El alboroto de los pasillos del Instituto de Pasadena, era más abundante que de costumbre.

Y es que aquel lunes los rumores volaban por cada rincón de cada pasillo; Que si Mackency había contagiado de Herpes al equipo de fútbol y por eso había sido abandonada en público, que si Ágata había hecho magia negra para robarle el novio a su hermanastra(rumor extendido por el grupo gótico), que si el asocial de A.J había maltratado a Ágata hasta que un pobre Ryan(el héroe local del Instituto) la había salvado...y un largo etc de absurdas conjeturas.

Facebook seguía llenándose de Post donde se hablaba del tema (con fotos del momentazo incluidas)

Cuando Mackency hizo su entrada en los pasillos de aquel agujero de ratas cotillas, la muchedumbre paro sus actividades habituales para mirarla entre risas y comentarios susurrantes.

Mackency elevo la barbilla y le dedicó una sonrisa arrebatadora a aquella chusma.

Porque si, estaba jodida, es más, había pasado una de sus peores noches entre vómitos (debido a tanto alcohol) y llorosos sollozos, pero seguía siendo Mackency De Simonne. La preciosa joya del Instituto, y no dejaría que nadie lo olvidará.

Se dirigió a su taquilla y cogió un par de libros de química.
Aunque lo último que le apetecía en aquel momento era ir a clase, debía hacerlo. No podía permitir que la gente supiera el daño que le había causado la estúpida se su hermanastra. Había conseguido evitarla en casa, por el momento hasta que supiera como devolverle el golpe, prefería evitar a su rival.

—¡Macky, al fin te encontramos! — dijeron a la vez Bibi y Rosalinne (sus dos mejores amigas) mientras la tomaban cada una de un brazo.

—¿Como estas cariño? — dijo Rosalinne, sin mirarla mientras le guiñaba el ojo a un jugador del equipo de fútbol, y se pasaba los dedos por su larga melena pelirroja.

—¡Dios Rosalline, no seas estúpida! ¿No ves que está fatal? ¡Mira que horribles ojeras! — replicó Bibi mientras señalaba el rostro de Mackency.

—¡Oh, es cierto es horrible! ¡Incluso parece que te ha salido un granito! — respondió Rosalline que al fin se había girado, para mirarla con cara de horror.

—O sea, pero es normal que estés con ese cutis tan poco radiante...O sea, si a mi me hubiesen humillado de tal manera me hubiera muerto... Dios es que ni en Gossip Girl pasan esas cosas.

—Total Bibi, yo casi me morí de la vergüenza ajena en aquel momento. — dijo Rosalinne con cara de tragedia.

—¡Basta! — Irrumpió Mackency, harta de aquella conversación.
—Como volváis a sacar el maldito tema os llenare a carbo-hidratos. — en aquel momento aquellas dos cabezas huecas soltaron una exclamación de horror.

Mackency puso los ojos en blanco y dio media vuelta.

                          ****

Las clases de aquel lunes se le estaban haciendo especialmente lentas y desagradables a A.J, a cada paso que daba por aquel Instituto del demonio, sentía como cada uno de los alumnos paraba para observarlo.

Y no era para menos, de un día para otro se había visto envuelto en una ridícula novela adolescente.

Maldita fuera Ágata, y maldito fuera él por extrañarla de esa manera.

Sin darle muchas más vueltas a sus pensamientos se sentó al final de la clase entre las miradas de curiosidad de los estúpidos de sus compañeros.

Que les jodan, pensó A.J, él tenía cosas más importantes en las que pensar que en aquella panda de cabrones.

Su madre cada día estaba peor, y el dinero no dejaba de escasear...Ni si quiera con las chapuzas como mecánico que hacía a veces a sus vecinos, conseguía reunir pasta suficiente para pagar los tratamientos de su madre.

El señor Portter, seguía explicando las bases de la bioquímica, cuando la puerta irrumpió su aburrida charla.
Como no, era Mackency llegando tarde, como todos los días del curso.
Tras una breve reprimenda del señor Portter, Mackency se dirigió al que había sido su sitio hasta día de hoy. Sólo había un problema, era al lado de Ryan.

El cual la miraba de manera aburrida, como si dijera; Si nena, se que quieres compartir mesa conmigo. Que patética. O al menos es lo que a Mackency le pareció.

Continuo caminando ante la mirada atenta de absolutamente TODOS.

La tensión se palpaba en el ambiente; ¿Con quien se sentaría la reina del baile?

Conforme Mackency avanzaba, A.J, rezaba en silencio para que él no fuera el elegido... Pero lo fue.

Mackency se sentó a su lado sin decir nada, sin si quiera mirarlo.
Como era de esperar, la gente no tardó ni dos minutos en comenzar a cuchichear.

—¿Que cojones crees que haces? —susurro A.J, mientras la miraba con ojos asesinos.

—¿Es que nunca has visto a alguien sentarse? — replicó Mackency mientras clavaba sus ojos verdes en el.

—Tu no acabas de sentarte, lo que acabas de hacer al posar tus posaderas en esa silla, es conseguir dos semanas más de cotilleos a lo Gossip Girl. — A.J soltó un largo suspiro.

—Me sorprende que sepas lo que es Gossip Girl... —replicó Mackency haciendo una mueca, con los labios.

La verdad era que si, que el antisistema de A.J, había sido obligado a ver cada una de las temporadas de aquella estupidez de serie por su hermana pequeña.

—¿Por que crees si no, que me visto como Chuck? — replicó A.J con tono irónico.

Para sorpresa de A.J, Mackency rompió a reír a carcajadas sin poder contenerse.

La gente comenzó a girarse para ver qué pasaba, incluido Ryan, que los miraba con expresión irritada.

A.J se sintió incómodo al momento. No sabía a qué narices estaba jugando Mackency De Simonne, pero desde luego no le importaba.

—¿Que quieres? ¿Mas vozka? — pregunto A.J con voz mucho más seria, hiendo directamente al grano.

—Sabes, deberías agradecer que me siente en este agujero de mierda contigo. — dijo Mackency un tanto incómoda.

A decir verdad aún no se podía creer que se hubiera emborrachado con el rarito de A.J Cárter en su coche... Una vergüenza la recorrió al recordar  la conversación que mantuvo con el la noche anterior.

—Solo quería devolverte esto. — Mackency saco discretamente de su mochila la chaqueta que él le había  dejado la noche anterior.

A.J, se la arrebato de las manos con un leve gruñido.

En aquel instante el timbre sonó con fuerza, anunciando el fin de la clase.

                          *****

La cafetería del Instituto estaba a reventar, el griterío de los alumnos inundaban la sala, mientras el director Willson se paseaba entre la gente tratando de controlar a aquella jauría de adolescentes.

Mackency, se paseaba por aquella sala como si fuera la reina y señora de la estancia.

Un pobre pringado del grupo de ajedrez se la quedó mirando embelesado, a lo que Mackency respondió robando una manzana de su bandeja, para darle un bocado y devolvérsela.
Mientras reía por la cara que había puesto aquel pobre idiota, Mackency se dirigió con su ajustado traje de animadora hasta a su mesa.
La mesa de los "populares".

Bibi y Rosalline la saludaron con entusiasmo y comenzaron a parlotear algo sobre una nueva dieta a base de batidos que usaba Kim Kardasian...

—Hola, nenas. — dijo Marck irrumpiendo la aburrida conversación.

Mackency ni se dignó a responder.

Marck era el centro campo del equipo de fútbol, aunque entre otra de sus funciones también se encontraba la de ser el mayor baboso de la historia del Instituto. Si buscabas en Wikipedia la definición de niño rico, seguro que te salía su biografía.

—Hola Marck, ¿querias algo?— dijo Rosalinne al tiempo que batía las pestañas con coquetería.

Pero Marck la ignoro para sentarse al lado de Mackency, y de sus largas piernas(las cuales no dejaba de mirar)

—He venido a animar un poco a nuestra querida Mackency. — dijo al tiempo que atrapaba uno de los mechones negros del pelo de esta.

— ¿Porque no pruebas a morirte, Marck? Tal vez eso me alegraría el día. — replicó Mackency empujándolo lejos de ella.

— Vaya, vaya, había olvidado que la gatita sabe arañar. Pensé que si podías follarte al gilipollas de A.J, a mi tampoco me dirías que no...— Marck la volvió a mirar, esta vez con una asquerosa sonrisa.

— ¿De que narices hablas? — dijo Mackency notando como se tensaba su cuerpo.

— Venga, no te hagas la loca Mackency, todos saben que te pasaste toda la noche follandote a ese gilipollas. ¿Tan quemada estabas con Ryan como para tirarte a ese? — repuso mientras recorría el cuello de Mackency con uno de sus dedos.

Pero esta, no le dio tiempo a continuar su recorrido, sin pensárselo mucho le dio una sonora bofetada.

Joder, le había dado tan fuerte que incluso le dolía la mano, pensó Mackency.

Las risas de varios alumnos no se hicieron esperar. Por septuagésima vez Mackency volvía a ser el completo centro de atención.

—Seras zorra...— dijo Marck mientras se tocaba la cara atónito.
Se alejó de allí como un perro apaleado.

— ¡Hay Dios mío! ¡Dime que no es cierto!  — dijo Bibi llevándose las manos a la boca— ¡Dime que no te has acostado con esa cosa del parque de caravanas! — continuo Bibi alzando demasiado la voz.

Justo cuando una irritada Mackency se disponía a aclarar la situación. Alguien la tomo con fuerza por la espalda, haciendo que se girará.

Era Ágata, y no parecía muy contenta.

Mackency la recorrió con una mirada de asco.

— ¿Que quieres, maldita piojosa del demonio? — dijo Mackency cruzando los brazos.

¿Pero como se atrevía a ir a buscarla, después de todo?

— Mira maldita cabeza hueca, no se que clase de juego te traes, pero quiero que dejes a A.J, en paz. ¡No te acerques más a él me oyes!  ¡Él no tiene nada que ver con tus estúpidos jueguecitos!— repuso Ágata roja de  irá.

Interesante, pensó Mackency.
Si Ágata se ponía así sólo por unos estúpidos rumores...
¿Como se pondría si las cosas fueran aún más lejos?

Mackency se pasó la lengua por los labios saboreando la venganza.

— ¿Segura? Por que ayer lo pasamos bastante bien jugando a un par...

Ágata enmudeció y dio media vuelta bastante cabreada.

Si quería guerra, tendría guerra.

¡Hola chic@s! Aquí la autora, siento haber tardado en publicar esta parte, Wattpad me borraba todo el rato mis borradores :(
¡Espero que estéis disfrutando de la historia!
Os mando un abrazo cibernético a todos ^^