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┊ ˚➶ 。˚ ☁️ 17 ;; Dolor y Mejoría.

El cielo estaba completamente despejado, no corría una pizca de aire que pudiese arruinar el hermoso clima. El jardín del hospital estaba convenientemente vacío para que la reunión entre DaByul y SooBin fuese más íntima y dulce. Ambos chicos estaban sentados en su banquito de siempre, charlando y riendo. DaByul observaba sin parar la sonrisa de su pequeño cristal, enamorándose cada vez más de esa tranquilidad y esa enorme paz que el pelinegro le transmitía como enseñanza de vida. SooBin sabía que aquellas emociones que sentía a flor de piel cuando con ella estaba, no podían ser malas ni perjudiciales para su salud. Todo parecía transcurrir en cámara lenta, como SooBin se acostaba en las piernas de DaByul sin miedo a nada, y como ella acariciaba sus cabellos y mejillas para darle de su cariño... Ambos se quedaron mirando por un momento, llenándose de las vibras que el otro le transmitía, llenándose de amor y conectándose a través de sus almas enlazadas. SooBin se levantó un poco para poder acercarse al oído de DaByul y susurrarle con una suave y baja voz, característica suya.

—DaByul... —susurró bajito, causándole un hermoso estremecimiento a la nombrada. DaByul cerró sus ojitos disfrutando del hermoso y extraño sentimiento que el adverso le había dado con su voz llamándola.

—¿Qué? —preguntó ella con la misma voz, aún con sus ojos cerrados, sintiendo cada aliento, cada respiración que el pelinegro daba. Ella sonrió sintiendo cosquillas en su cuello ante eso.

—DaByul... —volvió a llamar SooBin, pero ésta vez la voz sonó diferente, rasposa, como si estuviese a punto de llorar. Ella se separó rápidamente del chico, y cuando quiso ver su rostro, éste estaba llorando desconsoladamente, DaByul tembló sintiendo miedo—. ¡DaByul, ayúdame, por favor! —gritó SooBin de forma desgarradora— ¡Da...



—...Byul! —gritó Kang DaeSung, su terapeuta grupal, despertándola de su trance. DaByul se despertó de su sueño, tal vez no era un sueño y solo se había quedado tildada por un momento, imaginando todo aquello. La pelinegra miró a todos sus compañeros algo asustada, todos la estaban observando confundidos y algo preocupados. Ella tragó en seco y trató de calmarse. Tocó su pecho y reguló su respiración, calmando sus acelerados latidos.

—Lo siento... —susurró la dulce chica, mirando hacia abajo algo avergonzada. DaeSung sonrió negando. En aquel lugar, él jamás juzgaría absolutamente nada. Obviamente sería algo que charlaría personalmente con la doctora Kim YongSun, ya que ella era quién se encargaba de DaByul por separado—. No volverá a suceder...

—No te disculpes, pequeña. —explicó DaeSung y todos los allí presentes asintieron. No tenía por qué preocuparse, allí nadie estaba mejor que el otro, todos estaban en situaciones diferentes, nada más. DaByul asintió un poco más relajada por eso, pero no por lo que había estado pensando.

La situación de SooBin aún le perseguía. Su pequeño cristal tenía esquizofrenia. Duro de decir en voz alta y mucho más de asimilar, pero completamente real. Fuera de aquella condición médica que le aquejaba, ella era una persona como todas; tuvo su época de secundaria y de investigaciones que se llevaban a cabo gracias a su enorme curiosidad. Recuerda en alguna ocasión haber buscado en internet o algún libro acerca de la esquizofrenia y de lo que acompañaba a esta condición mental crítica. Sabía que había ciertos tipos de esquizofrenia, que no todas las personas con esa característica eran iguales, que no actuaban de la misma forma y que no le aquejaban los mismos síntomas. No recordaba cuáles eran dichos tipos de esquizofrenia, pero si era consciente de que era una situación mucho más complicada que eso. Por eso mismo, estaba completamente asustada y shockeada por lo recientemente descubierto. Había leído acerca de casos letales en donde las personas que padecían de ello atentaban contra su propia vida debido a la gravedad de los síntomas presentados. El tan solo pensar que SooBin podría intentar aquello... le aterraba. Le aterraba en demasía. Aún no sabía cómo reaccionar, no sabía qué decir ni cómo actuar al respecto. Porque mientras ella sentía su mente detenerse debido a la noticia, su presente continuaba y tenía que seguir con su vida.

—Ahora, pequeña DaByul, me gustaría que compartas tu progreso de la semana con el resto de nosotros, obviamente si es que eso es lo que deseas. Pero sería un hermoso gesto, y un gran avance de tu parte. Te lo agradeceríamos mucho, dulce DaByul. —volvió a hablar DaeSung mientras ella lo miraba fijamente, más con su mente otra vez ida.

Se levantó con firmeza, esforzándose, pues lo que iba a decir se supone que era una buena noticia, pero... ¿Por qué no se sentía como tal? DaByul miró a sus compañeros buscando respuestas a todas esas cosas preguntas que rondaban en su cabeza y que abusaban de su nueva tranquilidad mental. ¿Hace cuánto había pasado la situación con su pequeño cristal? Una semana también, por lo que estaba entre decirles a sus compañeros acerca de ello, como un descargo y desahogo necesario, pero, ¿Por qué a ellos? Es decir, ella no está allí por eso, ella está allí por otro motivo, y es un motivo personal en el que SooBin, aunque quisiera, no puede estar. Por un momento Han DaByul caypo en cuenta de que estaba lidiando con ello sola, que SooBin solo era una compañía temporal con la que había logrado encontrar estabilidad para mejorar, más atribuirle todos sus logros y su progreso a SooBin era algo muy peligroso. Ella sentía vergüenza de sentirse débil, pues creía que SooBin estaba peor y jamás lo manifestaría. DaByul debía seguir sola, y dejar de depender de aquel lindo pelinegro.

—Yo... ya puedo comer mis cuatro comidas del día. —habló DaByul algo inexpresiva, a pesar de que lo que estaba diciendo era verdad, y era algo muy bueno a decir verdad. Pero ella, se sentía muy vacía ahora mismo—. No me da asco comerlas, pues ya tengo un apetito regular, el cual se está normalizando. O al menos eso dijo... mi doctora.

—¡Eso es una excelente noticia, DaByul! ¡Buen trabajo! Me alegra que hoy todos hayamos tenido buenas noticias por contar. ¡Es un gran día! —exclamó Kang DaeSung con una notoria y sincera felicidad en su rostro y palabras. DaByul sonrió un poco y volvió a sentarse susurrando un pequeño "gracias" con algo de retracción.

Ella solo sabía que después de todo lo que estaba pasando, necesitaba desahogarse y eso lo haría con la doctora Kim YongSun, a quién le tenía una máxima confianza por todos los hechos ocurridos. Cerró sus ojos y con la imagen de su pequeño cristal sonriéndole como siempre, pudo terminar con aquella terapia grupal manteniendo su paz y su serenidad...















DaByul estaba acostada en su cama, escuchando aunque no quisiera la charla de DaeSung con su doctora, pues había algunas conductas que YongSun obviamente debía saber. DaByul miraba el techo desganada, pues a pesar de estar escuchando la charla ajena, también estaba perdida en otros pensamientos. Hoy había sido un día muy pesado y complicado para ella. Tenía mucho que decirle a YongSun, pero al mismo tiempo no sabía cómo comenzar la charla. Necesitaba sentirse menos desesperada, más en paz consigo misma. Lo único que se le venía a la mente, era aquel rostro lleno sufrimiento y angustia, ese que había aparecido en su sueño, el rostro de SooBin. Recordaba claramente cómo éste le suplicaba por su ayuda, más ella no podía hacer nada. El pequeño cristal se rompía y a ella le dolía. Sin embargo, muy en el fondo sabía y reconocía que eso no era su culpa. Y es que podría tomarlo para ese lado si así lo quisiera, pero no era su culpa. SooBin tenía sus propios problemas a resolver, y eso no dependía de lo que DaByul hiciera.

La doctora YongSun se despidió de Kang DaeSung y entró en la habitación de DaByul, quién enseguida la observó al entrar. Han se sentó en la cama, ansiosa, en el mal sentido de la palabra, acción que notó su doctora. La mayor sonrió un poco, porque sabía perfectamente a qué se debía aquella actitud proveniente de la menor. La médica Kim se sentó en la silla ubicada en frente de la cama de la jovencita pelinegra, quién no dejaba de penetrarla con la mirada, buscando que ella comenzara la conversación, porque sola no podía con tantas cosas que pasaban por su mente y se atoraban en su garganta. YongSun la observó algo preocupada y suspiró. Una sonrisa dulce se formó en sus labios, mostrándole a la chica que sería escuchada si es que deseaba hablar acerca de lo que sea. DaByul se dio cuenta de eso, y un nudo se hizo presente en su garganta. Ella comenzó a sollozar de a poquito, hasta que pronto, estuvo largando toda esa presión a través de un llanto estruendoso.

—Eso es, pequeña cristal... Suelta todo lo que necesites soltar... Si no necesitas palabras, también estará bien para mí. —habló la mujer mayor, manteniendo esa fuerte y sincera sonrisa compañera que siempre le dedicaba a su dulce DaByul. Ésta última estaba calmando su llanto poco a poco, pudiendo por fin encontrar las palabras necesarias para expresar lo que estaba sintiendo—. ¿Te sientes mejor?

—S-sí... —susurró la pequeña DaByul, limpiando sus propias lágrimas como tantas veces hizo, pero ésta vez era diferente; el llanto no la hundía más, si no que le daba respuestas y le daba tranquilidad para afrontar lo que seguía. Algo así como... un llanto normal, un llanto necesario y no desgastante. DaByul mejoraba día a día recobrando aquellas emociones que creía perdidas, que solo en su niñez había vivido—. Estoy mejor... ¿P-por qué? Antes cuando lloraba, solo lograba amargarme más y ahogarme en mi propio dolor... ¿Qué es esto? Lo recuerdo como algo pasado...

—Estás recuperándote. Tu llanto es un llanto fortalecedor, necesario y normal. Ya no es de angustia pura. DaByul, eso es algo muy bueno... Pero puede ser muy complicado de entender, y eso, está perfectamente bien. —explicó Kim acercándose. Su mano fue a acariciar la adversa, DaByul vio aquello y suspiró aún algo afligida, pero un poco restaurada—. Pronto entenderás lo importante que es llorar de vez en cuando... —susurró la mujer y DaByul la observó con sus aún algo aguados ojitos.

—Yo... Yo me siento culpable. —confesó finalmente la menor con su rostro perdido, recordando como SooBin le sonreía y le lloraba, suplicándole por ayuda, ayuda que no pudo darle y que no sabía si algún día podría hacerlo—. SooBin está mal... SooBin no tiene cura y yo me voy curando sin ayudarle a él... ¿Qué puedo hacer? ¡No soy capaz de hacer nada!

—DaByul... —interrumpió la doctora YongSun sin dejar de acariciar la mano de su querida paciente—. Quiero que pienses una cosa... Tú cuando lo conociste... ¿Sentiste que SooBin debía cuidarte? ¿O acaso no mejoraste por tu cuenta? —preguntó YongSun algo preocupada por lo que pasaba por la mente de DaByul. Ésta última razonó ante ello y bajó la mirada nuevamente a sus manos unidas.

—No... No es responsabilidad de SooBin encargarse de mí... pero eso no quiere decir que él no me quiera o no se preocu... ¡Oh, ya entendí...! —analizó la pequeña, abriendo sus ojos en grande, sorprendida ante aquello. YongSun suspiró un poco aliviada al ver que la joven estaba teniendo la capacidad para poder razonar correctamente en ese tipo de situaciones.

—¿Lo ves? Todo lo que dijiste que sientes acerca de él... es exactamente lo que siente SooBin acerca de ti. —aclaró la mayor, DaByul asintió algo decaída, pues era inevitable—. No puedes mortificarte más que quién lo padece. ¿Recuerdas lo que te dije antes? No debemos culpar a SooBin por esto. Entonces, ¿Por qué sería tu culpa? SooBin te adora, te aprecia mucho. Eres quién dio un poco de luz a su vida. No te castigues sola, no es tu culpa.

DaByul sonrió un poco agotada. Era muy extraño. Sentía en su pecho que la doctora tenía razón en todo lo que decía, y que no debía torturarse con eso. Cerró sus ojos y decidió meditarlo más a fondo. A veces no entendía cómo podía SooBin tener esquizofrenia. ¿Cómo se manifestaba? Es decir, a todo esto, solo sabía que no tenía cura y que era algo que lo había tenido hace mucho tiempo. Sabía que ya había sido internado alguna vez en ese mismo hospital, y que antes había sido peor. ¿De qué dependía el estar mejor o peor? Si aquel padecimiento no era curable. O al menos eso creía. Porque cuando su mente comenzó a nublarse pensando en aquello, la doctora YongSun habló sacándola de sus pensamientos alborotados.

—Además... la esquizofrenia no tiene cura, pero...

DaByul la miró curiosa acerca de lo que iría a decir. Sorbió su naricita, pues aún estaba algo congestionada, normal cuando había llorado muy fuerte luego de mucho tiempo, liberándose.





—...pero se puede estabilizar.

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