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Incontenible

¿Cómo podríamos describir aquella sensación del primer beso de amor? ¿Cómo un cosquilleo en el vientre? ¿Cómo un centenar de mariposas revoloteando en el interior? La sensación de placer y calor en el alma no se pueden explicar con palabras, solo tratamos de describir aquello que no somos capaces de comprender, esto era lo que Isabela estaba experimentando, su primer beso había sido robado por un niño de su escuela cuando ella tenía cinco años, cuando era más madura sus labios le fueron arrebatados por Brayan y su grupo de amigos, quienes con una mente perversa quisieron divertirse haciéndola de ladrones desvergonzados, en esta ocasión, también le estaban robando un beso, pero ahora es diferente, tiene sus labios pegados al amor de su vida, el chico de la butaca de al lado.
—Isabela te amo...
Estas fueron las palabras de Ivar, la plática con Rony lo había hecho entrar en razón, tal vez era egoísta de su parte no querer que Isabela se fijara en nadie más, pero él quería ser ese hombre, el chico que la amara como ella merecía.
—Ivar... —Isabela se queda sin aliento, su rostro está completamente rojo, el corazón le late con tanta fuerza que siente que va a atravesarle el pecho, los labios de su amado son tan frescos y suabes que con aquella probadita se ha vuelto adicta a su tibia saliva, no sabe si está volando, el suelo parece estar hecho de nubes.
—Lamento besarte tan de repente, pero ya no puedo soportarlo más, estoy loco por ti, decir que me gustas es mínimo comparado con lo que siento por ti, siento que me quemo por dentro, no puedo dejar de pensar en ti, cada día me convenzo más de que es contigo con quien quiero estar, Isabela algo me ha atravesado el pecho, y ese algo me ha aprendido profundamente de ti.
Los ojos de Ivar están cristalinos, cualquiera diría que estaba a punto de llorar, sus mejillas estaban tan coloradas como sus orejas, estaba temblando y esto enamoro más a Isabela.
—Cada mañana me levanto contigo en la cabeza, cuando me acuesto, tú eres la última persona en la que pienso, me desespero cuando no te tengo cerca y me deprimo con solo pensar en no volverte a ver, Ivar... yo también te amo.
Lo que estos dos sentían era tan tierno, tan puro que sin darse cuenta se terminaron abrazando aliviados, llorando, temblando y deleitándose en la bendición de ser correspondidos.
Este había sido el primer beso de Ivar y no podía estar más contento.
Mientras tanto en las canchas de basquetbol....
—¿Han visto ha Ivar? —Les pregunta Camila a sus compañeros con un aire soberbio.
—Hace veinte minutos que se fue a los jardines traseros. —le responde Rony con seriedad.
—¿Y que fue hacer haya? —pregunta Camila extrañada.
—No lo sé, pregúntales a sus amigas, a sus verdaderas amigas claro.
—Idiota. —Camila se da la vuelta y a unos cuantos metros ve a Agnes y a Darcy quienes parecen estar muy emocionadas.
—¿De qué tanto están hablando ustedes dos?
—¿Por qué tendríamos que decirte? —le dice Agnes molesta.
—Quítense, voy a pasar. —Camila las hace a un lado con rudeza y estas se quejan impidiéndole ir a los jardines.
—¿Qué diablos les pasa estúpidas? ¿Por qué no me dejan pasar?
—¡No vamos a dejar que los interrumpas!
—¿Qué? ¿a quienes? —Camila Cae en cuenta que se refieren a Ivar he Isabela y de un fuerte jalón logra zafarse de ellas.
—¡Espera!
Camila se dirige a los jardines llena de curiosidad, ¿Por qué Agnes y Darcy no querrían que ella se apareciera por ahí? ¿de que estarían hablando Ivar he Isabela que necesitan de esas guarda espaldas? Se preguntaba Camila en sus adentros y más ansiedad le daba en pensar si Ivar se le estaría declarando a Isabela.
—No, no creo que sea eso. —Camila se apresura y a unos pasos antes de llegar escucha algo que le estruje el corazón.
—¿Quieres ser mi novia? —le pregunta Ivar a Isabela mientras la toma de las manos.
—¡Si! si quiero.
Camila se recarga en la pared y se aprieta el pecho con fuerza, dejando se caer lentamente hasta quedar de cuclillas en el suelo.
—¿De verdad? —le pregunta Ivar anonadado.
—¡Si! ¡nada me haría más feliz que ser tu novia! —le responde Isabela llena de alegría.
El rostro de Camila se llena de oscuridad y con las manos apoyadas en el suelo agarra un puño de tierra llena de enojo.
—No voy a perder contra ti.... Isabela.
Isabela he Ivar llegan a las canchas de básquet tomados de la mano mientras sus compañeros de clases les aplauden y se emocionan con ellos, todos excepto Samanta y Camila quienes están ausentes.
—¿Qué? ¿enserio son novios? ¡ay que emoción! —Dice Darcy dando pequeños brincos de alegría.
—¡Muchas felicidades amigos! Estamos felices por ustedes. —Agnes los abraza efusivamente.
La felicidad que Ivar he Isabela sentía era parecida a la alegría que sientes al encontrar un tesoro perdido, nada podía opacar ese momento mágico.
Las clases habían terminado, aunque aquella declaración había sido sencilla, el momento se había sentido perfecto, Ivar he Isabela oficialmente se habían convertido en novios y aun que el deseaba llevarla a su casa, decidieron esperar al fin de semana por que su mamá seguramente ya estaba en casa.
—No puede ser... ¡soy novia de Ivar! —Isabela emite un chillido de emoción tratando de contener su dicha mientras camina.
—No puedo creerlo, debo estar soñando...
De repente, la felicidad de Isabela parece opacarse al ver la figura de su madre quien yace sentada a fuera de su casa, pues sus llaves se le habían olvidado en el trabajo.
—¿Por qué tardaste tanto? Tengo media hora aquí afuera, tu hermano llegara más tarde, se fue con su papá a comprar unos zapatos, ¡apúrate muero de ganas de ir al baño!
—Ah, sí mamá, voy a abrir.
La luz de Isabela parece opacarse, ni siquiera le está prestando atención a lo que dice su madre, sus quejas del trabajo, su mal humor y su desesperación por orinar la tienen alterada.
—¿Cómo es posible que me pidan hacer tantas horas extra? Es inhumano, ya no lo soporto. —exclama su madre con insistencia.
—¿Cómo pude olvidarme de algo tan importante? Con tanta felicidad se me olvido que ella era mi madre, la misma controladora que todo me prohíbe, estaba tan feliz de saber que Ivar gusta de mí que mi corazón le respondió que si al instante, se me olvidaba que ella no me deja tener novio ¿pero por qué ha de enterarse? ¿Por qué voy a perderme la posibilidad de ser feliz solo porque ella no lo es? Ivar es increíble, amarlo no es un delito ¿Por qué ha de castigarme? Ya no soy una niña, yo tomo mis propias decisiones, si, eso es, no tiene que enterarse de mi relación con Ivar, le ocultare si es posible hasta mi sonrisa con tal de que me deje ser feliz con él. —se dice Isabela en su interior.
—¿Me estas escuchando?
—Eh, si mamá, pobre de ti, deberías renunciar si tanto te molesta ese empleo.
—¿Por qué dices idioteces isabela? ¿acaso tu nos vas a mantener? ¿he? ¿con lo que te den en tu beca piensas pagar esta casa y todas nuestras deudas? —Sara le levanta la voz a Isabela y esta no puede soportarlo más se siente resentida con ella por el hecho de tener que ocultar su felicidad.
—¡Qué bueno que sacas eso al tema mamá creí que no te interesaba! —le dice Isabela en un tono irónico. —Así es, me gane la beca para la universidad de mis sueños ¡sí! ¡yo! la ignorante, me hubiera encantado que estuvieras presente, pero estabas trabajando, pero no te preocupes Kikey si estuvo ahí, así como también ha estado en todos mis momentos importantes.
—Ay ya entiendo, me estas echando en cara que no te haya acompañado, jaja, por si se te olvido, mi trabajo es muy demandante, todo el día estoy fuera para que tengas algo de comer, tengo que soportar desvelos, dolores de espalda para que tu tengas agua caliente para limpiarte el trasero ¡así que no me vengas con tus estúpidos reclamos infantiles!
—¡No te estoy reclamando nada! Solo no entiendo por qué no contestaste mis llamadas, no sé por qué me dejaste en visto, sé que no te interesan mis sueños, pero al menos puedes fingir que yo te importo. —manifiesta Isabela a punto de quebrarse.
—Escúchame bien y pon atención ¡tu sueño de ser cantante es estúpido! ¡el que tengas vanas esperanzas es estúpido! El arte no te va a dar de tragar, tus sueños no van a limpiar tus lágrimas cuando no tengas para pagar las cuentas ¡y no! ¡no me alegro de que hayas ganado una beca para estudiar esa por quería de arte! Así que largo de mi vista, que yo si tengo cosas que hacer.
Sara se va haciéndola a un lado, pero Isabela le grita con mucho sentimiento.
—¡Algún día te vas a sentir muy orgullosa de mí!  ¡seré la mejor cantante de obras de teatro!... Ya verás que si...
—Si, si, ayúdame a preparar la cena, tu hermano está por llegar y no hay nada.
Isabela aprieta los dientes, estaba segura de que su madre no la quería y en estos momentos pensaba en su padre, se decía a sí misma que si Harry estuviera con ella su madre no sería tan cruel con sus hijos.
—¡Ya llegué! ¿mamá estas en casa? —pregunta Dany contento.
—¡Estoy tomando un baño!
—Ah, ok, mi papá me compro...—Dany ve a su hermana con los ojos rojos.
—Isabela.... ¿Qué te paso?
—¡Dany! Volviste, la cena ya está lista, solo pondre los platos.
—Yo te ayudo, ¿mi mamá te dijo algo?
—Ya sabes que no nos llevamos muy bien, pero no te preocupes, nada de lo que me diga va a afectarme hoy.
—¿Por qué lo dices?
—Acércate... —Isabela le dice a Dany en el oído que ella y Ivar son novios.
—¡¿Qué?!
—¡shh! Cállate... mamá puede escuchar.
—¡No puedo creerlo!... por fin se animó. —expone Dany susurrando.
—No sabes lo feliz que me siento, aunque mi mamá casi arruina mi día con sus cosas, pero estoy tan contenta que nada puede hacer que me deprima. —dice Isabela con una tierna sonrisa.
—Felicidades, sé que querías esto con todas tus fuerzas, admito que estoy celoso jeje, pero sabes que te apoyo y para serte sincero el me parece un buen chico, se ve que te quiere mucho.
—Gracias hermanito, eres el mejor.
—Lo sé, jaja.
—¿Qué tanto se cuchichean? —les pregunta Sara con el ceño fruncido.
—Nada, solo le estaba contando mi día, mamá. —le dice Dany cortante.
—¿No vas a darme un abrazo?
—Si, claro.
—¿Cómo te fue en la escuela? —le pregunta Sara a Dany mientras lo abraza.
—Bastante bien, el profesor de matemáticas dio un examen sorpresa, pero como siempre lo aprobé.
—Muy bien, son los resultados por estudiar tan dedicada mente, ojalá Isabela aprenda eso de su hermano menor.
—Ay mamá...—Isabela menea la cabeza desgastada.
—Ah, por cierto, ¿está bien si Isabela y yo cenamos en su cuarto? Tengo ganas de ver una película con ella. —le dice Dany con seriedad.
—¿Por qué no cenamos todos juntos y después se van a ver su película?
—Por qué honestamente... no me gusta cuando la haces llorar.
—Dany... —Isabela se queda sin palabras.
—¿Qué? Solo discutimos un rato, no es para tanto.
—Aun así... no me gusta, por favor no lo hagas, o me enojare contigo.
—¡No Dany! está bien. —expone Isabela nerviosa.
—Como quieran, igual yo no tengo hambre.
Sara toma una cerveza del refrigerador y con la cara apenada se va a su habitación.
—Isa, se me había olvidado decirte que te traje una rebanada de pastel del trabajo, sé que el pastel de café es tu favorito y te lo guardé, tíralo o comételo como quieras está bien, buenas noches, descansen.
—Gracias mamá...—cada que Sara tenía esos cambios bruscos de comportamiento por la culpa, Isabela se sentía desgastada y triste, no entendía la forma de ser de su madre, solo sabía que cada día que pasaba se distanciaban más y más.
—¿Esa es su forma de disculparse? Supongo que sí, ¿sería mejor pedir perdón no crees? —le dice Dany a Isabela.
—No castigues a mamá siendo frio con ella, no lo hagas por mí, sé que estas de mi lado sin estar contra ella.
—Lo sé, pero me dio coraje verte así, no sé qué te dijo, mejor no me lo cuentes o más me enojare con ella.
—No, no lo hare.
—Bueno, ahora si cuéntame todos los detalles.
—Yo estaba triste y entonces...
Isabela le cuenta todo a Dany y la felicidad llego a su corazón otra vez, sin duda nada podría opacar su felicidad.

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