Ya deja de beber– quitó la botella de alcohol de las manos del pelinegro.

Es mi manera de olvidar las cosas– le sonrió.

¿Qué cosas?– preguntó.

Todas– tomo la botella de las manos del rubio y le dio otro sorbo.

Quería olvidarse todo lo que tuviera que ver con el rubio, pero era técnicamente imposible, no podía hacerlo cuando vivían bajo el mismo techo.

¿Quién le rompió el corazón a mí menor?– preguntó divertido, si supiera quién era esa persona no estaría riendo ahora.

No creo que sigas riendo si te lo cuento– le miró serio por unos momentos pero después sonrió otra vez– Estoy bromeando.

Hace frío Kook– tembló un poco– vamos adentro– se levantó y sacudió sus vaqueros– Vamos, puedes enfermar– le tendió la mano, pero el otro solo miro hacia el frente.

Me quedaré aquí un rato más– bebió un poco más de aquella botella.

No te vas a matar cierto?– rio al ver la cara de su menor.

Si en verdad hubiera pensado sus palabras, si tan solo se hubiera quedado un poco más a hacerle compañía al pelinegro, hubiera podido entender que detrás de esa risa burlona, se encontraba un chico deprimido y realmente triste.

No lo hare– rio divertido.

Entra cuando haga frío está bien?– le miro sonriendo.

Claro Jimin-shi– le sonrió.

El rubio se marchó de aquel lugar y fue entonces que se permitió llorar.

¿Por qué no se quedó a consolarlo?

¿A hacerle compañía?

¿Por qué solo bromeaba con el estado de su amigo?

Tenía cientos de preguntas y solo una respuesta, pero era la respuesta indicada para todas ellas.

Porque ya no lo amaba.

Porque después de muchos rechazos finalmente se dió por vencido.

Cuando el pelinegro después de tres años finalmente acepto sus sentimientos, era demaciado tarde, pero aún así el rubio se puso feliz y comenzaron a salir.

Pero ya no había tal chispa por parte del rubio, ya no sentía lo mismo, los sentimientos de amor hacia su menor se apagaron con el tiempo.

Así que decidió terminar con el,  tres años de relación tirados por el caño.

Talvez fue su culpa.

Talvez debió aceptar sus sentimientos desde un principio.

El lo amaba, claro que lo amaba, desde el primer momento en que vio a aquel chico de mejillas un tanto regordetas y radiante sonrisa se enamoro profundamente de el.

Pero tenía miedo.

Demaciado miedo a decir verdad.

No podía tener a un hombre como pareja, así fue criado, así que le costó tres años arreglar todos esos pensamientos confusos y finalmente tomar la decisión de que era completamente normal, era normal amar.

Pero fue tarde, sabía que ya no le gustaba a su hyung, así que cuando comenzaron a salir pensó que con el tiempo lo volvería a amar, pero no fue así.

Simplemente el amor del rubio hacia el desaparecio por completo.