Capítulo estructurado como siempre para quienes no entendieron el anterior.

Espero que ahora si lo hagáis y que os guste ♥

Dave no podía dormir.
Por más vueltas y vueltas que daba intentando encontrar la postura perfecta, no podía evitar pensar en el mate de su pequeña hermana.

¿Será un buen chico?

¿La hará feliz?

¿Por qué estaba tan segura que era su mate si todavía no había alcanzado la mayoría de edad para transformarse?

Gruñó molesto e intentó, una vez más, conciliar el sueño. Sin embargo un pequeño ruido se lo impidió.

-¿Crystal?- murmuró abriendo suavemente la puerta de su habitación.

Ella caminaba lo más silenciosamente posible a través del oscuro pasillo.

-Dave- susurró aliviada- ¿Escuchas eso?

-¿Escuchar el qué?- preguntó abrumado.

-Calla y escucha- bufó un poco molesta.

Él he hizo caso e intentó escuchar algo con su oído para nada desarrollado.

-Crystal no soy hombre lobo- comentó divertido- No puedo escuchar nada.

Ella decidió ignorarlo y salió a correr hacia la puerta principal, ante el riesgo de caer y lesionarse.

Todavía no se sabía la casa de memoria, con todas las cosas en su lugar, y si alguien había dejado algo por medio ella lo pisaría y se caería.

Se haría daño y el director estaría encantado de echarla.

-¡Crystal no corras así!- chilló Dave intentado no hablar muy alto para no despertar a sus padres- ¡Te puedes caer!

Al abrir la puerta, Dave se encontró con un pequeño cachorro asustado, ladrando y lloriqueando hacia algo.

-¡Es un perrito!- chilló Crystal con ternura.

Dave palideció al comprender por qué el perrito estaba tan asustado.

-¡Crystal adentro ahora mismo!- chilló histérico cogiendo al pequeño cachorro con cuidado entre sus manos.

El pobre estaba tan asustado que aún así no dejaba de gemir y lloriquear.

-¿Qué pasa?- preguntó Crystal con miedo.

-Niebla negra- comentó histérico- ¡Papá! ¡Mamá!

-¡¿Niebla negra?!- chilló Crystal- ¡Deja de tomarme el pelo Dave! ¡No tiene gracia!

-¡Es la verdad, joder!- chilló éste- ¡Papá!

El manto de niebla ya había cubierto todo el territorio de la manada, y nadie había sido testigo de ello, excepto Dave.

Poco a poco ésta comenzó a filtrarse por debajo de la puerta principal y de una pequeña ventana que siempre estaba un poco entreabierta.

A Dave no le dio tiempo a reaccionar. A nadie de la manada le había dado tiempo a reaccionar ante aquel fenómeno para nada natural.

Y, como todos los demás, la casa se sumergió en un profundo silencio.
Ni siquiera se escuchaba al pobre cachorro.

Con el amanecer, la niebla se fue dispersando hasta el punto de desaparecer por completo.

Todo había vuelto a la normalidad.
O bueno, casi todo.

Sheran no conseguía calmar a la multitud que se encontraba en la plaza, en la cual se reunían todos los integrantes de la manada para discutir problemas serios.

Y esto no era una excepción.

-¡Silencio por favor!- gritó Sheran, autoritario, haciendo que todos le prestaran atención- Yo tampoco sé que ha pasado, ni de qué clase de fenómeno antinatural se trata, pero así no vamos a solucionar nada.

-La solución es interrogar al chico para saber si dice la verdad- comentó uno de los del consejo.

-¿Qué tiene que ver mi sobrino en esto?- gruñó Sheran- ¡Y no te metas donde no te llaman!

-¡Pasa que nunca hemos visto nada igual!- gritó nuevamente aquel hombre sin parecer ni un poco intimidado- ¡¿Quién nos asegura que está diciendo la verdad?!

La multitud comenzó a murmurar por lo bajo.

-¡Mi hijo jamás mentiría! ¡Y más con una cosa de estas!- gritó Rick indignado- ¡Así que dejad de decir tonterías y dejadnos trabajar para averiguar que mierda ha pasado!

Crystal abrazó nuevamente a su hermano mientras lloraba.

-Todo esto es mi culpa- murmuró ésta llorando- Si pudiese ver ahora no estaríamos en estos problemas.

-No, no digas eso enana- murmuró tiernamente- No va a pasar nada, ya verás.

-Esto es mi culpa- murmuró nuevamente- Maldita sea, sólo quiero ser normal.

Crystal se encontraba en uno de esos días donde ya no puedes permitirte más estar en pie, donde ya sientes que ser fuerte no sirve para nada.

Sentía que sólo quería un momento de paz en su vida. Quería ver el mundo que la rodeaba, quería conocer un momento de gloria en su instituto sin que el director intentara atentar contra su estadía.

Simplemente quería ser libre.

-No digas tonterías, Crystal- espetó Dave nuevamente, pero esta vez enojado.

-Cuando tengamos información sobre que ha pasado os lo diremos, hasta entonces quiero que hagáis vida normal, ¿si?- espetó Sheran un tanto frío- La manada no se detendrá por esto.

Averiguaré que ha pasado.
Pensó Crystal decidida.

Las personas, completamente satisfechas con la orden de Sheran, se marcharon a sus quehaceres.

Crystal por su parte decidió faltar a sus clases. Estaba enojada con el mundo, y consigo misma, así que lo que menos necesitaba en ese momento era tener que soportar a personas un tanto estúpidas.

Decidió ir al parque, puesto que a esas horas se encontrarían completamente solitario.
Justo lo que necesitaba.

-¡Crystal, joder, por fin te he encontrado!- gritó Jaden aliviado- ¡Maldita sea!- gruñó abrazándola- ¿Estás bien?

-Sí- murmuró ésta correspondiendo su abrazo- ¿Tampoco te crees que Dave haya visto niebla negra?- preguntó con tristeza.

-Claro que lo creo, linda- comentó éste tiernamente- Yo la he visto más veces de las que puedo contar.

-¿Si?- preguntó curiosa- ¡Cuéntame por favor!

-No tengo mucho tiempo, y además, aunque quisiera, no puedo decírtelo- murmuró tiernamente- Sólo te diré que la primera vez es inofensiva, sólo provoca sueño profundo.

-¿La primera vez?- preguntó asustada.

-Sí, sólo la primera- confirmó- Después se vuelve demasiado peligrosa, y creo que algo me hace sospechar que esta noche ocurrirá de nuevo.

-¡Hay que avisar a mi tío Sheran! ¡La manada está en peligro!- chilló ésta histérica.

-Shh- Jaden acarició suavemente su espalda en un vano intento por calmarla- No puedes hacer eso, ¿si? Nadie puede enterarse de esto, Crystal.

-Pero...-

-Pero nada- la interrumpió- Debes confiar en mí, linda. Intentaré detenerlo, pero si no lo consigo quiero que tú estés a salvo.

-Jaden- murmuró intentando contener sus lágrimas- Me estás asustando.

-Si ves que la niebla aparece, úsalas- comentó éste entregándole algo.

-¿Qué es esto?-

-Son unas monedas antiguas- comentó con desdén- En la Antigua Grecia, cuando las personas morían, se les depositaba una moneda bajo la lengua. Se decía que para llegar al Hades necesitaban pagar a un barquero para que los transportara.

-Jaden...-

-Estas monedas están vinculadas a personas que en su día no obtuvieron el dinero para pagar al barquero y, desde entonces, vagan por la tierra intentando conseguirlas- hizo una pequeña pausa- Pídeles que te protejan y lo harán.

-Dios mío- jadeó Crystal- ¿Cómo sabes todo esto?

-Eso no importa- comentó suspirando- Te enseñaré a usarlas.

-¡No puedes hacerme esto!- chilló Crystal enfadada- ¡No puedes simplemente decirme que todos estamos en peligro y pedirme que utilice unas malditas monedas para protegerme de una maldita niebla negra que ni siquiera sé por qué es tan peligrosa!

-Crystal...-

-¡Crystal nada!- gritó nuevamente- ¡Yo no quiero que te pase nada! ¡No cuando tengo el estúpido presentimiento de que eres mi mate! ¡Y me sueltas estas cosas así, tan tranquilo!

-Crystal...-

-¡Déjame terminar Jaden!- chilló histérica- ¡Y digo estúpido porque nada es coherente cuando se trata de tí! ¡Porque no pude sentirme más feliz cuando me tiraste a una piscina! ¡Y eso es el doble de estúpido!- gritó soltando toda su frustración- Y ahora mismo siento que quiero caer, siento que quiero dejar de luchar por algo que es completamente estúpido- murmuró comenzando a sollozar.

-Ese sentimiento tuyo es tan estúpidamente estúpido, que es cierto- murmuró Jaden.

Crystal jadeó.

-Adelante, cae- comentó éste sosteniendo la mano de Crystal- El mundo se ve distinto desde el suelo, y te aseguro linda, que yo estaré contemplándolo a tu lado.