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FINAL

Jimin no se fue.

Había decidido ver la manera en que la relación del hombre y la ninfa iniciaba, pero hubo un problema.

Jungkook no cayó por sus encantos, ni por su cuerpo o palabras dulces. Incluso comenzó a ignorar a aquella mujer, se pasaba las noches en la cueva, hablándole a Jimin y confesándose sus secretos. Besándolo y pasando las noches junto a él.

Cupido comprendió, después de unos cuantos días, que aquel hombre parecía enamorarse de él y no pudo más con el estallido de su corazón, por lo que confesó al gladiador su mayor secreto.

Era el Dios Cupido.

Y estaba allí por él.

Le comentó lo que sucedió desde el inicio y todo estalló porque cupido puede equivocarse y lo hizo, al no confesar su amor porque temía perder al gladiador. Jimin logró ver cómo las manos que Jungkook apretaba y acariciar, detener la fuerza lo más rápido que había visto en un humano.

Jungkook dejó la cueva y le rompió el corazón a cupido, quien lo esperó entre llantos y sollozos, Jimin estaba seguro que su madre le observaba entre burla y pesar. Un Dios humillado.

Regresó después de una semana, completamente aturdido, reflexionando sobre el tema, si amaba a cupido y parecía no amarle de vuelta, podía finalizar su tortura. Podía pedirle lo que daba solución a su dolor, al haberle entregado su cuerpo, su alma, sus secretos, todo su ser. Cupido le había dañado.

Por lo que le rogó al bello cupido que le lanzara una flecha, asegurando que podía acabar con el sufrimiento de amarlo.

Y cupido, como el Dios que debía cumplir su misión y pensó que Jungkook temía de él, porque la cobardía le ganó.

Para el final de la noche, antes de lanzar la flecha, cupido besó sus labios y le mostró sus alas por primera vez, antes de que el gladiador pudiera detener el flechazo por la confusión que le generaba aquel beso, una flecha atravesó su pecho.

Cupido cumplió su cometido y permitió torturarse una vez más, cuando notó que Jungkook automáticamente había cambiado su expresión y le había mirado con sorpresa y algo de desprecio, aunque aún le miró con el brillo característico que notó las veces en que se permitió amar al hombre, por unos segundos. Cupido se despidió y le acompaño unos meses más, para ver el romance entre la bella ninfa y el gladiador.

Jungkook la amaba y ella también lo hacía, y aunque aquel amor fue hecho por sus manos, lograron tener una bella familia con el paso del tiempo.

Cupido se dedicó a velar por el hombre, al menos en secreto.

Y aunque había aprendido a no amar a nadie más que a aquel hombre, logró disfrutar de la compañía de muchos más por unos años.

Hasta que la ninfa falleció y el efecto de su flecha, se desvaneció.

Jungkook se había liberado.

...


bueeeno, falta el epílogo

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