todo lo que la ley diga, yo la declaro...

— ¡OTRO CEMENTO! —Ahora era Yoon Ah la que interrumpía, pero nadie la corregía.

— ¿AHORA QUEEEE? —El Juez ya no tenía paciencia.

— No se atreva a gritarle a mi hija ¿me oyó? —le advirtió la deportista.

— MAMI —miró a Tzuyu— SOLO QUIERO DECIR QUE A PARTIR DE AHORA TE ACEPTO COMO MI MAMI OFICIAL — anunció la niña provocando una ola de "Aaaaaaa" por parte de invitados.

Tzuyu se agachó al nivel de su hija— Gracias osito Pooh —la abrazó y le dio un beso.

— Prosiga —le indicó Sana— Y no se detenga por nada —ordenó.

— Y si nos aceptamos —le dijo Tzuyu.

El hombre tomó aire y miró al cielo rezando— Por el poder que me confiere el estado de New York, Las declaro —Miró a todos lados— Las declaró unidas en matrimonio Al fin pueden besarse, no es que ya no lo hayan hecho pero bueno, de todos modos, tengo que decirlo —H el lugar estalló en gritos y aplausos cuando llegó el beso tan esperado.

Tzuyu no pudo ir por un simple beso, en realidad nunca puede darle simplemente un roce, Cuando de Sana se trata ella siempre necesita darle más que un pico, Así qué con el que la morena apretó más a su rubia e intensificó el beso.

— ¡Peligro! ¡Peligro! —Anunció Jihyo— Atentas al plan de emergencia —le dijo a el resto de las damas de honor Tzuyu y Sana no se separaban y cuando las manos de la morena pasaron del rostro de Sana a su cintura el plan se tenía que poner en acción— ¡AHORA! —gritó Jihyo.

— ¡Auxilio! ¡Socorro! —Yoon Ah gritaba.

— ¡YOON AH CUIDADO! —gritó Shuhua.

— ¿QUE PASO? ¿DONDE ESTA MI HIJA? —Se separaron.

— Aquí estoy —la pequeña saludó cerca de ellas.

— Idiotas —les dijo agarrando la mano de su novia— ¿Estás bien? —le preguntó la fotógrafa a Tzuyu. La morena negó— ¿Qué pasa? —le preguntó mirando a sus ojos

— Estoy perfecta —le dijo— Te amo. Me has hecho la mujer más feliz del mundo —la música de salida se hacía presente.

— Estás equivocada —la corrigió con una sonrisa— La mujer más feliz del mundo soy yo —sonrió— Y es gracias a ti Chou Minatozaki Tzuyu—finalizó.

— ¡Muévanse Mormonales! —presionó Momo siguiendo de cerca el camino que las ya esposas hacían rumbo a la recepción de la boda.

En la fiesta.

— ¡Recibimos para su primer baile como esposas a Tzuyu y Minatozaki Chou Sana! —Una voz anunciaba la entrada de las mujeres, que luego de la presentación aparecían de la mano y se dirigían al centro de la pista de baile.

La música iniciaba y la pareja se movía— ¿Te gustó mi vestido? —Le preguntó la rubia a tzuyu6. La morena aprovechó y la hizo dar una vuelta.

— Estás... estás... increíble, y creo que increíble es poco —contestó.

— ¿De verdad? —preguntó de nuevo insegura. Cada vez que cambiaba el modelo de la prensa era porque pensaba que a la morena no le iba a gusta algo o porque Tzuyu iba a preferir otra cosa.

— Me gustó tanto, que lo voy a declarar mi segunda prenda preferida —confesó.

— ¿Segunda? —la verdad es que los pies se movían solos porque las chicas no le prestaban ni media atención al baile, estaban demasiado ocupadas disfrutándose tan cerca— ¿Y primera? —Sana trató de pensar en alguna prenda que volviera loca a su chica, pero un montón de cosas se le vinieron a la cabeza.

— La primera es —Tzuyu se pegó aún más a su mujer y llevó su boca a el oído de la rubia— es y será siempre, tu solamente usando tu piel —Y una corriente eléctrica empezó e dedos del pie de Sana y siguió por su espalda para luego terminar es su cabello.

— No puedes decirme esas cosas ahora amor, justo ahora que nos está viendo todo el mundo —le dijo sonrojada.

— Demasiado con que tuve que eliminar la segunda parte de mis votos porque según Somi eran muy "fuertes" —sacó un segundo las manos de su chica para hacer las comillas imaginarias.

— ¿En serio? ¿Tus votos tenían segunda parte? —Pensó que la morena bromeaba, pero su chica asintió— Quiero escucharlos entonces —exigió apoyando su cabeza en el hombro Tzuyu. Sana esperó que la deportista empezara a hablar, pero cuando sintió un suspiro en su oído que le provocó la misma, o mayor, reacción que lo que le dijo de su piel, se el pedido. Estaba en serios problemas.

— Decía algo así como... —Tzuyu le puso suspenso— Con este anillo, prometo no dejar pasar un día sin que mis ojos hagan el amor con los tuyos —era necesario que Tzuyu agregara suave soplido después de decir esto— Prometo dejar que mis manos sean libres cuando de tocar tu cuerpo se trate. Prometo —los votos secretos seguían— Disfrutar cada segundo cuando hacemos el amor, porque después de estar a tu lado, estar adentro tuyo es mi segundo lugar preferido del mundo —Era tan fuerte lo que estaba sintiendo la rubia con esas palabras que por un momento pensó que Tzuyu podía hacerle el amor con sus palabras— Y con este anillo prometo —El baile se frenó y la morena buscó los ojos de su mujer— Que mi boca va a ser la primera parte de mi cuerpo que sientas en la mañana cuando te bese para darte los buenos día y la última parte de mi cuerpo que sientas a la noche cuando te bese al final del día —Tzuyu cerró sus votos y el baile con un intenso beso que terminó de dejar paralizada a la fotógrafa.

— ¿Puedo robarle a su esposa? —Toshio llegaba para bailar con su hija mientras Tzuyu seguía el baile con Maiko.

Francamente la rubia no escuchó ni una sola palabra de lo que le dijo su padre mientras bailaban, tampoco su tío, tampoco sus amigos, las palabras de Tzuyu seguían rebotando en sus oídos, y no solamente en sus oídos.

— Si la sigues mirando así vas a despertar a la bestia —le advirtió Momo que bailaba con ella. Tzuyu bailaba con Yoon Ah ahora, exagerando las vueltas y haciendo pasos totalmente ridículos.

— Momoring quiero necesito que me cubras —le dijo sin pensar

— ¿Qué te cubra? ¿Para qué? —Momo leyó la mirada de su amiga perfectamente— Ni se te ocurra Sana, esta es tu boda... ¿Te piensa que yo no quería abandonar la mía junto a Jihyo e irme a la condenada luna de miel para tener sexo con ella? —le preguntó.

— Y eso hiciste. No atendieron el teléfono ni una sola vez —le reprochó la rubia.

— Para eso son las lunas de miel... para pagar ir a un lugar bonito que nunca llegas a conocer porque te la pasas encerrada en la habitación del hotel teniendo sexo desenfrenado con tu esposa —explicó— Pero tú quieres que yo te cubra para dejar encerrada al bomboncito durante no sé cuánto tiempo en el baño —Para que Momo pensara que esto fuera una era porque ya era demasiado.

— Momo por favor te lo pido... dame diez minutos —Momo la miró— Esta bien quince —de vuelta recibió una mirada— No me mires así... por favor... hazlo por mí, por tu amiga del alma —suplicó.

— No la vas a poder controlar Sana —Le advirtió.

— Si no vuelvo a los quince minutos manda a alguien —le dijo.

Momo miró como Tzuyu bailaba con Jihyo para después mirar de vuelta a Sana— Quince minutos o mando a tu propio padre Minatozaki ¿Me oyes? —La mayor de las japonesas agarró la mano de su chica dejando a Tzuyu desconcertada y ambas se dirigieron al escenario mientras Sana sigilosamente tomó la mano de su esposa.

— ¿Pasó algo? —Le preguntó.

— Tú solo sígueme —Y Sana la guió.

— ¡HOLA TODOS! —Momo desde el escenario atraía la atención de los invitados— SOY HIRAI MOMO Y ELLA ES PARK JOHYO, MI ADORABLE ESPOSA —Jihyo saludó con la mano— COMO REGALO ESPECIAL PARA MIS QUERIDAS AMIGAS JIHYO LES VA A EXPLICAR PORQUE LE GUSTAN TANTO LOS PATOS —La bailarina supo que algo tramaba Momo y entusiasmada agarró el micrófono.

— Lo que más me gusta de los patos es... —y eso fue lo último que escuchó Tzuyu antes de que Sana la metiera en el baño y trabara la puerta con una silla que había en el lugar.

— Sana me estás asustan... —No pudo terminar de expresar su preocupación porque Sana ya tenía su boca encima de la morena.

— Sana... —trataba de zafarse Tzuyu— la boda —logró decir entre beso y beso.

— Puede esperar —le dijo la rubia, pero cuando intentó besarla de vuelta Tzuyu la detuvo.

— ¿Qué pasa bebe? ¿No quieres hacerme el amor? —le preguntó seduciéndola mientras se apoyaba en el lavado.

— Quiero hacerte el amor desde el segundo que te vi pisar la alfombra roja, pero...

— ¿Pero qué? - La provocó la rubia— ¿No quieres tocarme? ¿No quieres que todas las personas que están allá afuera me escuchen gritar tu nombre? —La rubia se iba levantando poco la falda del vestido— ¿O será que por primera vez en su vida la señora Chou Minatozaki Tzuyu no tiene ganas? —Terminó de levantarse el vestido dejando ver un seductor portaligas blanco que terminaba en una más sexy aún prenda interior.

Tzuyu tragó saliva— No sabes con que estás jugando Sana —le advirtió

— ¿No quieres? —se incorporó para caminar hasta la puerta— Esta bien... ya veré con que entretenerme —le dijo mientas movía exageradamente sus caderas.

— Tu de aquí no te mueves —Tzuyu la agarró de un brazo y la llevó con fuerzas hasta el lavado. Colocó a Sana frente al espejo y cuando esta quiso darse vuelta, la aferró por la nuca y la frenó. Bajó el cierre de su vestido para liberarle los pechos, la inclinó hacia delante de manera que sus pechos se mojaron con los restos del agua que humedecían el mármol lavatorio.

— Quédate así. Quiero hacértelo desde atrás —le dijo Tzuyu.

Sana rió victoriosa, Tzuyu nunca puede con sus encantos. Después de todo, la morena había empezado con el juego de la tentación. La rubia estaba excitada y eso la estaba volviendo loca. Tzuyu acabó con la poca cordura que le quedaba cuando levantó su vestido y deslizó una de sus manos dentro de la ropa interior de Sana para acabar en su centro. Tzuyu soltó un suspiró como su hubiese metido su mano quemada en agua fría y apoyó la frente en el hombro de la rubia, cargando el peso de su cuerpo sobre el de ella, que percibió el filo mármol en su estómago. El aliento de Tzuyu le quemó la curva del cuello.

— ¡Dios como me pones! —Tzuyu descansó unos segundos sobre Sana, inconsciente de que, la abrumaba, de que la lastimaba oprimiéndole su parte más íntima con tanta rudeza. El corazón de la morena se agitó al encontrar los ojos de Sana en el espejo, brillantes de deseo, su labio inferior resaltaba como consecuencias de los besos y sus pezones exigían un trato inmediatamente. Esto último fue lo que necesitó Tzuyu para perder totalmente la razón. Sin lugar a duda, algo feroz y sin escrúpulos se había despertado en ella. Tuvo miedo por Sana, porque, a ese punto, Tzuyu sabía que era capaz de cualquier cosa. Pero Sana desbarató el intento por someter a la bestia cuando, con una voz segura, la llamó por su nombre.

— Tzuyu.... Por favor....

A Tzuyu la maravillaba y a su vez la sorprendía que Sana contara con ese poder sobre ella. Ese poder para ponerla como quería con tan solo pronunciar su nombre. Dominada por sus impulsos tomó con su mano libre uno de los pechos de su esposa— Dios mío —susurró Tzuyu cuando detectó en el espejo el cuadro que componían el color rojo intenso de los pezones de Sana en contraste con la blancura de sus pechos. Su tamaño la aturdió.

Sana se inclinó aún más sobre el lavatorio y se sujetó a los grifos cuando Tzuyu empezó a estimular sus pezones con su dedo índice una y otra vez.

— Míranos en el espejo —le ordenó la morena, y Sana la complació. La enloqueció ver la imagen que se proyectaba frente a ellas. Ahora ambas manos de Tzuyu sostenían sus pechos que colgaban y casi rozaban el mármol, mientras sus dedos le apretaban los pezones, y Sana gemía y se retorcía, y se esforzaba por mantener los ojos abiertos para no perder instante de la imagen más erótica que había contemplado.

— Chaeyoung... —suplicó llena de deseo.

— No digas nada —le dijo— voy a hacer lo que yo quiera —afirmó la morena. Sana abandonó todo intento de persuadirla, se inclinó aún más sobre el lavatorio y agarró los grifos a la espera de que un huracán la arrollase, cuando levantó la cara tuvo que ahogar un grito de excitación. Jamás había visto a Tzuyu de esa manera, tan poca dueña de sí misma, tan lujuriosa.

— Mi amor ¿Estas bien? —Preguntó, la boca se le secó repentinamente y los ojos se le calentaron cuando Tzuyu le acarició el trasero. Sana no entendía como la podía excitar tanto la combinación de esa caricia suave y lenta con la mirada encendida de su mujer. Mientras la izquierda siguió dibujando el contorno de sus nalgas, la mano derecha se ocupó de disfrutar de sus pechos y apretarle los pezones. Sana intentó deslizar una de sus manos hacía su clítoris buscando cualquier tipo de fricción que le diera placer. Pero Tzuyu le dio a entender que renunciara a cualquier tipo de intento de auto complacerse cuando la apretó aún más al mármol.

— ¿Qué estás esperando entonces? —la provocó.

— Espero el tiempo que yo quiera —contestó.

— ¡Por favor! —suplicó y gimió de gozo cuando Tzuyu introdujo dos dedos dentro de ella.

Tzuyu le habló en el espejo— Me vuelves loca Sana, loca. No sé cómo lo haces, pero te deseo cada condenado segundo.

Sana la contemplo desde esa posición, sostenida por sus puntas de pies y por el cuerpo de Tzuyu, sus músculos estaban tensos y su mente totalmente en blanco. La artista no se puso nerviosa y solamente dejó que las palabras de Tzuyu la hechizaran como en la pista de baile— Te amo —le dijo— Eres el amor de mi vida, la única que me provoca todo esto.

Ambas sintieron como alguien forcejeaba en la puerta y la morena rompió rápidamente el contacto con Sana.

— Tzuyu... te necesito ahora... no doy más —se dio vuelta para enfrentarla y suspiró aliviada, cuando la morena la alzo y la puso en el mármol frio que alivió el calor de sus nalga— Bésame —le pidió y la morena complació sin lucha alguna. Afuera seguían forcejeando con la puerta.

— Te quiero ahora dentro mío —le dijo Sana.

— Pídelo —le dijo— Hazme el amor Tzuyu... ya mismo por favor. Te deseo —suplicó.

Y sin demorar más Tzuyu separó las piernas de su mujer y entró en ella nuevamente apurando el ritmo a medida que sentía las voces desde afuera. Sana abrió los grifos para que el ruido del agua camuflara los sonidos.

La puerta se movía, las voces se escuchaban cada vez más agitadas mientras Tzuyu seguía empujando en ella, las iban a descubrir. Los pechos de Sana estaban volviendo loca a la morena, de manera que obligó a la rubia a recostarse un poco para que ella pudiera torturarlos con su boca. Sana estaba llegando, puso su boca contra el brazo de Tzuyu para tratar de ahogar los gritos, para tratar de apaciguar su desahogo. Tzuyu en cambio no se privaba de nada y apenas vio el rostro del orgasmo en su esposa se apresuró a salir de ella a acomodarle la ropa. La bajó del lavado con sumo cuidado y juntas se terminaron de acomodar.

— No creo que pueda caminar —le dijo y Tzuyu la sujetó por la cintura.

A juzgar por las voces se había acumulado una pequeña multitud tras la puerta y cuando Tzuyu retiró la silla para abrir la puerta el silencio se apoderó del grupo.

— ¡Tzuyu! —reclamó Toshio.

— Lo siento Toshio —se disculpó— Sana se mareó un poco —inventó.

— ¡Ohh! —Exclamó el hombre — Sana hija ¿Estás bien? —preguntaba Maiko desde atrás— ¿Necesitan que llame una ambulancia? —preguntó el padre de Sana.

— No, está bien papá, ya me encuentro mejor, fue la emoción simplemente —explicó Sana toda colorada.

— Pues que siga la fiesta entonces —Shuhua dirigió todo el grupo hacia el salón.

— Así que al orgasmo se le llama mareó ahora —le susurró Momo a Sana cuando esta pasaba por su lado.

— ¡Y que pedazo de mareo! —le dijo Sana.

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