• [024] •
— Lo siento—dijo el chico cuando estuvieron solos—No quise golpearte...
— No debes explicármelo.
— Acabo de golpearte, ¿Cómo dices eso? —se acercó a Kannie tomando su rostro entre sus manos acariciando sus mejillas—Lo siento, lo siento—no le gustaba el color rojo que tomaba el lado derecho de su rostro.
Kannie miró en silencio aquella reacción de su esposo. No estaba molesta con él, pero si sorprendida de que haya sido capaz de eso, sin saber que decir simplemente suspiró abrazándolo con fuerza. JungKook algo extrañado correspondió rodeándola con sus brazos.
— Sigo pensando que un toque de queda salvará más vidas—susurró. Kook tardó unos minutos en entender a qué se refería— ¿También quieres asesinarlas? —levantó su mirada—Ellas son como yo.
— Pero están haciendo actos graves, han muerto personas...
— Tal vez pueda hacerlas cambiar de opinión—susurró. A pesar de estar a solas en la habitación hablaban en voz baja—Quería decirte eso, pero Jimin...
— Sus emociones hablaron por él—suspiró—Lo sé, pero debes calmarte, es muy sencillo hacerte enojar, Kannie.
— ¿Es difícil ser mi esposo? —usó sus palabras. El chico sonrió de lado soltándola—JungKook yo...lo siento—él supo la razón—Siento lo mismo que tú, pero no puedo decirlo con...esa facilidad.
Él sonrió un poco más besando su frente.
— Con saber que sientes lo mismo me basta—asintió. Quiso pasar a su lado, pero ésta lo detuvo— ¿Qué sucede?
Kannie se avergonzó por lo que iba a preguntar, pero era mejor comenzar a dejar de ser impulsiva. Debía controlarse.
— ¿Puedo...besarte?
JungKook frunció el ceño.
— ¿Por qué mi esposa me pediría permiso para...? —abrió sus ojos como platos y eso le pareció tierno— ¿Min Kannie me pide permiso para algo? Debería grabar este momento.
—No te pases, querido—bromeó ella colocándose de puntitas para llegar a sus labios, el beso fue muy dulce y suave, Kannie acarició sus mejillas mientras él abrazaba su cintura. Por primera vez hubo pequeñas sonrisas entre los besos, cualquiera diría que una pareja siendo empalagosa, pero viniendo de esos dos era una imagen tierna. Kannie no era tierna, pero podía serlo por su lindo Kookie, ¿Cómo le decía de niña?
Su conejito.
Los labios de ambos danzaban al mismo ritmo, una danza que sólo ellos conocían por supuesto, JungKook tomó el atrevimiento de rozar la piel de ella debajo de su blusa.
—Odio esta jodida maldición—susurró entre sus labios escuchando una risita divertida de ella.
— Puedes tocar, pero no probar—mordió su labio inferior con suavidad. El chico la cargó recostándola en la cama besando de nuevo sus labios, Kannie por primera vez en su vida se limitó a ser sumisa ante su alfa, JungKook disfrutó poder tocarla y acariciarla sin temor a que ella lo golpeara. Quitó su blusa dejando un camino de besos desde su cuello hasta su abdomen.
Kannie cerró sus ojos con el corazón latiendo rápido, su esposo comenzó a morderla con suavidad dejando unas ligeras marcas en su piel que le hicieron jadear, el olor masculino de JungKook le pareció más adictivo y embriagante, las hormonas estaban haciendo efecto, los sentidos se despertaban facilitándoles escuchar los latidos del otro. Las manos femeninas le quitaron aquel suéter y luego su camisa, Kannie cambió de posición acariciando el torso de su esposo, besó su piel suave sintiendo un cosquilleo en su cuerpo. Besar a JungKook era lo mejor para ella.
Le parecía que cada vez que se besaban era mejor que la vez anterior.
— Debemos parar—susurró agitada cuando él volvió a tener el control quedando sobre su cuerpo.
— Sólo un poco más, por favor—pidió acariciando una de sus piernas. Kannie jadeó conduciendo sus manos por su cuerpo, JungKook entrelazó sus dedos con los de ella colocándolos a ambos lados de su cabeza, besó su boca abriéndose paso con su boca moviendo su cintura sobre ella, ambas partes íntimas (protegidas por los pantalones) se rozaban tensando el cuerpo de ambos. La imaginación se apoderó de ellos.
Kannie quería que su esposo le hiciera el amor por primera vez y JungKook quería escuchar gemir su nombre en labios de su esposa.
Aunque él podía aprovecharse de la situación no lo haría, él siempre la respetaría, el recuerdo de la bofetada que le dio frente a su padre y el señor Jung fue lo que congeló la pasión del momento. JungKook besó las mejillas de la chica causándole ternura de repente, demasiadas emociones eran las que provocaba ese hombre. Además, Kook no era estúpido, si seguía moviéndose así terminaría acabando en su propio pantalón.
— Lo siento mucho—la miró fijamente. Ella se veía terriblemente adorable con sus mejillas rojas, sus labios hinchados y esa melena despeinada—No volveré a golpearte, pero...por favor, ayúdame cuando alguien más esté presente, no quiero que me obliguen a lastimarte.
Kannie sabía lo difícil que era para ella no meterse en problemas, sobre todo cuando pensaba distinto.
— Lo intentaré.
— Gracias.
— Quiero pedirte algo.
— Claro.
— Quiero ver a esas amigas de Youra, convencerlas de que esto está mal—miró los ojos de su esposo—Debe haber una forma de detener esto.
[...]
YuQi veía con fascinación como el pelinegro cenaba, le había preparado algo para darles fuerzas por sus golpes. YoonGi se sentía incómodo por esa atención, pero no podía ser grosero con ella después de lo que hizo.
El chico le había avisado a su madre que iría mañana a casa, pero no explicó dónde estaría.
— No has ido más a clase—comentó una YuQi pensativa. Se encontraba de brazos cruzados en la mesa mirándolo con dulzura.
— Estoy ocupado.
— Dejando que ese idiota te golpee.
— Hoseok no es malo—defendió.
— Tú no eres malo—el chico bajó la mirada. Tenía una camisa negra cubriéndolo—Tu familia no lo es, tu padre tampoco a pesar de haberles mentido sobre tu hermana...
— ¿Por qué vives sola? —quiso saber.
— Las mujeres como yo preferimos estar solas—se encogió de hombros. La casa era de un sólo piso, era sencilla en todos los aspectos, pero a YoonGi le gustaba, se sentía acogedora—En luna llena somos irreconocibles, creo que hasta podría cortarte la garganta con mis dientes en segundos.
El chico dejó de comer en el acto. ¿Eso era una amenaza o era un dato?
— Eres muy agradable—usó el sarcasmo.
— Tú eres muy dulce—usó el mismo tono sacándole una sonrisa amarga. YuQi sonrió satisfecha por ello—Me he acostumbrado a vivir sola, es todo.
— Eres muy joven para estar sola.
— Mi padre falleció hace dos años—explicó—Sé que una de ellas lo asesinó.
YoonGi frunció el ceño.
— Pero...
— Mi madre era una mujer lobo—contó—Soy casi familia de tu familia paterna, la verdad es que hay tantas mujeres como tu hermana por los años que tiene la maldición.
— ¿Puedes contarme un poco de esa maldición? —pidió— ¿Cómo existió?
— Mmm...mi madre me lo contó cuando era niña, dijo que fue por un corazón roto de la primera mujer lobo—comenzó—La primera de nuestra especie tenía un padre que era brujo y una madre tan humana como la tuya.
YoonGi asintió escuchando atentamente. Le interesaba ese tema porque tal vez podría encontrar la forma de solucionarlo.
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