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💎Crystal 18💎

La llegada al reino de Oriente fue más rápida de lo que Yoongi y Taehyung esperaron. Cruzaron por las grandes puertas centrales sin problemas, ya que iban acompañado de personas importantes y conocidas.

—¿Dónde nos quedaremos? —preguntó Taehyung, luciendo bastante curioso.

Yoongi veía al reino con infinita sorpresa. El clima cálido fue lo primero que le agradó, siendo las flores hermosas que habían en cada casa lo segundo; le llamó mucho la atención los colores tan vivos y variados que componían a cada rincón, luciendo como un hermoso arcoíris que brillaba con la grandeza del sol.

—En el palacio —respondió Hoseok sin mirarlos—. Como invitados directos del príncipe SeokJin, se hospedarán en las habitaciones reales.

Yoongi tragó en seco. —P-palacio —el general asintió—. N-nos habían dicho que sería en una casa del pueblo.

—Hubo cambio de planes —simplificó el mayor, su mirada puesta en la gran estructura que esperaba por ellos.

Taehyung y el peligris decidieron guardar silencio y no hacer mas preguntas. Ciertamente, no era mala idea vivir en el palacio, ahí pasarían más tiempo con las personas que conocían mejor y menos probabilidades de perderse o llamar la atención, seguro la comida sería abundante así que ese tampoco era un problema. El único obstáculo era la vergüenza misma que se apoderaba de ellos al saber que estarían viviendo bajo el mismo techo que los chicos a los cuales querían.

—Tae —susurró Yoongi, para que solo su amigo le escuchara—. ¿Por qué en cada casa hay flores de diferentes tipos y colores?

El castaño respondió bajito. —A diferencia del reino de Cristal, aquí las personas nacen con una flor, Hyung —informó, sorprendiendo al leñador—. Dicha flor la plantan en su hogar y esa es su esencia.

—¿Y si la persona se muda de casa? —inquirió con curiosidad.

—Se lleva la flor consigo —resolvió el menor—. No importa cuantas veces la arranques y la vuelvas a sembrar, jamás se marchitará hasta que llegue el día de que muera junto a la persona con la que nació.

Yoongi se encontraba fascinado con todo lo que escuchaba y veía. Muy pocas eran las veces en las que había visto flores tan hermosas y coloridas, así que se estaba encargando de disfrutar y atesorar aquel momento por siempre.

—Sabes —Taehyung le miró—. Muchas veces he soñado con vivir en una cabaña que esté rodeada de flores de muchos colores.

El menor le sonrió con cariño. —Quizá algún día se cumpla, Yoongi Hyung.

—Estamos por entrar al palacio —anunció Jungkook, entonces ambos amigos guardaron silencio y se dedicaron a observar.

El gran palacio de Oriente estaba cubierto en su totalidad de flores; ambos amigos descubrieron que éstas estaban distribuidas por tamaños y colores, pero absolutamente todas brillaban por igual. Las paredes del lugar eran de un rosa pálido que se iluminaba gracias a los acabados de oro que lo cubrían, muchas personas caminaban de un lado a otro, llenando con su energía y vitalidad cada pequeño rincón, ofreciendo ese ambiente ameno y feliz que tranquilizó a ambos amigos.

Ambiente que no duró mucho, pues en la entrada principal del palacio un grupo completo de personas esperaba por ellos.

—Hoy es el baile de bienvenida y deben estar listos —anunció Hoseok a Jungkook.

Yoongi frunció el ceño. —¿Bienvenida?

—No hay tiempo de explicaciones porque ustedes decidieron tardar más de lo esperado —volvió a reclamar—. Así que, solo obedezcan a las indicaciones que las doncellas les den.

Taehyung asintió, siendo imitado por Yoongi. Cuando llegaron a las puertas principales bajaron de sus caballos, los cuales fueron recibidos por guardias reales que se encargarían de llevarlos a las caballerizas.

El peligris contó a siete mujeres pulcramente vestidas y con pequeñas sonrisas bailando en sus delicados rostros; ellas los veían con curiosidad, mientras que la que parecía ser la líder se encaminaba hacia donde ellos estaban.

Por instinto se escondió tras el cuerpo de Taehyung.

—Condesa —Hoseok hizo una profunda reverencia, siendo seguido por Jungkook.

Suran les regaló una sonrisa amable. —Han llegado tarde y tenemos el tiempo limitado.

—Lamentamos el retraso —pronunció Jungkook—. Los invitados estaban más lejos de lo que imaginamos.

La condesa miró hacia el lugar donde estaban los dos jóvenes desconocidos, provocando que un rubor de vergüenza se apoderara del rostro de cada uno de ellos.

—¿Cuales son sus nombres? —quiso saber, acercándose hacia donde estaba el par de amigos.

—Kim Taehyung —mencionó el castaño, realizando una pequeña reverencia.

Yoongi salió de su escondite e hizo una reverencia torpe que causó risitas llenas de ternura en el equipo de doncellas.

—Y-yo soy M-Min Yoongi.

Suran devolvió la reverencia con naturalidad. —Oriente les da la bienvenida, ahora acompáñenme por favor, debemos alistarlos.

El castaño compartió un par de miradas con su amigo. En ambos estaba plasmada con claridad la enorme confusión por la que estaban pasando.

—Disculpe —musitó Tae cuando ingresaron a través de las grandes puertas al interior del palacio, siguiendo de cerca a las elegantes mujeres—. ¿Para qué debemos alistarnos?

—El baile de bienvenida al príncipe de Cristal empezará en unas horas —informó Suran sin detenerse—. El príncipe SeokJin ha solicitado que me encargue personalmente de su preparación para el evento.

—¿Nosotros estaremos ahí? —preguntó Yoongi con incredulidad.

—El príncipe Jimin así lo ha solicitado —ella les sonrió.

El peligris no pudo evitar sonreír al escuchar aquellas palabras. El príncipe, su príncipe quería que estuviera a su lado en un momento tan importante. En su nube de sueños estaba cuando recordó un detalle importante.

—¡No sé bailar! —gritó, cubriéndose la boca cuando descubrió que lo había dicho demasiado alto.

Suran rió por lo bajo. —No se preocupe por eso, el baile clásico de Oriente es lento, no hay oportunidad de perderse.

—¿Y quién bailará conmigo? —a diferencia de su Hyung, Taehyung estaba bastante emocionado.

La condesa le miró, luciendo casi divertida. —Usted será el acompañante del hijo del general Kim.

—¡Jungkook! —se quejó por el zape que le dió su amigo, más obedeció en bajar la voz—. ¿Jungkook? —preguntó en un bajo susurro.

—El mismo —respondió la mujer, permitiéndoles el ingreso a una amplia habitación.

El lugar era espacioso y lujoso; tenía muchas puertas y varios conjuntos de ropa estaban distribuidos por cada rincón, estando una mesa amplia en el centro, la cual contenía demasiados productos que les resultaron desconocidos a ambos.

—Primero un baño, luego humectar y perfumar la piel —Suran indicó a cada una de sus doncellas—. Luego corte, peinado, maquillaje, vestimenta y calzado —aplaudió tres veces de manera fuerte—. ¡Manos a la obra que tenemos poco tiempo!

Taehyung no entendía lo que sucedía a su alrededor, y Yoongi comenzaba a marearse por ver tanto movimiento apresurado.

—¿En qué podemos ayudar? —preguntó el peligris con inocencia.

Una de las doncellas se acercó hasta ellos y dándoles leves empujoncitos los llevó hacia el baño, donde más chicas esperaban con toallas y muchos productos.

—Despójense de sus ropajes, por favor —indicó la chica con naturalidad.

Yoongi quería salir corriendo de la vergüenza, mientras que Taehyung empezaba a obedecer sin pudor alguno.

—Tranquilo —habló la misma doncella, su rostro permanecía sereno—. Estamos acostumbradas a este tipo de situaciones, pero, para su mayor comodidad saldremos, y nos avisa cuando haya entrado a la bañera.

El peligris asintió, sintiendo la tranquilidad invadir cada rincón de su cuerpo cuando todas las mujeres salieron para darle privacidad.

—Hyung, eres un pudoroso —se burló Tae, estando sumergido en su propia tina.

Yoongi frunció el ceño. —Y tú un descarado.

Se desvistió en silencio, escuchando las risas de su amigo de fondo; ingresó a la bañera, teniendo cuidado de no caer y cuando se sintió seguro llamó a las doncellas.

Suran ingresó en compañía de las demás, miró a los dos jóvenes y sonrió porque sabía que los dejaría como personas dignas de la realeza.

—Empecemos —indicó, rogando a todo lo bueno terminar a tiempo.

—El general Kim solicita verlo.

Jimin dejó el libro que estaba leyendo y miró a su asistente con detenimiento. Una pequeña porción de nervios nació de lo profundo de su pecho; si NamJoon estaba ahí, significaba que ya estaba al tanto de lo que había hecho.

—Hazle pasar.

El joven hizo una reverencia y salió de los aposentos del príncipe. Tiempo después las puertas fueron abiertas con cuidado, revelando la autoritaria figura del hombre que le había cuidado desde que nació.

NamJoon se posicionó frente a su príncipe e hizo una profunda reverencia como saludo.

—Su alteza, mi hijo ya me ha informado de la situación.

Jimin suspiró. —No pido que entienda mis motivos, general Kim; pero sí que los respete.

—Sí, mi príncipe —concedió con una venia—. Pero me temo, que debo hacerle una pregunta por el bien de mi tranquilidad.

El peliazul le invitó a sentarse y el general obedeció. Ahora ambos estaban frente a frente, tratando de entender lo que sucedía en la mente del otro.

—Adelante —instó el príncipe.

—Como su general conozco el origen y misterios de su creación —dijo, y Jimin asintió—. He pasado siglos enteros a su lado, protegiéndole y siéndole fiel —el peliazul asintió con una sonrisa agradecida—. Por eso me atrevo a preguntar... —hizo una pequeña pausa—. ¿Realmente le ha encontrado?

Jimin suspiró profundo antes de responder. —El último rayo que la luz de la luna plateada brindó fue para darle vida a mi corazón; desde ese momento una profecía fue creada, una donde decía que dentro de mí está la esencia de aquel destinado a pertenecerme por toda la eternidad —le miró con devoción—. Como dos almas creadas bajo el mismo cristal, capaces de reconocerse aún sin verse, y a amarse aún sin tenerse.

—Entonces, lo ha encontrado —los ojos del general brillaban, pues sabía el gran significado oculto tras aquella revelación—. Su alteza, ¿Cuál de los dos es?

Una sonrisa se escapó de los labios rojizos del peliazul; no lo había visto, pero solo le bastaba saber que ya estaba en el mismo palacio para llenarse dicha y felicidad.

—Min Yoongi —reveló.

NamJoon mostró auténtica sorpresa. —¿Es el...

—El leñador —terminó Jimin por él—. La persona más humilde del reino, fue la creada especialmente para mí, mi otra mitad.
























Pensé que no podría actualizar, pero al final pude hacerlo. 🤧💙















YOONGLH💙

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