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━ Nueve

Fácilmente Katsuki pudo escuchar el cantar de las aves. Poco a poco el sol descendía y sus rayos de sol pasaban por encima de las rejas, conos naranjas y cinta de seguridad, y mientras más avanzaban, los letreros que pronunciaban "Prohibida la entrada" se visualizaban con claridad.

Katsuki ignoró todo esto, y dejó a sus acompañantes atrás al pasar la línea trazada de peligro para así detenerse frente a lo que se suponía, había sido en su momento más resplandeciente, un pueblo pequeño, acogedor y próspero. Pero, lo único que consiguió fue un gran pozo de agua junto a una devastación increíble.

El rubio ceniza no podía creer lo que veía.

En dónde alguna vez estuvo el pueblo de Itomori. En dónde conocí a la Abuela, a la mocosa de mierda, a cara redonda y al cuatro ojos, personas agradables y llenos de vida, ahora solo estaba ese gran pozo de agua en dónde... dónde... había caído el meteorito que arrasó con todo.

Su pecho estaba agitado, y sus ojos estaban muy abiertos ante su propia comprensión. La brisa peinaba sutilmente sus hebras rubias cenizas, aún incrédulo, y su expresión demostraba lo dolido que estaba.

Todo lo que conformaba el pequeño mundo de Izuku estaba... se había...

Katsuki reprimió sus ganas de vomitar.

—Oye, ¿Éste es el lugar? —pregunto Camie acercándose a él mientras se abrazaba a sí misma.

—Eso es imposible, Blasty debió haberse confundido de lugar —comento Kirishima junto a una risa nerviosa, evitando mirar adelante, demostrando su incomodidad.

—No, aquí es.

Negó nuevamente en un gesto vago. Katsuki volteo a observar rápidamente su alrededor, negándose a creer lo que sus ojos veían.

—Recuerdo todo perfectamente... sé que es aquí. Maldita sea. Este pueblo, esta escuela. ¡Incluso dónde estamos parados ahora era el patio escolar!—hablo Katsuki alto y claro.

Él sabía que ellos no le creerían, ellos no sabían de los cambios que vivió con Izuku, pero aún así, lo único que si podía afirmar, era que, ese sí es el lugar que tanto había buscado. Y fue reducido a nada.

—Hombre, eso no puede ser posible... Tú debes recordar el desastre que mató a cientos de personas hace tres años.

El rubio ceniza parpadeo momentáneamente, trago saliva intentando desatar el nudo que se había formado en su garganta, y por fin pudo pronunciar la gran incógnita que se formó en él.

—¿Murieron hace tres años?

El silencio que los rodeó fue suficiente para hacer que la cabeza de Katsuki explotara por sí misma de recuerdos. Soltó una exclamación ahogada al caer en cuenta de ello.

La imagen del meteorito de aquel día lejano golpeo su memoria. Hace tres años, el cometa pasó por la tierra y se fragmentó.

Para cuando la cita termine, ¡el cometa será visible en el cielo! ¡Espero puedas verlo!

En la cabeza toda revuelta de Katsuki, nada de esto tenía sentido.

—No... No puede ser. ¡Joder, tengo las estúpidas y ridículas notas que él me d-dejaba!— exclamo Katsuki reprimiendo su tartamudeo, al mismo tiempo que ignoraba el temblor que sus manos poseían, saco su teléfono inmediatamente y comenzó a buscar.

Mientras revisaba su celular se dirigió a la aplicación donde registraba su rutina, ideas y planes, en pocas palabras su diario personal. Pero, apenas ingreso al mismo, se tomó unos momentos para frotar su antebrazo derecho en sus ojos, porque apenas regreso a mirar pudo ver como las notas de color verde y las palabras que contenían se convertían en códigos inexplicables para así después borrarse por completo. La aplicación quedó en blanco en un instante.

La ventanilla que decía "sin notas.", se sentía como una clara burla hacía él.

Tanto Kirishima como Camie abrieron los ojos sorprendidos al ver como Katsuki soltaba una escandalosa carcajada sin gracia, al mismo tiempo que balbuceaba palabras sin sentido. El pelirrojo intentó acercarse para hacer entrar en razón a su amigo, pero el rubio ceniza inmediatamente se apartó de su toque de un manotazo. El fuerte golpe sonó como un eco en el lugar.

Los ojos del rubio ceniza le picaron mientras observaba la mirada llena de estupefacción del pelirrojo.

Él tenía ganas de descargar su inmensa frustración y tristeza por medio de un grito o una maldición como suele hacer, pero a diferencia de otras veces, no tuvo las energías suficientes para hacerlo.


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Las pocas luces que iluminaban la autopista chocaban en ocasiones en la expresión estoica del rubio ceniza. Katsuki mantenía su cuerpo apoyado de la puerta al mismo tiempo que su mejilla reposaba en su mano derecha, con la mirada fija en el paisaje nocturno que dicha ventana le podía ofrecer en el asiento del copiloto. El hombre mayor del restaurante dónde habían comido con anterioridad se ofreció a ser su medio de transporte de ida y vuelta. Y como era demasiado tarde para regresar a Tokio, se dirigían a una posada para pasar la noche.

Katsuki ni se molestó en ver como se encontraban sus acompañantes, demasiado enfrascado en la ventana. Tratando de distraerse de lo afligido que se sentía.

Cuando finalmente llegaron a su destino, y luego de agradecer adecuadamente a quien había facilitado su llegada al lugar, Katsuki fue rápidamente a confirmar aquel accidente con el cometa. Y desafortunadamente, era verdad.

"Itomori, la ciudad que desapareció."

Varios libros de texto se encontraban esparcidos por la mesa, cada uno de ellos abiertos en una sección en común.

"Un meteorito impacta, borra una ciudad."

La voz de Kirishima se hizo escuchar al leer en voz alta uno de los artículos en línea que encontró en su teléfono.

—El cometa Tiamat con un periodo orbital de 1.200 años. Se aproximó a la tierra, hace tres años en octubre. Nadie pudo predecir que su núcleo se desintegraría y golpearía la tierra...

El sonido de varias hojas en movimiento ambiento al fondo, una nueva sección fue abierta en uno de los libros.

"Ciudad aniquilada."

"Más de 500 personas muertas o desaparecidas."

—Un fragmento del cometa se convirtió en un meteorito que golpeó Japón.—continuó Kirishima concentrado en su lectura.

Las teclas de la computadora de la biblioteca de igual forma al fondo se escuchaban con suavidad. Camie escribió en el buscador "Itomori, cometa, daños", y luego de darle una revisada rápida a los resultados, fue el turno de ella de leer su contenido.

—Al parecer, esto sucedió durante el festival de otoño. Justo en ese momento, fue el punto de impacto.— señaló Camie en el ordenador un dibujo con coordenadas exactas dónde mostraba el pueblo antes de su destrucción.—A las 8:42 p-m, exactamente, en el lugar dónde las personas estaban reunidas por el festival.

Al transcurrir el tiempo, una montaña de libros se habían amontonado al lado de Katsuki, quien se encontraba con uno de ellos en la mano leyéndolos en silencio. Y después otro momento más, en el cual los únicos que se encontraban a la vista eran Kirishima y Katsuki, Camie hizo acto de presencia al salir de un pasillo con un enorme libro con cobertura negra.

"Más de 500 personas murieron, una tercera parte de la población, y ahora nadie vive en Itomori."

El rubio ceniza levantó la vista hacia la chica con interés.

Camie se acercó a ambos chicos para así mostrar el título de aquel libro grande y pesado, colocó ambas manos bajo el mismo para facilitar la vista. Solo unas palabras llamaron la total atención de Katsuki.

Lista de los nombres de las víctimas.

Rápidamente el rubio ceniza se acerco, le arrebato el libro de sus manos para así correr a la mesa más cercana y revisarlo con intensidad. Camie y Kirishima no se quedaron atrás, inmediatamente se acercaron para mirar de igual forma su contenido.

Katsuki buscó enseguida el apellido Midoriya.

Las hojas pasaban ante él, y mientras mas buscaba, la ansiedad subía hasta estancarse en su garganta. Durante su búsqueda, encontró otros nombres que reconoció de inmediato.

"Iida Tenya"

"Ochako Uraraka"

—Cara redonda... Cuatro ojos... —murmuro Katsuki con un deje resignado, una gota de sudor bajo por su sien y trago saliva. 

Pasó otra página. Y finalmente lo encontró.

"Midoriya Kyomi"

—Mocosa de mierda...

"Midoriya Chihiro"

—Abuela...

Y luego de unos segundos, su dedo quedó fijo en un nombre en específico. Sus ojos recorrían cada kanji como si fueran a desaparecer en cualquier momento, pero, obviamente eso no pasaría.

"Midoriya Izuku"

El nombre del chico que ha estado rondando en su mente todo este tiempo, se encontraba impreso en aquel repugnante libro.

—Izuku... —pronuncio Katsuki sin aliento. 

—¿Es él?

Katsuki permaneció en silencio. Y Camie se apoyo con ambas manos hacia adelante, demostrando su escepticismo abiertamente.

—¡Tiene que ser un error! ¡Él murió hace tres años!

—¡Hace dos o tres semanas no estaba muerto! ¡Y el imbécil me dijo que el cometa sería visible!

Para cuando la cita termine, ¡el cometa será visible en el cielo! ¡Espero puedas verlo!

—¡Entiéndelo, Katsuki! ¡Ese chico que estuviste buscando todo este tiempo está muerto!

¡Oh! Lo olvidaba, deje mi número guardado entre tus contactos jeje ¡Llámame cuando puedas Kacchan! ¡Te estaré esperando!

—¡Joder, cállate!

—Ah... chicos...—hablo Kirishima dubitativo, sin saber qué hacer para apaciguar las aguas entre sus amigos.

Katsuki chasqueo la lengua para después levantarse abruptamente y alejarse, necesitaba relajarse, descargar su molestia en otros no solucionara nada. Intentó reorganizar sus pensamientos mientras respiraba con fuerza por la nariz. Contar hasta diez nunca había sido tan difícil como ahora. 

Esta debe de ser una broma de muy mal gusto.

El rubio ceniza abrió los ojos con sorpresa al recordar algo fugazmente.

—Hace dos o tres semanas... él dijo que el cometa sería visible...—repitió Katsuki paulatinamente.— entonces él de verdad...

Rápidamente volteo a ver a sus amigos a sus espaldas pero en vez de encontrarse con la mirada de ellos, se encontró con la mirada de sí mismo reflejado en el único espejo detrás de la computadora. Se miró por un largo rato, y un escalofrió le recorrió la espalda al recordar nuevamente las palabras de Midoriya Chihiro.

Estas soñando ahora mismo, ¿verdad? 


.

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—Es muy acogedor el lugar, ¿no lo crees?

—Sí... Perdón, solo pude conseguir una habitación disponible para los tres. Espero no sea mucha molestia Utsushimi.—comento Kirishima mientras se rascaba la nuca nervioso.

—No te preocupes, no es ninguna molestia.—respondió Camie con tranquilidad. Jugó por un momento con el cigarrillo entre sus dedos para después darle una suave bocada y expulsar el humo.—Y soy Camie para ti.

Kirishima sonrió en respuesta e inmediatamente se acerco al dispensador de agua para refrescarse un poco. La rubia continuo en lo suyo, luego de un rato de permanecer en silencio, regreso su atención al pelirrojo quien se encontraba tecleando algo en su celular.

—¿Y Katsuki? ¿Qué está haciendo?

—Sigue leyendo artículos sobre Itomori... —musito Kirishima tranquilamente, sin despegar su mirada rojiza de la pantalla.—Periódicos y revistas. Está leyendo cualquier cosa sobre el accidente en todo momento.

—Te preocupas por él.

—Eso es bastante obvio, ¿Cómo no lo haría? —Kirishima soltó una pequeña risa irónica.—Él es mi...

—Y te gusta.

El pelirrojo se quedo quieto al procesar las últimas palabras, y después de caer en cuenta en lo que significaban para él, un inevitable calor invadieron sus mejillas. Camie no perdió el tiempo, y soltó una risa ligera sin cargada de malicia o burla.

Y ante la nula respuesta de parte del pelirrojo, la rubia simplemente le resto importancia. Después de eso, nuevamente cada quien se concentró en lo suyo, pero Kirishima veía de reojo a Camie y ésta notó su mirada de inmediato.

Nuevamente, una risa ligera brotó de sus labios y Kirishima se preguntó si ella sabía más de lo que aparentaba.

—¿Qué tanto me miras Eijiro? 

—Ah, no es nada. Es solo que... no creí que sería tan obvio.

—¿Sobre tus sentimientos? —Kirishima afirmó efusivamente, y Camie tarareo pensativa.—Bueno, se podría decir que no lo ocultas muy bien.

El pelirrojo parpadeo momentáneamente, y ladeo la cabeza confundido.

—¿Qué quieres decir?

—Pues, él también me gusta.—La falta de respuesta le dio pase para continuar.—En especial ahora. Siempre fue un buen chico a pesar de su mal carácter, pero he notado su mejora.

Kirishima se mantuvo en silencio mientras apoyaba sus codos en sus rodillas, escuchándola y comprendiendo sus palabras. Estaba de acuerdo con ella. 

Pero aún le daba cierta gracia que a ambos le gusten el mismo chico.

—Él se esforzaba, me parecía lindo. —Camie se dio un momento para dar otra bocada a su cigarrillo. El humo bailó luego de ser expulsado.—Lo que Katsuki insinúa sobre haber estado en ese pueblo antes del cometa, es demasiado extraño, pero...

—Él conoció a alguien, y ese alguien lo cambió.— Kirishima completó sus palabras, demasiado seguro que ella diría eso, porque él también pensaba de igual manera.

—Exactamente. Solo debemos apoyarlo, y su felicidad será la nuestra ¿no lo crees?

A Kirishima no le hacía falta hablar para corresponder las palabras de la rubia, porque su sonrisa radiante fue suficiente respuesta. Y Camie lo sabía.

Por otro lado, Katsuki se encontraba apoyado en una de las paredes detrás del pasillo continúo a la habitación donde estaban platicando con anterioridad Kirishima y Camie. Así mismo como estuvo ahí todo el tiempo, escuchando en silencio, regreso a su habitación de la misma forma.

No tenía tiempo que perder.


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"El peor desastre ocasionado por el Cometa de Itomori."

Una nueva leída, y chasqueo la lengua al no encontrar nada nuevo. Tomó su teléfono a un costado, nuevamente abrió la aplicación de notas, y se encontró con lo mismo.

"sin notas."

Trago en seco, sintió todas sus energías desvanecerse en un instante, y ante el evidente cansancio que su persona mostraba, se dejó caer en la mesa frente a él. Katsuki se refugio en sus brazos cruzados sin soltar su teléfono en ningún momento.

Se preguntaba si realmente todo fue un sueño.

Yo reconozco el lugar, por las noticias de hace tres años... 

Su expresión se contrajo ante el pensamiento e hizo una mueca poco habitual, respiro hondo, y nuevamente se hundió en su antebrazo. En su cambio visual solo había oscuridad.

Si no es eso, ¿Un puto fantasma...? No... demasiado ridículo, no puedo estar enamorado de un maldito fantasma, entonces, ¿Una fantasía?

Katsuki se levantó de golpe de su posición para mirar nada en específico a la lejanía. Sus orbes rubíes denotaba lo afectado que estaba, e inevitablemente, un chasquido abrupto se produjo dentro de él.

El hilo que los unía a él y a los recuerdos de la persona que amaba se rompió.

—¿Cuál era su nombre? —musito Katsuki con pesar.


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No se crean, este capítulo me dolió más a mí que a ustedes. Y voy a prepararme para el próximo capítulo, porque se viene, ¡Espero les haya gustado el capítulo! Y tengan un lindo día, muack<3

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