seis: Desesperado
Yoongi supo que había algo más oscuro que una simple obsesión con el tema de las almas gemelas. Pues muchos de los síntomas que se habían presentado en su hermano, aparecían de manera detallada en los libros que encontraba y no significaba más que algo andaba muy mal.
Su novio también le intentaba ayudar a su manera, pero era algo malo con los libros.
Igualmente era su manera de ayudar y eso era lo importante.
Durante dos semanas mientras comía libros en sus tiempos libres y Jungkook procuraba acompañarle de vez en cuando, recolectó el valor para decirle a sus padres sus sospechas.
Con Jungkook apoyándole a su lado, entrelazando sus manos, decidió pasar saliva.
Sus padres estaban en el comedor mientras su hermano dormía en su habitación.
Últimamente dormía más de lo que debía y era un desastre en la cocina. Sus padres habían decidido que ayudara en lo que pudiera, resultaba mejor para todos que este descansara en vez de crear desastres en la cocina.
Jungkook sentía cierta picazón en sus colmillos como si tuviera que estar alerta a alguna situación de peligro, sabrá la luna a quien debía proteger.
Tenía la sensación de que aquello había sido por el aroma a Omega triste que desprendía el hogar de la familia Park.
Aunque conocía muy poco al hermano de su novio, buscaba la manera de ayudarle. Todos merecían una ayuda y si él podía darla, lo haría con gusto. Además de que se trataba del hermano de su novio, no sería capaz de hacerse a un lado.
Yoongi se aclaró la garganta, Jungkook reaccionó.
"Les pedí sentarse aquí porque quería hablar con ustedes de algo muy importante".
"¿Te irás a vivir con Jungkook?" El alfa casi se atraganta con su propia saliva. No llevaban mucho tiempo de relación y mucho menos se sentía listo para vivir con Yoongi, no porque no le quisiera, sino porque quería seguir el ritmo de la relación. Tal vez después de un compromiso o un matrimonio, si es que Yoongi lo desea, pensaba en vivir con él.
Y su Omega pensaba en lo mismo. Estaban en la misma página.
"¡No!" Gritó con horror. Jungkook mordió su labio para retener la carcajada que saldría. "Es decir, no. Es sobre Jimin".
El mayor de los Omegas Park inhaló con fuerza. "Tengo la sospecha de saber lo que sucede con él. He leído varios libros y..." Toma una pausa al ver los ojos iluminados de su madre."Probablemente haya encontrado a su alma gemela y él no quiera marcarle o ni siquiera lo sabe. Sé que es casi improbable que algo así suceda, pero tiene todos los síntomas, me gustaría ir con ustedes a una consulta medica y ver si es posible traer un médico especializado a casa. Jimin no lo desea, pero si el médico viene no tendrá más opción que aceptar".
Su padre le observa en silencio. Un hombre amable pero de pocas palabras. Yoongi le devuelve la mirada. Aunque no era apegado a Jimin, no quería que muriera. Era su hermano a pesar de todo.
"¿Qué tan seguro estás?" Habla su madre.
"Digamos que casi al cien por ciento. Recopile todos los síntomas de las últimas dos semanas. Sólo podrías pedir una cita con un médico y que los revise...Yo eh, tengo algunos ahorros que puedan servir, me gustaría ir con ustedes".
Su padre sonrió y negó con la cabeza. "No tienes que pagar por nada, es nuestro deber". Los ojos de Yoongi se iluminaron y los de su madre se entrecerraron.
Jungkook sintió que no debía estar en una conversación tan privada como esa.
"No hay más dinero y..."
"Está bien. Puedo preguntar a mi hermano. Él puede prestarnos y hacer la cita con un médico cercano a esta área. Tiene contactos, incluso podríamos ir este fin de semana..." El Beta mira a su hijo con detenimiento. "Confío en que todo saldrá bien, es por el bien de Jimin. Su olor es casi imperceptible hasta este punto".
Y el corazón de Jungkook se detuvo por un micro segundo.
Entonces, ¿Por qué él podía percibirlo?
Pasó saliva y mientras la familia Park se encargaba de organizar un viaje a la ciudad ese mismo fin de semana, Jungkook intentó hallar una respuesta, mientras sus colmillos salieron por completo.
Aquel miércoles el alfa no pudo dormir.
Y Jimin tampoco.
De alguna manera estaban buscandose.
Uno más desesperado que el otro.
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