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Cap 7 "Si apuntas, dispara"


Tras esperar a que todos los adolescentes sedientos de sangre se pusieran los monos militares, el tío cachas del paintball con aspecto de Rambo comenzó a repartir a la gente en equipos de seis.

A.J. miró con cierta preocupación a Mackency.
Aquella cabeza hueca no había podido tener peor suerte...Le había tocado en el equipo de los más pringados.
A.J. dudaba mucho que ninguno de los integrantes  pudiese correr más de un metro sin usar el inhalador.

Había sabido desde un primer momento que llevar a aquella pequeña niña mimada a pegar tiros al bosque no era la mejor de las ideas...pero no pudo resistir la tentación de ver a la estirada de Mackency De Simone ser usada como diana de tiro...
El problema residía en que ahora, viéndola allí en la lejanía,  con aquel mono que le quedaba enorme, con su pelo revuelto a más no poder y con esa cara de cordero degollado... Una punzada de remordimiento lo atenazaba.

Parecía tan delicada...

—¿Tienes un momento Cárter?— aquella voz femenina que conocía tan bien, lo saco de sus pensamientos.

Se giró, y pudo ver la cara contrariada de Ágata a escasos centímetros de él.

A.J. la miro complacido, podía sentir la irritación de Ágata en cada poro de su piel, y oh como lo estaba disfrutando.

Aquel ridículo y descabellado plan estaba dando frutos más rápido de lo esperado...

—¿Sucede algo? — replicó A.J. con una sonrisa inocente.

Justo cuando Ágata se disponía a responder, el hombre cachas del paintball tocó su silbato.

—¡Muy bien soldados! ¡Esto empieza ya! — gritó aquel enorme hombre como todo un sargento.

A.J. se puso la máscara con rapidez y se dirigió con Ágata a refugiarse, la cual para fortuna de él, iba en su equipo.

La gente comenzó a repartirse con rapidez y a esconderse detrás de los árboles y obstáculos.

Ágata se escondió junto a A.J. detrás de un enorme barril metálico (bueno más que junto a él, pegada a este).

A.J. asomo la cabeza en aquel momento con cierto cuidado. No se veía nada ni a nadie, una leve neblina recubría el campo de batalla.

¿Donde demonios estaría aquella cabeza hueca? ¿Habria logrado esconderse bien?
A.J. maldijo en silencio. Para desdicha de él, aquella pequeña estirada era su entera responsabilidad... O al menos él así lo sentía.

El silencio comenzó a atravesar la zona. Nadie se movía. Nadie hacia el menor ruido; aquello era la guerra.

Ágata le dio un leve toque a A.J. en el brazo como señal de ir a atacar.

Fueron sigilosos, A.J. prácticamente se arrastraba por el embarrado suelo.

Unos cuantos disparos rompieron el silencio del ambiente en aquel instante.

¡Oh mierda! Habían abatido a Jimmy (el chico obsesionado con el Call of dutty de su equipo). Habían llenado su mono por completo de pintura. Menuda masacre.

Jimmy  dramáticamente gimió y se dejó caer al suelo como un soldado caído en batalla.

—Iros sin mí, yo ya no puedo salvarme. — les dijo con voz de moribundo cuando se aproximaron a él.

A.J puso los ojos en blanco y continuo su camino hasta la zona rival.

Bingo, detrás en unas enormes cajas pudo ver a dos idiotas desprotegidos, pero antes de apretar el gatillo, un pinchazo de preocupación lo atenazó.
¿Y si era Mackency? ¿Y si le hacía daño? Aquella maldita cabeza hueca era como una muñeca de cerámica...

Antes de que A.J. pudiera seguir divagando sobre si disparar o no, Ágata se adelantó con rapidez y los fundió a disparos. Los gritos de dolor no se hicieron esperar.

Para alivio de A.J. ninguno de ellos era Mackency.

En aquel momento una sombra se abalanzó por sus espaldas.

Los disparos llegaron como gotas de lluvia; sin cesar, sin piedad.
Un intenso dolor en el pecho advirtió a A.J. de que había sido derrotado.

Este, tuvo que quitarse la pintura de la máscara para poder ver quien era su malévolo tirador.

¿Quien cojones metía más de 20 tiros seguidos?
Una risa llegó entonces hasta sus oídos.

¡¿Mackency?!

¡¿Desde cuando aquella maldita princesita sabía usar tan bien un arma?!

Cuando iba a cantarle las cuarenta a aquella cabeza hueca por su poco tacto hacia su novio falso, lo volvió a interrumpir el silbato del tío cachas.

No podía creerlo, aquella cabeza hueca y los chicos del inhalador les habían dado una auténtica paliza.

Mackency se quitó la máscara y corrió feliz hasta su equipo, los cuales con total normalidad chocaron los cinco con ella pletóricos.

Aquello era inaudito pensó A.J., ver a aquella estirada cubierta de barro hasta las cejas con el pelo sudado riéndose con los pringados del inhalador.

Incluso el tío cachas del paintball se acercó para felicitarla por su hazaña. 
Vaya, con que quería jugar duro...

—Sera zorra...mira como nos a puesto. — dijo Ágata al tiempo que también miraba a la pletórica Mackency. — Se va a enterar en la próxima ronda...

—Dejalo estar — dijo A.J. con cierta sequedad.

Aquellas palabras se escaparon de la boca de A.J.

Mierda ¿pero que cojones hacia defendiendo a aquella cabeza de chorlito? Por el como si la fundían a balas...merecido lo tenía.

—¿Que narices te pasa Cárter? ¿Te la tiras un día y ya olvidas la clase de mierda de persona que es? ¡¿Y que demonios haces con ella?! ¡No ves que solo te está usando para darle celos a Ryan! ¿De verdad crees que alguien como ella se fijaría en alguien como tú?—
Aquella última frase se clavó en A.J. como un dardo envenenado.

—¿Y tu Ágata? ¿Realmente te fijastes en alguien como yo?

— Yo...sabes que no quería decir eso...—Ágata lo tomo por el brazo con rapidez — No soportaría que jugasen contigo...

—Es gracioso que lo digas precisamente tú — con un gesto algo tosco A.J se liberó de su brazo.

—Sabes lo mucho que me importas. Siempre has sido mi refugio A.J.

Y era cierto, cada vez que Ágata tenía el mínimo problema, buscaba consuelo en los brazos de A.J.
Él siempre había sabido cómo se sentía. Más que nada porque habían compartido el mismo modo de vida en el parque de caravanas.
Habían sido más que amigos, habían establecido una conexión difícil de encontrar.
A.J. siempre había estado prendado de ella, y cuando meses atrás había logrado hacerla suya... Los lujos de su nueva vida, y aquel idiota de Ryan se la habían arrebatado.

— Le importaba a la chica del parque de caravanas, a la chica que se tenía el pelo de rosa y pasaba de todo...—la recorrió con la mirada — No a la chica que finge ser quien no es.

Sin añadir nada más A.J. se alejó algo atenazado con aquella violenta situación. Quería recuperarla sí, aunque le hubiera roto el corazón... Ágata había sido su única amiga real a lo largo de los últimos años, y eso, pese a la traición, era algo que no podía olvidar. Y es que desde que A.J. tenía uso de razón, había estado completa e inexorablemente pillado de Ágata.

El silbato volvió a sonar y todo el mundo volvió a colocarse en sus puestos. 

El silencio volvió a inundar  de nuevo el ambiente, Mackency se escondió detrás de unas enormes cajas de madera un tanto crispada.
¿Que demonios hacia A.J. tan empalagoso con Ágata?
Los había visto hablar un tanto agitados, y también había podido observar como Ágata lo tomaba del brazo.
¿Pero que demonios le pasaba al gilipollas de Cárter?
¿Por que después de todo lo sucedido seguía mirando a Ágata con ojos de cachorro enamorado?

Maldición, a ella jamás un chico había llegado a mirarla así...

Unos disparos se hicieron eco en el ambiente haciendo que Mackency saliese de sus pensamientos.
Muy bien, aquello era la guerra y había que concentrarse, ya se encargaría del idiota de su novio falso más tarde.
Mientras tanto, pensaba volver a inflar a balas a todo aquel que se interpusiera en su camino.

Comenzó a caminar con sigilo entre los árboles... La emoción la recorrió de arriba abajo. Hacia mucho tiempo que no se divertía tanto como aquella tarde...aunque le costara reconocerlo.

El único problema de aquella actividad era lo mucho que le costaba avanzar por aquel bosque. Sus ridículas y caras botas, se le habían llenado por entero de barro, haciéndola caminar como a un pato mareado...pero ni si quiera aquello la detuvo.

Continuo caminando hasta que a lo lejos pudo ver a una sombra moverse con rapidez, con grandes reflejos Mackency se tiró al suelo

—Pam, pam, pam — se oyó retumbar en el ambiente.

Mackency se levantó con rapidez y corrió hasta una zona arbolada, pero su perseguidor no cesaba de disparar hacía su dirección.
Mackency corría tan rápido como aquellas estúpidas botas se lo permitían.

Vaya, por un momento se sintió como Katniss Everdeen en los juegos del hambre...

Finalmente Mackency tuvo que frenar en seco al encontrarse al borde de un barranco arbolado.
La tensión creció en su interior, podía ver acercarse a su atacante.
Y entonces vio de quien se trataba su sádico perseguidor... Era la maldita de Ágata, la reconoció por su espeso pelo rizado castaño.

Mackency trato de apuntar su arma con rapidez hacia su dirección...pero ya era demasiado tarde. Ágata se había adelantado y comenzó a dispararle sin piedad.

Joder si que dolían aquellas malditas balas de pintura...pensó Mackency mientras recibía un disparo tras otro.

Levantó las manos a modo de rendición, pero Ágata no paraba. Aquello ya no era una guerra de adolescentes a base de balas de pintura, aquello era una guerra real entre aquellas dos.

Una de aquellas endemoniadas balas impacto entonces en el tobillo de Mackency. Esta, dando un saltito de dolor tras el impacto, dio un tras pies y cayó.

Pero para desgracia de ella no cayó al embarrado suelo, cayó barranco abajo.


A.J. corría a gran velocidad hacia  la terrible escena que tenía en frente.
Era Ágata, y por lo que podía ver estaba fundiendo a tiros a Mackency.
A.J. le grito que parará a pleno pulmón, pero esta no parecía escucharle.

Justo cuando estaba llegando hasta ellas, pudo ver cómo Mackency daba un tras pies y caía de manera dramática( y algo ridícula) por el empinado barranco que yacía detrás.

El corazón de A.J. se paró en seco en aquel instante.

Incluso Ágata se quedó sin respiración por unos segundos.

Sin mediar palabra, A.J. se quitó la máscara y se aventuro por aquel barranco de un par de metros.

Podía ver el cuerpo de Mackency yacer entre un montón de hojas y  barro.

A.J. sintió como le comenzaban a  temblar las manos.

¡Mierda, mierda, mierda!

—¡Mackency! — corrió hacía ella a gran velocidad, y a punto estuvo de tropezar y caer. Ágata también corría hacia ella con cierto estupor.

Cuando hubieron llegado hasta Mackency, A.J. la tomo con cuidado de la cabeza y le apartó la máscara de Paintball.

—¡¿Cabeza hueca, me oyes!? — para pesar de él, su voz sonó como un grito agudo lleno de desesperación, y no como la voz grave y serena que pretendía.

En aquel momento Mackency abrió sus preciosos ojos verdes, y miro a A.J. un tanto confusa.

—¿He muerto y estoy en el infierno? — susurro levemente mientras se llevaba una mano a la cabeza.

A.J. soltó un suspiro de alivio y le dedicó una sonrisa torcida.

Tal vez fuera por la contusión cerebral que acaba de sufrir —pensó Mackency. — pero nunca se había fijado hasta aquel preciso momento en los preciosos hoyuelos que aparecían en las mejillas de A.J. cuando sonreía.

Se pasaron mirándose él uno al otro con cierta intensidad un par de minutos, hasta que una tos seca los interrumpió.

— Venga A.J. vamos, continuemos la partida, la tontita esta bien. —interrumpio Ágata.

Aquella frase hizo que Mackency recobrara la cordura de golpe.

—¡Tu! ¡Maldita asesina, casi me matas! — Mackency se levantó de un salto y trato de abalanzarse contra Ágata, pero un fuerte dolor en su pierna derecha hizo que cayera al suelo ridículamente.

—Sera mejor que te saquemos de aquí antes de que te caigas por otro barranco. — intervino A.J., con su ya recobrado tono hosco.

Cuando Mackency iba a soltar toda clase de improperios a aquellos dos, A.J. la cogió entre sus brazos como si de un peso pluma se tratase.

Mackency pensó en protestar, pero que narices, aquel era su novio falso, y ella no podía dar ni dos pasos.
De modo que soltó un suspiro y se recostó contra su pecho.



¡Hola mis amados lectores! Quería deciros lo mucho que siento haberme retrasado con la subida de este capítulo, mi padre se encuentra hospitalizado en estos momentos, y a penas he dispuesto de tiempo para escribir.
Espero que lo hayáis disfrutado ^^
¡Os mando un abrazo fuerte!

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