
3
Su esposa y su hija llegarían en cualquier momento, por no mencionar a sus suegros.
¿Qué pasará cuando Sheran lo sepa?- pensó Rick un tanto nervioso- Seguro me matará.
-Oye Rick, ¿estás bien?- preguntó Amanda intentado contener la risa- Esta es la segunda vez que le echas medio paquete de azúcar al café.
-Nada- se quejó murmurando una maldición hacia el café, y sus nervios- ¿Sabes? Debo irme ya para recibir a los nuevos.
-¡Oh sí, los nuevos!- exclamó Damián con voz de niño pequeño- ¿No creéis que es un poco sospechoso que una familia humana venga a la manada, y Sheran no haga una lista sobre los motivos por los que no deban saber nuestro secreto?
Rick se tensó al escuchar a su hermano toser dramáticamente.
-¿Rick?- murmuró Sheran con tono de advertencia.
-¿Si?- murmuró mirando a Damián de una forma no muy cariñosa.
-¿Puedes explicarme qué es lo que acaba de decir este inútil?- espetó molesto señalando a Damián, quien muy ofendido se levantó de la silla para encararlo.
-¡Inútil tu madre cocinando galletas!- exclamó indignado- ¡Bueno, cocinando en general!-
Sheran arrugó la nariz asqueado e hizo un gesto de tener arcadas.
Rick aprovechó la distracción para salir de allí.
Crystal suspiró por décima vez en lo que iba de camino, y eso hacía suspirar a su abuelo.
-Mi vida, ya te he dicho que ese colegio es mucho mejor ya que está mejor preparado para que puedas desenvolverte a tu antojo- dijo su abuelo tiernamente.
-Pero abuelo, allí estaban todos mis amigos- dijo intentando no llorar- Ya estoy acostumbrada a meterme uno que otro golpe.
-Mi vida, no está en discusión, es lo mejor para tí y se hará- dijo su abuela de forma tierna, pero autoritaria- Además, ¿no quieres que estemos todos juntos?
Crystal sonrió al recordar que a partir de ahora por fin podría pasar tiempo con una de sus personas favoritas en el mundo.
-¡Sí, abuela!- chilló extasiada- ¿Falta mucho?- preguntó haciendo pucheros.
-Hemos llegado- anunció su abuelo deteniendo el coche abruptamente, haciendo que Crystal se diera de cara contra el reposacabezas de su abuelo.
Típico en él.
Se desabrochó el cinturón y abrió la puerta, escuchando un quejido proveniente de alguien.
-Podrías tener más cuidado- jadeó su abuelo- ¡Alpha que gusto volver a verle!
Crystal bufó divertida sacando su bastón para no tropezarse con algo. Todo iba genial hasta que el bastón chocó con algo, haciendo que se parara.
-¡Qué guay yo también quiero uno de estos!- escuchó el gritito de una niña pequeña- ¡¿Me lo prestas?!
-Claro- dijo divertida, y a los pocos segundos ya no tenía el bastón entre sus manos.
-¡Ada devuélvele eso a la niña!- gritó Arlette, aunque lejos de parecer cabreada más bien sonaba como si se estuviera derritiendo por la niña.
-¿Por qué?- se quejó la pequeña- ¡Si me lo ha prestado!
-¡Esta niña!- volvió a gritar Arlette- ¡Lo necesita, así que dáselo!
-¿Lo necesitas?- preguntó la niña con curiosidad.
-¡No seas cotilla!- gritó nuevamente- Perdónala, cielo- se disculpó- Sólo tiene siete años y ya quiere comerse el mundo.
-No se preocupe- sonrió con sinceridad- Y sí pequeña, necesito el bastón para caminar, ya que no puedo ver- respondió con naturalidad sin perder la sonrisa.
-Vaya- susurró la pequeña sorprendida- ¿Nada?
-¡Ada!- gritó Arlette una vez más, causando que Crystal riera fuertemente.
-Nada de nada- respondió aún riendo.
Antes de que Crystal siguiera respondiendo las curiosidades de la pequeña, su abuela la llamó.
-¡Crystal ven que te quiero presentar a...- se calló abruptamente- ¡Oh, hola! Soy Candela, la abuela de Crystal.
-Mucho gusto yo soy Arlette, y ella mi hija Ada, quien no para de molestar a Crystal- dijo con algo de reproche, reprendiendo a su hija Ada.
-No me molesta, Luna- respondió Crystal amablemente.
-¡No! ¡No! ¡No!- gritó Arlette- ¡Nada de Luna, sólo Arlette!- las tres estallaron en risas, y la pequeña Ada solo miraba la situación sin entender.
-¿Qué pasa aquí?- preguntó una voz muy masculina proveniente de Sheran, pero no con tono de voy a matarte lenta y dolorosamente, sino más bien de amabilidad.
-¡Papá mira, Crystal no puede ver!- gritó la pequeña.
-¡Ada!- gritaron los dos, por lo que Crystal rió más fuerte.
-No se preocupen, es normal en una niña de siete años, además es la verdad, y no me molesta en absoluto- contestó divertida, escuchando el suspiro de alivio por parte de ambos.
-Mucho gusto, Crystal, soy Sheran el padre de esta niña tan curiosa, y diabilla, además de otros tres diablillos más- Crystal notó el orgullo en sus palabras.
-Mucho gusto, Alpha- dijo respetuosamente, pero a la vez algo decaída por los recuerdos.
-No, nada de Alpha, sólo Sheran- respondió a modo de regaño, un suave regaño- Ahora mejor los dejamos que se acomoden en la casa.
-¿Quieren venir a cenar?- preguntó Candela feliz- ¡Quiero estrenar la nueva cocina por lo alto!- chilló como una niña pequeña, pero después carraspeó, y comenzó a sonrojarse.
-Mira esa es la ilusión que le falta a tu madre, cariño- dijo Arlette riendo, provocando la risa de los demás- No probéis sus galletas de bienvenida.
-Ni la de disculpas, o por navidades- siguió Sheran- Nunca probéis nada de lo que ella cocine- volvieron a reír.
-¿Entonces eso es un aceptamos cenar con vosotros?- preguntó ahora el abuelo de Crystal.
-Por supuesto- dijeron ambos- Nos vemos esta noche.
Rick estaba bastante furioso.
Su hermano se había adelantado para dar la bienvenida, y ahora no podía acercarse para abrazar fuertemente a su hija o darle un beso a su esposa.
Ni siquiera podía acercarse como un completo desconocido, porque después debía soportar a su hermano intentando sonsacarle información sobre por qué esos humanos saben tanto sobre ellos.
-¡Maldita seas Sheran!- gruñó frustrado- Maldito chismoso.
Damián, quien casualmente paseaba por allí, decidió esconderse detrás de otro árbol y mirar hacia los nuevos.
-¿Y tú qué?- espetó de forma burlona- Estás detrás de un árbol cotilleando y maldiciendo a tu propio hermano.
-¿Qué haces aquí?- gruñó- ¿Acaso buscas que te mate por ir de chismoso a Sheran? ¿Y cómo sabías tú que son humanos?
-¿Ahora no puedo pasear por dónde me de la real gana?- bufó molesto- Y lo sé porque se rumorean bastantes cosas.
-¿Qué cosas?- espetó alterado.
-Pues nada- comentó risueño- He escuchado tus suplicas para traer a esa familia aquí, ¿sabes?- Rick tragó saliva- Tú no le suplicas a nadie, y mucho menos a Sheran así que hice mis propias conclusiones.
-¿Tú? ¿Conclusiones?- rió nerviosamente- No digas tonterías, anda.
-Sí, sí mis propias conclusiones- sonrió de forma siniestra- Ya sabes blanco y en botella, malibú.
Damián lo sabía.
Durante el resto de la tarde, Rick se la pasó maldiciendo a Sheran y Damián respectivamente.
Todos estaban reunidos en la casa para la cena, sólo faltaba él.
-Te he echado mucho de menos- murmuró Gisela antes de besar a su esposo- Literalmente he conocido a toda la manada antes que a mi esposo- Rick gruñó brevemente.
-Ni me lo recuerdes- lloriqueó abrazándola fuertemente- ¿Por qué Dave no ha venido?
-Dijo que quería despedirse de sus amigos como debía- contestó tiernamente al notar la sobreprotección y el amor de su marido.
-Vale- murmuró besándola tiernamente- Será mejor que entremos, quiero dar la noticia de una vez por todas.
Y así hicieron.
Ambos entraron agarrados de la mano, gesto que pasó desapercibido por todos.
A lo lejos, encontró a Crystal jugando con la pequeña Ada, así que sin poder resistirse ni un momento más avanzó hacia ella.
Crystal reconoció rápidamente el aroma de Rick por lo que rápidamente estiró sus brazos.
-¡Papi!- chilló emocionada.
-Mi niña- susurró tiernamente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro