14
Hablemos– tomo la mano del peligris, pero este la aparto bruscamente.
Suéltame– le miro con rabia– no quiero que me vuelvas a tocar.
¿Por qué estás tan enojado eh?– su ceño estaba notablemente fruncido.
¿Por qué?– preguntó irónico– Están saliendo, y no me lo contaron.
¿Se supone que deberíamos contartelo?– bufó y cruzó sus brazos por sobre su pecho.
Se supone que lo deberían haber hecho– le miro y sollozó un poco, las lágrimas comenzaban a salir– Se supone que deberían habermelo dicho antes de encontrarlos teniendo sexo en la que era nuestra cama– cubrió su cara con sus manos y sollozo aún más.
Lo siento– le miro triste– pero tenemos derecho de hacer nuestra vida, tu también tienes el derecho, nosotros ya terminamos Jungkook– se acercó a él, pero el peligris nego con la cabeza, no lo quería cerca.
Eres un traidor, tú y Taehyung lo son– limpió las lágrimas de sus mejillas– ¿Lo hicieron cuando tú y yo aún estábamos juntos?– preguntó.
No claro que no Jungkook– nego repetidamente, su rostro estaba completamente sereno.
¿Y cómo puedo creerte?– sorbio sus mocos y limpió nuevamente sus lágrimas– ¡¡¡Dímelo, que me asegura que me dices la verdad!!!– gritó aún llorando.
Porque te amaba!!!– gritó también– te amaba tanto que jamás pensé en otra persona que no fueras tú.
El peligris lloró, se descargo completamente, espero que el pelicastaño le brindará un abrazo, que le diera palabras de apoyo, que le pidiera perdón, pero no sucedió, no recibió nada de eso por parte del pelicastaño, fueron minutos en los que lloró completamente y no se le acercó para nada el contrario, limpió sus lágrimas y finalmente lo entendió.
Ya no tengo nada que hacer aquí– le miro con sus ojos tristes, aquellos grandes ojos con orbes profundos ahorita estaban completamente rojos.
¿A dónde vas?– le preguntó.
No creo que te importe– tomo el abrigo que reposaba en el sofá de la sala y se lo coloco.
Le tengo que decir a los demás miembros, es muy tarde Jungkook– se acercó a él y le miro con el ceño fruncido.
Le avisaré a Jin hyung entonces– se colocó la bufanda que yacía colgada en el perchero y tomo sus llaves.
¿Y si alguien te reconoce?– preguntó.
¿Eso es lo único que te importa ahora?– le miro frustrado.
No claro que no– nego y se acercó aún más.
Quiero que te alejes de mi– lo miro triste y se marchó.
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