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━ Seis

Un jadeo de sorpresa se escapo de sus labios e inmediatamente despertó.

Katsuki tenía su respiración descontrolada, sus orbes rubíes estaban perdidos en algún punto de su habitación aún en trance mientras que de sus mejillas se deslizaban lágrimas sin freno aparente.

Suspiro al poder reaccionar al fin, y coloco ambas manos en sus hebras rubias para luego sacudirlas con ansiedad cuando un sentimiento melancólico invadió su corazón. Las lágrimas se detuvieron cuando su mirada se desvió a su alrededor dándose cuenta al fin que estaba en su hogar y en su cuerpo.

Pero también se dio cuenta de las lágrimas derramadas.

— ¿Lágrimas?.— murmuro desconcertado al mismo tiempo que fruncía el ceño.— ¿Por qué?

El sonido de su celular lo hizo tomarlo de inmediato ignorando la incógnita que se instalo en él hace momentos atrás, vio un mensaje nuevo en la entrada de sus notificaciones.

Casi llego. Estoy esperándolo❤️.

El mensaje pertenecía a la señorita Utsushimi.

— ¿Utsushimi? Pero... ¿Qué carajo? ¡Maldita sea! ¡¿Ahora que hiciste nerd de mierda?!.— Exclamo furioso maldiciendo al pecoso con todo el diccionario de groserías que se sabía mientras buscaba en su celular la sección de notas con clara indignación.

Frunció el ceño -si más se podía- al leer con atención el último mensaje de Izuku, abrió los ojos con sorpresa al releer el contenido.— ¡¿Una puta cita?! ¡Me estas jodiendo bastardo!

Voy a matarlo.

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¡Mañana tienes una cita con la señorita Camie! Encuéntrense a las 10:30 en la estación.

Izuku tenía sus orbes esmeraldas fijos en el ventanal de su habitación, sin ninguna intención de ver algo en especifico para luego con su mano derecha jugar con uno de sus rizos con cierta chispa extraña en su pecho embriagando su ser.

Sonrió de lado cuando se relamió los labios.— Eso planeé, pero...

En su mente estaba todo hecho un desastre, estiro los brazos para luego palmear sus mejillas con fuerza para poder reaccionar al fin de aquel extraño estado.

Con un salto se levanto del futón y distraído empezó a arreglar su habitación en busca de sacarse al rubio cenizo de la cabeza, sin éxito.

¿Que estará haciendo ahora?

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El rubio ceniza jadeo con la respiración entrecortada por la corrida que hizo para llegar hasta la estación con la intención de estar a la hora, no podía permitirse llegar a algún lado tarde o tolerar retrasos. Era parte de su naturaleza organizada y demandante ser alguien formal a la hora de planear un encuentro.

Aunque él no fue quién organizo esto. Al recordar al causante de ese lío volvió a murmurar maldiciones a aquella pobre criatura y su consciencia solo le gritaba que ese ser solo tenía buenas intenciones.

Buenas intenciones mi culo.

Chasqueo la lengua al detenerse y empezar a caminar con normalidad, en busca de encontrarse con la rubia y terminar aquel desenlace de una vez por todas.

A su alrededor se acoplo una gran cantidad de gente, alzo la mirada entre la multitud sin encontrarla y estaba a punto de gritar de frustración cuando una mano en su hombro le hizo detener toda intención de escupir alguna barbaridad de inmediato.

— Katsuki. — Saludo con una sonrisa coqueta a sus espaldas y él bufo para luego voltearse hacia ella mientras colocaba ambas manos en sus bolsillos con desinterés. — Perdón. ¿Llego tarde?

Katsuki se pregunto cuando le había dado permiso de usar su nombre, pero una respuesta a su pregunta se formulo gracias a su razonamiento rápido, fue contestada de inmediato llegando a su mente.

Deku.

Observo con seriedad la apariencia de la contraria, un vestido azul marino con blanco muy elegante pero sin exagerar que moldeaba su figura femenina y llevaba un sombrero blanco a juego con el atuendo mientras sus cabellos rubios se deslizaban desde sus hombros hasta su espalda baja de forma con suavidad. La rubia llevo ambos brazos a sus espaldas inclinando su cuerpo hacia adelante con un puchero dirigido a él con una mirada que quería expresarlo algo, pero no podía captar ese algo.

Simplemente desvió la mirada con un gesto vago.

— Acabo de llegar, no te preocupes.

— ¡Qué bueno! Vamos.

Con emoción reflejada en todo su esplendor, Camie tomo el brazo derecho de Katsuki jalándolo levemente siendo ella quién lo guiaba hacia algún sitio saliendo de la estación.

Katsuki se dejo llevar, después de todo no podía negarse ahora que estaba allí.

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— Que suertudos. Ya deben de estar juntos.— murmuro el pecoso mientras se observaba en el espejo.

Desvió su mirada hacia el cajón que estaba abierto, saco el estuche para luego abrirlo encontrando lo que buscaba y se lo coloco, el listón verde en su muñeca como siempre permanecía allí como un objeto de buena suerte y es algo que lo caracterizaba bastante. Apenas termino de atarlo una gota de agua cayo en su muñeca.

Trago saliva al levantar su mirada lentamente hacia el espejo frente suyo. Pudo apreciarse completamente confundido, unas lágrimas corrían por sus mejillas sin detenerse y sus ojos se abrieron como platos analizando su rostro.

— ¿Eh? ¿Yo..?

Izuku intento limpiarse las gotas pero seguían cayendo, no importaba cuantas veces se restregara los ojos con sus manos. Solo seguían allí, cayendo sutilmente y él no podía hacer nada para detenerlas.

Un gimoteo salio entre sus labios, y por simple consuelo se abrazo a sí mismo.

¿Por qué..?

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Quería ir a la cita, pero si el que va eres tú ¡espero la aproveches al máximo Kacchan!

Aunque... Estoy seguro de que nunca has tenido una cita jeje

¡Así que! ¡Te deje unos links que me recomendó Ochako para ayudarte!

— Puta madre, ¡¿Te estas burlando de mí?! ¿¡Ah, Deku de mierda!?.— Exclamo con la furia reflejada en todo su esplendor observando los links en sus notas mientras más leía sus mejillas se sonrojaban y su ceño se fruncía aún más.— Tss. Esto es patético.

Salio de la zona de los baños con varias miradas miedosas y curiosas encima suyo, después de todo había gritado cosas hirientes para alguien en especifico y aquello aterro a la mayoría.

Pobre persona. Pensaron en unísono una pequeña cantidad de gente sin dejar de mirar al rubio hasta salir del lugar.

Katsuki seguía a una distancia prudente a la rubia, quien se encontraba tarareando alguna canción desconocida para su oído musical. Bufó cansado, solo quería irse de una vez por todas.

No lo mal entiendan, la chica era simpática y demasiado hermosa. Pero ahora se percato que, lo que sintió por ella solo era atracción nada más.

Unos cuadros de varios paisajes dieron paso a su campo de visión, volteo viendo cada una de ellas de paso. Hasta que una en especial le hizo detenerse en seco, la observo con mucha atención al reconocerla.

Un lago tan extenso que abarcaba todo el espacio de la imagen, rodeado de algunos arboles y vegetación natural, pero, el lago era quién daba más claridad de acaparar su atención, y si, no podía quitarle la mirada de encima.

Su expresión fue una rara mueca, no daba un sentimiento especifico a manifestarse en él que pudiera describir. Solo, simplemente era algo que no podía explicarse ni a sí mismo.

Bastante extraño.

Camie le observo al mismo tiempo que Katsuki lo hacía con el cuadro. Luego de un rato, la expresión de Camie también cambio y una sonrisa junto a su mirada fueron de total entendimiento.

Camino despacio hacia el rubio y al estar a su costado simplemente se acerco cerca de su oído. — Katsuki, hoy eres una persona diferente.

El rubio desconcertado miro como la rubia se volteo dándole la espalda para luego caminar lejos de él, su boca se abrió ligeramente en duda cuando desvío la mirada nuevamente al cuadro.

Quería que aquella imagen se grabara en su memoria, por ahora. 

Nuevamente en la misma situación estando en el puente lejos del museo que visitaron, Katsuki caminaba a unos pasos detrás de Camie mientras algunas gaviotas volaban a sus lados mientras el atardecer daba entrada con algunos rayos anaranjados reflejándose en ellos con todo su esplendor. 

El rubio se empezaba a sentir incomodo con el repentino silencio de la contraria, cuando en su comienzo no dejaba de hablar y de sonreír. En esos momentos no hacía más que tener su mirada clavaba en las nubes con una expresión relajada, tan calmada estaba que lo inquietaba.

— Utsushimi, ¿Quieres ir a cenar algo?

La chica soltó una pequeña risa.— Dejémoslo ahí.

En fin, él ni quería.

— Como quieras.

— Katsuki, perdón si me equivoco.— susurró Camie para luego voltear a mirarle después de todo ese rato evitando su mirada.— Solías estar enamorado de mí, ¿no?

— Enamorado suena exagerado.— bufó desviando la mirada frunciendo el ceño.

— Pero, ahora te gusta otra persona.

— ¿¡Ah..!? ¡Eso no..! — Por alguna razón su garganta se seco y no pudo negar aquella acusación cuando su rostro empezó a sentirse caliente.— Mierda...

Una risa juguetona salio entre sus labios gruesos para luego acercarse al rubio invadiendo su espacio personal.— Sé que si, pero bueno. Gracias por hoy, nos vemos en el trabajo.

Camie con una sonrisa ladina hizo un gesto de despedida abandonando el lugar, dejando atrás a Katsuki mientras él le veía perderse de su vista. 

La noche llego poco a poco a la ciudad, y los últimos rayos del cálido sol se despedían de igual manera en el horizonte. Las nubes fueron dispersándose dejando verse a las brillante estrellas fijadas en el cielo nocturno en pequeñas escalas y Katsuki al observarlas por un tiempo no pudo evitar pensar en las pecas esparcidas como constelaciones en las mejillas de bebé de Deku.

Para cuando la cita termine, ¡el cometa será visible en el cielo! ¡Espero puedas verlo!

— ¿De qué mierda hablas, nerd?.— murmuró Katsuki despego su vista de la pantalla del celular para poder fijarse nuevamente en el cielo.

¡Oh! Lo olvidaba, deje mi número guardado entre tus contactos jeje ¡Llámame cuando puedas Kacchan! ¡Te estaré esperando!

Ladeo la cabeza aún confundido, regreso su vista a la luz brillante del aparato electrónico luego  empezó a buscar entre sus contactos y así encontrando el número del chico que invade sus pensamientos desde hace días. La selecciono y marco de inmediato, sin temer a sus acciones coloco el celular a su oído esperando con ansiedad que del lado contrario puedan contestar.

El típico sonido de espera, se hizo escuchar.

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Izuku al desviar su mirada hacía el origen del sonido repentino se percato que le llego una llamada entrante y era de un remitente desconocido.

La fuerte brisa hacía mover con sutileza una campana de viento que tenía instalado a un costado de su ventanal, y los rayos del sol restantes se posaban entre sus hebras verdosas desordenadas al levantarse de su futón con somnolencia de sobra.

Un bostezo y luego una queja provino de él al ser su sueño interrumpido.

Se extendió con pereza para poder alcanzar el celular que seguía sonando por tercera vez, y al tenerla entre sus manos contesto sin esperar a que se terminará el tiempo de aceptarla.

— ¿Bueno? Midoriya al habla.

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¡Saludos gente desde mi cama!
Actualización tardía, pero pude terminar el capítulo hoy y eso es lo importante.

Deseándoles una linda semana, ¡Nos leemos en la próxima actualización!

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