OO7
La brisa gélida no le hacía justicia a lo confundido que se sentía Takemichi, en estos momentos de su vida se preguntaba realmente que era lo qué deseaba y amaba.
Las calles de Tokio a esas horas era bulliciosa, especialmente cuando el sol daba su despedida para darle espacio a la luna para ser su nueva luz en sus noches frías y luego de pensarlo mucho Takemichi debía de admitir que era relajante, por eso le encantaba acompañar a Hinata después de clases y las razones de llevarla su hogar eran dos simples razones.
Adoraba sentir el viento en su rostro y caminar, una buena excusa para no regresar a su casa tan pronto. Después de todo, no había quien le recibiera y estaría aburrido solo.
Y la segunda razón, debía de asegurarse que Hinata llegará a salvo a su hogar.
Tenía un sentimiento de sobreprotección en ella que -en el pasado.- le hizo creer estar enamorado de la castaña, luego de conversar y sincerarse con Hinata. Ambos llegaron a la conclusión de que sus sentimientos eran simplemente confundidos a uno de simple amistad, lo demás es historia para ambos.
Takemichi pudo ver como Hinata a su lado balanceaba su bolsa de mano en un movimiento exagerado, se notaba a leguas que estaba aburrida pero tampoco estaban en un silencio incómodo, al contrario, era agradable.
A pesar de tener frente a él un cielo pintado de tonos naranja, rojo y violeta danzando entre las nubes grises que se encontraban por encima de ellos. Takemichi no podía dejar de pensar, especialmente de un tema que aún no llegaba a una conclusión satisfactoria.
— H-Hina...
— ¿Si?
— ¿Cuál es tu tipo?
La castaña parpadeo sorprendida, después de todo no esperaba aquella pregunta. Y luego de algunos segundos que se sintieron una eternidad, Hinata hizo un mohín.
— Bueno, en mi opinión no existe el tipo ideal.
— ¿En serio?.— Takemichi preguntó nuevamente interesado.
— Si, la pareja ideal no existe... Solo es perfecto para ti cuando acepte toda virtud e imperfección de tu persona, debe de existir confianza por supuesto y comodidad...— Hinata colocó la bolsa de mano detrás de su espalda mientras levantaba su mirada al cielo.— Debe de amarte tal cual eres, y así sabrás que es el indicado.
Takemichi abrió los ojos para luego desviar la mirada hacia su mano derecha, una cicatriz se hizo ver ante sus ojos y con ella formó un puño.
— Vaya, nunca lo había pensado así.
— Bueno, como ya sabrás me gusta Yuzu-chan.— soltó de golpe, haciendo que el rubio le prestara toda la atención posible porque desde hace horas intentaba sacarle aquella confesión sin llegar a nada ¿Y lo soltaba así sin más luego de haberle insistido tanto?.— Podría decir que ella es lo más cercano a mi tipo ideal, quizás deba ir tras ella y así logró conquistarla.— La castaña le regaló una gran sonrisa y en sus mejillas se podía ver un ligero sonrojo.
Aquella sonrisa le fue contagiada y le regresó el gesto, Takemichi se sentía feliz por ella.
— ¡Oh! Ya llegamos, hasta aquí llegas tú.
— ¿Eh?.— Takemichi observó a su alrededor desorientado, encontrándose con los bloques de departamentos de ese sector.— ¿No quieres que te acompañe hasta tu puerta, Hina?
— No es necesario, ya es demasiado tarde Takemichi-kun.— la castaña le dio una leve palmada en el hombro, para luego alejarse corriendo mientras agitaba su mano derecha, despidiéndose.
Takemichi no se movió de su lugar, aún si la castaña volteara a cada segundo para asegurarse que el rubio se haya ido, él permanecía atento que la chica entrará a su hogar y apenas la visualizo entrar fue que giro sobre su eje para así tomar rumbo a su propio hogar.
La noche ya estaba presente ante los ojos azules del rubio, este simplemente mientras caminaba tenía la mirada fija en el cielo. Al suspirar el frío se hacía visible en su aliento al salir de sus labios en una capa fina de color blanco tenue, y ante el temblor que recorrió todo su cuerpo fue que froto ambas manos en busca de conservar el calor.
Continuaba admirando las estrellas, a veces contándolas y con paso firme continuaba sin rumbo. Ya que él no tenía pensado regresar, al menos todavía no.
Y antes de que se diera cuenta, se encontraba frente a la residencia perteneciente a la familia Sano.
— Takemitchy.
— ¿Mikey-kun?
Y allí estaba, Sano Manjiro se encontraba en las escaleras del mismo recostado. Mikey al ver que Takemichi aún permanecía en su lugar, le hizo una seña para que se acercara y él al despertar de su ensoñación fue que se acercó despacio para luego posicionarse un escalón por abajo de donde se encontraba Mikey.
Fueron rodeados de un agradable silencio, mientras que las estrellas ubicadas por encima de sus cabezas eran testigos de su encuentro.
— Todos me confunden.
— ¿Qué?.— Takemichi respondió desconcertado, no esperaba que el peliceniza fuera quién tomara la iniciativa de iniciar una conversación.
— El tipo de Emma sería Kenchin y viceversa, el tipo de Baji sería Chifuyu, el tipo de Hakkai sería Mitsuya y el tipo de Yuzu-ne serías tú...— Takemichi trato de no verse consternado ante lo último mencionado, Mikey continuó.— Sus respuestas fueron extensas, pero en resumen eso fue lo que entendí.
— ¿Está bien...?
— Y mi tipo... ¿Cuál sería mi tipo?
Takemichi prestó demasiado atención después de esa pregunta vaga.
Mikey parpadeo mientras contaba mentalmente cada estrella que formaría una posible constelación, pudo visualizar por breve momentos la Osa mayor.— Neh, neh, Takemithy ¡mira la Osa Mayor!
Hizo un mohín decepcionado, él esperaba escuchar otra cosa.
— Oh si, ya lo vi.— expresó con una sonrisa, admirando el cielo para luego rebuscar en el mar de estrellas y abrir la boca ante su descubrimiento.— Encontré la constelación del Dragón.
— ¿Dónde? ¿dónde?.— preguntó Mikey moviendo sus iris oscuras de un lado al otro para luego quejarse.— Takemitchy, dime donde está ¡No lo encuentro!
— Allí, Mikey-kun.
— ¿Dónde allí?
— Mira, ¿Pudiste encontrar la Osa Mayor?.— Afirmó Mikey efusivamente para luego acercarse a Takemichi al ver como él levantaba la mano señalando el cielo.— primero se debe de localizar la Osa Mayor y la Osa Menor para encontrarlo, como ambas constelaciones están al lado del cuerpo del Dragón celestial... ¿Pudiste verla?
— Creo que sí.
— Si prestas demasiada atención, su cabeza está en un extremo de la constelación de Hércules y...
Takemichi paró en seco al querer voltear a mirar a Mikey y rozar su nariz con la mejilla contraria, Mikey de igual forma volteó chocando mirada con los iris azules que le observaban atentamente.
Eran tan brillantes, o quizás aún más que las estrellas.
Tanto que Mikey anhelaba mantener esta cercanía íntima en una pausa sempiterna, una donde sea el dueño de aquella mirada y que nunca se alejara.
Una donde él sea quien le ilumine el resto de su vida.
— Takemitchy es mi tipo.
Takemichi ante aquella confesión quedó de piedra, y al permanecer mudo sintió como el peliceniza colocaba una mano en su mejilla derecha para luego darle una suave caricia. Definitivamente quedó cautivado por aquella mirada que le regalaba Mikey, donde transmitía su deseo y podía percibir un amor grande hacia él.
— Mikey-kun...
— Me gustas Takemitchy.— Mikey tomó ambas mejillas del rubio entre sus palmas, juntando sus frentes sintiendo pánico de perderle.— Me gustas tanto que duele...
— No tiene que doler, no mientras estemos juntos.
Mikey al ver sonreír a Takemichi con un sonrojo tenue y mirada brillante. Lo comprendió, no necesitaba nada más que aquel sentimiento que invadía su pecho.
Ese que solo Takemichi Hanagaki ocasionada en él.
Tan agradable.
Tan cálido.
— También me gustas, Mikey-kun.— Takemichi suspiro sin separarse de aquella caricia.— Estoy aquí, contigo.
No necesitaba más que aquella respuesta.
Mikey se levantó abruptamente haciendo que el rubio se desorientara para luego tomar de forma brusca el brazo de él y así adentrarse dentro de la residencia. Takemichi estaba asustado, cada vez que el peliceniza abría y cerraba cada puerta para así adentrarse más y más le tenía abrumado, la desesperación que veía en Mikey le confundía.
No entendía nada.
Hasta que llegaron a una habitación en específico en donde Mikey ingresó con él y cerró al estar finalmente dentro, Takemichi fue lanzado hacia una cama y ante la fuerza del impacto pudo sentir las almohadas suaves detrás de su cabeza hasta que con rapidez y sigilo el peliceniza se le subió encima.
Takemichi tembló al sentir la mirada oscura fija en él. Analizándolo, y lo que transmitía esos ojos no le tenía buena espina.
— ¿M-Mikey-kun...?
— Silencio.
Trago en seco cuando sus manos fueron apresadas y alzadas por encima de su cabeza, su mirada azulada reflejaba miedo al ver como el peliceniza se acercaba lentamente hasta llegar a su cuello. Sintió como Mikey olió el mismo, para luego darle una lamida.
Takemichi chilló de la impresión.
— Takemitchy huele bien.
Luego sus muñecas fueron liberadas lentamente y el peliceniza suavizó su expresión, después se dejó caer en el pecho del rubio. Ante los ojos de el rubio Mikey parecía un minino en busca de caricias y atención.
— Takemitchy es tan cálido.
Se sintió pleno cuando los brazos del peliceniza lo rodeó en un abrazo posesivo, para luego enterrar su rostro en su camisa moviendo su cabeza de un lado al otro hasta detenerse y suspirar.
— Mikey-kun no me vuelvas asustarme así.
— ¿Mmmp?
Takemichi bufó para luego sonreír encantado ante las caricias y calidez que podía transmitirle el cuerpo de Mikey, no podía dejar de temblar de la emoción y al sentirse eufórico de estar entre sus brazos. Con lentitud regresó las caricias colocando su mano izquierda en la espalda de Mikey y la mano derecha en sus hebras rubias cenizas acariciándolas con breves movimientos suaves.
Tratando de transmitirle el mismo sentimiento que él le daba y hacía sentir.
Se mantuvieron así en segundos que se volvieron minutos y minutos que transcurrieron en horas. Otorgándose caricias efímeras y amor incondicional.
— Takemitchy.
— ¿Si?
— ¿Cuál es tu tipo?
¿Mi... Tipo?
— Mi tipo...
El tipo de pareja que quieres a tu lado.
Takemichi sonrió ampliamente mientras veía el techo como lo más interesante del mundo, disfrutando del tacto y las sensaciones que Mikey le ocasionaba a su ser.
— Mi tipo es Mikey-kun, por supuesto.
Mikey al escucharlo su corazón dio un vuelco haciendo que su respiración se acelerara mientras cerraba los ojos con fuerza, ¿cómo describir el latir de su corazón?.
Tucutún tucutún no...
¿Ba bump, ba bump? Tampoco.
Bum, bum, bum... sí, quizás así sea.
El peliceniza no estaba seguro, pero le era agradable. Volteo su cabeza a un lado para poder escuchar los latidos del corazón del rubio y averiguar como se escuchan los suyos.
Y al hacerlo, descubrió que el sonido del corazón de Takemichi sería su nueva melodía favorita.
Takemichi rodeo sus brazos alrededor de Mikey, para luego suspirar y cerrar los ojos. Mikey solo se dedicó a imitar en voz alta el latido de Takemichi como una canción de cuna y así ambos quedaron dormidos entre la calidez del otro.
Mikey pudo saciar su curiosidad, la pregunta que estuvo en su mente sin dejarlo dormir en las noches y daba vueltas en ella sin llegar a una respuesta.
Y finalmente consiguió la respuesta del causante de su insomnio.
El tipo de Takemitchy sería una persona en específico. Sano Manjiro tiene la fortuna de serlo, debe de sentirse así.
Y sí, definitivamente me siento dichoso de ser su tipo.
Fin.
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