Había pasado un mes.
Un dichoso mes en el que todo había sido un poco caótico, la verdad.

Papeles por aquí y por allá.
Excusas, más papeles y muchas peleas.

Crystal había tomado la decisión de intentarlo. Ella quería intentarlo, y su familia, por supuesto, había decido apoyarla.

Sin embargo, algo pasaba.

Sheran había intentado de todas las formas posibles incluirla en el curso correspondiente, haciendo un poco de uso/ abuso de su autoridad.

Sin embargo, siempre acababan rechazando sus peticiones.

-¡Madre mía!- chilló Ada- ¡Mira mío! ¡Mira!- Isaac sentía la insaciable necesidad de mirar a su ratoncita en vez de a aquella inmensa institución. Sin embargo decidió complacerla, una vez más.

-¿Qué tan impresionante es?- murmuró Crystal.

-Está bien- comentó Isaac retomando su objetivo de mirar a su Ada saltar de un lado a otro y chillar de emoción.

-¿Solo bien?- inquirió Crystal haciendo una pequeña mueca- Ada, ¿del uno al diez que tan bien está?

-¡10! ¡Por supuesto!- chilló una vez más- ¡Oh por dios! ¡No puede ser!- volvió a chillar.

Crystal suspiró.

-¿Qué no puede ser?- murmuró ella un poco ansiosa- Isaac puedes ayudarme un poquito...¡No puedo ver que está pasando!

Isaac emitió una pequeña risita.

-Pasa que os van a dar la bienvenida- comentó Rick con dulzura.

¿Bienvenida?
¿Qué bienvenida?

Por favor que no haya un montón de alumnos por aquí, por favor, por favor, por favoooor.

Pensó Crystal.

-Buenos días- una voz bastante grave e imponente hizo que se pusiera aún más nerviosa- Llegan tarde a sus clases así que seré breve.

Genial, no hay alumnos.

Pensó Crystal ahora un tanto aliviada.

-¿Cómo que tarde?- bramó Adolfo un poco histérico- ¡Llevo desde las cinco de la mañana despierto para prepararlo todo por culpa de mi mujer! ¡¿Y me dice que las niñas llegan tarde?!

-¡Adolfo!- chilló Ester.

-¡Ni Adolfo ni leches!- chilló éste ofendido.

El hombre que les estaba dando la bienvenida suspiró.

-Lamento decirle esto- hizo una pequeña pausa- Pero se ha levantado a las cinco para nada porque llegan tarde.

-¡Pero será posible! ¡Todo esto es tu culpa!- chilló Adolfo indignado hacia su esposa.

-Lamento interrumpir tan hermosa escena de pareja- inquirió el hombre con un poco de ironía- Niñas, las acompañaré a sus clases y así aprovecho para poneros al día.

Y así partieron hacia el interior del imponente y magnífico edificio.
Ante los evidentes vitoreos de Adolfo y Damián.

Que vergüenza por dios.

Pensó Crystal un tanto incómoda.

Sin embargo, Ada parecía no darle importancia porque claro... Esto era lo menos vergonzoso que podían hacer.

Crystal todavía no había tenido la dicha de conocerlos.
Pero eso cambiaría.

Ada ya estaba en su respectiva clase. Se despidió de Crystal con una frase argumentada a toda prisa que ni ella misma supo entender.

Esta niña está demasiado emocionada.

Pensó Crystal sintiéndose feliz por su prima.

-Ahora la acompañaré a su clase- murmuró el que se suponía era el director y ésta asintió- Como sabrás, hemos tenido unos cuantos inconvenientes a la hora de realizar toda esta ¿transacción? Para que puedas estudiar aquí.

Crystal quería gritarle a ese hombre que de unos cuántos nada. Sus padres, sus tíos, sus abuelos, en definitiva toda su familia, habían tenido bastantes problemas y broncas para que ella pudiera estar aquí.

No entre ellos claro, pero sí con este señor.

-¿Qué le hacía rechazar la petición?- preguntó Crystal en tono bajo, un poco avergonzada.

-Crystal, no quiero que te lo tomes a mal, ¿de acuerdo?- comentó el director- Simplemente creemos que hay ciertas personas que no pueden realizar ciertas ¿labores?

Crystal sentía la necesidad de salir corriendo y no volver nunca más. Pero no podía hacerlo, no podía tirar por la borda todo lo que su familia había pasado todo este mes para que ella estuviera ahí.

No puedes llorar Crystal, no ahora.

Pensó en un mísero intento de darse ánimos.

-¿Creemos? ¿Los alumnos también?- preguntó ella temiendo la respuesta.

Lo único que le faltaba era que los alumnos se metieran con ella.

-El consejo- dijo éste- Es como una especie de asamblea. En otros lugares está formado por padres e incluso alumnos- hizo una pequeña pausa- Aquí está formado por gente importante para garantizar el honor y la protección de nuestra especie.

-Entonces- murmuró Crystal y suspiró- ¿Me harán la vida imposible hasta que decida marcharme?

El director tuvo el descaro de reír.

-Si estás aquí es porque alguien lo ha querido así- dijo éste muy a su pesar- Si intentara hacer eso probablemente acabaría muerto, así que no está entre mis planes.

Crystal no sabía si eso era algo bueno o malo, porque a estas alturas, ¿qué esperar?

-Hemos llegado- anunció el director- Antes de que te vayas quiero decirte algo- Crystal asintió cabizbaja- No puedo darte muchos detalles sobre el asunto, sin embargo...- hizo una pequeña pausa- Esta institución no está adaptada para ningún tipo de persona con discapacidad.

-Vaya, gracias por el dato- murmuró ésta amargamente.

-Pero hay alguien que se ha encargado de que estés lo más cómoda posible, así que se te ha asignado a una chica que será algo así como tu guía- finalizó.

-¿Mi guía?- preguntó atónita.

-Sí, para que te ayude a moverte por aquí. Además tomará los apuntes que estén escritos en la pizarra y alguien que sabe del tema los traducirá para tí- aclaró- Hay más adaptaciones que ya te comentaré otro día, por ahora a clase.

No lo dudó un segundo e ingresó al aula.

-¡Hola! ¡Siento el retraso!- Crystal se sobresaltó al escuchar el gritito de una chica- ¡Joder que me muero!- jadeó tosiendo dramáticamente- Correr no es lo mío, definitivamente.

-Hola- murmuró Crystal con timidez- ¿Eres mi guía?

-Sí, sí- comentó con felicidad- Mi nombre es Abril- cogió la mano de Crystal y la estrecho efusivamente- Por favor nada de burlas.

Crystal emitió una risita y Abril sonrió.

-Soy Crystal- comentó devolviendo su gesto- Nada de bromas. Por cierto siento que tenga que ser una carga para ti.

-¡Tonterías!- chilló Abril- No es una molestia, en realidad es guay, y por si sirve de consuelo, me ofrecí voluntaria.

-Voluntaria, eh- comentó Crystal riendo.

-Déjame decirte que quería poner en práctica lo poco que he aprendido de lenguaje de signos- comentó feliz- Sin embargo, creo que algo ha fallado- bromeó y ambas rieron.

-Si quieres puedes utilizarlo- comentó Crystal aún riendo- Pero no esperes que entienda nada.

-Mejor así porque, sinceramente, ni mi profesora sabe qué quiero decirle- y ambas volvieron a reír.

El timbre sonó, anunciando el comienzo de lo que parecía ser el inicio de las horas más largas de su vida.

-¿Preparada para unas cuantas horas de deporte?- preguntó Abril y ésta negó- No te preocupes Crystal, estoy aquí para ayudarte, y ¿sabes que? Hoy sólo van a sufrir los de último año- declaró con tono malvado.

Esa chica le había caído realmente bien.