Esta historia comienza con dos amigos discutiendo en una de esas tantas calles en las que artistas callejeros comparten su arte con los transeúntes, con la única esperanza de ser escuchados, en un lugar en donde quienes sueñan quieren despertar.
—Vamos, Cameron, no hacemos nada aquí, ya todos los chicos que estaban dispuestos a escucharte, se fueron.
—Damian, si quieres, vete tú solo, yo tengo que seguir esperando...
—¿A quién? —preguntó el muchacho abriendo sus intensos ojos azules con desesperación— ¿Al tipo que dijo que te conseguiría un contrato discográfico? Por Dios, amigo, ¿Cuántas personas que tocan guitarra en las calles se hacen famosas?
—Esta bien, si el señor pesimismo quiere irse, pues hazlo, yo me quedare acá un rato más —dijo el rubio mientras le daba la espalda a su compañero.
—Como quieras, hasta que no te asalten no vas a aprender la lección —le regañó el joven mientras se alejaba de su amigo. El día no había sido tan malo y, con suerte, podría comprar algo de comer con las pocas monedas que habían obtenido.
Luego de que Damian se fue, Cameron siguió tocando la guitarra, estaba tan entretenido haciendo eso, que no se dio cuenta cuando una chica se sentó a su lado con un piano y comenzó a seguir sus acordes.
—Hola —saludó el muchacho a su inesperada acompañante.
—Hola —contestó la muchacha, avergonzada—. Perdón si te molesta que haya tocado contigo pero es que...
—No te preocupes —contestó aquel con una honesta sonrisa dibujando su rostro—, de hecho me encantó que tocaras conmigo, ¿cómo te llamas?
—Me llamo Dana ¿Y tú?
—Me llamo Cameron...
Así pasaron el resto de la tarde, conversando de sus gustos y disgustos, de sus sueños, de lo que harían cuando hicieran una gira, de sus familias... Hablaron hasta que el tiempo dejó de importar.
Luego de ese día, se encontraban casi siempre, en algunas ocasiones Dana no podía ir y, aunque Cameron se sentía triste por eso, prefería obviar esos sentimientos, no quería imaginar que se pudiera estar enamorando de esa chica porque sentía que era muy poco para ella, pensaba que él no la merecía...
Un día, luego de que terminaran de tocar, Cameron y Dana comenzaron a conversar, estaban muy entretenidos hablando hasta que Dana recibió una llamada telefónica.
—Cameron, me sentí bien hablando contigo, me tengo que ir, nos vemos —dijo la muchacha luego de colgar el teléfono, con evidente nerviosismo marcando sus acciones.
—¿Por qué te vas así?, ¿pasó algo? —preguntó el cantante poniéndose de pie y tomando ligeramente a la muchacha de la muñeca.
—No, bueno sí, bueno... Me tengo que ir, es todo...
En ese momento, ella comenzó a marcharse, de repente, Cameron, que se había quedado pensativo y sin decir nada más, la detuvo gritando su nombre:
—¡Dana!
—¿Qué pasa? —respondió la aludida, dándose vuelta.
—La persona que te llamó, ¿era tu novio, verdad?
—Uhm, si, era él, por eso es que debo irme...
—¿Le tienes miedo verdad? ¿Los moretones que a veces tienes en tus brazos te los hace él, cierto?

Dana se sintió confrontada, Cameron había descubierto el infinito entre los dos: su novio la maltrataba, ella no le contaba a nadie por temor a que la golpeara o peor aún, que lastimara a sus seres queridos...
—Cuando amas a alguien, no lo dañas, —dijo el muchacho rodeando a Dana con sus brazos para darle consuelo—. Cuando amas a alguien más bien le ayudas a curar sus heridas... Cuando amas a alguien no haces que te tema, cuando amas a alguien quieres verla sonreír y que no tenga que mentir —se inclinó un poco y le dio un beso en la mejilla, muy cerca de los labios—. Cuando amas a alguien, se siente como lo que estoy empezando a sentir por ti...
Dana lo miro sorprendida, ella también había empezado a sentir cosas por él, pero se negó la oportunidad con él ya que no quería que su novio lo lastimara...
—Cameron, yo...
—Dana, no digas nada, solo te pido que lo pienses, nadie puede dañarte a menos que lo permitas... Pueden quitarte todo, pero no dejes que te quiten tu alma y tu corazón, no dejes que nadie te robe la vida...
Ella se soltó de su abrazo y se fue... la verdad, es que asumir lo que sentían no había sido fácil para los dos...
Durante días Cameron no supo nada de ella, hasta que leyó en los periódicos una noticia donde salía una madre desesperada buscando a su hija, la señora llevaba consigo una foto ¡La chica que buscaban era Dana! Cameron comenzó a sentir escalofríos en su espalda, sabía que tal vez el novio de Dana le había hecho algo, estaba seguro de ello, así que llamó a la madre de Dana y le contó lo poco que sabía de ella, deseando obtener alguna noticia sobre el paradero de la muchacha, una noticia que jamás llegó.
Pero Cameron no se dio por vencido y se empeñó en buscarla, publicó su fotografía en varias redes sociales, la buscó en todos los hospitales de la ciudad y en todas las estaciones de policía, en el único lugar donde no la buscó fue en las morgues, se negaba a creer que ese chico hubiera hecho algo como eso, es más, su corazón le decía que Dana seguía con vida, sentía que ella estaba asustada, esperando que alguien la salvara, esperando que él la rescatara...
Así pasaron seis meses, nadie supo de la vida de la joven pianista, era como si la tierra se la hubiera tragado y se hubiera llevado consigo todo lo que ella era, un día Cameron estaba en casa de unos amigos, el padre de uno de ellos era vigilante de un centro comercial, estaba viendo unos videos de seguridad en el despacho mientras los chicos estaban en la sala, hubo un momento en que el señor salió a hablar con ellos para que le bajaran el volumen al televisor, pues no lo dejaban concentrarse, ese instante fue aprovechado por Cameron para entrar al despacho y ver los videos de seguridad, ¡Que sorpresa más grande se llevaría al ver que en el video que justo estaba viendo el papá de su amigo salía Dana moviendo sus labios pidiendo ayuda!
En cuanto el padre de su amigo volvió al despacho, luego de que lo regañara por estarlo espiando, fue que estuvo dispuesto a escuchar a Cameron, este aprovecho y le contó su historia, le contó que llevaba seis meses buscando a Dana y creyó encontrarla en ese video de seguridad, el señor escuchó atento cada una de sus palabras y luego le dijo que precisamente, ese era el caso que él había estado vigilando, durante varios meses al revisar los videos de seguridad, aparecía esa chica en una tienda de música con un hombre y siempre miraba a la cámara de seguridad de la caja registradora y en pequeños instantes movía sus labios pidiendo ayuda...
Cameron se entristeció, se sentía culpable e inútil ¿Cómo no sentirse así cuando varias veces le habían ofrecido trabajo en esa tienda y él lo rechazo por estar ocupado buscando a Dana? Esa sensación solo duro unos pocos instantes, salió corriendo de la casa de su amigo y se fue a pedir trabajo en esa tienda de música, sabía que esa era la única forma de encontrar a Dana... sabía que aunque no hubiera nadie en la ciudad, por ella tenía que quedarse en esa tienda.
Unas semanas más tarde, Cameron estaba en la caja registradora de la tienda de música, cuando de repente llego un chico con una muchacha a pagar ¡Eran Dana y su novio! Ellos cruzaron miradas, ella lo miro con terror y él le dedico una mirada tranquilizadora. En cuanto salieron del centro comercial, la policía rodeó al novio de Dana, Cameron les había avisado que había visto a la muchacha.
— ¡Gracias, Dios!  —susurró el muchacho luego de correr a los brazos de la chica y alzarla en volandas— ¡No sabes, Dana, pedí mucho a Dios por qué estuvieras bien!
—¡Y tú no sabes lo mucho que yo le pedí para que me encontraras, lo mucho que estuve esperando por los dos!
Se miraron a los ojos y se dieron un beso, un beso tierno, un beso perfecto...

Canción: Cae el Sol - Airbag
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