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Capítulo 49.- Tenerlo o no tenerla, esa es la cuestión

A la mañana siguiente.

Tzuyu no sabía exactamente cuánto tiempo llevaba mirando dormir a Sana. Este era el recorrido numero un millón que la morena hacía con su mirada sobre el cuerpo de su novia. Sana estaba extendida boca abajo abrazando una de las almohadas y estaría completamente desnuda si no fuera porque la rubia insistió en que tenía que ir al baño y cuando volvió venía con ropa interior puesta en una especie de intento de calmar a la deportista, intento que no funcionó muy bien porque Tzuyu hizo de las suyas y logro sacarle la prenda de arriba su novia y se dedicó a entretenerse con los pechos de su chica. Por eso ahora Sana vestía solo una diminuta tanguita blanca por supuesto. Prenda que Sana consiguió negociar con la morena para que se la dejara puesta.

Con su mano, Tzuyu empezó a recorrer el cuerpo de Sana... le gustaba, mejor dicho, le encantaba ver el contraste de su mano morena con la piel clara de su novia. La primera parte que recorrió con sus dedos fueron las piernas de la artista. La morena sabía que a Sana no le gustaban sus propias piernas, más de una vez se lo había dicho, y Tzuyu aseguraba no poder entenderla. Eran perfectas. Totalmente proporcionales a su cuerpo. De hecho, uno de los momentos preferidos de Tzuyu era esperar a que Sana se bañara y luego entrar en la habitación sin hacer sonido alguno y quedarse embobada mirando como su novia se ponía crema en las piernas. Esto jamás iba a salir de la boca de Tzuyu, pero las piernas de la rubia eran la alfombra roja perfecta para la parte preferida de ella, el trasero de Sana. Parte que la morena empezaba a recorrer con su mano. Su dedo índice contorneaba la única ropa interior que le quedaba a la artista. Tzuyu sabía que su novia era consciente del poder que tenía sobre la morena cuando meneaba sus caderas, la rubia lo sabía y lo manejaba como ella quería. Había veces que Tzuyu trataba de negarse, pero simplemente no podía. Bastaba con que Sana moviera las caderas y la morena estaba lista para subir a un piso veinte y tirarse de cabeza a una fosa llena de pirañas hambrientas. Tzuyu suspiro y saco la mano de ese lugar para llevarla a la espalda de su chica. Como buena deportista, la morena podía distinguir varios músculos de la espalda de su novia, de hecho, los repaso uno por uno con su mano, su chica todavía tenía rasgos de porrista y eso la volvía loca.

Decidió para su recorrido, demasiada tentación para ella y no quería despertar a su novia... ¿O sí? Cuando estuvo a punto de levantarse para ir a darse una ducha Sana giro su rostro y sin querer soltó un pequeño sonido. "Cambio de planes" Se dijo la morena y con todas las intenciones de frenar el sueño de su mujer. Puso una rodilla del lado derecho del cuerpo de su chica y otra del lado izquierdo. Iba a llenar de besos la espina dorsal de Sana. A medida que iba besando la espalda de Sana se aseguró de que sus pechos rozaran la piel de su chica.

Un movimiento de Sana le hizo saber a la morena que estaba logrando su cometido— Mmm... Tzu... —al principio pensó que era un sueño, hasta que sintió la voz de su novia muy cerca de su oído.

— ¿Vamos por el record? —le susurró Tzuyu que besaba ahora el cuello de Sama y con sus manos juagaba con los costados de la prenda interior de la rubia. La morena quería esa ropa lejos del cuerpo de Sana.

Apenas la rubia sintió las manos de su novia en su trasero reacción, frenó las manos que estaban a punto de dejarla desnuda y se dio vuelta suavemente. Aún seguía tratando de abrir sus ojos.

Atacar con su frente no fue un movimiento muy acertado por parte de la fotógrafa, apenas Tzuyu localizo los pechos de su chica se le hizo agua la boca, si me permiten esa exageración.

— Esto es lo que yo llamo un desayuno cinco estrellas —le dijo la morena que se inclinó para comenzar con su alimentación diaria.

— Chewy... Tzu... ¿solo aguantaste tres horas? —hacia tres horas nada más, que la había dejado dormir.

— Es tu culpa —le dijo mientras seguía degustando su desayuno.

— ¡DIOS!.... ¿Mi culpa?... amor... ven aquí —la rubia puso sus manos en ambos lados del rosto de su chica y tiró de ella de manera que pudiera mirarla a los ojos. La intensidad de la mirada de Tzuyu le decía que no iba a ser fácil convencerla — Chewy... bebé.... ¿Qué te parece si desayunamos...?

— Eso estoy haciendo —se defendió la chica.

— ¿Qué te parece si desayunamos de verdad, buscamos a Yoon Ah y vamos a dar una vuelta? —Sana esperó que nombrar a su hija sirviera de algo.

— Tengo otra idea —Dijo Tzuyu— yo te desayuno a ti primero y después tu comes tu comida real —ambas ganaban.

Sana sabía que iba a tener que recurrir a su arma letal— De acuerdo —aceptó— pero lo haces mientras me baño —la morena agito la cabeza en negativa— ¿No te gusta la idea? —Tzuyu se avivó de sus planes.

— Me vas a encerrar en el baño —efectivamente había adivinado.

Pero Sana no iba a bajar los brazos tan fácil— No cariño, en serio, solo quiero bañarme. Tu pudiste ducharte en el camerino, pero yo aún tengo el aroma a estadio —presionó.

— A mí me encanta tu perfume —Tzuyu inició nuevamente sus besos por el cuello.

— Tzu —Sana la volvía a subir— En serio. Me siento sucia —protestó con su mejor cara de enojada.

— Después de todo lo que hicimos puedo decirte que eres una cochina —le dijo pícaramente— pero una cochina hermosa —agregó besando la boca de Sana.

— Tzu por favor... —puchero, Sana es tu última opción.

— Oooo.... No se vale... esa cara demoledora lo puede todo —la fotógrafa insistía— a bañarnos entonces —Bajaron de la cama— pero entras tu primero —esta vez no iba a caer.

— Por supuesto amor —Sana entró al baño, dejó que Tzuyu le sacara la prenda que le quedaba y se metió en la bañera— ¿Puedes traer el masajeador? —le pidió a su novia que se dio vuelta por un instante a buscar lo pedido. Instante que Sana aprovechó para deslizarse silenciosamente por el otro lado de la bañera y salir por la puerta.

La deportista entro a la ducha— acá está el ma... ¡PUM! —portazo y ruido de cerradura cerrándose— ¡TZUYU! caíste de nuevo —se dijo así misma mientras apoyaba la frente en los azulejos.

— LO SIENTO CARIÑO —en realidad no lo sentía.

— NO LO SIENTES —y Tzuyu lo sabia.

— EN SERIO LO SIENTO —Pero Sana nunca le iba a dar la razón. Después de todo era una Minatozaki.

— DEJAME SALIR, ME VOY A COMPORTAR —insistió.

— Bebe, ni tú te crees eso. Trata de no golpearte con nada esta vez por favor —pidió mientras agarraba la camisa negra que Tzuyu tenía puesta anoche y se la ponía.

— ¿Qué estás haciendo? —la morena sintió ruidos y preguntó.

— Me puse tu camisa, voy a preparar algo para desayunar y a hablar con Momoring. Te amo —le dijo y se fue.

— ESA CAMISA LE QUEDA JODIDAMENTE SEXY —apoyada en la puerta se agarraba la cabeza— tengo que salir de acá como sea —Tzuyu estaba decidida a comer su desayuno preferido.

Mientras tanto en la cocina.

— ¡Buen día Momoring! —saludaba la rubia alegremente.

— Vaya, vaya, pero mira quien se digna a llamar. Pensábamos que te había tragado la tierra o peor una boba constructora —una noche con Yoon Ah y se le pegan las palabras.

— Pues alégrate de que te esté llamando ahora —mientras hablaba con Momo sacaba las cosas necesarias para el desayuno.

— No me digas nada... el bomboncito está encerrado en el baño ¿Cierto? —a la mayor no se le escapaban detalles.

Sana rió— Si... siempre cae la pobre —se alejó el celular del oído porque le pareció escuchar un ruido extraño. La voz de Momo la volvió a concentrar en la conversación— ¿Cómo dices? —no la había escuchado.

— Algún día tu baño se va a quedar sin puerta Minatozaki. El bomboncito tiene bastante fuerza, podría derribarla —de hecho Tzuyu ya se lo había advertido.

— No seas exagerada Momo, Tzuyu jamás po... —esta vez el ruido fue fuerte.

— ¿Qué fue eso? Sonó como que alguien está tratando de entrar a tu casa —se equivocó por poco.

— Entrando no, alguien está tratando de salir —Sana no la vio venir.

— ¿Cómo de salir...? Ups... te lo dije — todos sabíamos que algún día iba a pasar.

— ¡GRRRRRR! —al parecer Tzuyu daba comienzo al juego de la bestia.

Y apenas entro a la cocina y Sana vio que la jugadora traía puesto su juguete preferido, la rubia se dio por vencida. Ahora ella también quería jugar— Mom....

— Dime —Momo se había quedado escuchando por las dudas.

— Necesito que te quedes con Yoon Ah un rato más —pidió.

— Un momen... —lo último que escucho fue el silencio corto que hizo su teléfono cuando Sana.

— ¡Grrrrr! la bestia llegaba a su destino —agarraba a su chica por la cintura y la subía a la mesada.

— ¿Sabes que vas a tener que arreglar la puerta cierto? —le preguntó tirando su cabeza para atrás para darle acceso a todo lo que Tzuyu quisiera.

— Vale la pena totalmente —aseguró la morena. Definitivamente iban a romper el record.

Departamento Satzu – más tarde ese mismo día.

— Tendríamos que haber esperado a que Sana llamara Momo —Momo y Jihyo llegaban al departamento de sus amigas con Yoon Ah de la mano.

— Jihyo ya han pasado cuatro horas —lo que la mayor no decía es que en esas cuatro horas tuvo que soportar a Nemo una vez más y a una Jihyo enojada con ella— además estoy segura de que la niña extraña a sus madres ¿Cierto ratita? —la pequeña no respondió sino más bien corrió hasta la puerta de su casa y golpeo con ansias.

— ¿Ves? —le dijo la abogada a su esposa.

— Claro porque Yoon Ah siente tu idiotez Mom.... Si así va a ser cuando tengamos hijos entonces...

— No empieces con eso de nuevo ¿quieres? —Momo la corto apenas llegaron a la puerta. Dejó pasar la cara que le hizo su esposa.

— Toca el timbre tía Momo —la niña no llegaba así que lo hizo la abogada.

— ¡ESTA ABIERTO! —sintieron el grito de Sana y pasaron, no sin antes girar los ojos por el grito de su amiga.

— ¡MAMÁ! —la pequeña salió corriendo hasta el sillón donde estaba tirada su madre y salto sobre ella— ¿Estás cansada? —le preguntó.

— Un poco cariño —contestó.

— La tía Momo dice que te la pasaste jugando a la bestia con mami Tzu ¿Pudiste pararla? —indirectamente la niña preguntaba lo que las otras querían saber también.

Sana suspiró y miro la mesada de la cocina donde hace unas horas Tzuyu le había hecho gritar varias veces— No cariño, últimamente solo tú la puedes parar —la risa de Yoon Ah iba mejorando.

— Podrías habernos llamado rubia floja —se quejó Momo.

— Tzuyu se fue a buscar comida y mi celular estaba muy lejos y yo no me puedo mover —alguien que tenga piedad de Sana— ¿Está todo bien? —preguntó la rubia al ver la cara de la bailarina— ¿Yoon Ah les dio algún problema? —por las dudas tenía que preguntar.

— No... Yoon Ah se portó perfecta, como siempre —contestó Jihyo.

Justo cuando Sana iba a seguir indagando la voz de Tzuyu inundaba la casa...

You're just too good to be true

Can't take my eyes off you

You'd be like heaven to touch

La morena entro a la sala y dejo la comida en la mesita. Yoon Ah la vio y salto como buen cangurin para ser agarrada. Tzuyu le agarró el brazo como si estuvieran bailando un tango y siguió cantando, mientras bailaba la música imaginaria con su hija en brazos. Las otras tres mujeres miraban con una sonrisa enorme.

I wanna hold you so much

At long last love has arrived And I thank

God I'm alive You're just too good to be true

Can't take my eyes off you

Tzuyu dejó a su hija en el piso y ambas se pusieron a bailar una pequeña coreografía que consistía en varios pasos a un lado y aplauso para luego cambiar de lado y así sucesivamente. Hasta que llegó el turno de que las dos se unieran en el canto.

I love you baby

And if it's quite

alright

I need you baby

To warm a lonely night

I love you, baby

Trust in me when I say

Tzuyu dejó la coreografía y se arrodillo a la altura del sillón para cantarle directo a su novia— Canta conmigo por favor —le pidió a la rubia. Sana miró a sus amigas y no se hizo negar. Las dos juntas terminaron la canción.

Oh pretty baby

Don't bring me down, I pray

Oh, pretty baby, now that I found you stay And let me love you baby

Let me love you

— Te amo —le dijo Tzuyu para luego cerrar la presentación con un beso. Beso que el llanto de Jihyo seguido de que la bailarina saliera corriendo para el cuarto de las chicas. Momo se paró y la siguió.

— ¿Tan mal canto? —preguntó Tzuyu aún arrodillada.

— Mami ¿Qué le pasa a la tía Jihyo? —preguntó la niña a sus madres. Tzuyu también miró a Sana.

— No lo sé, desde que llegaron están así —contestó la rubia que seguía relajada en el sofá— ¿De qué te ríes? —le preguntó a Tzuyu que la miraba con una sonrisa picara.

— ¿De ti... ¿Cuánto llevas en el sofá ya? —la había dejado antes de irse a comparar comida.

— Es culpa tuya —le pegó en el brazo.

— ¡Auch! —se quejó la morena sobándose el brazo— ¡Eso dolió! ¿Quién me quiere dar un besito para curarme? —le puso cara de perrito a su hija y a su novia. Yoon Ah llegó primero y le dio un beso— Gracias osito Pooh, eres la Minatozaki más dulce de mi vida —le dijo.

Un portazo interrumpió el momento familiar. Momo salía de la habitación e iba derecho a la puerta de calle— Momo ¿Qué pasa? —le preguntó su ex capitana, pero no recibió respuesta alguna.

— ¿Mami que pasa? —Yoon Ah seguía la curiosidad de su madre.

— Los adultos, las parejas, sobre todo, a veces discuten por cosas que nos ponen mal. Pero no es nada malo osito Pooh —le dijo Tzuyu.

— ¿Y por qué la tía Jihyo no manda a la tía Momo al sillón como mama hace contigo? —siguió curioseando.

— Porque tu madre esta enamorada del sillón cariño —contestó Sana.

— ¿Será por lo del bebe? —ambas adultas miraron a la pequeña sorprendidas.

— ¿Qué dices cangurin? —ahondó la morena.

— Esta mañana escuche sin querer como la tía Jihyo le decía a la tía Momo que quería tener un bebe y la tía Momo se enojó, pero cuando yo entre se les paso de repente —contó el bichito.

De vuelta las mujeres se miraron y ambas sacaron sus puños— ¡Piedra, papel o tijera 1, 2, 3! —cantaron al mismo tiempo.

— Sliiiii —festejó la rubia. Tzuyu se lamentó de haber cambiado la tijera por la piedra a último momento. El papel de Sana la envolvió.

— Voy con Jihyo —eligió la ganadora tratando de pararse. Podía sentir a Tzuyu en todo su cuerpo.

— Me tocó Momo, me llevó al bichito —le dijo ayudándola a salir del sofá. Antes de irse se acercó a la fotógrafa y le dio un beso enorme— me encanta que me sientas por semanas.... ¡Auchhh! —recibió otro suave golpe— ¡Yoon Ah necesito otro beso! —se fue en busca de la sanación de su hija. Y ambas salieron a la calle persiguiendo a la mayor de las japonesas.

En la habitación Satzu.

Knock Knock Sana golpeaba la puerta permiso sin esperar paso. Apenas entro noto a la bailarina tirada en su cama llorando desconsoladamente. "Si supiera todo lo que hicimos en esa cama anoche no estaría acostada" Fue lo primero que pensó. Se trepó al colchón y abrazo a su amig— ¿Qué pasa Jihyo? Sabes que odio verte triste —le dijo.

— Esta cama tiene olor a sexo —le dijo la rubia más alta entre sollozos— el mismo olor que tiene el sillón, la cocina, el baño, el pasillo...

— Ya, ya, ya entendí —la frenó Sana.

— Y la puerta del baño está rota —le señaló Jihyo.

— Tzuyu se va a ocupar de eso —aclaró— Ahora quiero que cuentes porque estas triste. Tu casi nunca estas así Jihyo, me preocupa —confesó.

— Momo no quiere tener un hijo conmigo —contó para después abrazarse a su amiga.

En un bar de New York.

Tzuyu sabía dónde ubicar a Momo, cada vez que la bailarina y ella discutían, la japonesa paraba en el mismo lugar. Y esta vez no era la excepción. Apenas Yoon Ah y ella entraron al lugar, divisaron a la abogada sentada en una de las bancas de la barra con una cerveza en una mano y con un cigarrillo en la otra.

Tzuyu subió ocupo el banco de al lado y Yoon Ah el de al lado de su madre. La morena le saco el cigarrillo y se lo apagó.

— ¡HEY! —protestó la japonesa.

— Lo siento, pero yo soy deportista y Yoon Ah tiene ocho años —retrucó— una coca light bien cargada por favor —pidió la morena al cantinero— no escatime en hielo —agregó.

— Una chocolatada bien cargada para mí por favor —pidió la pequeña— y no escatime en chocolate —ordenó la pequeña.

Después de que madre e hija tenían su bebida, hubo un rato de silencio.

Silencio que la latina rompió— Jihyo quiere tener un hijo— Tzuyu solo asintió, una vez que Momo estaba lo suficiente alcoholizada para hablar era mejor dejarla seguir— cada vez que la ratita se queda con nosotras, no lo tomes a mal porque yo amo a esa niña, pero cada vez que se queda en casa, Jihyo me empieza a mirar con esa cara que es imposible decirle que no. Otra cerveza por favor — pidió la japonesa— Y yo no puedo aflojar en esta ¿entiendes? Esta vez no puedo dejarme ganar —aclaró. Las lágrimas de la abogada se hacían presentes.

— Momo.... ¿tú no quieres tener hijos ahora o nunca? —Tzuyu tenía que preguntar.

Momo la miró— claro que quiero tener hijos. Pero llevamos solo meses de casadas, yo quiero viajar, quiero salir de fiesta, no estoy lista para dejar mi vida de lado —dijo.

— Mami ¿Qué es eso? —Yoon Ah interrumpía señalando la mesa de pool.

— Un juego que se llama pool cangurin. Tienes que meter todas las bolas en los agujeros —explicó sencillamente.

— ¿Puedo jugar? —preguntó.

— si claro ve... no hables con extraños, ni aceptes nada de ellos y grita fuerte si te pasa algo ¿OK? —la niña asintió y bajándose del banco corrió hasta las mesas de pool. Tzuyu sin sacarle un ojo de encima a su hija volvió a prestarle atención a Momo.

— ¿Sabes que es lo peor? —preguntó la japonesa— Que Jihyo quiere que lo tenga yo —contó.

En la habitación Satzu.

— ¿Y qué dijo cuándo le dijiste que tu no podías dejas de bailar ahora? —Sana se había asombrado por la decisión de Jihyo de que Momo fuera la que llevara al bebe.

— Me dijo que estaba siendo egoísta, que si yo quería tener un hijo que lo lógico seria que yo lo tuviera. Que ahora que está a punto de ser socia del estudio no puede dejar su trabajo —la bailarina seguía sollozando— siempre su trabajo viene primero ¿Se supone que yo soy su esposa o no? —la artista pensó varias veces antes de contestar.

— Jihyo cariño, tu sabes cómo es Momo. Tienes que procese y... darle tiempo para que lo

— Pero si ni siquiera quiere hablarlo. Cuando se lo menciono lo primero que hace es gritar y ponerse furiosa. Y cuando le digo que si me amara lo suficiente lo haría por mí se enoja aún más. Esta es la tercera vez que pega un portazo y se va —Era difícil manejar a Momo— no me ama Sana, lo sé, no me ama.

En el bar.

Momo y Tzuyu se habían movido a unas sillas que estaban cerca del pool donde jugaba la niña.

— ¿Me viste mami? —la pequeña jugaba a meterlas con la mano. Muy bien no había entendido las reglas.

— Muy bien cangurin, muy bien... ¿Y qué le dijiste? —le preguntó la deportista.

— Nada. En esos momentos son donde elijo irme antes de contestar cualquier cosa y hacer la situación más difícil —explicó la japonesa.

— Momo ¿Tu amas a Jihyo? —la morena sabia la respuesta, pero tenía que demostrar su punto.

— Más que a mi propia vida —contestó sin que a titubear.

— Entonces no puedes irte de su lado dejando que ella piense lo contrario. Tienes que hacérselo entender de cualquier forma —le dijo Tzuyu. Ella misma se había prometido que no iba a pasar un día sin que Sana supiera cuanto la ama.

— ¿Y qué pasa si la única forma de que lo entienda es teniendo un hijo? ¿Acaso tengo que obligarme a mí misma a aceptarlo? —preguntó Momo.

En la habitación Satzu.

— No la estoy obligando Sanake, solo quiero que hable conmigo, que lleguemos a algo, que lo piense. Ahora es una cosa y estoy segura de que después va a ser otra —le dijo Jihyo a su amiga.

— ¿Piensas que hay un motivo mayor por el cual ella no quiere hacerlo? —Sana tenía su propio pensamiento.

En el bar.

— ¿Tienes miedo de ser madre? —Tzuyu hizo la pregunta del millón. Momo no contesto— porque créeme Momo que con un hijo también vas a poder viajar, también vas a poder tener fiestas y todo lo que quieras. Para eso estamos tus amigas, para servir de niñeras, como tú lo haces con Yoon Ah —Momo iba a decir algo, pero Tzuyu la cortó— podemos quedarnos toda la noche aquí discutiendo de los Pro y los contras sobre tener hijos y nunca vamos a llegar a un final Momo. Quiero que me digas la verdad así puedo ayudarte —pidió Tzuyu mirando intensamente a la japonesa.

Momo tomó aire y le dio un sobro a su sexta cerveza de la noche— tengo miedo de acuerdo, tengo miedo —otro sorbo— Yo no sé nada de bebes ¡Carajo! ¿Sabes que hago cuando algunos de los hijos de mis primas se me acercan? —le preguntó.

En el departamento Satzu.

— ¡Huye Sana, los niños se le acercan y ella huye! —las dos amigas ahora estaban en el sofá tomando un café— ella piensa que yo no lo noto, pero si lo hago. Cada vez que su madre le da uno de sus pequeños primos para que lo cargue, me lo deja a mi e inventa cualquier excusa para salir de la sala, les tiene pánico — relataba la bailarina.

— Escucha Jihyo, tu sabes que a Momo siempre le ha costado dejar salir ese lado sensible de ella, hasta el día de hoy dudo que lo tenga, pero bueno, tendrás que mostrárselo. Tienes que mostrarle que no va a estar sola y que tú, que juntas van a saber criar un hijo. Y que lo van a hacer muy bien, estoy segura —afirmó la fotógrafa.

— ¿Cómo hiciste tú? —al ver la expresión de duda con la que la miraba Sana expandió la pregunta— ¿Cómo hiciste tú con Tzuyu y Yoon Ah? —Fue la pregunta completa.

Sana no pudo evitar sonreír— ¿Quieres que te diga la verdad? A veces pienso que Tzuyu es mejor madre que yo —confesó— siempre sabe que decirle, tiene las palabras justas, siempre la hace reír cuando esta triste, sabe cómo hacerla dormir, quiero decir... es... es.... Natural en ella —Sana volvía a reír.

En el bar.

Yoon Ah agotada del pool, dormía ya en los brazos de su madre— la primera vez que la vi, cuando me abrió la puerta ¿te acuerdas? —Momo asentía. Ambas miraban dormir al bichito— supe que no iba a quedarme tranquila hasta que no estuviera segura de que fuera feliz —la deportista le corrió un mecho de cabello a su niña— cuando me dijo "mami" por primera vez, supe que quería estar a su lado cuando me contara que dio su primer beso, cuando me preguntara sobre sexo, cuando tuviera su primera cita, cuando fuera a la universidad, cuando todo ¿Te imaginas? —codeó suavemente a su amiga— una mini tu... aprendiendo a decir mamá o mami o tía Tzu...

— O tía bomboncito —corrigió Momo.

— Ese me gusta. Una mini Momo que diga "O me das mi leche chocolatada o te voy a patear el trasero" —ambas rieron— o un niño que aun siendo más chico que su prima la proteja cuando nosotras no estemos cerca... como tú haces con Sana —dijo Tzuyu.

— Quiero que sea como Jihyo —de repente Momo podía imaginarse una niña o niño correteando por el parque— quiero que le gusten los patos como a mi esposa, que siempre se levante con una sonrisa como hace ella y que sea dulce y despreocupada como Jihyo —Momo miró a Chaeyoung que a su vez la estaba mirando con una sonrisa — Quiero un hijo con Jihyo —dijo segura.

— Creo que es mejor que volvamos antes de que me toque dormir en el sillón de nuevo —opinó la morena.

— ¿Podemos comprar un perfume para hogar de pasada, tu casa huele a sexo? —acotó Momo.

— Puedes comprarlo, pero ese aroma va a seguir allí por mucho tiempo —afirmó la morena. Momo giró los ojos.

En el departamento Satzu.

Tzuyu y Momo entraban al departamento. Por supuesto Yoon Ah practicaba su pose koala sobre Tzuyu. Habían decidido comer pizzas para pasar el rato.

Cuando entraron a la sala vieron a las dos rubias abrazadas mirando televisión — Hola —Saludó Tzuyu— voy a dejar a Yoon Ah... ¿me acompañas? —le pidió a su novia exagerando la entonación de las palabras. Sana no se hizo esperar y siguió a su chica dejando a las esposas solas.

— Moguri yo...

— Jihyo yo... —dijeron al mismo tiempo.

— Moguri perdóname yo no quería presionarte...

— Jihyo déjame hablar por favor —pidió— Yo te amo con todo mi corazón. Y quiero que no lo dudes ni un segundo. Tenía miedo de todo lo que conllevara ser madre, pero me di cuenta que entre las dos podemos hacer un hermoso bebe. Tú me vas a ayudar y yo a ti ¿cierto? — miró a su mujer.

Jihyo la besó— Te amo Moguri... mucho, mucho se volvieron a besar— vamos a ser las mejores madres del mundo... ¿Cierto Sanake? —la bailarina se había dado cuenta de las espías que tenían.

— ¡TZUYU! —Sana salía detrás de la puerta— ¡Te dije que no quería escuchar! —acusó a su novia arrastrándola a la sala.

— Tu dijiste que si no escuchaba contigo hoy dormía en el sillón —se defendió la morena— ¿Todo bien? —preguntó mirando a la otra pareja.

— Más que bien —Momo sirvió cerveza para todas y coca light para Tzuyu— brindemos por las futuras madres, si Dios quiere —levantó su vaso y le agarró la mano a Jihyo— y por las futuras esposas también —miró a Sana y Tzuyu.

— ¡SALUD! —brindaron.

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