
Parte 1
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¡¡Un regalo de cumpleaños para mi querida amiga MariValent214!!
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"Habrá felicidad después de ti.
Pero hubo felicidad gracias a ti.
Ambas cosas pueden ser ciertas.
Existe la felicidad.
Más allá de la sangre y los moratones,
más allá de las maldiciones y los llantos.
Más allá del terror en el anochecer.
Atormentado por la mirada en mis ojos
que te habrían amado toda la vida.
Déjalo todo atrás.
Y ahí está la felicidad".
Happiness, Taylor S.
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Musa había aprendido, muy temprano en la vida, lo duro y cruel que podría ser el mundo con las personas.
Ella era solo una niña cuando conoció el dolor de perder a un ser amado.
Ella tenía 10 años cuando murió su madre.
Y fue duro y difícil aceptarlo, mucho más el intentar seguir adelante. Su padre no ayudó en eso tanto como habría podido, pero Musa no lo culpaba en absoluto. Él también había perdido a su ser amado.
Musa tenía 13 años cuando fue aceptada en la prestigiosa escuela para hadas Alfea. Ella pensó que poner distancia con su padre sería una buena idea. Amaba a su padre, pero no se sentía capaz de perdonarlo ni superar el hecho de que el hombre había renunciado por completo a todo aquello que había unido y creado su pequeña familia en primer lugar: La música.
Musa había nacido y crecido admirando la música de sus padres. Admiraba y se identificaba con la pasión de su madre por cantar. Y, a pesar del dolor, había una sola cosa de la que Musa estaba segura en su vida.
Ella quería ser el hada de la música.
Quería que su voz fuera escuchada en todos los rincones de la dimensión mágica. Quería que todas las personas se emocionaran, cantaran y bailaran con su música.
Era un sueño al que se había prometido que nunca iba a renunciar sin importar lo que pasara.
Tenía solo 13 años cuando conoció a las que serían sus mejores amigas en el periodo más importante de su vida hasta ahora.
Bloom.
Stella.
Flora.
Tecna.
Fueron designadas como compañeras de cuarto y se hicieron amigas muy rápidamente.
Tal vez era la consecuencia natural de haberse topado con una situación desesperada con esas Trix, haber tenido que trabajar juntas para manejarlo y ayudar a Bloom.
Musa tenía solo 13 años cuando se enamoró por primera vez, incluso si no estaba dispuesta a aceptar en voz alta lo que sentía por Riven.
Musa tenía solo 13 años cuando se vio envuelta en una batalla para salvar la dimensión mágica de esas desagradables, egoístas y malvadas hechiceras.
Pero ella, sus amigas, toda su escuela y muchas más personas salieron del otro lado de esa precaria situación, victoriosos.
Entonces llega una nueva amiga para completar el equipo Winx, un alma que apreciaba la música a su propio estilo: el baile. Layla enseñó a Musa a bailar.
Aunque al principio fue un poco difícil para Layla integrarse con el grupo, todas las Winx las recibieron con los brazos abiertos, a su propia manera, y pronto se convirtieron en un equipo aún más sólido, obtuvieron sus Charmix y, junto con los especialistas, lograron derrotar a una nueva amenaza: el Fénix de las sombras.
Musa solo tenía 14 años entonces. Y, durante ese tiempo, dio su primer concierto, en Fontana Roja; se reconcilió con su padre sobre la música, y aceptó sus sentimientos por Riven.
Sin embargo, la vida parecía empeñada en arrojarle una bomba tras otra... pero Musa siempre estaría agradecida de tener a sus amigas durante todo ese tiempo.
"Canta como si nadie estuviera escuchando, ama como si nunca te hubieran hecho daño, baila como si nadie estuviera mirando y vive como si fuera el cielo en la tierra"
Incluso si Musa había aprendido muy temprano a manejar la pérdida de un ser querido, la realidad es... que nunca se vuelve más fácil.
Obtener la transformación definitiva y convertirse en un hada Enchantix, un Hada Guardiana, sonaba increíble.
Por el precio a pagar era igual de significativo.
Musa tenía apenas 15 años cuando vio a casi todas sus amigas sacrificarse en su batalla contra Valtor, solo para ser recompensadas con los poderes del Enchantix. Y cuando ella misma se vio atrapada en un incendio, para salvar a la futura gobernante de su propio mundo: la princesa Galatea.
Fueron momentos maravillosos descubrir todos los aspectos de sus nuevos poderes.
Las clases y los entrenamientos fueron intensos.
Las aventuras para ayudar a su círculo cercano y a los seres queridos de sus amigas eran tan estimulantes como peligrosas.
Los altibajos de su nueva relación con Riven...
Pensar que habían perdido para siempre a una amiga, Tecna. Estar dispuestas a tomar venganza en su nombre y luego disolver el grupo.
Derrotar a Valtor... solo para embarcarse rápidamente en una nueva aventura, esta vez para ayudar a su amiga a recuperar una familia que nunca conoció, y a un reino que se perdió cuando ella era solo un bebé.
Oh, y ella finalmente se había graduado.
A sus quince años.
A la mayoría de hadas les tomaba unos cinco años terminar su paso por Alfea.
Musa lo había hecho en tres.
Y entonces, la invitaron a ser profesora. Clase de Winxología, lo llamó Tecna.
Y ¿No era ridículamente increíble, en el más literal sentido de la palabra, pensar que ella y sus amigas, seis hadas de mundos completamente diferentes, se habían convertido en un grupo tan sólido como para conseguir superar tantas batallas y obtener tantos logros y reconocimiento?
Pero, de nuevo, la vida no podía darles ni un pequeño descanso.
No fueron profesoras ni siquiera durante una semana entera cuando un nuevo enemigo saltó a la vista.
Ogron y los magos del círculo negro. Un cuarteto de los seres más despreciables que había visto en su vida... y eso incluía a las Trix en la lista.
Habían arrasado con las hadas de un planeta entero, dejando un mundo desprotegido y desequilibrado. Robándole a las hadas sus alas y encerrándolas como prisioneras, sin ninguna forma de escape, en su propio reino.
Durante esa última misión, y con apenas 16 años, Musa aprendió demasiadas cosas.
Aprendió sobre la vida en la Tierra sin magia.
Tuvo que reconocer ante sí misma que las cosas con Riven nunca estuvieron bien, que a pesar de todas las cosas que él la hacía sentir, todas las discusiones, todos los malentendidos y todas las diferencias que nunca pudieron superar jamás auguraron una relación estable y duradera, mucho menos saludable.
Aprendió a enamorarse de nuevo, o al menos eso pensó...
Bloom tenía razón. Fue demasiado rápido y se lanzó a ciegas, ansiosa por sentir que había roto por completo su vínculo con Riven. Intentó enamorarse de un hombre, tal vez un poco mayor para ella, y que ni siquiera estaba en la misma página. ¡Por las ballenas cantantes de Melody, ni siquiera estaban en el mismo continente! el tipo estaba comprometido y a poco de casarse cuando se conocieron, y por supuesto que ella ni siquiera sabía nada.
Ver a Layla perder a Nabú, el hombre que amaba y con el cual había decidido compartir su vida entera, fue horrible. Casi demasiado para soportarlo. Y Musa casi se sentía mal por estar herida cuando Layla cambió de bando y se fue con las hadas terrestres sedientas de venganza.
Riven tampoco lo había manejado nada bien. Podía ser un gran idiota a veces, pero él y Nabú se habían vuelto mejores amigos. Era una amistad maravillosa de ver, tan fuerte como la de Sky y Brandon, quienes se conocían desde niños.
En sus momentos más mezquinos, Musa se preguntaría por qué Riven podía manejar una amistad honesta como esa, pero no una relación con ella.
Aunque eso no era una prioridad cuando aún tenían que ayudar a Roxy y a la Tierra.
Oh, pero cuando todo hubo terminado y Musa tuvo tiempo para pensar...
Todo la golpeó como un ataque combinado de las Trix.
Ella estaba perdida y no sabía a dónde ir desde allí.
~∆~
"La seguridad es cuando todo está resuelto, cuando nada puede pasarte; la seguridad es la negación de la vida".
Germaine Greer.
Hablando con su padre, Musa había aprendido cosas interesantes.
Aparentemente, tenía más familia. Familia de parte de su madre. Una tía, para ser precisa.
Se había ido de Melody poco antes de que su madre muriera, a la Tierra nada menos, pero con el ataque de los magos robando la magia de dicho mundo, nunca más pudo ponerse en contacto con su familia.
Musa había sido muy pequeña cuando su tía la visitaba, pero había fotografías de eso.
Xia-bing, su tía, era muy parecida a su madre Wa-nin. Cabello oscuro como el de Musa, aunque tan bajita como su padre Ho-boe: tenía ojos grises y se había construido una vida en la Tierra después de dejar Melody. No era un hada, pero tenía una capacidad mágica leve, inherente en todas las personas nacidas dentro de un reino mágico.
Ahora que la Tierra formaba, de nuevo, parte de la Dimensión Mágica, Ho-boe y Musa tuvieron una larga llamada con Xia-bing. Musa tomó una decisión e hizo las maletas. Pasó una última vez por Magix para ver a su dulce Tune (oh, cómo le había costado no llorar cuando le dijo 'hasta pronto' a su dulce Pixie de los modales) y finalmente regresó a la Tierra, esta vez sin que nadie más que su padre lo supiera.
~
Llegó por la noche, cuando el negocio de su tía ya había cerrado las puertas. Xia Bing la recibió con un gran abrazo, la llevó al sofá de su departamento, le entregó una taza con un maravilloso chocolate caliente, le tendió una manta sobre los hombros y la abrazó.
La abrazó hasta que Musa no pudo mantenerse unida por más tiempo y se acostó en su hombro a llorar.
Tom, el esposo de Sabine (como se hacía llamar su tía en la Tierra), le fue presentado rápidamente.
Musa se tomó el tiempo de conocerlos. La pareja había estado años construyendo su negocio. Habían tenido una historia de amor bastante rápida después de conocerse, aún a pesar de los pequeños problemas familiares de Tom y el proceso de adaptación cultural de Sabine.
Durante un tiempo, intentaron tener hijos, pero cuando no sucedió, algunas visitas al médico les informaron que Tom era estéril, así que finalmente se resignaron.
Musa también les permitió conocerla. Tom era un habitante nativo de la Tierra, así que se sorprendió gratamente con todas las historias que Musa tuvo que resumir para ellos.
Tres años no eran fáciles de contar.
Sabine la abrazó durante todo el proceso y, en algún momento, Tom se unió a ellas.
Le dijeron que estaban felices de recibirla en casa durante el tiempo que deseara. Musa tenía cierto conocimiento de cómo funcionaban los lugares de comida gracias a Roxy y a la regularidad con la que las Winx frecuentaron el Bar Músico Frutal de su padre, así que se ofreció a ayudarlos en su local.
Sabine y Tom insistieron, sin embargo, y dada su edad, que se inscribiera en una escuela local.
Después de un poco de deliberación, Musa accedió, siempre y cuando aún se le permitiera ayudar con la panadería/pastelería que pertenecía a la pareja.
Aunque, a pesar de decir que sí, Musa no estaba muy segura al respecto. Está bastante segura de que su educación general en Melody, (la cual concluyó a los 12 años, antes de ir a Alfea para sus estudios mágicos) distaría bastante de la educación general de la Tierra, especialmente en áreas como historia, geografía y tecnología.
Expresó esas preocupaciones a su tía, después de un largo día de reflexión, y ésta prometió ayudarla a conseguir un nivel básico acorde al nivel de la preparatoria que ella empezaría en un mes, en la escuela al otro lado de la calle.
Sus largas conversaciones también llevaron a Musa a una nueva revelación.
Ella necesitaba empezar de cero.
Nuevo lugar. Nuevo futuro. Nueva chica.
Apenas había usado su magia desde que llegó a París. Una única noche se había tomado la libertad de transformarse y estirar sus alas. Las múltiples brillantes luces de la ciudad habían sido una tapadera perfecta para ella.
Musa observó la ciudad durante un largo tiempo. A las hadas terrestres les tomaría un tiempo re-organizarse y permitir que la magia llegara a todos los rincones de su mundo de nuevo, así que tuvo un vuelo tranquilo y solitario.
Para cuando regresó a la casa de su tía, al balcón de la habitación que le habían dado (más como un ático convertido en habitación) Musa había tomado una decisión.
La última vez que usó su magia fue para poder integrarse a la sociedad terrestre, y a su futura escuela, sin levantar sospechas hacia ella o hacia sus tíos.
Luego de eso, la otrora hada de la música, decidió dejar todo lo demás atrás (excepto, claro, su padre) Y tomó, incluso, un nuevo nombre.
Ella era ahora Marinette Dupain-Cheng. Hija adoptiva de Sabine Cheng y Tom Dupain. Cajera y aprendiz repostera en su tienda. Estudiante en primer año de preparatoria, en la escuela François Dupon.
Ella era ahora una chica terrestre normal, con una vida normal.
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