Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4

De pronto, en la sala, sólo había silencio.
Silencio y miradas para nada discretas.

Rick sabía que tendría problemas. Sabía que después debía dar explicaciones a todos y cada uno.

Pero ahora, sólo quería disfrutar del abrazo que Crystal, su hija, le estaba proporcionando.

-Hola, mi niña- murmuró Rick tiernamente- ¿Todo bien?

Crystal sonrió con emoción.
Sabía lo que venía ahora.

Lentamente ladeó su cabeza para dejar que su padre olfateara ligeramente su cuello.

Amaba ese gesto de protección, y Rick también. Era su niña, y haría cualquier cosa por ella.

-¿Ha dicho papá?- preguntó Damián- ¿O es cosa mía?

-No, no- objetó rápidamente Adolfo- Yo también lo he escuchado.

-Joder- murmuró Damián- Nosotros investigamos a su mate, ¿pero esto?- Adolfo asintió dolido- ¡Maldita sea Adolfo, eres un asco en esto!

Adolfo seguía mirando fíjamente la escena, mientras Damián no paraba de maldecirle una y otra vez.

-¡Pero qué digo! ¡¿Un asco de detective solo?! ¡Un asco en todo!- chilló como un niño pequeño.

-¡Retira eso!- chilló Adolfo indignado.

Arlette suspiró y señaló las galletas malditas.

-¿Queréis?- dijo ella pacientemente.

Ambos gritaron de forma dramática, abrazándose mutuamente como si su vida dependiera de ello.

-¡Eres el mejor, mi Adolfo!- chilló Damián apretándolo con fuerza.

-¡Tú si que eres el mejor, mi Damián!- chilló Adolfo imitando el gesto.

Todos por un momento olvidaron del asunto. Todos menos Sheran, quien no hacía más que intimidar a Gisela con la mirada.

Sin embargo, Sheran no lo hacía de forma consciente. Simplemente no podía parar de pasear su mirada por Gisela y otra vez por su hermano, quien estaba abrazando a una niña que decía ser su hija.

Simplemente no podía creerlo.

De pronto, todo volvió a ser como antes, ya que Rick se separó lentamente de Crystal.

-Sí, ella es mi hija- dijo mirándolos a todos- Y ella, mi alma gemela- declaró observando a su esposa, Gisela.

-Oh dios...- murmuró Adolfo.

-Mío- Damián completó la frase.

-¿Pueden parar de una maldita vez, par de idiotas?- Gruñó Hugo- Mamá, haz que se coman las malditas galletas.

-¡Eh!- chilló Ester- ¡Mis galletas no están malditas, están hechas con mucho amor!

-Sí, del verdadero- refunfuñó Adolfo.

-Retira lo dicho- gruñó Ester- ¡Retira eso o te juro que te mato!

Mientras otra disputa se llevaba a cabo, Sheran aprovechó para acercarse a su hermano.

-¿Por qué?- murmuró un poco dolido- Pensé que sabíamos todo uno del otro- miró a Arlette y a sus hijos- O al menos tú si lo sabes.

-Sheran- dijo Rick un poco abrumado- Realmente no sé qué decir, esperaba todo menos esto.

-¿Todo?- preguntó un poco confuso.

-Sí- aclaró riendo un poco- Una pelea, sangre... Todo menos a mi hermano sensible.

-Maldito idiota- gruñó ofendido- Chicas, bienvenidas a la familia- abrazó a ambas mientras le daba su sentido pésame- ¡Ada, ven a conocer a tu prima!

Y así otro caos se desató.








-¿Todo bien mi niña?- preguntó Rick acompañando a su hija hasta la cama- Mañana te mostraré tu habitación y la casa, ¿si?

Crystal asintió emocionada.

-Tengo una familia muy divertida, papá- declaró con una gran sonrisa, provocando que su padre también lo hiciera.

-Sí, mi niña- murmuró divertido- Ya verás cuando pases unos cuantos días con ellos.

-Ya quiero que llegue mañana- hizo un puchero.

-¡Eh, eh!- chilló Rick tirándose encima suya con cuidado para hacerle cosquillas- Primero hay que descansar, dulces sueños mi niña.

-Buenas noches, papi- murmuró bostezando.

Al salir, Gisela le esperaba.
Había observado la tierna escena que tantas veces había ocurrido, pero esta vez era diferente.

Esta vez, se quedaría junto a ellas.

-¿Todo bien, amor?- preguntó Rick abrazándola.

-Todo bien- murmuró ladeando suavemente su cabeza- Sólo necesito a Dave para ser la mujer más feliz del mundo junto a su familia.

-Mañana, mi amor- murmuró olfateando el cuello de su esposa- Mañana.



Crystal sabía que faltaba una hora para que su madre decidiera ponerse en marcha.

Así que debía aprovecharla al máximo para cumplir su objetivo.

Deseaba recorrer la habitación ella sola, odiaba los sitios desconocidos porque necesitaba un bastón para no tropezarse y caer.

Pero si eso sucedía, amaba levantarse y seguir adelante. Así que...

-Es ahora o nunca- murmuró levantándose con cuidado- Vamos Crystal, tú puedes.

Estiró un poco el pie para dar su primer paso cuando su dedo pequeño golpeó lo que parecía ser la mesilla.

-¡Pero qué mierda!- chilló todo lo bajo que pudo- ¡Maldita sea!

Ahora recordaba por qué su padre le había dicho que nunca intentara buscar ayuda en las paredes.

Respiró hondo y decidió continuar. Una maldita mesilla no conseguiría echar por tierra su objetivo.

-Segundo intento- murmuró ilusionada.

Quince minutos más tarde había conseguido avanzar hasta lo que parecía ser la mitad de la habitación.

Sin embargo había merecido la pena. Había memorizado casi todo los objetos que había encontrado a su paso, por las buenas o por las malas.

E incluso había descubierto que su padre había escrito frases en braille.

Siguió caminando hasta que nuevamente tuvo que detenerse.
Esta vez no por un objeto en su camino, sino por un olor.

Un aroma diferente.

-¿Dave?- preguntó aspirando nuevamente el aroma- ¿Eres tú?

Conocía perfectamente el aroma de sus padres y también de su hermano, ¿había cambiado tan rápido?

-Dave no tiene gracia- dijo un poco preocupada- ¿Por qué no contestas? Estoy sintiendo tu aroma, ¿otra vez has estado con desconocidos?

-¿Un día sin mí y ya te has vuelto loca enana?- Dave abrazó fuertemente a su hermana- ¿Se puede saber qué haces?

-¡Eres un tonto!- chilló golpeándolo- ¿Sabes el susto que me has dado?

-Pero si he abierto la puerta de forma brusca y ni te has dado cuenta- dijo divertido- Estabas diciendo algo de unos desconocidos.

-Dave hueles como siempre- dijo de forma obvia.

-Pues claro- dijo burlón- ¿Se puede saber qué te pasa?

-Aquí- dijo de forma obvia- Había alguien.

-Aquí- repitió él- No hay nadie.

-Pero el olor...- Se quejó como una niña pequeña.

-¿Qué olor?- preguntó Rick entrando en la habitación- ¡Hombre, el que faltaba!

-También te he echado de menos, papá- espetó Dave burlón.

-¡Rick, tenemos visita!- gritó Gisela.

-¡Rick, mi amor, baja!- chilló Damián- ¡Tenemos una cosa que contarte!

-No puede ser- murmuró Rick- Lo que me faltaba.

Crystal seguía interesada por ese dulce aroma.
Si algo le caracterizaba era su curiosidad.

-¿Enana? ¿No bajas?- preguntó Dave acercándose- ¡Vamos!- chilló cogiéndola en brazos para posteriormente salir a correr.

-¡Pero Dave!- chilló- ¡El aroma....!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro