Sólo algo lindo... tal vez como un vaso de galleta, o un vaso con color a galleta. Pero eso último no tanto. 

Ayer di un regalo, los regalos son algo así como un ramillete de buenos deseos. Pero como todo deseo, están ocultos, en secreto. Se pintan y se les envuelve de otro color. Y al final quién los recibe acaba confuso y mareado ante el fuerte aroma a rosas y hojas recién cortadas. Algo así, pero no estoy segura.

-¿Me pusiste un apodo? - dijo Coralina alzando sus ojos arriba, como si el charco de sus lágrimas estuviese por subir.

-¿te molesta?

-No pero, ¿lo hiciste para no decir mi nombre? - y el corazón se inundaba, se sentía como la primera vez que tomo helado de menta y chocolate. Después de tanto tiempo deseando probarlo y desde el comienzo todo fue tan cuestionable! Dulce y trabajoso de pasar. Refrescante y demasiado dulce. No era novedoso, pero estuvo a un momento de volverse adicta a ese sabor.

Pero al final uno se queda con un sabor, con el hogar, con el sueño. Con lo que a uno encuentra agradable. Coralina es de chocolate amargo, pero a veces se encuentra bombones. De vainilla, fresa y vainilla. La vida es bella entonces, luego se acaban, se los come y ya no.