Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

💎Crystal 03💎

Jungkook salió feliz de la habitación del príncipe. Su cabeza ya tenía el plan ideal para escapar por unas horas del palacio y sabía que todo saldría bien. Bajó las escaleras mientras sonreía contento, había recordado que tenía una vieja capa negra y sería buena idea que Jimin la usara para que no le reconocieran.

El príncipe se había quedado solo en su habitación mientras sus ojos seguían fijos en aquella montaña y su mente concentrada en aquella voz que lo había despertado de su profundo sueño. Un pequeño suspiro fue expulsado de sus labios, nunca en su larga vida se había sentido de aquella manera, su corazón estaba inquieto y emocionado por algo que él no lograba comprender aún. Solo esperaba que la salida al pueblo le brindara algunas respuestas, pues tantas preguntas que rondaban en su mente ya lo tenían al borde del colapso.

—¿Qué se supone que haré? —fue la pregunta que se hizo, mientras se disponía a cambiarse de ropa. Si no quería llamar la atención lo idóneo sería usar algo más modesto, el único problema quizá sería que no tenía absolutamente nada de ese tipo.

La puerta nuevamente fue abierta y por ella ingresó Jungkook quien llevaba una pequeña bolsa de tela con lo que suponía era ropa. Sonrió tenue, ese chiquillo siempre sabía lo que necesitaba.

—Jimin traje ropa para que te cambies. También una capa, solo por si las dudas.

El peliazul agradeció y se dirigió al baño para poder cambiarse. De manera rápida se quitó sus delicados ropajes para sustituirlos por unos mucho más sencillos de tonos negros y marrones, además de un par de botas altas para protegerse del frio de la noche. Se observó al espejo y se sorprendió, la única evidencia de su sangre mágica yacía en los pequeños cristales que estaban alrededor de sus ojos, y por supuesto el color de los mismos y el azul de su cabello.

Salió del cuarto de baño e ingresó nuevamente a su habitación donde Jungkook le esperaba con una capa negra entre sus manos. El menor al verlo silbó por lo bajo, realmente podían suceder cosas grandiosas con un poco de ropa. Observó el delicado rostro del príncipe y frunció el ceño.

—Tienes que ocultar tus cristales —le dijo preocupado—. Si no es de ese modo, será imposible que no sepan quién eres.

Jimin asintió e inmediatamente se concentró en sentir su magia en su interior. El menor observaba con admiración como una potente luz azul nacía del pecho del príncipe y se extendía por todo su cuerpo. Al momento que la luz tocó el hermoso rostro del hijo lunar los cristales se fueron desvaneciendo uno a uno, y con ello el brillante color azul del cabello quedando en un gris opaco. Pasaron un par de minutos y la luz se había ido. Ahora Jungkook tenía ante él a un pequeño joven de piel acanelada, cabello grisáceo pero brillantes ojos azules.

—¿No puedes hacer algo con los ojos? —preguntó, sin dejar de ver aquel par de zafiros.

Jimin negó. Su magia solo le permitía ocultar los cristales por un determinado periodo de tiempo, mas no podía hacer algo así con sus ojos, era algo que sencillamente no podía controlar.

—Entonces, será mejor que no veas a nadie a los ojos o estaremos en graves problemas —advirtió el pelinegro, mientras lo cubría con la capa.

Cuando ambos jóvenes estuvieron listos se dispusieron a salir de los aposentos del mayor en absoluto silencio. Estaban nerviosos, lo que menos querían era ser descubiertos. La sola idea de encontrarse con Namjoon le parecía terrorífica a Jungkook, quien tragó en seco cuando su mente recreó la imagen del general molesto con él por sonsacar al príncipe en aquella travesura.

Bajaron las escaleras en completo silencio, en esos momentos la servidumbre estaba preparándose para la cena, así que calculaban tener un poco más de una hora para ir y regresar. Jimin observaba el pasillo a su derecha mientras Jungkook vigilaba en la dirección contraria, si lograban pasar sin problema alguno por el salón principal podrían sonreír victoriosos por haber logrado la pequeña hazaña.

—¡Métete ahí! —exclamó el menor, empujando a Jimin tras los grandes cortinajes justo a tiempo de que su padre no le viera.

Namjoon frunció el ceño al ver a su hijo en pleno pasillo con actitud sospechosa.

—Creí que estarías leyéndole a su alteza —comentó cuando estuvo frente a él.

Jungkook observaba sus uñas aparentemente despreocupado, mientras rezaba a la santa luna que su padre no notara el leve bulto que estaba tras las cortinas. En su mente maldecía al príncipe ¡ni esconderse sabía! Si los descubrían y lo enviaban al calabozo pasaría los últimos días de su vida maldiciendo al torpe peliazul, eso lo había jurado con sus uñas de testigo.

—¿Leer? —preguntó confundido—, ¿Leer a quién?

El moreno alzó una ceja divertido mientras cruzaba ambos brazos sobre su fornido pecho.

—Hace rato me habías dicho que leerías para el príncipe, que a él le gustaba que lo hicieras cuando recién despertaba —respondió observándolo de manera acusadora, aumentando los nervios en el travieso joven—. ¿Qué tramas, Jungkook?

El mencionado sonrió inocente con su mente dando vueltas, pensando en una respuesta creíble y coherente, pero su torpeza y miedo no lo dejaban pensar con claridad empezando a creer que muy pronto seria descubierto y castigado.

—Y-yo... e-este... —miles de maldiciones para su torpeza invadían su mente. Su lengua se había congelado y no podía decir nada coherente.

—Jungkook... —advirtió su padre.

—¡SE DURMIÓ! —gritó, sobresaltando a su padre y al príncipe escondido.

—¿Se durmió?

—Sí, le estaba leyendo la historia de la laguna de cristal y se quedó dormido —respondió rápidamente—. Cuando la hora de cenar llegue iré a despertarlo —asintió muchas veces con su cabeza. Sus ojos fijos en los de su padre.

Namjoon no estaba muy convencido, pero debido a que tenía asuntos importantes que atender decidió creerle a su hijo. Después de todo, Jungkook seria travieso y aventurero, pero nunca un mentiroso.

—Está bien —concedió—. Saldré por unos momentos, mientras tanto no hagas algo imprudente —recomendó, para luego revolver los cabellos de su pequeño con cariño.

Jungkook esperó con paciencia y silencio, su sonrisa traviesa creciendo a medida que observaba a su padre alejarse por el lado contrario al que ellos iban; cuando ya no pudo verlo más apartó rápidamente las cortinas, ladeando la cabeza con curiosidad al ver el gesto burlón en el príncipe.

—¿Qué?

—Eres un torpe, Kookie —le dijo Jimin riendo.

El menor jadeó ofendido mientras retomaban el camino hacia la salida del palacio, esta vez teniendo más cuidado.

—Si no fuera por mí, no estuviéramos haciendo esto —se defendió.

—Y si no fuera por ti, no nos hubiéramos encontrado con tu padre —respondió el mayor, ya ambos estaban fuera del palacio y se dirigían a pasos rápidos al par de caballos que el menor había preparado anteriormente.

Ambos tomaron su respectivo corcel para empezar a alejarse con cautela del palacio. Los ojos del príncipe brillaban curiosos por todo lo que veía a su alrededor, la fría ventisca del ocaso era una agradable sensación, y las luces que sus cristales ofrecían al pueblo era una imagen que inevitablemente lo hizo reír con dicha. La vista que tenía ante él era lo más hermoso y se encargaría de atesorarla siempre.

—Lo tenía controlado —respondió Jungkook luego de varios minutos de viaje.

Jimin no respondió, en esos momentos su atención estaba en el hermoso pueblo que tenía ante él. Varios puestos de comida estaban distribuidos en las calles de piedras, las personas caminaban de un lado hacia otro con sonrisas en sus rostros y platicas amenas. La música que se escuchaba de la taberna era animada, la risa de los niños jugando en aquella gran fuente calentaban su corazón. Sentía como su magia era parte de todos ellos, y por primera vez en su vida fue consciente del verdadero significado de la vida, así como también se percató de todo lo que se estaba perdiendo.

Bajó de su caballo siendo seguido por el menor, ambos se adentraron en las animadas calles, las personas les veían con curiosidad en especial a Jimin quien evitaba a toda costa el mostrar su rostro. Sin embargo, la elegancia en su caminar delataba de alguna manera su alto linaje, motivo por el cual era el protagonista de varias miradas.

Detuvo sus pasos cuando el brillo en los cristales del pueblo se intensificó, varios jadeos de sorpresa se escucharon alrededor y él sintió como su corazón se volvía loco a medida que su respiración se aceleraba.

Un aroma delicioso inundó sus fosas nasales, levantó un poco el rostro y trató de olfatear mejor, al cabo de unos minutos su vista fue a dar a una pequeña pero acogedora panadería, descubriendo con una sonrisa la fuente de tan exquisito aroma. Caminó con prisa hacia ese lugar escuchando los reclamos de Jungkook a sus espaldas, al cabo de unos segundos ya estaba frente al lugar donde se escuchaba discutir a una mujer. Frunció el ceño incómodo, si había discusión era mejor no entrar, resignado se dio la vuelta dispuesto a irse, pero una voz muy conocida para él detuvo todos sus pasos. Con los nervios a flor de piel se dio la vuelta y un suspiro quedó atascado en lo profundo de su corazón.

Era él.

Yoongi estaba feliz, había conseguido ganar tres monedas de bronce y dos de plata. Con ese dinero podría conseguir aquel delicioso pan de queso que tanto le encantaba a su abuelita, es por eso que había decidido ir a la panadería de su amigo por ellos.

Su estómago rugía contento mientras caminaba, después de un día de arduo trabajo obtendría su merecida recompensa. Su hermosa sonrisa era algo que no le podrían arrebatar tan fácilmente, porque esa noche comería como todo un rey.

Entró al pequeño local escuchando el suave sonido de las campanitas, al otro lado de un gran mostrador de madera estaba su amigo, quien al verlo sonrió animado.

—¡Yoongi Hyung! ¿Qué lo trae por aquí?

El mencionado sonrió aún más.

—Hola Tae, quiero que me vendas dos piezas de pan de queso —pidió, sus pequeños ojos observando con ilusión el delicioso pan que se exhibía.

Taehyung hizo una mueca.

—Lo siento Hyung, pero el pan de queso está encargado por la señora Jung —informó con pesar.

La hermosa sonrisa se desvaneció, tenía muchas ilusiones de llevar pan de queso a la mesa de su hogar, y se sentía sumamente culpable por habérselo prometido a su abuela ¿Ahora qué le diría? Sintió como poco a poco las lágrimas iban naciendo de sus pequeños ojos, así que en un intento por disimularlas pasó sus sucias y maltratadas manos por su rostro embarrándose de polvo en el proceso, lo menos que quería era hacerle pasar un mal momento a su amigo.

—No te preocupes Tae —sonrió como pudo, aumentando la culpa en el otro joven al ver los ojos irritados del humilde leñador—. Si ya están encargados, lo entiendo.

Taehyung se alarmó cuando se percató que su amigo ya se iba, así que rápidamente tomó una pequeña bolsa del mostrador y salió justo a tiempo para detener su huida.

—¡Hyung espere! —Yoongi detuvo sus pasos y observó a su menor con confusión.

El joven castaño depositó la pequeña bolsa en las manos de un confundido leñador.

—No es mucho, pero espero que pueda disfrutarlo con su familia.

Yoongi observó incrédulo aquel delicioso pan de queso que descansaba en la bolsa y su sonrisa nuevamente apareció en su rostro. Trató de sacar un poco de su dinero para pagarlo, pero nuevamente fue detenido por el menor.

—Es un regalo, Hyung.

El mayor agradeció con una reverencia y se dispuso a salir, pero justo en la entrada chocó con una elegante señora causando que el pan se le cayera al piso. Se disculpó cortésmente y trató de recoger el pan, pero éste fue desecho por el fino zapato de la mujer, quien lo había pisoteado con toda intención.

—No puedo creer que dejen entrar a este lugar a muertos de hambre como tú —la potente voz de la señora Jung hizo eco en las paredes del lugar, dejando en shock a ambos jóvenes ante la crueldad de la mujer.

Yoongi la observó por breves momentos, pero luego desvió la mirada apenado. La mujer lo veía con tanta repulsión que se sintió pequeño.

—L-lo siento —volvió a disculparse para tratar de irse, pero la señora Jung lo tomó fuertemente de los cabellos para aventarlo al piso con furia.

Yoongi no quería problemas, mucho menos en el negocio familiar de su amigo, además que desde pequeño le habían enseñado el respeto hacia sus mayores. Es por eso que se quedó quieto en el frio suelo, con la mirada fija en las migajas de pan.

—Ahí es donde perteneces, en el mugriento suelo como la basura que eres —bramó la fémina con asco, mientras golpeaba con algo de fuerza su abdomen y pasaba por encima de él.

—Señora Jung, será mejor que se comporte sino me olvidaré que usted es una dama y la sacaré a patadas —amenazó un enfurecido Taehyung.

—¡Al que deberían sacar a patadas es a esta escoria, plagas como él simplemente no deberían existir!

Yoongi no pudo evitar más las amargas lágrimas. Él sabía que su trabajo era el más humilde en todo el reino y que su familia no era adinerada mucho menos estudiada, pero eso no le daba el derecho a los demás de que lo humillasen cada que quisiesen.

Sintió el clásico sonido de la campanilla que anunciaba un nuevo cliente y trató de levantarse, pero el zapato de la mujer lo tenía sujeto en el suelo.

—La peste se queda abajo —dijo la mujer con burla.

—¿Entonces por qué usted está arriba siendo la peor peste que he visto?

El lugar quedó en silencio por unos instantes. Los dos jóvenes y la señora observaron en la puerta a dos chicos. El que había hablado llevaba el cabello negro y lucia furioso, mientras que el otro no podían verlo debido a la capa que cubría su rostro.

Excepto Yoongi, quien desde su lugar quedó petrificado al ver a aquellos hermosos ojos azules los cuales le observaban con calidez, sintiéndose perdido en aquella mágica mirada.

Sin saber por qué el deseo que cada noche pedía a la hermosa luna había invadido su mente.




















YOONGLH💎

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro