La mirada del Hombre
¿Sobre qué frágil ser
se descargaron
las visiones astrales?
¿Para qué se construyeron ojos,
si terminarán ciegos
de albergar las estrellas
e hilar constelaciones?
No podrán seguir,
tan abatidos,
el rio de los mundos,
no somos El Que Mira,
porque las lágrimas
no dejan ver los soles.
El hombre no puede sostener
este Universo
sobre su débil corazón,
adolorido
por las heridas del amor
y del olvido.
Izados sobre la nada,
temblorosa y ardiente,
cuánto cuesta
arrancarse del barro,
y ahora se nos exige
que elevemos los gritos
a la luz,
nosotros, los ahogados
del espacio profundo.
Porque no hay nadie más,
crecimos solos,
con toda la belleza alrededor
pidiéndonos el éxtasis,
pero al final
nos huye el infinito
y queda el poso amargo
de la melancolía
en la mirada triste
que quiso ser divina.
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