— ¿Y tú que te vas a poner? —Yoon Ah levantaba los brazos entregándose a su madre para que la mayor la vistiera.
— Un vestido blanco, igual que tu —le respondió Sana pasándole la solera blanca por la cabeza.
— ¿Y mami Tzu que se va a poner? — desde que Sana la había despertado para que se bañara y así poder empezar a prepararla para la fiesta, que la niña no paraba de hacer preguntas.
— No lo sé cariño —De verdad no sabía que ropa había preparado su novia. De hecho, estaba casi segura que Tzuyu no había empacado nada especial para el evento.
— Claro porque a ella no le gusta tanto la ropa —Sana la miró.
— ¿Por qué dices eso? —preguntó sorprendida.
— Pues porque ella vive pidiéndote que te saques la ropa. Debes ser porque no le gusta —la niña hizo sus cálculos.
— Algo así cariño, algo así —la fotógrafa iba a matar a su novia y a su insaciable sed sexual— pero esperemos que use algo blanco porque si no tu tía Momo la mata —si por un mantel armaba un escándalo, Sana no quería imaginarse a su amiga estrangulando a su novia— ¿Estos? —le mostró un par de zapatos blancos con hebilla y punta redonda— ¿O estos? —esta vez tenía en sus manos unas sandalias blancas del estilo zapatito de bailarina.
— Si la tía Momo y mami se pelearan... ¿Quién ganaría? —la pequeña le señaló el segundo par.
— ¿Por qué lo preguntas? —a esta altura ya ninguna pregunta de su hija le sorprendía.
— Pues mami Tzu es muy fuerte ¿cierto? —la rubia asintió— Pero la tía Momo cuando quiere puede hacer llorar a cualquiera, como lo hizo con la señorita Anderson —aunque no fue precisamente Momo la que la hizo llorar— Digamos que, si mami fuera Hulk y la tía Momo Ironman, para ti... ¿Quién ganaría? —Yoon Ah ya se había hecho la película.
— ¿Hulk es el muñeco verde cierto? — entre todas las películas de superhéroes que su hija y su novia le hacían ver, le era un poco difícil acordarse cual era cual. Pero a este le había pegado— ¿Ironman es el del escudo? —No estaba para nada segura— Cariño si no te quedas quieta no puedo peinarte —Quien diría que en una charla de peluquería se iba a estar hablando de superhéroes.
— ¡MAMÁ! Ese es el capitán América —la pequeña no lo podía creer— Ironman es el millonario con súper tecnologia. Es rojo y amarillo —Yoon Ah estaba hablando con la madre equivocada.
— Bueno... en ese caso... creo que ganaría... ¡Empate! —Sana disfrutaba ver la cara de escándalo que ponía su hija.
— ¡MAMÁ! ¡no puede haber empate! — una aberración.
— ¡Claro que sí! El muñeco verde y el del escudo se juntan a tomar un café, a charlar sus diferencias y se hacen amigos .... ¡Empate! —si Tzuyu se enteraba de esto, Sana iba a tener que soportar durante horas, toda una tesis sobre superhéroes.
— ¡SANA! —Momo aparecía en la habitación de la Minatozaki mayor, vestido con un muy corto vestido sin mangas, blanco, pegado al cuerpo y que definitivamente resaltaba a su adorado bronceado— ¿PUEDES DECIRLE A TU SEXY, PERO ENDEMONIADA NOVIA QUE EMPIECE A CAMBIARSE? ¡MIRALA! ¡MIRALA! —la mayor se acercaba al balcón seguida de su amiga. La morena estaba subida a una escalera arreglando uno de los faroles— SOLO FALTA ELLA — se volvió a quejar.
— Déjala tranquila Momo, quiere que este todo bien nada mas —le aseguró— ¡LISTA! —la mini Sana estaba de punta en blanco para la fiesta.
— ¡Mírate ratita! ¡Estás muy bonita! —a su tía se le caía la baba por su sobrina— PERO ESO NO QUITA QUE FALTE POCO PARA QUE LLEGUEN LOS INVITADOS Y TODAVIA EL BOMBONCITO NO ESTA LISTO —no dejas pasar una mujer.
— ¿Ya me puedo ir con mamá? —al parecer la pequeña sufría la distancia.
— Si —la niña quiso salir disparada pero su madre la intercepto— Yoon Ah... por favor no quiero una mancha, te quedas tranquila cerca de tu madre ¿sí? —no sabía porque, pero intuía que eso era peor que cualquier cosa
— No te preocupes mamá —le dio un beso en la mejilla para luego decirle algo en secreto— Creo que Ironman está nerviosa —razonó.
— Si —le afirmo su madre— Y tiene muchas ganas de patearle el trasero al muñeco verde —aseguró Sana.
— Hulk mamá, Hulk —corrigió la pequeña mientras se iba.
— ¡CUÍDATE LA ROPA Y DILE A TU MADRE QUE SUBA! —la mayor de las japonesas aprovechaba y mandaba a su sobrina.
Mientras Sana se cambiaba, Momo le daba una vista general al jardín desde el balcón— Hay que reconocer que el buitre hizo un buen trabajo —Si pregunta Tzuyu, ella nunca lo dijo.
— Es su trabajo —la rubia no quería dar el brazo a torcer.
— ¿Ya viste como le mira el trasero a tu novia? —Momo había agarrado a la organizadora babeándose por la deportista.
— Lo hizo como dos veces delante mío —le contestó mientras se miraba en el espejo.
— ¿Sana? —llamó la mayor
— Dime —era turno de colocarse los aretes.
— ¿Le trajiste otro vestido a Yoon Ah? —no me digas que...
— Si ¿Por qué? ¿ese no te gusta? —la fotógrafa se acercaba a la gran ventana.
— Se lo trajo mi madre de Paris... ¡DIOS MIO! —el vestido de Yoon Ah estaba negro al igual que las manos de su novia— ¡YOON AH Y TZUYU SUBAN AHORA MISMO! —ups, no pasaron ni dos segundos que madre e hija ya estaban golpeando a la habitación.
— Adelante —la voz de ultratumba de Sana provocaba escalofríos.
Tzuyu y la pequeña entraron con la cabeza agachada— Yoon Ah ¿qué fue lo único que te pedí? —preguntó muy tranquila.
— Que me quedara tranquila cerca de mi madre —contestó.
— ¿y que más dije? —volvió a preguntar.
— Que no querías una mancha —agregó
— ¿y lo cumpliste? —la pequeña agitó su cabeza negándolo.
— Lo de la mancha no —dijo el cangurito.
— Vas a tu cuarto y te pones el otro vestido ¡UN MOMENTO! —No se iba a escapar tan fácil_ Mañana mismo tú vas a llamar a tu abuela para decirle lo que le paso a tu vestido...
— Pero mamá...
— Mamá nada —la frenó— ahora vas y te cambias y no te quiero cerca de tu madre hasta que empiece la fiesta ¿entendido? —estaba claro que de las dos juntas algo iba a salir mal. La pequeña salió no sin antes dedicarle unas palabras a su tía que sonreía maliciosamente.
— Sana yo... —Tzuyu no pudo seguir hablando, ni siquiera pudo prestarle atención al enojo de su novia. La rubia había hipnotizado a su novia con un vestido blanco, totalmente liso y a un solo hombro.
— ¿Crees que este bien? —Momo se había acercado a la basquetbolista y le pasaba su mano por los ojos— Me parece que la mataste de un infarto Sanake —le dijo a su amiga— ¿te imaginas si te hubiera visto el año pasado para Halloween en ese disfraz de Mera? —todo el vecindario se acordaba de ese disfraz.
Sana podía sentir como la respiración de su novia se aceleraba.
— O peor aún... ¿Te imagina si te hubiera visto con tu uniforme de Porrista? —Toda una preparatoria se acuerda de ese uniforme.
La fotógrafa creyó ver colmillos en la boca de Tzuyu.
— ¿Y cuándo usaste...?
— ¡MOMO! Creo que están llegando los primeros invitados —necesitaba sacar a la japonesa mayor de su habitación como sea.
Cuando la abogada escucho invitados dejo a la pareja sola en dos segundos. Sana se acercó a su novia cautelosamente. A diferencia de Yoon Ah ella no había traído otro vestido por las dudas, así que no podía arriesgarse a un ataque de la morena— Tzu... bebé.... Tranquila.... Te prometo que después de la fiesta soy toda tuya…..
La morena lo negó con su cabeza— Ahora —murmuró— Te quiero ahora — repitió.
— Amor... —se acercó y empezó a acariciar su rostro. Tzuyu cerraba sus ojos ante el contacto— ¿Trajiste ropa blanca? —Sana probaba cambiando de tema. Su chica asentía— ¿La compraste en el viaje? —seguían las caricias y seguían las afirmaciones— ¿Me amas? — le preguntó de repente logrando que abriera los ojos.
— Mucho —contestó.
— ¿Estás bien? —al menos por el momento parecía calmada.
— Necesito una ducha fría... muy fría —le dijo.
— Te espero abajo ¿Si? ... voy a vigilar a Yoon Ah y ayudar a Momo —era una noche importante para su amiga
— Sana... eres la mujer más hermosa del universo, hasta los Ángeles te envidian —hizo sonreír a su chica.
— ¿Estas tratando de conquistarme? — bromeó.
— Ese es mi propósito de cada día... conquistar —le dijo sinceramente— Te amo —se acercó y le dejó un pequeño beso, no quería mancharla con sus manos como a Yoon Ah— Nos vemos enseguida —se metió al baño dejando a la rubia sin palabras.
En la fiesta – un rato después
— Esta fiesta es todo un éxito —Chaeyoung estaba sorprendida por la cantidad de gente que había
— Oye Jihyo ¿De verdad Momo conoce a toda esta gente? ¿Van a estar en tu boda también? —el grupo estaba un poco alejado del mar de personas, Momo y Sana, que eran las más reconocidas, se dedicaban a ser sociales.
—Espero que no —suspiró la bailarina— esta gente no me cae nada bien, pero Momo dice que tenemos que aguantarlos porque son los que pagan nuestros lujos —explicó.
— Disculpen —un mesero se acercaba al grupo— ¿Alguna de ustedes es la que toma coca light? —preguntó tímidamente— Me dijeron que tenía que preguntarles a ustedes —dijo el joven
— ¿Dónde está Tzuyu? —era la única persona que podía llegar a tomar coca light en una fiesta.
— Ya debe estar por bajar —los pies de Jeongyeon se movían con la música— No te preocupes que cuando ella tenga sed te busca —le dijo al mesero para después agarrar la mano de su esposa— ¡A BAILAR! —Las Yoo y las Son salieron a la pista dejando a Jihyo con su sobrina.
— ¿Qué hacen dos señoritas tan lindas solas en una noche tan hermosa? — Tzuyu aparecía sorprendiendo a las dos rubias
— Esto es para la pequeña más hermosa de la fiesta —le dio una rosa a su hija acompañada de un beso en la mejilla— Y esta es para la bailarina más bella de la noche —otra rosa para Jihyo y un beso en la mejilla para ella también.
— ¡Wow! Tzu.... Estas muy sexy —Jihyo halagaba a la morena
— ¿Les gusta? Shuhua lo eligió —Tzuyu daba una vuelta— Dice que es lo máximo que puedo hacer para por lo menos ser la sombra de Sana —su compañera de equipo tenía un amor platónico con su novia— Yo creo que ni así puedo —se rió— somos como la bella y la bestia —Hizo reír a las fanáticas de Disney.
— ¿Yo que sería? —preguntó la niña
— Tu vendrías siendo la tacita —imaginó la deportista agarrando la mano de su hija.
— ¿Y yo? —Jihyo también quería participar.
— Tu eres Fifi, el plumero —de paso seguimos con el tema de la mucama.
— Lástima que mi Lumier no me preste atención —dijo de repente la bailarina con voz triste.
— Pero mientras tanto —Tzuyu sabía lo que pasaba por la cabeza de la bailarina— aquí tienes una bestia a tu disposición —le hizo reverencia— Nunca bailo, pero por ustedes voy a hacer una excepción — agarró la mano de Jihyo y se las llevo a las dos a bailar.
En algún lugar de la fiesta
— Victoria —Momo y Sana llegaban a los peces gordos del estudio— Ella es Minatozaki Sana una de nuestras grandes clientas —la mayor de las japonesas le presento a una de las socias del estudio, por ende, su jefa.
— Encantaba de conocerte querida —saludó la mujer.
— El gusto es mío —respondió al saludo.
— ¿Ya tienes alguien en mira? —el gusto por la carne joven que tenía la mujer ya se conocía en todo el estudio.
— De hecho, ahora mismo tengo mi vista puesta en algo muy interesante —le contestó la depredadora,— y ustedes me podrían hacer el favor de decirme quien es —hizo un gesto con la cabeza señalando a alguien que muy entretenidamente bailaba con una niña y una rubia mucho más alta que ella.
— Tzuyu —ahora era el turno de que Sana se babeara. Su novia tenia puesto un pantalón blanco muy ajustado al igual que la camisa que le cubría la parte posterior. Como si esto fuera poco, la morena atrevida le había agregado una delgada corbata negra suelta en su cuello y acompañaba su atuendo con unas convers Blancas y con su cabello suelto que caía en ondas.
— ¿Tzuyu es su nombre? —preguntó la mujer interrumpiendo el scanner que Mina hacía de su novia.
— Sí, pero Victoria —justo en la morena se tenía que fijar— Tzuyu es la novia de Sana —explicó Momo.
La mujer miró a la rubia como si fuera una serpiente lista para atacar— ¿Cuánto? —le preguntó.
— ¿Perdón? —la fotógrafa no entendía... ¿le estaba ofreciendo dinero por Tzuyu?
— Tranquila querida —debió haber visto la cara de la artista— estoy bromeando —aunque no sonaba tan real— Si me disculpan, voy a saludar a unos amigos —la serpiente se retiraba arrastrándose.
— ¿Viste cómo te miro? En un momento pensé que iba a abrir toda su boca y te iba a tragar —Momo también la vio similar a un reptil— Sana...Sana —la rubia ya no estaba a su lado.
De vuelta al grupo de amigas
— Mami ¿Qué hiciste? —le preguntó Yoon Ah— No, no... ¿Qué le hiciste a mama? —rearmó la pregunta.
— ¿A Sana? Nada... a ver —la morena. pensaba— creo que nada —concluyó
— Pues algo debes haber hecho para que venga así —la niña señaló al otro extremo de la fiesta.
Tenía razón, Sana venía como tren sin frenos— ¿Te manché? —la niña se revisó y lo negó— ¿Estoy sucia? —la pequeña la miro y lo negó— Yoon Ah ¿Qué hice? Dime que anotaron en la lista por favor —ya no le quedaba casi tiempo.
— Suerte mami —le deseo su hija antes de la colisión.
— Sa... —al parecer el único choque que hubo fue el de las bocas de estas dos. El alrededor dejo de existir, la música dejo de sonar, los cinco sentidos de ambas estaban en ese beso— No... no... no —tartamuda la dejó— ¿No hice nada? — pudo preguntar.
— Hiciste más de lo que tú crees —le dijo agarrando de la pequeña corbata y tirando de ella— Me vuelves loca Chewy ¿lo oyes? Loca —un intenso beso lo demostraba.
— Ten cuidado con la fecha —le dijo rompiendo el beso.
— ¿Qué flecha? —Sana miraba para todos lados.
— La que tienes en tus manos —la rubia tenia agarrada la corbata de la basquetbolista.
— Amor esto es una cor...ba...ta —explicó lentamente.
— Lo se listilla... pero ¿Qué forma tiene la cor... ba... ta? —La imitó.
La fotógrafa miró la prenda un segundo...— ¿de flecha? —respondió dudando.
— ¡Exacto! —se ganó un beso por el acierto— ¿Y sabes que indica esta flecha? —preguntó haciéndose la misteriosa.
— No lo sé —respondió sin ni siquiera tratar de pensar.
— Esta flecha —agarró su corbata— indica la dirección en que tienes que besarme —le dijo— empiezas por acá— se tocó la boca— y luego... —se acercó al oído de su novia para confesar el secreto— tienes... que... seguir la flecha — concluyó dejando a su novia mirando para donde la guiaba la corbata— creo que Momo te esta llamando bebe —fue lo último que dijo la deportista antes de ir en busca del mesero con la coca light.
Había llegado la cumbre de la noche y como toda fiesta a medida que pasaba el tiempo, la gente se va poniendo más borracha, por ende, mas toquetona, por ende, a Tzuyu no le estaba gustando nada que su novia estuviera rodeada de tipos babosos mirándola como si tuvieran el derecho de hacerlo.
Dos cosas le impedían a la deportista levantarse de su silla para ir y agarrarse a trompadas con los hombres que acosaban, no solo a Sana, sino también a todas sus amigas, una era que no le quería arruinar la fiesta a la mayor de las japonesas y la otra era que Yoon Ah, llevaba media hora dormida en sus brazos. "De fiestera no tienes un pelo cangurin" fue lo último que alcanzo a decirle antes de que la pequeña se dejara vencer por el sueño. Tzuyu no se podía dejar de asombrar por la capacidad que, al parecer, tenía su hija para dormirse en cualquier situación, en los autos, bajando el cerro o inclusive, cuando a pocos metros de ellas tenían un parlante rebotando a todo lo que da. La deportista se levantó con su hija en brazos y camino a la casa. A esta Minatozaki le había llegado la hora de dormir, mientras que a la otra... bueno digamos que Tzuyu tenía que agregar algo a su vestimenta para que a Sana le llegara la hora también.
— ¿Jihyo has visto a Tzuyu? —la artista no le había perdido pisada a su novia en ningún momento. La miraba mientras bailaba con sus amigas, la miraba mientras bailaba con su hija, odiaba mirarla cuando estaba sacándose fotos con algún fan que había de las Liberty en la fiesta, y odiaba , aún más mirar como su novia atraía al público femenino. Pero cuando giro su cabeza hacia la silla en la que hace poco estaba la morena con su hija, su novia había desaparecido.
— Fue a llevar a Yoon Ah a la cama —le dijo la bailarina mientras hacia el trenecito
Cinco minutos, si no aparecía la iba a ir a buscar. Para dejar pasar el tiempo se fue directo a la barra— Una copa de... —Sana no solo sintió a alguien en su espalda, sino que ese alguien estaba bastante excitado por lo que la rubia pudo percibir. Antes de darse vuelta para poder sacarse a quien sea de encima, una voz conocida se le anticipo.
— Una copa de vino blanco para la señorita y una coca light para mí por favor —por supuesto que sabía, la bebida de su novia— ¿Me buscabas? —la abrazó por la cintura y se apretó aún más a ella.
— Tz.. —se aclaró la garganta— Tzu... ¿Estas... estas usando...? —Sana se sonrojaba de solo pensarlo.
La morena se alejó con una sonrisa para agarrar el vaso y la copa dejando a la rubia intrigada— Aquí tienes —le pasó la copa— ¿Quieres...
— Sana ¿DONDE DEMONIOS TE HABÍAS METIDO? —Momo aparecía para llevarse a la rubia— vamos, quiero presentarte a alguien— ¡Y tú! —señaló a la morena— ten cuidado con los depredadores —se fue arrastrando a Sana con ella.
— Steven —llegaron donde estaba un hombre— ella es la mujer de la que te hable, es la fotógrafa más reconocida de la ciudad. Trabaja con Victoria Secret, Louis Vuitton, Jimmy Cho, entre otras marcas reconocidas. Creo que es perfecta para el trabajo que estas necesitando. Sana él es... —miró a su amiga y se dio cuenta que no le estaba prestando atención— ¡Sana! ¡Sana! —con un codazo lo logro— Él es Steven Far, CEO de Armani —terminó la introducción.
— Señor Far es un gusto conocerlo y estoy segura que cualquier cosa que el trabajo demande la podemos hablar otro día, por favor disfrute de la fiesta —Sana lo saludó y se alejó con la abogada pisándole los talones.
Momo la agarró del brazo para frenarla— ¿QUE HACES? —le preguntó enojada.
— Momo, nadie quiere hablar de trabajo en una fiesta. Tranquilízate y disfruta ¿quieres? —Todo esto se lo dijo sin sacarle la mirada de encima a su novia que en este momento estaba sentada con sus piernas separadas hablando con Jihyo— Mom...
— ¿Qué quieres Minatozaki? —le preguntó resignada.
— ¿Notas algo raro en Tzuyu? —la rubia necesitaba confirmación.
La abogada se centro en la deportista— aparte de que esta para comérsela enterita... pero eso no es raro... ¿Por? Sanake creo que es mejor que dejes de tomas —Momo le sacó la copa de vino.
_ Mírala bien... ¿no ves algo EXTRA en ella? —resaltó
— ¿De qué carajo hablas? —la mayor volvió a concentrarse en Tzuyu— NO TE PUEDO CREER —Momo tenía experiencia en juguetes sexuales— ¿No me digas que está usando una correa con un...? —la rubia asentía. Las dos se quedaron mirando a la morena con la boca abierta— Tengo que ir a tocarla —no dejó que su amiga la frenara.
— ¡Momo! ¡Momo! —Finalmente la alcanzaba— No tocas nada ¿Oyes? Nada —le dijo antes de que su amiga fuera atacada por la bailarina.
— ¡Momoring! ¿terminaste de jugar con tus amigos de oficina? ¿podemos bailar? —no espero respuesta porque antes de preguntar ya se estaba moviendo con su novia.
— Si cariño, si —pero Momo tenia fijada su mirada en la entrepierna de Tzuyu.
— Momo...
— Mmmm...
— Me parece que Sana la va a pasar muy bien esta noche —por supuesto que su novia se había dado cuenta.
— ¿Está confirmado entonces? —preguntó la mayor de las japonesas
— Muy... y me parece que es más grande que el nuestro —Momo miró a Sana con una sonrisa despiadada.
La rubia giró hacia donde estaba sentada su novia y se encontró con dos hermosos ojos mirándola y empezó a caminar hacia ella.
— Debo admitirlo —le dijo Tzuyu agarrándole la mano a su novia y tirando de ella para que la fotógrafa cayera sentada en sus piernas, pero de manera que aún seguía mirando a sus amigas bailar— Nunca me voy a cansar de mirarte —le confesó la morena— ¿Por qué estas colorada? —aunque ya lo sabía, quería escucharlo de su chica.
— Por las cosas que me dices —mintió un poco.
— ¿Por eso nada más? —Tzuyu acomodó sus piernas de manera que Sana quedara aún más en contacto con su entrepierna.
La artista no contestaba y el rojo se apoderaba aún más de ella. Sana ya hace un rato que sentía como su ropa interior empezaba a molestarla.
Tzuyu iba a seguir jugando con su novia, se acercó a su oído y empezó a murmurar— ¿lo sientes verdad? — preguntó sin demora— lo sentiste desde que aparecí detrás de ti en la barra —esto fue más una afirmación— y también lo sientes ahora —la morena sutilmente estaba apretando aún más su falso miembro contra su novia.
— Y apuesto esta casa, a que ahora mismo —una de las manos de la morena ya no estaba en la cintura de su novia, sino que iba recorriendo uno de sus muslos— a que ahora mismo, si una de mis manos toca la diminuta prenda que tienes debajo de este hermoso vestido, me voy a dar cuenta de cuanto deseas que este adentro tuyo —El beso que le dejo en el cuello al final de esta frase la hizo temblar— Toda la noche he tenido que aguantar a cientos de tipejos tratando de conquistarte...
— Tzu son....
— Shhhhh —era necesario que le hablara tan cerca, el imperio Minatozaki caía poco a poco— solo escúchame —le dijo dulcemente— Me los aguante porque no puedo culparlos de mirarte, porque solo de la manera en que caminas eres capaz de mover la tierra —la mano de la deportista acariciaba la parte interna de su pierna, justo arriba de la rodilla— DIOS Sana —hizo un leve movimiento que logró sacarle un disimulado gemido a su rubia— no te das una idea de lo que me provocas. llevo horas siguiendo tus pasos, dibujando tu silueta con mi mirada, tratando de imaginarme lo que sigue después de ese escote —Hizo una pausa para sentir la respiración de su novia— cien veces he repasado en mi mente, los lugares en que quiero besarte. Más de mil veces me he repetido a mí misma las cosas que quiero hacerte y lo último que hice, fue tratar de estimar la cantidad de veces que hoy vas a terminar en mis manos —apretó suavemente su pierna— en mi boca —le dio un suave beso en el cuello— o aquí — apretó más su centro contra la rubia.
— Señorita Chou —un invitado interrumpía el monologo de la morena— ¿Le molestaría firmarme un autógrafo? —pidió mostrándole una lapicera— Es para mi hija, es fanática suya —contó.
Tzuyu tuvo que apretar su boca bien fuerte para no mandar al carajo al hombre. Sana se levantó de ella y le dejo espacio para que la morena atendiera a su fan— Encantada —agarró la lapicera y firmo el papel que sostenía uno de los abogados amigos de Momo.
Cuando pudo sacárselos de encima volvió a su tarea. Hace rato que se había dado cuenta que la rubia no se había quedado a su lado— esto es para usted — un mesero se acercó a ella con un papel. Sin perder tiempo lo abrió y leyó "espero que la bestia siga teniendo hambre. La carnada está esperando". Ni se paró a pensarlo, se fue derecho para la casa.
— Presiento que esta noche nadie duerme —concluyeron las chicas que vieron pasar a la morena.
— Yo presiento que Sana no va a dormir —agregó Momo.
Cuando la deportista abrió la puerta se encontró con lo que esperaba, su novia apoyada en la pared opuesta esperándola. No estaba vestida, Sana sabía muy bien que a Tzuyu le gustaba hacerlo. Se acercó paso a paso hasta quedar a centímetros de ella y lo primero que hizo fue buscar los dos hermosos ojos para hacerles el amor con su mirada. Cuando ya no pudo más, agarro la cara de Sana con ambas manos y la beso. La rubia se quedó quieta tratando de concentrarse en la suavidad y a su vez agresividad de los labios de Tzuyu, que se movían lentamente, como si la estuvieran acariciando. Sana no aguanto y puso sus manos en la nuca de la morena para profundizar el beso y explorar toda la boca de la chica con su lengua, exploración que la misma Tzuyu termino cuando agarro la lengua con toda su boca y la succiono sacando los sonidos más hermosos de Sana.
— Sabes que me vuelves loca haciendo eso ¿no? —Sana lo sabía, de hecho, le encantaba delirarla con sus gemidos— ¿Cuánto te gusta este vestido? —le preguntó.
— Mucho —Fue la respuesta.
— Una lástima —¿Cómo la morena pudo de un solo tirón rasgar toda la prenda? Porque precisamente eso es lo que había hecho— por entrometerse entre tú y yo —dijo al mismo tiempo que con sus dos manos fue directo a los pechos de Sana— tienes los pechos más hermosos que conozco —No lo podía evitar, tenía necesidad de hacerle saber a su rubia que era perfecta.
— Quiero esto afuera ¡YA! —La fotógrafa impaciente empezó a desnudar a la basquetbolista. Cosa que se le hizo muy difícil cuando la boca de la mujer estaba en sus pezones— DIOS TZUYU —lo último que dijo cuando por fin pudo sacarle la camisa. La corbata aún seguía en su cuerpo.
Tzuyu agarró a Sana por la cintura y la levanto para atraparla contra la pared y su pelvis. La rubia volvía a sentir el juguete apretando lo que ahora era pura humedad. Cuando quiso darse cuenta, ya estaba tirada en la cama con Tzuyu arriba de ella— Lo quiero ya —ordenó tratando de bajar el pantalón de su novia.
Pero la deportista se tomó su tiempo, agarro la ropa interior inferior de Sana y la empezó a deslizar lentamente. La rubia podía jurar que iba a matar a su novia si no hacía algo ya— esto va a ser como yo quiera —le aclaró— así que tranquila mi rubia, que todo lo bueno llega en algún momento —terminó de desnudarla— abre las piernas para mi bebe —le pidió mientras se sacaba su ropa.
Cuál de las dos estaba peor, Sana por la imagen de su novia con la correa Strap On en ella o Tzuyu por tener a Sana tirada en la cama a su merced. Cuando la rubia sintió a la deportista acercándose poco a poco a ella, empezó a temblar, era ese tipo de temblores preciosos que uno siento cuando sabe que algo bueno está por venir— voy a ir despacio contigo primero —le dijo muy cerca de su boca, la artista podía sentir las manos de Tzuyu merodeando muy cerca de su centro— pero luego no vas a tener descanso... quiero que lo sepas —el que avisa no traiciona.
Lo siguiente fue sentir como poco a poco algo estaba entrando en ella. Sana se agarró a los musculosos brazos de su novia y busco los ojos de la morena inmediatamente. Tzuyu iba lentamente— Te amo —le dijo para después besarla. Cuando supo que ya estaba totalmente dentro de la rubia la miró esperando su aprobación.
Sana dejó una mano en el brazo de su novia y con la otra agarró la cara de su novia pasando suavemente uno de sus dedos por el labio inferior— Soy tuya, siempre lo seré, haz de mi lo que quieras —Sana le daba vía libre a su chica.
Estaba por llegar la cuarta vez, lo sabía. Podía sentir como Tzuyu se movía en un ritmo frenético golpeando en ella una y otra vez. Sana se tuvo que morder el puño para no gritar, y sin darse cuenta entrelazo sus dedos en el cabello de su chica, tirándolo un poco fuerte para su gusto, sabía que estaba llegando al máximo placer. Pudo escuchar como Tzuyu gemía y al mismo tiempo le sacaba el puño de su boca— Quiero escucharte, quiero saber si te gusta que este así dentro de ti.
— Si —fue lo único que pudo balbucear apenas.
— Quiero que hables Sana —le ordenó.
— Sal y vuelve a entrar —pidió.
Tzuyu obedeció y ambas se movieron conjuntamente.
— Como me calientas cuando te mueves así —confesó— sigue haciéndolo, no pares —volvió a ordenar la morena. Parecía que cada palabra que le decía tenía el propósito de llevarla de nuevo a un orgasmo, de hacerlo más intenso y más largo. A esta altura Sana ya se había olvidado de la cantidad de gente dentro de la casa gemía y gritaba con total libertad.
— Pídeme mas. Me vuelve loca que lo hagas —le suplicaba Tzuyu.
— Por favor bebé... por favor más — obedecía Sana y la rubia no supo como, pero la deportista de laguna forma se introducía mas en ella.
— Te amo, amo hacerte el amor, amo tus caras, amo tus gemidos, amo desearte y que me desees. Dime que me amas por favor —volvió a suplicar haciendo cada vez más fuerza sobre la rubia.
Lo último que alcanzó a oír Sana, fue su propia voz diciendo "Te amo". Luego todo se volvió estrellado.
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