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┊ ˚➶ 。˚ ☁️ 03 ;; Paso a Paso.

Han DaByul estaba en su habitación, mirando el techo acostada, pensando en todo lo que había ocurrido hace unas horas. La doctora YongSun no había querido darle más detalles del asunto, porque estaba estrictamente prohibido dar información de otros pacientes, a menos que fuese de vital importancia o urgencia. Pero de lo contrario, solo el doctor a cargo del paciente decidía a quién era correcto dar información o no. Por lo que aún las palabras de la doctora estaban en su mente, toda la situación pasada en sí.

—Para empezar, nuestro pequeño cristal... Se llama Choi SooBin. —Dijo YongSuncaptando la atención de DaByul—. Pero no puedo decirte más que eso. —Concluyó.

Suspiró y se acomodó de costado con un brazo doblado bajo la almohada y miró la vacía pared. Estiró su delicado bracito y tocó esta con sus pequeños dedos, sintiendo la textura y la frialdad del muro. Aún le costaba entender que no era la única en ese hospital. Que no era la única con ese problema, y que había mucha gente igual o peor. Quizá eso debía calmarle un poco, pero su mente pensaba muchas incoherencias y cosas negativas todavía. Tenía que lograr llevarse bien con ella misma, y así, completar su sanación corporal.

Solo se tapó mejor y cerró sus ojos. Mañana le esperaba un largo día de más chequeos médicos...


Al día siguiente abrió sus ojos al ser despertada por ese robusto hombre de aquella primera vez. Sus toques para despertarla fueron totalmente bruscos, como recordaba. Su pequeño y frágil cuerpo se elevó logrando que ella quedase sentada. Quitó las sábanas con lentitud y se movió, sacando las piernas de debajo de las cobijas para quedar sentada, pero con los pies apoyados en el frío y duro suelo. Sus temblorosas manos pasaron por sus adormilados ojitos y luego suspiró mirando un punto dijo hacia la esquina de la cuadrada habitación.

—Rápido. Prepárate para asearte. —Dijo el tipo—. En cinco minutos tienes que estar lista. —Volvió a ordenar y salió de la habitación dando un portazo al salir que hizo que DaByul se asustara un poco y apretara sus ojitos ante el sonido fuerte.

La mañana no empezó de la mejor manera, pero al menos podría prepararse para la reunión diaria que tenía con la doctora Kim YongSun. Cuando estaba dirigiéndose al baño siendo custodiada por el tipo grandote, se cruzó a ese doctor de cabellos colorados caminando por los oscuros y vacíos pasillos de las habitaciones de su fase. Rápidamente recordó la charla que habían tenido su médica y ella el día anterior. Suspiró viéndolo alejarse con rapidez y finalmente entró en el baño.

Ahora se encontraba mirando fijamente la comida con algo de perdición en sus pensamientos. Sus dedos delgados tomaron el tenedor y luego el tenedor comenzó a rozar sus cuatro puntas con la comida. YongSun la miraba mientras acariciaba una de sus manos. DaByul nunca dejó de mirar la comida, siempre pensativa. Hasta que frunció su ceño y se llevó un bocado con rapidez a la boca, pero luego tomar el vaso de agua con fuerza y beberlo rápidamente. YongSun sonrió un poco y besó la mano que tenía sujetada.

—Bien hecho, princesa...




Pasaron alrededor de dos semanas. Casi imperceptibles para la joven castaña que simplemente llevaba su rutina con la doctora Kim y perdía la cuenta de los días, las horas, los minutos, todo. Perdía completamente la noción del tiempo al no poder revisarlo todo el tiempo. Todo era tan lento para ella, sentía que no estaba avanzando y que eso retrasaba su estadía allí. Pero el hecho de querer mejorar sin fallar y volver a la primera fase, le torturaban y la lograban hacer sentir muy presionada.

La puerta de su habitación se abrió y dejaron ver a la bella y joven doctora Kim ingresar por ella. DaByul se sentó en la cama al verla entrar en su habitación y esperó a que YongSun se instalara. La comida entró siendo llevada por el mismo hombre que la primera vez y se detuvo en frente de la castaña que ni bien la miró, suspiró. La doctora Kim la miró y de su maletín sacó un cuaderno personal, en donde realizaba planillas médicas de sus análisis psiquiátricos. Respiró profundo y miró fijamente a su paciente para luego comenzar a hablar.

—Bien, DaByul. Hoy quiero que comas lo que gustes, ¿Sí? No voy a presionarte con la cantidad. —Explicó la mujer y la miró con seriedad. DaByul lo primero que tomó, fue el vaso con agua y lo bebió con necesidad. Eso era positivo, pero necesitaba que ella ingiriera más alimentos. Han solo tomó el tenedor y comenzó a comer un bocado con pocas ganas, apenas rozando con sus labios la comida—. Hoy quiero hablar contigo, ¿Sí? ¿Está bien?

—Sí, está bien. —Dijo ella sin expresión alguna en su tono de voz.

—Bien...

YongSun observó fijamente cada actitud y conducta que Han DaByul realizaba. Era una clara mujer herida que estaba intentando lograr su objetivo a pesar de tener dificultados psicológicas para hacerlo. La médica acomodó algunos cabellos de la jovencita detrás de su oreja y luego la miró con preocupación.

—Tú... ¿Crees saber la razón por la cual todo esto comenzó?

La mirada de DaByul se perdió en el tenedor que aún tenía casi toda la comida que ella había tomado. Su mano soltó el cubierto y quedó mirando un punto fijo, perdida en sus pensamientos. La pregunta que la doctora le había hecho, le había dejado pensando mucho. Sus pensamientos se volvieron nubes de colores oscuros. Sus ojos solo veían figuras psicodélicas, como si estuviesen hurgando dentro de sus pensamientos más oscuros y ocultos, buscando la razón, tratando de encontrar una respuesta a sus problemas.

¿Acaso fue cuando se miró al espejo aquella vez? No, esa vez fue porque ya había pasado algo.

¿Fue cuando su madre le aconsejó ir al gimnasio por salud? No, esa vez fue porque ya estaba herida, por eso ese comentario se lo tomó a mal.

¿O quizá fue cuando sus "amigas" hicieron comentarios despectivos mal intencionados de cómo le quedaba ese vestido negro de lentejuelas para ir de fiesta?

No, todas esas situaciones pasaron cuando ella ya tenía una razón para que eso le hiciese daño, porque ya permitía que todo eso le hiriera aún más. Algo había pasado que le hizo cambiar poco a poco, que le hizo hundirse en dolo y agonía, y que le hizo sentirse disconforme con su físico, al punto de no comer, al punto de querer acabar con su vida por no satisfacer el gusto de todas esas personas que se creían capaces de opinar sobre su cuerpo, sobre su ropa debido a eso, sobre lo que debía a hacer para "solucionar su problema". Y la pregunta era, ¿Cuál problema? O quizá, ¿Cuándo empezó a tener ese mal llamado "problema"?

Su respiración comenzó a acelerarse y ella a desesperarse. No se acordaba. La presión de sentir que tenía que responder rápido y con la verdad como si fuese un interrogatorio, comenzó a causarle nerviosismo fuerte y severo. YongSun se preocupó y se levantó rápidamente para sentarse a su lado y abrazarla con fuerza. DaByul intentó escapar pero la fuerza que YongSun empleó para abrazarla, fue mayor, y DaByul no pudo escapar de esa muestra de afecto recibida.

¿Alguna vez escucharon que los ataques de nervios, o relacionados con el sistema nervioso se calman con abrazos? Bueno, esto tiene su explicación: "Se debe a que ante un abrazo, el cuerpo responde como si estuviera recibiendo contacto físico, y el cerebro libera serotonina, haciendo que el sistema nervioso se relaje." Por lo que DaByul, ante esa abrazo hecho a la fuerza, se calmó... Su cuerpo perdió esa terrible tensión y de su ataque solo quedó el llanto lleno de desesperación y angustia reprimida.

Han se separó lentamente de YongSun y la miró fijamente limpiando sus lágrimas con timidez y pureza, mientras que la doctora acomodaba sus cabellos detrás de su oreja y suspiraba con dulzura.

—N-no lo recuerdo. —Dijo por fin la joven castaña.

La doctora Kim le sonrió y asintió.

—Entonces... Esa es tu misión. —Susurró la doctora y DaByul la miró confundida—. Quiero que durante este tiempo que nos veamos, pienses en eso... Pero no que te presiones, que lo pienses, que revuelvas tu pasado y que si hay algo que te duele de ese pasado, me mandes a llamar y me lo cuentas. No importa sin son horarios fuera de lo acordado. Si algo te duele, quiero escucharte en ese preciso momento.

DaByul no dejaba de mirarla en ningún momento. Asintió y sus lágrimas volvieron a salir. YongSun la volvió a abrazar y ella volvió a llorar. Sin duda era una chica muy herida, muy frágil, muy rota. Toda esa angustia que jamás había podido expresar cuando era necesario, ahora salía toda y de golpe, buscando ser escuchada y atendida.

Pero... ya lo estaba siendo.


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