Una desición.

Albert:

Estaba saliendo del cafetín para irme a casa, hoy había pedido permiso para salir más temprano porque debía llegar haciendo las maletas porque mañana por la mañana mi familia y yo pagaríamos a pasar el mes en casa de los abuelos.

—Pensé que no salías hasta más tarde.

Me giré sorprendido y extrañado para encontrar a Cleo recostada de una de las paredes del cafetín.

—Hoy me dieron permiso de salir más temprano —Informé—. No voy a poder servirte café.

—No vengo a tomar café, vengo a verte a ti.

Eso era sorprendentemente nuevo.

—A ver, ¿Qué quiere una hermosa y talentosa chica como tú de un simple mesero como yo?

—Corrijo: ¿Qué no podría querer una hermosa y talentosa chica como yo de un guapo y caballeroso chico como tú?

—Supongamos que lo dije.

—Vine a aceptar tu propuesta, la de... —Miró su reloj en su teléfono— Hace unas horas, si es que todavía está en pie.

Me quedé en shock por unos minutos. ¿De verdad estaba aceptando?

—Claro... Nos iremos mañana temprano y...

—¿Específicamente a qué hora?

—A las siete, trae tu auto y nos iremos en caravana.

—¿Por qué? ¿No quieres que conozca a tu familia?

—¡No! No es eso, sólo que pensé que no querrías estar rodeada de mortales comunes como nosotros.

—¿Quieres que te cuente un secreto?

Asentí. Ella se acercó y se paró en las puntas de sus pies con el fin de que su boca quedara cerca de mi oído.

—Ningún ser humano es común y yo también soy mortal —Susurró.

Albert, por favor no te desmayes ahora, si quieres hazlo cuando llegues a casa, pero ahora no.

»Albert, ¿Sigues ahí? —Preguntó chasqueando los dedos frente a mi rostro.

—Debes saber que mi familia está loca, hacen juegos de carretera y cantan canciones de forma desafinada.

—Se oye divertido —Dijo y me guiñó un ojo—. Me voy, tengo maletas que armar —Concluyó y se fue sonriente.

No podía creer lo que acababa de ocurrir. La inalcanzable Cleo Garfield, mi amor platónico había aceptado irse de viaje conmigo... Y mi familia, claro está. Tenía que contarle a Breeze.

Caminé apresurado y emocionado a mi casa cuando Cleo dobló la esquina.

—¡Mamá, papá, Breeze! Vengan, es algo importante.

Los tres bajaron a toda velocidad unos segundos después de los llamé.

—¿Qué sucede, hijo? —Preguntó mamá asustada.

—Cleo Garfield viajará con nosotros.

Mamá hizo una mueca de alivio mientras se llevaba una mano al pecho, Breeze pegó su mejor grito de fangirl y papá se tapó los oídos para no escucharla.

—Espera, ¿Ha dicho Cleo Garfield? —Le preguntó mamá a papá.

—No lo sé, querida, lo sabría si me quedara oído —Alzó la voz mirando a Breeze que no podía dejar de sonreír.

—Sí, mamá, Cleo Garfield. Es una larga historia que algún día te contaré, ahora hay que ver que todo quede perfecto.

—Bien, yo iré a pensar en varios temas de conversación —Dijo Breeze cuando terminó de gritar dos últimas veces, y subió a su habitación dando saltitos.

—Bert, me asustaste —Me regañó papá.

—Papá, es Cleo Garfield, obviamente deberías estar asustado —Confesé nervioso.

—Cálmate, Albert, es sólo una chica —Intentó tranquilizarme mamá.

—No es cualquier chica, es Cleo Garfield, una actriz famosa y mi crush desde hace... —Hice la cuenta con mis dedos— ¡Siete años!

—Tranquilízate, todo va a estar bien.

Eso esperaba de verdad.