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Capítulo 54.- Las declaro...

A una hora para la boda.

— ¡KNOC! ¡KNOC! —unos golpes suavecitos en la puerta interrumpían los últimos retoques que le estaban haciendo a Sana en lo que se puede llamar la antesala de la boda. Ella y ya estaban en el mismo lugar sólo que separadas en habitaciones diferentes.

— ¿Puedo pasar? —la cabecita de su hija se arrimaba por la puerta.

— Por supuesto cariño, por supuesto —le indicó su madre.

Apenas la pequeña entró a la habitación se vio rodeada por todas las mujeres que estaban allí.

— ¡MIRATE RATITA! —Momo fue la primera en llegar— Estás hermosa —la pequeña desfilaba su pequeño vestido de color cerúleo. Tenía el cabello recogido con una vincha del color que el vestido que estaba adornada por pequeñas flores blancas.

— De verdad que estás hermosa cariño —Maiko besaba a su nieta.

— No más hermosa que tu abuela —la pequeña hacía sonrojar a la mujer— Y ustedes lucen encantadoras —les dijo la niña a Mina, Nayeon, Rosé y Momo— Si tuviera un Jardín las cultivaría junto a mis flores —Ahora si todos los rostros se tornaron colorados.

Momo giraba los ojos y miraba a Sana— ¿Qué número de lección es ese cariño? —le preguntó a su hija.

— La 22 mamá... "Siempre hay que hacerle saber a las damiselas lo bonitas que son" —recitó la pequeña— Pero en realidad vine —porque la tía Jihyo me mandó a buscar a la tía Momo para que ayudara a frenar a m... —la pequeña se detuvo justo al ver la cara de las mujeres.

— ¿Yoon Ah...frenar a quién? —le preguntó Sana a su hija levantando su famoso ceja.

— ¿A caso ya te dije lo bonita que estás mamá? —cambió de tema.

— Yoon Ah...¿Qué pasó con Tzuyu? —insistió

— No puedo decirlo... me dijeron... "Ve a buscar a Momo sin decirle nada a tu madre" —la niña imitaba muy bien a Shuhua.

— ¿A quién le tienes que hacer caso a mi o al resto? —le preguntó Sana

— A ti —respondió— Pero mami Tzu dice que tú siempre te sales con la tuya porque eres bonita y sabes mover tu trasero —dijo sin pensar.

— Pues la próxima vez que tu madre diga algo así le dices que si lo vuelve a repetir se va a quedar sin movimiento de trasero ¿sí? —La pequeña rio— Ahora dime que pasa —insistió.

— Msmsmmmsniaquemolestadi —la pequeña murmuró mirándose los pies.

Sana se arrodilló delante de ella, por suerte no tenía su vestido puesto aún— Habla claro cariño —le pidió a su hija.

— Le conté a mami Tzu que Lily me amenazó con llevarme a un internado en Europa si seguía tocando la batería y las tías Jihyo, Shuhua y Somi tuvieron que agarrarla para que no fuera tras la perra...tras Lily digo —se corrigió.

— ¿Y si ya la frenaron para que quieren que yo vaya? —preguntó Momo.

— Porque todavía se está resistiendo —contestó la pequeña.

— Momo... —A Sana solo le bastó con mirarla

— Voy... voy.... —la mayor de las japonesas salió por la puerta.

— De hecho —Sana miró al resto de las personas en la habitación— ¿podrían ir a ayudar a Momo? Quiero hablar con Olivia un momento —sus amigas, madre y hermana salieron riéndose de lo parecida que ponían la cara la pequeña y Tzuyu cuando creían que estaban en problemas.

— Si es por todas las cosas que le rompí a Lily... te recuerdo que tú me diste permiso para portarme mal mamá —el bichito se defendía.

— No es por eso —le dijo.

— Si es por el beso que me dio Lucas mami Tzu me dijo que ella se iba a encargar de patearle su pequeño trasero —la niña hablaba sin parar.

— Tampoco es por eso —Y Sana tuvo que aguantarse la risa ante la cara de susto de la pequeña— ¡Dios! Juro que eres igual a tu otra madre —dijo la rubia riendo— Ven aquí —le señaló la silla frente a ella y la miniatura de Sana se sentó con mucho cuidado tratando de no arrugar su vestido.

— Quería hablar contigo porque, por más que sé que tú le diste permiso a Tzuyu para que nos casáramos, quería saber cómo te sentías —Sana veía como su hija agachaba su mirada para mirar sus manos y, al igual que Tzuyu cuando se pone nerviosa, jugaba con sus dedos— Estuvimos durante mucho tiempo las dos solas y ahora somos tres, somos, vamos a ser una...

— Familia —terminó de decir la pequeña que seguía sin mirar a su madre.

— Yoon Ah... —Sana puso un dedo sobre el pequeño mentón y le levantó la carita— ¿Qué diría Tzuyu si te guardas las cosas aquí dentro sin decírmelas? —le tocó el pecho a la pequeña.

— Diría que es injusto porque tú me dices todo a mi ¿Cierto? —la niña miró como su madre lo confirmaba con su cabeza.

— Entonces dime lo que piensas por favor —pidió Sana.

— ¿Me prometes que no te vas a enojar? —pidió el cangurito casi en un susurro.

Por un momento Sana temió a que su hija no quisiera a Tzuyu, pero la idea se le borró rápido de la cabeza, Yoon que amaba a la morena— Te lo prometo —le aseguró con una sonrisa— Puedes decirme lo que quieras —agregó por las dudas.

— Bueno... como que... antes de que... eeeee —la pequeña estaba nerviosa— Antes de que mami Tzu llegara, como que nos faltaba algo... tú te veías triste, y yo estaba triste también... pero ahora... es mejor —dijo finalmente— mucho mejor —miró a su madre preocupada y se apresuró a decir— Pero no porque estuviéramos las dos solas si no por...

— Yoon Ah... Yoon Ah... cariño —Sana la tranquilizó— te entiendo y se lo que quieres decir Tzuyu nos enseñó a ser felices, a las dos —La rubia mayor miró con dulzura la sonrisa que se formaba en los labios de su hija— ¿Sabes que te amo cierto? —le preguntó.

La pequeña se bajó de la silla y abrazó a su madre con fuerza— Yo también te amo mamá —le dijo.

En el mismo momento que transcurría la charla entre madre e hija, pero en la habitación reservada para Tzuyu.

Momo llegaba la habitación preocupada porque no escuchaba ningún ruido y temía que Tzuyu se les hubiera escapado, aunque ese no era el caso, apenas abrió la puerta pudo ver a Tzuyu tirada en el piso en ropa interior y tenía a sus tres damas de honor sentadas arriba de ella.

— Ya se me pasó —les decía— Déjenme ir —agregaba.

— Es la tercera vez que nos dices eso y no lo cumples Tzuyu —Le decía Somi enfadada.

— Esta vez es en serio —Prometía la morena.

— No te creemos —dijo Shuhua.

— Aparte a mí me encanta estar arriba tuyo Chaeng —Jihyo siempre Jihyo— ¡Sonrían! —La bailarina se apretaba a las otras dos para sacarse una foto— Esta va derecho al álbum hot de Momoring —dijo.

— Ustedes dos son muy raras —le dijo la cantinera a la rubia.

— ¿Qué está pasando acá? —Momo veía como Tzuyu se estaba asfixiando y supo que tenía que intervenir, no podía dejar sin esposa a su amiga.

— ¡Momoring! Toma —le pasó la cámara— Sácanos una foto sometiendo a Tzuyu —pidió.

— Cariño... —Momo nunca puede contra Jihyo— Digan bomboncito —ordenó.

— ¡BOMBONCITO! —Dijeron las tres a la vez mientras Momo sacaba la foto.

— ¿Ya se terminaron de divertir? —les preguntó la morena Momo se agachó para hablar con ella.

— Tzuyu, sé que la única que puede calmarte es Sana —Momo hablaba seriamente— pero no pueden verse ahora, así que por ella te pido que te calmes ¿Puede ser? —suplicó. La relación de ambas era especial, de alguna forma u otra se entendían como si hubieran sido amigas de toda la vida.

— Lily es una perra —le dijo.

— Lo sé coincidió Momo —Y si no estuvieras a punto de casarte con mi mejor amiga te dejaría para que fueras a partirle otro tortazo en la cara, pero...

— ¿Cómo luce? —le preguntó.

— ¿Lily? —dudo la mayor de las japonesas.

— No... la perra no...Sana —contestó— ¿Cómo luce Sana? —completó la inquietud Momo sonrió.

— Nunca la vi más hermosa en mi vida —aseguró riendo de la cara de boba que ponía Tzuyu— y eso es mucho viniendo de alguien que la vio usar uniforme de porrista durante 4 años —dijo.

— ¡Demonios! —Se quejó Tzuyu— Tengo que lograr que se ponga ese uniforme —se dijo a sí misma.

— Si me prometes calmarte yo la convenzo —le dijo la abogada.

— Trato hecho —como pudo Tzuyu sacó su mano y agitó la de Momo.

— ¡Chicas!... ¿Qué están haciendo? NO ES HORA DE ESTAR JUGANDO A LA LUCHITA —La imagen no era muy alentadora— FALTAN TREINTA MINUTOS Y TODAVÍA NO ESTÁS CAMBIADA TZUYU —la retó— ¡APÚRATE! —Insistió— Necesito que me vengan a ayudar con ciertos invitados que no reconozco —pidió.

— ¿Pueden ir ustedes? —Les pidió Momo a Somi y Shuhua— Jihyo y yo queremos hablar con el bomboncito —explicó.

Cuando ambas chicas salieron a ayudar a Maiko, Momo miró a su esposa— ¿Lo hacemos ahora? —le preguntó.

— Si... Tu lleva a Sana a la habitación de al lado mientras Tzuyu se termina de cambiar —la morena las miraba intrigada mientras se ponía su sencillo vestido blanco. Ella le había dicho específicamente a la Señora Jackson que no quería nada que llamara la atención, quería todos los ojos sobre su novia, bueno quizás no los ojos de sus estúpidos ex novios, pero quería que Sana fuera la estrella de la noche. Y la modista lo había hecho a la perfección. Tzuyu tenía puesto un vestido blanco que apenas pasaba las rodillas, con mangas tres cuartos que cubrían sus brazos y la tela era lisa, unas cuantas piedras brillantes cubrían el escote, pero nada más que eso.

— ¿Qué pasa Jihyo? —preguntó la deportista que vio cómo su amiga pegaba la oreja en la pared de la habitación

— Shhhh —la silenció la bailarina— ¡MOMORING! ¿YA ESTÁN ALLÍ? —le gritó a la pared— Sabía que no era buena idea dejar a una criatura en mano de estás dos locas susurró para sí misma Tzuyu.

— AQUÍ ESTAMOS CARIÑO —la voz de Momo se sintió desde la habitación contigua. Si las chicas no gritaban no se escuchaba.

— ¡TZUYU! —La voz de Sana hizo que la morena corriera a pegarse contra la pared de la misma forma que estaba Jihyo.

— ¡SANA AMOR! ¡TE EXTRAÑO! —confesó.

— TE AMO, TE EXTRAÑO Y NECESITO VERTE —la voz de la rubia sonaba desesperada.

— ESTAS HERMOSA —le dijo la morena.

— AMOR NO ME PUEDES VER —Sana estaba en lo cierto.

— PERO TE ESTOY IMAGINANDO Y ESTAS HERMOSA —volvía a decir tocando la pared como si pudiera transmitirle su tacto a su novia.

— TZU SE ESTÁ REFREGANDO CONTRA LA PARED —contó Jihyo.

— ¿PUEDEN DEJAR DE SER TAN MORMONALES Y ESCUCHARNOS? —Pidió la mayor de las japonesas— JIHYO Y YO QUEREMOS PREGUNTARLES ALGO —comunicó.

— ¿Y NO PODÍAN ESPERAR A DESPUÉS DE LA BODA? —se quejó Sana.

— AMOR... TU VOZ ES HERMOSA —Tzuyu seguí embobada con su novia.

— TZU SE SIGUE REFREGANDO EN LA PARED —insistió la bailarina.

— NO PODÍAMOS ESPERAR, PORQUE ES ALGO IMPORTANTE PARA NOSOTRAS Y JIHYO PROMETIÓ EMBRIAGARSE EL DOBLE, YA QUE YO NO PUEDO BEBER, POR ESO TENEMOS QUE DECÍRSELOS AHORA ANTES DE QUE MI ESPOSA SE EMBORRACHE —explicó a los gritos Momo.

— BUENO SOMOS TODOS OÍDOS —Dijo Sana.

— JIHYO ¿COMO SIGUE EL BOMBONCITO? —Momo quería que Tzuyu le prestara atención— PARECE HIPNOTIZADA.

— CHEWY... BEBÉ... ¿ESTAS ALLÍ? —La voz de Mina la traía a la realidad.

— ESTA MOVIENDO LA CABEZA DE ARRIBA ABAJO —informó Jihyo.

— CARIÑO... JIHYO Y MOMO QUIEREN DECIRNOS ALGO IMPORTANTE ¿ESTAS ESCUCHANDO O ESTAS PENSANDO EN LO QUE QUIERES HACERME EN LA LUNA DE MIEL? —Tenía que preguntar.

— EN LO SEGUNDO —respondió la morena.

— ¡DEMONIOS MINATOZAKI! —se quejaba la mayor de las japonesas— AHORA YO TAMBIÉN ESTOY PENSANDO EN LO QUE VAN A HACER EN LA LUNA DE MIEL —le dijo.

— ¡YO TAMBIÉN! —se unió Jihyo.

Sana giró los ojos— OK —respiró— A LA CUENTA DE TRES TODAS NOS SACAMOS ESE PENSAMIENTO Y PRESTAMOS ATENCIÓN A LO QUE TENGAN QUE DECIR ¿SI? —Sana pudo ver como Momo asentía.

— TZU Y YO ESTAMOS MOVIENDO LAS CABEZAS —comunicó la bailarina.

— A LA UNA —la fotógrafa empezó el conteo.

— A LAS DOS Y A LAS... TRES —terminó.

— JIHYO Y YO QUEREMOS QUE USTEDES SEAN LAS MADRINAS DE HIRAI PARK YUNJIN —soltó sin anestesia.

— ¿QUEEEEEE? —Las futuras esposas coincidían en el asombro.

— ¿ES UNA NENA? —preguntó Tzuyu.

— SIIIIII —Jihyo aplaudía— SON LAS PRIMERAS EN SABERLO —si las cuatro unían su sonrisa podrían brillar más que el sol.

— ¿NO PIENSAN CONTESTAR? —Momo estaba impaciente.

— ES QUE NO TIENES QUE NI PREGUNTARLO —le dijo Sana— NADA NOS HARÍA MÁS FELICES —agregó.

— ¡VAMOS A SER LAS MEJORES MADRINAS DEL MUNDO! —Tzuyu festejaba abrazándose a Jihyo.

— ¿SE ESTÁN ABRAZANDO? —Le preguntó Jihyo a la pared.

— SI ¿Y USTEDES? —contestó Momo.

— TAMBIÉN —esta fue Tzuyu.

— JIHYO SACA LAS MANOS DEL TRASERO DE TZUYU —le advirtió Mina

— MOMORING, MINA PUEDE VER A TRAVÉS DE LAS PAREDES —chilló la bailarina.

— CAMBIÓ DE ABRAZO —gritó Momo y se pudieron sentir varios pasos del otro lado y una puerta que se abría. Jihyo se iba para la habitación donde estaba Sana y Momo a la de Tzuyu.

— ¡YAYYYY! —gritaban las rubias y se abrazaban.

Las motzu se miraron en forma cómplice— Vas a ser una madre maravillosa Momo —le dijo Tzuyu— Y prometo ser la madrina que necesite Yunjin necesite —La mayor de las japonesas abrazó a la morena.

— No tengo duda de eso —Momo correspondió el abrazo.

— MOMO SACA LAS MANOS DEL TRASERO DE MI NOVIA TU TAMBIÉN —Sana las leía de memoria

— NO SE COMO LO HACES MYOUI —contestó moviendo sus manos.

— AMOR —Tzuyu llamaba a Sana— ¡VAMOS A SER MADRINAS! —Festejó abrazando a la pared.

— POR DIOS SON YA DEJA DE MONTARTE A LA PARED —Momo la separó del muro— Y TE ADVIERTO QUE NO QUIERO QUE MI HIJA RECIBA NINGÚN TIPO DE LECCIONES DE CONQUISTA —apuntó con el dedo mientras se movía hacia la puerta.

— CINCO MINUTOS —gritó Maiko en cada habitación.

— TE VEO PRONTO BEBÉ —fue lo último que Tzuyu le sintió decir a Sana.

— TE VEO PRONTO —Alcanzó a contestar la morena que se miraba el espejo y respiraba hondo, estaba a solo cinco minutos de ser la Señora Chou Minatozaki.

Cinco minutos después.

Tzuyu se acomodaba al lado de la persona que iba a oficiar el matrimonio en espera de su novia.

— ¿Cómo estás? —le preguntaron sus damas de honor.

— Quiero verla ya —les dijo— No aguanto más —agregó. En el camino hacía su lugar había tenido que saludar a todo el mundo, inclusive al estúpido esposo de Yeji que no aguantaba, estaba segura que su cuñada se había divertido más en la noche de su despedida de soltera que en toda su vida con ese idiota. Pero Tzuyu no había visto a ninguna de sus dos chicas favoritas, A Yoon Ah porque ella iba a entregar los anillos y a Sana porque... porque bueno según estúpidas tradiciones aún no se podían ver— Estúpidas tradiciones —murmuró Tzuyu.

— Tranquila tigre —la calmó Somi.

— Tzu tienes que prometerme que cuando la veas no vas a hacer nada loco —Jihyo era una de las que aseguraba que Tzuyu no se iba a poder contener.

— No prometo nada —le dijo la morena— Lo único que prometo es no hacerle el amor en frente de todos —les dijo— aunque ganas no me faltan, créanme —las tres sabían de lo capaz la deportista y de hecho había un plan para detenerla por si acaso.

— ¿Cuánto fal...? —la música habitual interrumpió la pregunta impaciente de la basquetbolista. Tzuyu no pudo pronunciar una palabra más, los nervios la habían invadido. Lo único que hizo fue concentrar su mirada hacía el frente... Justo cuando pensó que se iba a desmayar de los nervios un destelló blanco la hizo reaccionar. Del brazo de Minatozaki Toshio aparecía la mujer más hermosa del mundo, Sana. Ambos se frenaron hasta que Momo, Mina y Nayeon estaban ubicadas en fila atrás de ellos. En ese tiempo Tzuyu tuvo el placer de placer de poder ver el vestido de su novia. Sana parecía una princesa. Llevaba puesto un vestido largo, totalmente ajustado a ese cuerpo celestial que tenía su chica. El escote iniciaba justo donde empezaban sus pechos de forma modesta para luego ir abriéndose cada vez más, hasta terminar en un hermoso cuello en alto. El color de la prenda parecía tan blanco como una perla, en la parte superior del vestido estaba acompañada de un delicado tribal bordado en plata. La cola del vestido era lo suficientemente larga como para que las damas de honor tuvieran que ir custodiándola y, por si fuera poco, Tzuyu pudo ver desde lejos el rostro de su mujer que estaba libre de todo tipo de cabello, ya que la rubia llevaba un hermoso recogido, los ojos de su rubia brillaban como nunca y su boca resaltaba con un color rojo intenso. La morena pensó que sus piernas no iban a resistir y tuvo que acudir a todo tipo de ayuda celestial mantenerse parada. El cambio de música indicó el inicio del camino que Sana debía recorrer hasta llegar a su novia.

En el pensamiento de Tzuyu.

"DIOS MIO... ESTÁ HERMOSA... esta mujer no puede ser humana... no es normal ser tan linda. ¿Mira esa sonrisa? ¿Mira esos ojos? ¿Está llorando? —Se preguntaba al ver las la caer de los ojos de su chica— ¡DIOS! ¡NO AGUANTO MAS! LA NECESITO CONMIGO —Tzuyu atinó a moverse para ir a buscar a su novia a mitad de camino— ¿Por qué demonios no puedo ir hasta ella? ¿Quién me está agarrando? —Tzuyu no quería quitar sus ojos de su chica, no quería perderse un segundo de semejante mujer, por eso no se daba cuenta Shuhua la había agarrado— ¿Por qué demonios no puedo moverme? ¡Dios Akira deja de saludar con esa cara de bobo y camina más rápido! ¡Mentí! Voy a romper mi promesa y hacerle el amor aquí mismo, total la mitad de los invitados ya nos han agarrado haciéndolo ¿De quién es esa voz? —La morena no se daba cuenta que ya no era Shuhua solamente estaba agarrando, ahora Somi también la sostenía y Jihyo le susurraba que se calmara al oído. Sin darse cuenta Tzuyu estaba haciendo fuerza para tratar de llegar a su chica, mamá Tzuyu les pedía a sus dos ángeles— Denme fuerzas, paciencia, amor, y todo lo que sea necesario para hacer de Sana la mujer más feliz de la Tierra —pidió sin poder calmarse, lo único que logró traerla de vuelta fueron dos manos sumamente suaves que tomaron su rostro entre ellas."

En el pensamiento de Sana.

"Cuando la rubia y su padre se detuvieron para darle tiempo a que sus damas de honor se ubicaran lo primero que hizo fue buscar a su novia— ¿Por qué tienes que estar tan lejos? —el camino por la alfombra roja que era aproximadamente de veinte metros a Sana le parecían millones de kilómetros. Tiró de su padre para que empezaran a moverse, pero él le susurró algo en el oído que la frenó, finalmente la música empezó y ella se estaba moviendo— ¡Allí está! Amor mío está nerviosa —Sana conocía los gestos de su chica de memoria— ¿Existe alguien más bonita en este planeta tierra que mi novia? ¡MI AMOR! ¡TE AMO TANTO! —Sana pudo ver como Tzuyu se quiso mover, pero Shuhua llegó a sujetarla— ¿Por qué la frenan? —Pensó— ¡Déjenla que venga a mí! —pidió— Sana no distinguía a ninguna de las personas que la saludaban, tampoco le importaba, sólo quería llegar al lado de su morena ¡Camina más rápido papá! —al mismo tiempo que lo pensó tiró del hombre apurando el paso. Desde cada vez más cerca, atestiguaba como Tzuyu peleaba para zafarse de Shuhua y que Somi se le unió a la suplente para sostenerla— Tranquila amor de mi vida, ya llego —trató de transmitirle su pensamiento mientras veía como Jihyo trataba sin éxito de calmar su novia— Solo unos pasos más... ¡Listo! —Sintió como su padre la soltaba— Acá estoy bebé... tranquila —con sus manos tomó el rostro de Tzuyu e instantáneamente logró calmarla.

En la ceremonia.

— Tranquila, estoy aquí —le susurró acariciando el rostro de su morena. Los ojos marrones de Tzuyu la miraban con intensidad y poniendo una mano en el pecho de la deportista se dio cuenta que la respiración de Tzuyu estaba incontrolable— Amor... tranquila... Estoy aquí ¿ves?... Tócame —le pidió y como respuesta fue Tzuyu la que estaba vez tomó su rostro

Sana, aún con una de sus manos en el pecho de su chica, sintió como la respiración se normalizaba— Estas her... —No pudo terminar porque la boca de Tzuyu golpeó sobre la de ella. Sana trató de separarse, pero ni su mente, ni su cuerpo se lo permitían, así que el beso siguió... y siguió... y siguió.

— Señoritas... señoritas... Esa parte toca después —el oficial que estaba para casarlas trataba de separarlas— ¡SEÑORITAS! —No hubo caso. Miró a las damas de honor de cada una

— Tiren de Tzuyu que nosotras tiramos de Sana —Dijo Momo girando los ojos. No era la primera vez que tenían que hacer esto y las seis pusieron sus manos a la obra hasta separarlas.

— ¡BIEN! —Anunció el oficial— Ahora que estás dos mujeres, que se nota que se aman, decidieron separarse vamos a iniciar —Sana estaba colorada y Tzuyu aún seguía sin escuchar nada de lo que estaba diciendo el hombre, sólo quería agarrar a su chica y llevársela lejos de todo. La quería para ella sola. Cuando vio que todos voltearon hacia el mismo lugar donde entró Sana, tuvo que voltear ella también. Por suerte la imagen de su cangurín caminando hacia ellas la distrajo. La pequeña era igual o más hermosa que su madre y se movía con una gracia que les sacaba sonrisas a todos los invitados "— Recordar patearle el trasero al pequeño que se atrevió a tocar a mi bichito —"pensó la morena. La pequeña s quedaba entre medio de sus madres para que cada una de ellas tomara el anillo correspondiente.

Sana agarró el anillo que iba a ir en el dedo de Tzuyu, suspiró, tomó aire y agarró la mano de su chica para luego buscar los ojos de la basquetbolista— Hace...mhmm —aclaró garganta. No sabía porque estaba tan nerviosa si había practicado sus votos con Momo millones de veces. Las caricias que Tzuyu hacía en la mano que tenían entrelazada la calmaron, Sana miró a su hija y decidió olvidarse de lo practicado e ir con lo que sentía en el momento— Unos minutos antes de salir, estuve hablando con mi hija —ambas miraron a Yoon Ah— y me dijo algo que yo sabía, pero que no había podido definir con palabras... Me dijo que ahora contigo —miró a Tzuyu— nosotras dos estamos mejor... mucho mejor —lo cual lo había pronunciado la pequeña— Y es cierto. Tú haces que todo sea mejor. Me amas como nadie, me cuidas como nadie, me proteges como nadie, yo no pienso dejar que escapes —Este comentario hizo reir a los invitados e inclusive a la morena— Tzuyu no hay nada que desee más en este mundo que ser la esposa de la mujer que me hace sentir una reina y trata a nuestra hija como una princesa, porque me enamoré de ti desde el primer día que chocamos y porque pienso seguir enamorándote cada día de esta vida y de de las vidas que nos toqué vivir —Deslizó el anillo en el dedo de su mujer— Te amo y prometo amarte, cuidarte, serte fiel, ir a todos tus partidos, celarte cada vez que pueda —Nuevamente risas— llenarte la heladera de coca Light y hacerte feliz por siempre —finalizó y con su mano limpió las lágrimas que caían por el rostro de la deportista.

Era el turno de Tzuyu, pero la morena no lograba que su voz saliera, ni que su mano se moviera para buscar el anillo de Sana, por suerte contaba con su hija. La pequeña agarro el anilló y se lo puso en su mano. Tiró de su madre logrando que se agachara y le susurró— Tu puedes mami —no había caso, la pequeña sabía que la morena era la que más compañía necesitaba, por eso siempre elegía dormir con ella en el sillón cuando su otra madre lo decidía y por eso ahora la estaba alentando. La niña le dio un beso en la mejilla y se refugió en brazos de su tía Momo.

Tzuyu tomó la mano de Sana y acarició cada uno de sus dedos— Sana... —miró a su chica— Mi padre me aseguró una vez, que todos teníamos derecho a ser felices en esta vida —sonrió al recordar ese momento— Y hasta un segundo antes de que te conociera yo pensaba que por primera vez en su vida mi padre se había equivocado, pensaba que yo no tenía derecho, es más pensaba que yo había sido escogida para todo lo contrario— se podían escuchar los llantos de fondo— Pero luego un segundo después apareciste tu... apareciste tú, con tu perfecta sonrisa, con una mirada que puede frenar el mundo y con un carácter TREMENDO —la risa se mezclaba con el llanto— y le diste la razón a mi padre. Me diste la oportunidad de ser feliz. Y me diste todo lo que un accidente me había quitado... Una familia. TE AMO —le dijo para luego ponerle el anillo— Con este anillo prometo amarte cada día como si fuera el último, prometo protegerte como si fuera tu guarda espaldas, prometo serte fiel y prometo cumplir cada uno de tus caprichos —Sana soltó una pequeña risita. Con este anillo me despojo de mi corazón para entregártelo. De ahora y para toda la vida y para el resto de nuestras vidas, te pertenece — finalizó tomando ambas manos de la rubia.

— ¿Minatozaki Sana aceptas por Esposa a Chou Tzuyu? —preguntó el oficial..

— Acepto —dijo la rubia sin titubear y esa simple palabra nunca había sonado tan perfecta en sus oídos.

— ¿Chou Tzuyu acepta por esposa a la señorita Minatozaki Sana? —fue la siguiente pregunta— Es lo que más deseo... Acepto —contestó con una sonrisa enorme.

— Bien... Por el poder que me confiere el estado de New York, yo las declaro....

— ¡UN MOMENTO! —alguien interrumpía la boda.

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