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-¿Cómo te sientes?- preguntó Gisela con suavidad.

¿Cómo iba a sentirse?

-¿Cómo te sentirías tú si alguien te tira a una piscina y ni siquiera sabes por qué?- preguntó en un murmuro- ¿Y encima pillas un resfriado?

¡Y ni se había disculpado!
Simplemente se marchó sin decir nada más.

Y no te dejes golpear de nuevo Crystal, me pone enfermo ver como te golpean.

Recordó Crystal, y una inevitable sonrisita apreció, iluminando completamente su rostro.
Y sus ojos.

-Quiero hacerte una pregunta, Crystal- comentó su madre suavemente- Y quiero que me digas la verdad.

Crystal suspiró cansada, pero asintió.

-¿Se meten contigo, pequeña? ¿Esto que ha sucedido con la piscina es un tipo de bullying nuevo?- preguntó suavemente.

-¡¿Qué?! ¡Claro que no, mamá!- chilló un poco histérica- ¡No ha sido por eso, lo juro!

-¿Cómo estás tan segura?- insistió su madre.

¿Qué como estaba tan segura?
¡Habría dicho que sí si hubiera sido el mismísimo director el que la hubiera lanzado! ¿Pero ese chico? ¡Claro que no!

-Una corazonada- murmuró avergonzada.

-¡Oh!- chilló su madre un tanto eufórica- ¿Un chico?- susurró goleando suavemente su hombro.

-¡Mamá!- chilló aún más avergonzada.

-¡Vale, vale!- chilló ésta riendo- Te dejaré por ahora para que descanses, pero de ésta no te libras- la acusó tiernamente- Buenas noches, cielo.

-Buenas noches, mamá- comentó sonriendo.

Mañana será un día muy largo.

Pensó Crystal suspirando.












Nada más entrar en el aula, los alumnos comenzaron a susurrar cosas.

Como si susurrar sirviera para algo.

-¿Ya se han enterado del pequeño incidente en la dichosa piscina?- preguntó Crystal con disgusto.

-Toda la maldita institución se ha enterado- comentó Abril un tanto risueña- ¡Hasta los de cuarto!

Crystal lloriqueó golpeando suavemente su cabeza contra la mesa.

-¿Qué le importa a esta gente lo que haya sucedido?- gruñó molesta- ¡Ahora dirán que soy una enchufada sí o sí!

-¡Es que fue genial!- chilló su amiga.

-Genial es tener un resfriado por su culpa- gruñó nuevamente- ¡Eso es genial, y ni siquiera sé quién es o por qué lo hizo!

-Se llama Jaden- comentó con desdén- Es un miembro independiente del consejo.

-¿Del consejo?- preguntó atónita- ¿Y qué es eso de independiente?

-Sí, del consejo- volvió a decir- Y es independiente porque a él le importa muy poco el consejo y la institución, y por ende, no hace caso para nada de lo tengan que decir esos ancianos de pacotilla.

-¿Y entonces por qué forma parte de esto?- preguntó Crystal con interés.

-Hace poco más de un mes iba a marcharse- comentó sonriendo- Todo el mundo sabía que el consejo se quedaba sin uno menos. Sin embargo, cambió de idea, y ahora suele aparecer más por aquí.

-Madre mía- susurró- ¿Y qué ten...- la profesora decidió iniciar la clase- Maldita sea, después hablamos- murmuró entre quejidos.

Abril no pudo evitar reír.










Las clases le parecieron una eternidad.
Sobre todo porque no podía satisfacer su curiosidad.

Cada vez que intentaba sacar el tema de conversación, el karma le impedía hablar de ello, y eso la frustraba de sobremanera.

-¿Y cómo se siente ser tirada a la piscina por un miembro del consejo?- preguntó una chica con bastante interés.

Un grupo de chicos, completamente desconocidos para ella, pero compañeros de clase, decidieron deliberadamente sentarse junto a ellas en la cafetería.

¿Y a tí que te importa?
Pensó Crystal un poco ofendida.

Por lo que a ella respecta, ahora se había vuelto una chica con la que conversar.

O, al menos, eso decían todos los que, movidos por su curiosidad, le preguntaban por su momento con el chico del consejo.

-¿Cómo se va a sentir?- gruñó Abril- Como si yo ahora decido tirarte a tí.

La chica decidió ignorar su comentario, y volver a preguntarle. Sin embargo, antes de que ella pudiera contestar, un chico le hizo otra pregunta.

Al parecer hoy no vamos a poder comer tranquilas.
Gruñó Crystal ensimismada en sus pensamientos.

-¿Cómo conoces a las personas?- preguntó el chico.

-¿Perdón?- preguntó Crystal desconcertada- ¿A qué te refieres?

-El aspecto físico- comentó el chico con obviedad- ¿Puedes conocerlo?

-Más o menos- murmuró incómoda- Puedo conocer un rostro a través del tacto, pero sólo como yo me lo imagino.

-Crystal- gruñó Abril- No tienes por qué contestar a esta panda de ignorantes que sólo te buscan por conveniencia.

-Más respeto- gruñó la chica que ya había preguntado previamente.

-¿Puedes conocerme a mi?- preguntó el chico un tanto feliz- ¡Sería super guay!

-La verdad es que para mi es muy personal- murmuró Crystal intentando dar por zanjada la conversación.

-Por favoooor- insistió nuevamente.
Crystal cedió, no muy convencida.

Cuando el chico se situó frente a ella, confirmó que había sido una muy mala idea.
Sin embargo, depositó sus manos suavemente en la cara del chico.

-Tienes una piel muy suave- murmuró Crystal, y el chico emitió una risita amistosa.

Continuó deslizando sus manos suavemente por su cara, formándose una imagen del chico.
Y podía decir que lo que llevaba hasta ahora le gustaba, era lindo.

Pero nunca terminaría de conocerlo.

Un gran rugido resonó por toda la cafetería, haciendo que ésta se quedara en completo silencio.

Crystal rápidamente quitó las manos del rostro del chico, casi por instinto.

-¿Qué está pasan...- Crystal no pudo terminar la frase cuando alguien ya la tenía cogida como a un bebé al cual arrullar contra el pecho.

Tuvo que entrelazar las piernas sobre la cadera de Jaden para no caerse, pero eso al chico no pareció importarle.

-¡Eh, bájame!- chilló Crystal- ¡Por favor!- Jaden la ignoró.

Su objetivo era llevársela fuera de la cafetería. Y así lo hizo, gruñéndole a todo y a todos.

-¡Por favor Jaden, bájame!- chilló nuevamente y éste gruñó frustrado.
Pero al final, acabó bajándola suavemente.

-Gracias- murmuró ésta sorprendida.

Jaden gruñó otra vez.

Cogió las manos de Crystal y las depositó en su cara, tal como ella había hecho hace unos segundos con aquel chico.

-¿Qué haces?- preguntó al borde del llanto, apartando las manos de su cara.

Sin embargo, Jaden volvió a colocarlas con desesperación.

-Por favor- murmuró éste, suplicando- No voy a hacerte daño, déjalas ahí un momento.

Crystal no insistió más, dejándolas ahí como él había pedido.

Conocía demasiado bien la locura de los hombres lobo como para saber que él estaba luchando contra el suyo en este momento.

-¿Qué te está haciendo perder el control?- murmuró suavemente- Puedo ayudarte.

-Celos, Crystal- gruñó- Estoy malditamente celoso.




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