Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1

Luego de alrededor dieciséis horas entre vuelos, y una escala en Zúrich, llegamos por fin al aeropuerto Breslavia-Copernico. Dormí bastante, pero aún así sentía mis ojos cansados. Tomamos un autobús que demoró unos minutos en dejarnos en la estación central de trenes, en dónde mi tía Ewa iría por nosotras en auto. 

Mi madre suspiró

—Que viaje tan largo—miró al cielo

Sólo la observé

—Es el mismo que debimos hacer hace muchos años—respondí 

De pronto un auto de color negro lustroso, aparcó justo delante de nosotras. Alcé la vista. El vidrio delantero bajó, y dejó al descubierto el rostro sonriente de mi tía Ewa.

—¿Cómo están mis chicas?—alzó las cejas

Mi madre por primera vez en un mes a mi percepción, sonrió notoriamente alegre. Se levantó del banco en el que estábamos y se acercó al auto.

—Ewa, te extrañé tanto—le sonrió mi madre, frente a su ventanilla

—Luego lloriqueamos y nos abrazamos, suban—se rió, tomando la mano de mi madre

Le hicimos caso, y subí en el asiento de atrás

—Wow, Emily, estás gigante—me miró por el retrovisor antes de partir el auto

Sólo me limité a sonreír

—No, es que enserio, estás muy distinta a como te recuerdo—siguió diciendo

—Pues claro, antes era más tierna, ahora es un ogro—se rió mi mamá

 Le dediqué una sonrisa sarcástica

  —Gracias má —contesté

Ambas rieron 

Mientras manejaba rumbo a su casa, mi tía conversaba de cosas triviales con mi mamá. Algo sobre que Niko no quería ir a la escuela, que Thomas supuestamente iba pero no terminaba de dudar que así fuera.

—Y ya ves, es difícil controlar al par de jovencitos, más aún cuando uno ya es mayor de edad y cree que puede mandarse sólo—terminó de decir mi tía, mientras aparcaba en el portón de su casa

Miré por la ventana. La casa era tal como la recordaba, sólo que el color estaba más nítido que en mis recuerdos. Allí es dónde había crecido con mis abuelos, mi tíos, y mis primos. Era todo perfecto, a mi parecer.

Era un lugar enorme. Herencia de hace tres generaciones atrás. Arquitectura antigua, color rojo ladrillo en el techo empinado, adornado por dos chimeneas y varias ventanas salientes de formas ovaladas. Una pequeña escalera gris te llevaba hacia la entrada de la casa. 

—Bienvenidas a su nuevo... bueno, viejo hogar—sonrió mi tía, indicándonos  que entráramos.

Al entrar, me encontré con un escenario un poco diferente al que recordaba. Era lo mismo, pero con un toque de modernidad. Mi tía tenía un buen gusto para decorar. 

—Wow...—murmuré

Mi tía lo notó, y se acercó a mi

—¿Te gusta la decoración?—señaló con la mano todo el lugar—. Ni creas que todo lo hice yo. La mayor parte de este trabajo lo hizo tu abuelo, que en paz descanse

Suspiró sonoramente. 

—¿Y los chicos?—mi madre se dirigió a mi tía, cerrando tras de si la puerta principal

—Ah, esos niños. Están arriba encerrados en su habitación —se acercó al pie de la escalera, para subir un escalón y luego gritar;—¡Thomas! ¡Niko! ¡Bajen ahora mismo, su tía llegó!

Me reí en silencio. Los trataba tal como recordaba. 

Minutos después, una silueta delgada y de paso lento apareció en la sala.

—¡Niko!—habló mi tía Ewa—. Creí que ibas a ser el último en bajar, pero bueno

Niko estaba no tan distinto a como lo recordaba. Cabello negro, que ahora lo tenía un poco más largo, ojos azules, tez pálida, alto, delgado, y de parada algo encorvada. Me observó unos segundos, para luego sonreír a boca cerrada y acercarse a saludarme. Luego hizo lo mismo con mi madre, y se quedó quieto y callado junto a nosotras. No era de muchas palabras. 

—¿Y tú hermano? —le preguntó mi tía Ewa a Niko—. Ya vamos a cenar, sube y dile que lo estamos esperando

Niko la observó atento, e hizo ademán de levantarse hasta que escuchamos la voz masculina de Thomas inundar la habitación.

—No es necesario. Ya bajé—dijo con voz profunda, mientras volteamos a verlo

Él si había cambiado. Es decir, es algo obvio. No te quedas de igual aspecto físico desde los diez hasta los diecinueve años. Pero era abrumante lo mucho que había cambiado en comparación a Niko. 

No era el pequeño niño delgado de ojos oscuros y pelo largo que recordaba, y con el cuál jugaba todo el tiempo. Ahora era un hombre, alto, de complexión mucho más ancha, cabello corto y voz gruesa. 

Se acercó a saludar a mi mamá, y luego me saludó a mi de forma bastante fría.

—Bien, ¿A cenar, no?—anunció mi tía

Nos sentamos todos a la mesa, mientras mi tía sirvió los platillos. 

Conversaron un buen rato ambas. Thomas, Niko y yo no pronunciamos palabra en todo el rato. 

Mi tío, el papá de Niko, estaba por trabajo fuera de la ciudad y por eso no lo veía por ningún lado de la casa. 

Hubo un momento en que mi tía se me quedó viendo fijamente mientras sonreía 

—Emily, lo siento que te mire así, pero es que aún recuerdo a esa niñita traviesa que corría de la mano de Thomas por toda la casa—sonrió—. Y ahora, mírate, estás grande, toda una señorita.

Nuevamente, como en el auto, sólo sonreí en respuesta.

—¿Te acuerdas cuando jugaban estos tres? Y ahora míralos, crecieron en un abrir y cerrar de ojos—volvió a decir, ahora dirigiéndose a mi mamá—. Me acuerdo cuando Thom y Emily andaban diciéndoles a todos que eran esposos y que Niko era su hijo —una risotada inundo a mi tía y a mi mamá

Miré a Thomas. Estaba serio, pero parecía que iba a estallar en risas en cualquier segundo.

Sentí mi rostro enrojecerse.

—No se pongan rojos—comentó mi tía, aún riéndo

Dios santo. 

Miré a Thomas, algo turbada. Sólo me observó con una casi sonrisa en su rostro. Luego miré a Niko, y se estaba riendo.

—Ah, estos niños —negó nostálgica, y luego miró a los chicos—. Mhhh, Thomas, enséñale a tu prima su habitación ¿Quieres? y así se ponen al día, que se yo, recuerdan su infancia.

Nos miró sonriente. 

Miré a Thomas, que estaba con la mano apoyada en la frente. Suspiró, y se levantó de malas ganas de la silla. Me miró levantando la ceja, sin decirme nada, invitandome a seguirlo. Sólo me levante, pedí permiso, y lo seguí. 

Al llegar al segundo piso, lo seguí hasta la habitación al fondo del pasillo.  

—Esta es tu habitación. Estás al lado de mi habitación, pero no te preocupes, es como si yo no estuviera, así que ruidos no escucharás—me sonrió fugazmente, y me abrió la puerta del que sería mi cuarto

Asentí

—Ok, gracias—sonreí 

Iba a marcharse, pero intenté hacer algo para que pudiesemos recuperar nuestra amistad.

O al menos recuperar un poco de cercanía, y romper esa distancia que habíamos creado con los años y la lejanía.

—Mhh... Thomas, espera —lo llamé

Se volteó, sin acercarse y me observó atento.

—Mañana tengo que ir a mi primer día de clases en el instituto, y... bueno, ya sabes —su mirada fija me turbó, y me callé por un segundo—. Quiero decir, no conozco a nadie, vengo recién llegando aquí y...

Me miró impaciente

—¿Y? —respondió, apresurándome

—Y... te quería pedir si podías acompañarme al instituto —sonreí nerviosa—. Sólo por mañana, es que en verdad estoy nerviosa por ser nueva y todo eso.

Nos quedamos mirando unos segundos, en que Thomas parecía analizar la situación, o estar pensando la respuesta. O incluso estar burlándose internamente de mi nerviosismo.

Hasta que habló

—Mhhh... lo siento, no puedo. Pero dile a Niko. Seguro te acompaña, no sabe decir que no —dió media sonrisa y entró a su habitación sin más

Cerró la puerta tras de si, y el ruido quedó retumbando en mi mente.

Creo que no sería fácil entablar algún tipo de cercanía con él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro