Capítulo 64.- Calientitas y apretaditas
Mismo día a la tarde - nueva casa Chou Minatozaki.
La juntada había dejado de ser parrillada para pasar a ser piscinada. La mayoría del grupo se había trasladado a la piscina, y digo mayoría porque Tzuyu, por insistencia de Minju se había quedado jugando al básquet con ella y Yunjin.
Mientras los hombres jugaban a pasarse un balón de futbol americano las mujeres estaban acomodadas en las distintas reposeras disfrutando del poco sol iba quedando, Momo había puesto la suya que dentro de la isla de la piscina donde estaba Sana sentada con Sakura en sus piernas y Hye-won a su lado. Dentro del agua, Sana y Jihyo trataban de enseñar a Hyunjin y Ji-woo a hacer pequeñas braseadas.
— ¿Cuántos campeonatos ganaron ustedes? —desde la colchoneta inflable, Yoon Ah indagaba a su madre y a Momo sobre su pasado porrista
— Tres seguidos —contestó la mayor muy orgullosa— Éramos imparables —aseguró— La entrenadora retiró el uniforme de tu madre y le hizo un especie de santuario —contó.
— ¿Tú eras porrista como Yoon? —le preguntó Sakura a su madre. La pequeña jugaba con las manos de Sana.
— Ajam —contestó Sana que estaba embobada mirando como su pequeña rubiecita peleaba con sus dedos.
— ¿Y cómo la coach Soojin? —preguntó Hye-won a su lado. Sana sintió como Momo y Yoon Ah soltaron una risa sarcástica cuando la melliza nombró a la actual entrenadora de porristas del Liberty y de los Nicks de New York.
— No cariño —la corrigió Sana— Yo fui mucho mejor que la coach Soojin —le dijo para de nuevo sentir la risa de su hija y de su amiga— De hecho, creo que aún lo soy —se agrando. Había visto los movimientos de Soojin cuando era la porrista de su esposa y no eran nada perfectos.
— La coach Soojin está mormonal por mami —dijo Sakura apretando la cara de su madre. Yoon Ah y Momo no paraban de reír.
Sana giró los ojos— No digas eso Kura —la semi reto.
— Pero es cierto —la pequeña se movió en busca de su prima— ¿JI-WOO CIERTO QUE LA COACH SOOJIN ESTA MORMONAL POR MAMI TZU? —le gritó a la pequeña Hirai que trataba de nadar. Aún así, el patito dejó de hacer lo que estaba haciendo para mirar a su prima y asentir con su cabecita— ¿Viste? — enfrentó a su mamá.
— Kura... —su madre quería frenar al terremotito.
— Siempre la está mirando, y.... y...y — quería decir muchas cosas al mismo tiempo.
— Sakura respira —Sana la destrababa.
La pequeña Minatozaki tomó aire— Y cuando le habla siempre mueve los ojos muy... muy rápido de arriba para abajo... así mira —Sakura trataba de agitar sus pestañas y Sana no pudo evitar reírse ante la cara de su hija— ¡JI-WOO! ¿COMO MUEVE LOS OJOS LA COACH SOOJIN CUANDO LE HABLA A MAMI TZU? — Momo se levantó de su reposera para ver como su hija trataba de pestañear— Así mamá —señaló a su prima— ¿Viste? —el lechucín insistía.
— ¡Sakura! —Hye-won se había cansado de escuchar calumnias sobre su otra madre— Mami solo es mormonal por mamá —dijo para después levantando apenas su voz, esconderse en su madre.
Sana abrazó orgullosa a su hija. Si algo caracterizaba a Hye-won era las fuertes convicciones que tenía. Hye-won admiraba el amor de sus madres y lo defendía a muerte.
— Pero si Shuhua también lo dice —Sana giró los ojos. Shuhua era capaz de decir cualquier cosa con tal de justificar porque Soojin nunca quiso salir con ella.
Hye-won salía de su escondite— Mami dice que Shuhua dice pavadas —enfrentó a su hermanita y volvió a recostarse sobre su mamá.
— No te enojes Hye —la tranquilizó Yoon Ah —Cangurín y perezocito eran compatibles
— Esta casa deja mucho que desear —Lily se acostaba en uno de los bordes de la piscina cerca de las chicas y se creía con derecho a opinar.
— Porque la tuya en Los Ángeles está genial —ironizó Yoon Ah contestándole. La mala relación entre Yoon Ah y la perra se había incrementado con el paso de los años— Cierto que ni siquiera es tuya... es de mi papá —no se guardó nada.
— Por mal educadas como tu es que no tengo hijos —dijo con mala intención la novia de Bangchan.
Sana y Momo estaban preparadas para saltarle a la yugular a la mujer, pero las niñas Minatozaki se les adelantaron.
— No tienes hijos porque eres una perra desquiciada —El cangurin había crecido
— ¡PERRA! —gritó Hye-won saliendo de su escondite.
— ¡SANA! —Lily escandalizada buscaba a la madre de las niñas— ¿NO LES VAS A DECIR NADA? —Presionó.
— ¿JI-WOO CIERTO QUE LILY ES UNA PERRA? —De nuevo Sakura buscaba el consentimiento de su compinche y de nuevo Ji-woo, que ahora se estaba dejando secar por Jihyo, asentía.
— Esa es mi pequeña —dijo Momo desde su lugar.
— ESTOY ESPERANDO SANA —Lily quería ver lágrimas derramarse
— ¡MAMÁ! ¡MAMÁ! —Minju corría hacia Sana desesperada interrumpiendo los cinco minutos de fama de Lily.
— ¡SOCORROOO! —Yunjin llegaba a refugiarse en los brazos de Momo.
Cuando las mayores levantaron la cabeza vieron a Tzuyu haciendo su mejor interpretación de "La bestia versión infantil". La morena se acercaba a ellas a paso lento, con los brazos estirados y gruñendo de vez en cuando.
Sakura miró inmediatamente a su hermana Minju, que estaba junto con su melliza detrás de la fotógrafa— ¡La despertaron! —las retó.
— SI... le ganamos el partido y se enojó — Tzuyu siempre dejaba que sus hijas ganaran.
— ¿Y ahora qué hacemos? —La cara de pánico de Sakura era encantadora— ¡JI-WOOOOOOOOO! ¡LA BESTIA! —con su pequeña manita le señaló a su prima el lugar por donde venía la morena. La mini Jihyo puso cara de susto y corrió hasta Momo que ya la estaba esperando con los brazos abiertos.
— ¿Qué le pasa a tu mami? —por curiosidad mata gatos, el hijo de San llegaba a preguntarle a Sakura por la deportista.
— No es mami ahora —lo corrigió Sakura— Es la bestia —afirmó.
Tzuyu estaba a diez pasos de llegar cuando se desmayó. Todas las pequeñas se miraron— ¡YO NO VOY! —dijeron todas al mismo tiempo y miraron a sus madres.
— Ustedes la despertaron, ustedes la calman —les dijo Sana
Las pequeñas miraron a Yoon Ah— A mí no me miren —se protegió. Aún de adolescente le tenía miedo a la bestia — Vayan ustedes dos —señaló a Minju y a Yunjin— Ustedes la trajeron a la vida —el cangurin tenía razón.
— ¡Es cierto! ¿Cierto Ji-woo? —el patito sacó la cabeza de la toalla con la que se había tapado y asintió.
— ¡Yo voy! —calladita pero valiente. El perezocito se paró y decidida caminó hasta la desmayada de su madre
— ¡SUERTE HYE! —le deseo Sakura.
A medida que llegaba a su madre caminaba más despacio, de vez en cuando miraba para atrás a su otra madre, la que no estaba desmayada, para que le diera fuerzas.
— ¡HYE-WON! ¡HYE-WON! ¡HYE-WON! ¡CANTEN CONMIGO! —les pidió Sakura a los demás.
— ¡HYE-WON! ¡HYE-WON! —Ji-woo y Hyunjin fueron los primeros en seguirla y después la siguieron Minju y Yunjin— ¡HYE-WON! ¡HYE-WON! —Alentaban los más pequeños.
— ¡USTEDES TAMBIEN! —ordenó la más pequeña a los mayores. Resultó mandona el lechucín. Aun así, los grandes empezaron a aplaudir, el pequeño perezoso estaba ya tratando resucitar a Tzuyu.
— ¡HYE-WON! ¡HYE-WON!... ¿Cómo es que hace Yoon en sus torneos? —le pregunto a su mamá.
— ¿Qué cosa cariño? —Sana no le sacaba la vista de encima a Hye-won, que ahora picaba a Tzuyu con una rama.
— Cuando Yoon es porrista y hace las letras...eso quiero hacer —insistió.
— Kura —Yoon Ah ya la había entendido— Tú tienes que deletrear el nombre de Hye-won... "DAME UNA H.... _empezó el jueguito.
— Ya se... ya se... "DAME UNA H... —gritó entre cantando— DAME UNA.... DAME UNA... DAME UNA... ¿QUE SIGUE JI-WOO? —Le preguntó a su prima. Ji-woo se encogió de hombros.
— Creo que sigue una Y —la ayudó Hyunjin. Claro él ya había empezado el colegio.
— ¡DAME UNA Y! —siguió— ¿Y AHORA? —volvió a preguntarle al pequeño.
— Una e de elefante —dijo Hyunjin.
— ¡DAME UNA E DE ELEFANTE! —Ji-woo la aplaudía y gritó— ¿QUE SE FORMÓ? — a esta altura los únicos que la seguían era Hyunjin, que estaba embobado con ella, y el patito— ¡MAMÁ! —Necesitaba la atención de Sana— PREGUNTEN ¿QUE SE FORMO? —presionó.
— ¿Qué se formó cariño? —le preguntó Sana con dulzura.
— ¡HYE! ¡HYE! ¡HYE! ¡ARRIBA ESAS NALGAS! —Pidió aliento.
— Palmas Kura —la corrigió Yoon Ah.
— ¡ESO! ¡ARRIBA ESAS PALMAS! —La pequeña volvió su atención a su hermana melliza que ahora estaba tratando de resucitar a su madre con sus propias manos— ¡HYE-WON! ¡HYE ¡HYE...! ¡O-O! —La bestia había resucitado.
— ¡CORRAN POS SUS VIDAS! —a todo lo que daba el perezosito volvía corriendo.
El patito se tapaba con su toalla encima de Momo, donde también se refugiaba su hermana. Minju y Sakura estaban subidas encima de Sana, Hyunjin fue en busca de sus padres y por las dudas, Yoon Ah muy disimuladamente alejaba la colchoneta del borde de la piscina.
— ¡GRAAAARRR! —Tzuyu se acercaba.
— Yunjin... Haz lo tuyo —Jihyo alentó a su hija para que saliera a defenderse.
La mini Momo se paró en frente de la deportista y poniendo su mejor cara de mala la enfrentó— ¡BESTIA! ¡PARATE YA MISMO! —Todos sabían que el carácter fuerte del leoncito era lo que debilitaba a la morena— ¡TE LO ORDENO! ¡ALTO AHÍ! —intentó.
— ¡Graaaaa! —agarró a su sobrina, la columpió en el borde de la piscina y la tiró al agua.
Una por una las pequeñas fueron intentando vencerla, una por una las pequeñas fueron cayendo al agua.
— ¡MAMÁ! ¡MAMÁ! ¡AYUDA! ¡AYUDA! —Sakura pedía ayuda desde los hombros de su otra madre.
— Lo siento cariño, no fuiste lo suficientemente encantadora para frenarla —respondió a los pedidos de su hija— Señora bestia ¿podría ser tan amable de tirar a mi hija menor cerca de la colchoneta de su hermana? Aún no sabe nadar muy bien —explicó.
— Graa —la bestia estuvo de acuerdo y Sakura se sostuvo en el agua con la ayuda de su hermana mayor y del inflable.
_ ¿Ahora puede venir un segundo para acá señora bestia? —Le pidió Sana— Tengo alguien que quiere intentar detenerla —se tocó el estómago.
— Grraaaaggaaa —la morena se movía hacia su esposa— ¿Graa? —preguntaba enfrente de una acostada Sana.
— Un poco más cerca —pidió agarrando a la deportista por la remera y tirando de ella para lograr que quedara encima suyo. Tzuyu tuvo que sostenerse con sus brazos por miedo a aplastar al o la bebe.
— ¡NO ES JUSTO! —Se quejó Sakura mientras sus madres se besaban— MAMÁ SIEMPRE LA FRENA ¿CIERTO JI-WOO? —recibió el apoyo esperado.
— ¡NIÑAS! —las llamó Momo — ACTIVEN LA SEGURIDAD QUE LES ENSEÑAMOS — les aviso. Inmediatamente Yunjin le tapó los ojos a su hermana menor, que a su vez le tapó los ojos a Yunjin. Las mellizas hicieron lo mismo entre ellas y Yoon Ah se encargó de cubrir los de Sakura.
— OTRA VEZ NO —Todas se habían olvidado que Lily estaba por allí— DESPUES NO QUIEREN QUE SUS HIJAS SEAN IRRESPETUOSAS —comentó— SI CADA DOS POR TRES HAY QUE AGUANTARSE QUE USTEDES ESTEN HACIENDO COSAS INAPROPIADAS EN PUBLICO —alguien le había dado cuerda.
Tzuyu, que estaba muy entretenida disfrutando de su esposa, se levantó de ella y le hizo una sonrisa maligna— Ya vengo —se alejó de la piscina bastantes pasos.
— O...o... —Dijo Minju.
Tzuyu volvía a la piscina corriendo— ¡BOMBA! —gritó antes de tirarse y caer justo cerca de la perra.
— ¿PERO QUE HACES? —perra empapada.
— Pare que bajes tu calentura —le dijo en voz baja— ¿Crees que no sé qué la tienes acumulada desde que nos viste a mí y a Sana? Deberías decirle a tu novio que se encargue seguido de ti —le dijo para luego alejarse hacia la colchoneta inflable de Yoon Ah. Sin decir nada Sinb se levantó y se alejó del grupo.
— ¿Pensabas que te ibas a salvar de la bestia? —le dijo a su hija mayor.
— Ni lo sueñes —Yoon Ah se aferraba al inflable.
— ¡AGUA! ¡AGUA! ¡AGUA! —Si Sakura lo pedía... ¡SPLASH!... colchoneta dada vuelta y Yoon Ah sucumbía a la bestia.
— ¡DAME LA A DE ARBOL!... DAME LA.... ¿QUE SIGUE JI-WOO? —los hombros levantados del patito le daban fin a la tarde de piscina.
— ¿Pudiste hablar con Moguri? —Mientras Tzuyu lavaba los platos, Mina a su lado los secaba. Después de que la casa quedó vacía de invitados, solo quedaba ordenar.
— No —contestó— Cada vez que trataba sutilmente de mencionar a Jihyo, Momo me amenazaba con patearme el trasero —completo la idea.
— Estoy preocupada Tzu —confesó la rubia logrando que la morena cerrara el agua para enfocarse en ella— Nunca antes había sido así. Siempre se dejan de hablar por unas horas y después con un par de besos vuelven a ser las de antes —le dijo.
— Lo se cariño —la apoyó Tzuyu.
— Jihyo ni siquiera se quería quedar sola conmigo —siguió la fotógrafa— la perseguía a todos lados, pero siempre se me escabullía —estaba sensible por el embarazo, lo sabía, pero de verdad había algo en la actitud de sus amigas que la preocupaba. Sana no demoró en buscar los brazos de su esposa.
— Amor, vamos a hablar con ellas, te lo prometo. Mañana mismo si es necesario —la calmó— Dejamos a las niñas con Yoon Ah —Yunjin y Ji-woo se quedaban a dormir con sus primas— vamos a desayunar con ellas ¿SI? —le preguntó apretándola aún más con sus brazos. Tzuyu sintió la afirmación en sus hombros.
El timbre las sacaba de la comodidad de su abrazo— ¡YO ATIENDO! —apenas Sana escuchó la voz de Yoon Ah, se acordó que todavía faltaba esto.
— Pensé que Yuri estaba de viaje con sus padres —le dijo Tzuyu. Yuri, la mejor amiga de Yoon Ah, que solía aparecer a esas horas en su casa.
— No creo que sea Yuri cariño —le dijo Sana agarrando fuerte la mano de su mujer.
— Mamá, mami ¿Pueden venir a la sala? —Yoon Ah las llamaba.
Tzuyu miró a su esposa— ¿No me digas que...? —la cara de la deportista se transformaba.
Sana se frenó e hizo frenar a su esposa Tzuyu— prométeme que no vas a hacer nada descabellado —presionó.
— No voy a prometerte nada —le dijo en seco.
— Tzu... —intentó de nuevo.
— No Sana. No me hagas prometer eso. Voy a hacer lo que sea necesario para defender lo que amo —dicho esto la morena volvió a agarrar la mano de su esposa y rumbearon donde las estaban esperando Yoon Ah y un muchacho joven.
— Hola señoras Chou —las saludó Jake muy amablemente casi tembloroso.
— ¿Cómo estás Jake? —respondió Sana al saludo del joven. Tzuyu por el contrario solo se limitó a mirarlo.
Yoon Ah miró a su mamá y recibió un gesto aprobatorio. Después que se aseguró que las manos de sus madres estuvieran entrelazadas, por las dudas pasara algo y su mamá tuviera que calmar a su otra madre, decidió hablar— Jake y yo queremos decirles algo — anunció.
Sana sintió como la mano de Tzuyu se empezaba a soltar y la apretó aún más.
El chico pensó que era buen momento hablar— Eeee —tragó saliva— Si, verán señoras Chou, Yoon Ah y yo...eeee —la mirada de Tzuyu lo estaba matando— Yoon Ah y yo...
— Jake y yo somos novios —Finalmente alguien lo dijo.
— Si, eso mismo —la apoyó Jake.
Y ninguno lo vio venir. En casi un segundo Tzuyu se había soltado de Mina, había agarrado al muchacho por el cuello de su remera y lo había estampado en la pared más cerca sala. Los pies del chico colgaban del suelo. Con su mejor voz de mafiosa, al estilo Al capone, habló— Escúchame bien —le dijo al chico.
— ¡Mamá! —Yoon Ah pidió la ayuda a su madre— Tzuyu.... Cariño —Sana trató resignada, ya no había nada por hacer.
— Abre bien tus oídos, porque no voy a repetirlo —A pesar de las súplicas de su esposa e hija la morena siguió con lo suyo— Si veo una, una y sola una pequeñísima lágrima caer de los ojos de mi hija, te voy a dar treinta segundos para que corras, sólo treinta —lo apretó aún más— Solo treinta segundos para que te escondas en donde puedas, porque si te encuentro ten por seguro que lo voy a hacer, te vas a quedar sin las partes que te identifican como hombre — el chico no emitía palabra, ni hacia movimiento alguno— ¿Estamos de de acuerdo? —repitió.
— Siiiii.... Siiisisi... sisisisisi.... —cuantas veces si fueran suficientes— Si señora Chou —le aseguró.
— Tzu... bebé... —Sana se acercaba a ella— Creo que Jake te escuchó —la cara de susto del chico lo decía todo. Con la ayuda de las caricias de Sana, los brazos de la deportista fueron aflojando hasta soltar al muchacho. Yoon Ah se apuró a agárralo de la mano y alejarlo de su mami Tzu.
— Mamá —Yoon Ah se había enojado con su otra madre— ¿Podemos ir a tomar un helado? —le preguntó mirando a su aun shockeado novio.
— ¡NO! ¡SI! —Tzuyu negaba, Sana afirmaba.
Sana miró a su esposa y después volvió a los chicos— Si cariño, vayan —les dio permiso y los acompaño hasta la puerta.
Antes de salir Yoon Ah miró a su madre suplicándole— No te preocupes Yoon Ah, yo me encargo de ella —la tranquilizó.
Cuando Sana volvió a la sala Tzuyu caminaba de un lado al otro a un ritmo apurado— ¿Te das cuenta Sana? ¿Te das cuenta? —le preguntó apresurada— Son cuatro... cuatro mujeres y ya viste como el enano endemoniado de Hyunjin miraba a Sakura y... y ... y son iguales a ti Sana... son hermosas como tú y todos los chicos las van a mirar y van a querer tener sexo con ellas Sana, como yo quiero tenerlo contigo, todo el tiempo — Sana se había sentado en el sillón y había optado por dejar que su mujer se descargara— Quiero decir ¿Qué clase sobrenombre es Jinnie, Sana? Y ¿Ya viste a este tal Jake? —le preguntó.
— Cariño conocemos a Jake desde que Yoon Ah tenía nueve años —le recordó.
— Ese no es este Jake, Sana, ese era el amigo de Yoon Ah, el que no quería tener sexo con ella, como este —Tzuyu no estaba en sus cabales.
— Bueno amor —en parte la rubia se estaba divirtiendo— en parte fueron tus "lecciones" la que ayudaron a Yoon Ah a conocerlo, y las que han hecho que nuestra hija rechace a varios caballeros también —le dijo.
— Pero esas lecciones no son para ahora, son para... para... para...
— ¿Para cuándo tenga diez y seis como ahora? —ironizó.
— NO... Para cuando tenga treinta más si es posible —afirmó— ocho o...
— Tzu...
— De ahora en más quiero a todas mis hijas bien lejos de todo tipo de chicos —sentenció.
— Tzu...
— Y no quiero que ese tal Jinnie se acerque a Sakura —agregó.
— Tzu... bebé... Ven aquí —Sana se paró, agarró ambas manos de su chica y la obligó a sentarse en el sillón junto a ella— Tienes que tranquilizarte, son cosas que van a pasar tarde que temprano —La deportista dejó que su cabeza descansara en las piernas de su rubia— Además estoy segura que con el susto que le diste a Jake, no creo que ni siquiera se atreva a besarla —opinó.
— ¿Le viste la cara? —rió Tzuyu junto a su esposa.
Tzuyu puso la mano en el estómago para buscar a su bebé— Lo siento lobito, pero si sales nena, tú también vas a tener que aguantar que asuste a tu novio o novia — dijo acariciando la panza de su esposa.
— ¿Y si sale nene? —preguntó de cat killer.
— A los trece años lo voy a llevar a lo de Mari y voy a escuchar atentamente todo lo que tenga que decirme sobres sus conquistas —aseguró.
— ¡TZUYU! NO PUEDES HACER TANTAS DIFERENCIAS —era un escándalo machista.
— Estoy bromeando cariño... estoy bromeando —le aseguró para después acercarse aún más al bebe— No lo estoy —le susurró.
— ¡TE ESCUCHE! —Sana golpeó su cabeza suavemente.
— ¿Sabes que quiero escuchar yo? —la morena cambió hábilmente su posición y quedó sobre las piernas de su esposa.
Sana lo supo enseguida, pero decidió seguirle el juego— ¿Qué quieres escuchar? —preguntó pícaramente.
La deportista se acercó al oído de su rubia para susurrarle sin importarle si por culpa del susurro, su lengua rosaba la oreja de su mujer— Quiero escucharte gemir —aseguró— escucharte respirar entrecortado —las manos de la morena ya no estaban al costado de su propio cuerpo— Quiero escucharte decir todas esas cosas sucias que te gusta decirme — ¡RINGGGG! timbre.
— NOOOO —se quejó Sana— Si es Jake, asústalo de nuevo simplemente por interrumpirnos —agregó mientras Tzuyu se levantaba de ella para ir a abrir la puerta.
— Tranquila mi loba —se rió— ya tendremos tiempo —aseguró llegando a la entrada.
— ¿Jihyo? —la bailarina estaba parada en la entrada. Las lágrimas, no disimuladas, caían sin parar por su cara.
— Hola Chewy... perdón por interrumpir su seguro divertido momento —dijo entre llanto.
— Pasa Jihyo... pasa —la morena la abrazó y la ayudó a llegar a la sala.
— ¡JIHYO! —Sana no dudó en salir en busca de su amiga. La pareja ayudó a la otra rubia a sentarse entre ellas.
— Jihyo —la fotógrafa comenzó— ¿Qué pasa? ¿Dónde está Momo? —apenas el nombre de la mayor salió de su boca la bailarían incrementó su llanto. Sana y Tzuyu se miraron.
— No lo sé —alcanzó a decir— Nos... nos peleamos... y... y se fue —contó.
— ¿Qué está pasando entre ustedes Jihyo? —Esta vez la que preguntó fue Tzuyu— Hoy no se hablaron en todo el día...
— Ni siquiera estuvieron cerca —la interrumpió Sana.
Después de esperar un rato para calmarse, la bailarina decidió hablar— Una de las secretarias del estudio de Momo quiere tener algo con ella — informó.
— ¿QUE? —Tzuyu miró inmediatamente a su esposa para que dejara que Jihyo siguiera hablando.
— No... no es lo que creen —les aclaró— Momo dice que no han tenido nada y yo le creo —aseguró.
— Pero...
— Pero también dice que yo estoy rara, que no le presto la misma atención que antes, que ya no la quiero como antes, que me la paso todo el día trabajando en la academia o prestándole atención a nuestras hijas —contó— Y en parte tiene razón —confesó.
— ¿Y si tiene razón porque pelean? Es decir, es cuestión de hablarlo —opinó la otra rubia.
— Porque esta mañana, me desperté por un mensaje de la secretaria de mi esposa que decía "Suerte en la parrillada cariño"... ¿Escucharon? La secretaria de mi esposa le pone cariño en un mensaje —la bailarina volvía a llorar.
— ¿Qué te dijo Momo? —las dos tenían la misma duda.
— Qué siempre la llamaba así, porque es así con todo el mundo... bla bla bla. Se enojó conmigo por dudar de ella y se fue a comprar las cosas para la parrillada y después pasó lo que ustedes vieron —Jihyo estaba enojada— Cuando llegamos a casa, Momo quiso arreglarlo todo con sexo —eso sonaba algo que pudiera hacer la mayor— pero yo le dije que teníamos que hablar y apenas escuchó la palabra hablar ¡Pum! —Hizo sonido de puerta— Dio un portazo y se fue... y yo estoy aquí y no sé qué hacer —terminó tirándose a los brazos de Sana.
Cuando Chaeyoung vio que su esposa empezaba a llorar al ritmo de su amiga se paró y fue en busca de las llaves de su auto.
— ¿A dónde vas? —le preguntó Sana.
— Voy a buscar a Momo y traerla como sea —le dejó un beso a su mujer, otro en la cabeza de Jihyo y salió como bala.
— Tranquila Hyo —Sana acariciaba a su amiga tratando de calmarla.
— La voy a perder Ssna...
— No la vas a perder Jihyo... Ustedes son Jihyo y Momo, es imposible que se pierdan —aseguró.
Tzuyu llevaba más de media hora buscando a la abogada por todos los bares que el grupo solía frecuentar y no había tenido suerte.
— ¿Dónde carajo estás Momo? —se decía así mismo entrando al último bar que se le ocurrió. Pero esta vez no se equivocó de lugar. Apenas entró al bar, vio a la abogada en la barra charlando muy cariñosamente con una mujer. La mujer había aprovechado y con su mano acariciaba uno de los brazos de la japonesa.
— Permiso —Tzuyu se interpuso entre ambas— ¡Una coca light bien cargada! — pidió ante la atenta mirada de las dos mujeres.
— ¿Qué haces aquí? —le preguntó Momo sin rodeos.
— Estoy tomando una coca en un bar —se hizo la des entendida— ¿Qué haces TU aquí? —dio una mirada a la otra mujer que acompañaba a la japonesa.
— Irene Bae —se presentó— soy su secretaria —agregó.
— AAA... ella es "La secretaria" —con eso Tzuyu le hizo entender que estaba al tanto de todo.
— Tzuyu no te...
— Shhh —la morena hizo callar a Momo y se giró para hablar con la otra mujer— Irma déjame...
— Irene —la corrigió.
— Como sea... Irene déjame preguntarte algo ¿Tu sabes que Momo está casada no? —esa fue la pregunta y la respuesta vino cuando la secretaria dio vuelta la cara avergonzada— Y si lo sabes me puedes decir ¿Por qué estás en un bar con ella acariciando su brazo? —Pregunto de nuevo y de nuevo no recibió otra contestación más que un nervioso tic— ¿Sabes que tiene dos hermosas hijas junto a una hermosa mujer que en este momento debe seguir llorando en los brazos de mi hermosa mujer? —Tzuyu pudo sentir como la japonesa se movía de ella— ¿Eso no lo sabías cierto? Pues déjame decirte una cosa Irma —esta vez ni se animó a corregirla— Este bar está lleno de mujeres solteras, y apuesto a que hay varias abogadas como Momo —le dijo— Así que agarra tu cochina cartera —agarró la cartera de la barra y se la puso en el pecho— y mueve tu trasero para conquistar a una mujer DISPONIBLE ¿ME OYES? DIS... PO... NI... BLE —sin ni siquiera mirar a su jefa Irene desapareció del lugar.
Tzuyu agarró del brazo a su amiga y tiró de ella— ¿QUE HACES CHOU? —la abogada ponía resistencia.
— Tú vas a venir conmigo y vas arreglar lo que tengas que arreglar con tu esposa — afirmó.
— Jihyo no quiere saber nada conmigo — reprochó Momo
Al escuchar esto Tzuyu se frenó de golpe y enfrentó a la japonesa— Momo... —respiró— Camina conmigo, vamos a casa y hablas con Jihyo —la voz salía a súplica.
La japonesa se dejó llevar— Yo no quiero nada con ella —se refirió a su secretaria— Ella no es Hyo —a esta altura ya eran pucheros lo que hacía Momo— Es una perra entregada.
— Lo sé Momo, lo sé —Ambas salieron del lugar.
Un ratito después – casa Chou Minatozaki.
— Hola... —Tzuyu se anunciaba— Miren a quien encontré por allí —Momo aparecía detrás de la morena.
— ¡MOMORING! —Jihyo salió rápido a su encuentro y se abrazó a ella. Momo se pegó a su esposa como si no la viera hace diez años.
Tzuyu huyó hacia el sillón junto a su mujer— No quiero que peleemos más —Le dijo— Sé que no te he prestado tanta atención, pero es que las competencias finales me han tenido loquita y... —Momo le tapó la boca con su mano.
— Tú no tienes la culpa Jihyo. Yo te entiendo, entiendo que ahora tenemos dos hijas para ocuparnos y entiendo que las competencias de baile sean tan exigentes, sólo que te extraño demasiado. Estoy celosa de tu trabajo, de tus alumnos e inclusive de nuestras hijas, soy una idiota lo sé —confesó— Es por eso que he dejado que Irene...
— Irma —la corrigió Tzuyu y Momo giró los ojos.
— Es por eso que he dejado que mi secretaria me coquetee, para darte celos —seguían las confesiones— y es por los celos que me encontré con ella en el bar esta noche...
— ¿QUE? —Las dos rubias protestaron.
— Pero déjame hablar por favor — suplicó— Me encontré con ella, pero no podía dejar de pensar en nuestra pelea, y cuando el bomboncito llegó y me dijo que estabas llorando aquí mi corazón se estrujó —dijo llorando— Perdóname Jihyo, por favor. Jamás quise hacerte daño, y nunca más lo voy a hacer —juró— Perdóname por favor —repitió.
Jihyo la observó atentamente— Por supuesto que te perdono Momoring —le dijo acercándose a ella— Pero quiero a esa mujer lejos de ti —no podía fiarse.
— El lunes mismo pido cambio de secretaria —le aseguró abriendo sus brazos para recibir a su mujer. Jihyo no tardó en llenar el espacio que era suyo.
— Aaaaa el amor, el amor —Tzuyu suspiraba abrazando a su mujer.
— ¿Nos podemos quedar aquí esta noche? —pidió Jihyo, después de todo sus hijas estaban en el mismo lugar.
— Por supuesto —Aseguró Sana— Tzuyu les abre el sillón —desde que sus hijas estaban creciendo, la pareja decidió tener un sofá cama para hacer más cómodas las estadías de Tzuyu y sus hijas en el sillón.
— ¡Buenas noches! —Dijo Sana y se movió a las escaleras.
— ¡Buenas noches! —saludó Sana y siguiendo a la fotógrafa.
— ¿Qué haces Jihyo? —Momo se quedó anonadada en los pies de la escalera.
— Voy a dormir con Sana —era algo obvio— No pretenderías que pase la noche contigo después de que estuviste coqueteando con tu secretaria —le informó.
— Pero yo no hice nada —Tzuyu no estaba de acuerdo con la repartición de camas y fue a protestar a los pies de la escalera como Momo.
— Entraste a un bar lleno de mujeres solteras —le recordó su esposa.
— Pero lo hice para buscar a Momo —se defendió.
— No deja de ser un bar con mujeres solteras cariño... Buenas noches —la saludó Sana soplándole un beso con su mano.
— No nos despierten temprano —les advirtió Jihyo— A nosotras nos gusta dormir —dijo.
— Si —coincidió la artista— nos gusta dormir apretaditas y calentitas —provocó.
— Muy calentitas —Jihyo la ayudó a provocar.
Tzuyu y la mayor siguieron el recorrido de sus mujeres con la mirada deseosa hasta que desaparecieron de su vista. Luego se miraron entre ellas— ¿Quieres dormir apretadita y calentita? —le preguntó Momo irónicamente.
— No te preocupes que vamos a estar apretaditas y calentitas —le dijo la morena yéndose a la cama.
— ¿Por qué lo dices? —preguntó curiosa.
— Ya verás —la dejó en suspenso.
A mitad de la noche el sofá cama se empezó a llenar de pequeños cuerpitos e inclusive Yoon Ah llegó para acompañar a las mayores desterradas al sillón
— Ya entendí Chou, ya entendí —Murmuró Momo cuando el pie pequeño del patito se le metía en la boca.
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