Recuerdo
Nota del editor: Hay un consenso general en que este poema está dedicado a su esposa Yanila, que se suicidó tras una fuerte depresión.
Te recuerdo de pie,
mirando al lago calmo,
recuerdo la neblina perenne
que no acababa
de alzarse y diluirse.
Tus ojos repasaban
las manos anhelantes
de las algas,
el fantasmal impulso
de las plantas acuáticas.
Recuerdo el gran silencio,
donde el único pájaro del mundo,
cantaba, solitario.
Tu mirada perdida
se hundía tristemente
en el légamo sombrío
de las orillas,
con sus oscuros troncos carcomidos,
la hojarasca podrida
llamando desde el fondo,
húmedo y frío.
Recuerdo aquellos árboles,
vencidos, derrumbados,
ahogados en el limo,
con el manto verdoso
arropándolo todo,
como una madre muda.
Y la casa vacía,
marrón y blanco puros,
cerniéndose en las aguas
profundamente quietas,
como espejos metálicos.
Y padre,
con su expresión cansada,
dolorido de mí,
tras la cortina de agua
que te cala hasta el alma,
al lado de la jaula
de las aves cantoras
que callaron un día
para siempre,
cuando te fuiste
sin decir mi nombre.
Hoy cruzo las estepas siderales
pero lo que me atrae
son las estrellas muertas.
Hay flores violetas
sobre los asteroides,
anillos de diamantes
circunvalando mundos,
nebulosas divinas
donde nacen los cúmulos,
pero me llaman cosas
como planetas yermos,
tormentas planetarias,
agujeros de sombra,
púlsares asesinos,
cuando recuerdo y siento
que ya no estás conmigo.
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